domingo, 3 de julio de 2022

Raimon- Jo vinc d'un silenci

 


Todos los pueblos celtibéricos, incluidos los insulares, venimos de ese silencio que canta Raimon. Por eso seguramente las mejores soluciones para sanar la realidad que nos aflige, sean locales, municipales y cooperativas en plan federal, no dependientes directamente del Estado. Los ejemplos de Marinaleda o de los muncipios catalanes regidos por las CUP, o por IU y los Verdes, Compromís y MásPaís, pueden ayudar mucho a desarrollar soluciones en los temas de atención estatal a los problemas concretos. 

En los pueblos y ciudades pequeñas la corrupción es más difícil de esconderse y camuflarse, es mucho más accesible la participación en comunidad que en inaccesible institución , los problemas de uno son los de todos. Y si hay que cambiar algo que no funciona es mucho más fácil descubrirlo, estudiarlo y resolverlo. Las "soluciones" macroestatales son más bien "disoluciones", porque se toman en abstracto, sin tocar la realidad ni pisar el suelo que se pretende reformar o modificar. Ese era el mensaje del 15M, no una pataleta protestona, sino un proyecto de federalidad municipalista, de renovación gestora para todo lo que atañe al bien común y a la sanación del cuerpo social del mismo estado que nunca será posible desde el exterior de ese cuerpo, tratado por "médicos", "expertos" y "especialistas" teóricos a años luz de la  realidad de quienes sufren directamente los efectos de tratamientos ajenos a sus problemas de salud cívica, personal y colectiva. 

Un ejemplo actualísimo: Este año en València para muchos contribuyentes precarios el pago del IBI, impuesto municipal por la vivienda propia, se ha hecho imposible para las economías más castigadas, como son los pensionistas de mínimos no contributivos, que dada la carestía en constante subida de precios de la energía y de la compra diaria no permiten pagar el impuesto municipal. El Ayuntamiento lo ha comprendido y ha establecido un régimen tributario libre para quienes no pueden pagar el IBI en un solo cobro, de modo que se puede pagar  tanto en tres plazos, como en aportaciones distintas, según lo que cada contribuyente pueda y cuando pueda. Tienen todo un año para hacerlo, directamente en el Ayuntamiento, a golpe de cinco euros, o de diez o de lo que se pueda, pero que nadie se quede sin comer por pagar ese impuesto de golpe. 

Estas soluciones humanas y solidarias son posibles porque hay contacto personal, directo entre gestores y ciudadanía afectada, hay donde recurrir y los oprimidos económicamente pueden ser escuchados y atendidos, directamente, llamados por su nombre no por números y expedientes,  sin certificados, ni trámites ni zarandajas, basta con el DNI y la disposición de querer contribuir y no poder hacerlo como se ha hecho desde siempre. En un nivel máquina de Estado con mando a distancia, completamente deshumanizado, esas soluciones fáciles para problemas difíciles nunca serían posibles. Claro, en València el Ayuntamiento lo gobierna Compromís con apoyo del Psoe y UP, el Pacto del Botànic. ¿Estaría pasando esto mismo si lo gestionase el PP con C's y Vox? Seguro que no. 

Desde luego, en los pueblos y  pequeñas ciudades es mucho más difícil que la corrupción se haga el ama, de las instituciones locales, más que nada por dos razones: 1) tod@s saben todo de tod@s y es prácticamente imposible ocultar un basurero personal sin que se apeste a los demás y el hedor se haga insoportable y 2) el trato directo diario y constante refuerza los lazos y da estabilidad a la convivencia, facilita la mediación en los conflictos,con más o menos feeling, pero con esa particular ternura natural de admitir y comprender a cada uno con sus cosas, 'bueno, ya se sabe como es fulanit@,  pero está enferm@, o se está separando, ha perdido a sus padres en poco tiempo, o le ha ido fatal la cosecha y hay que echarle una mano, que eso nos puede pasar a cualquiera'. Y el ayuntamiento lo sabe. Y el médico de familia, también. Y la parroquia también, y el veterinario y en la Caja de Ahorros de la Plaza, en la tienda de La Tía Ventura, también, por eso le fían lo que fulanit@ no puede pagarle y entre todos le regalan lo que pueden. Y esa riqueza se ha ido quedando vacía. Ha perdido a sus Alonsos Quijano, a sus Sanchos Panza, a sus Aldonzas/Dulcineas. Hay que recuperarl@s ya mismo, actualizad@s y en versión siglo XXI, por supuesto! como sucede en  Marinaleda, por ejemplo, ya convertida en un paradigma de futuro sostenible...Para descubrir que en esos municipios no hay gigantes que atacan en plan OTAN, sino molinos de viento y placas fotovoltaicas cambiando el mundo a mucho mejor.

Por ahí va el cambio. Por abandonar los efectos Larra, Orwell, Huxley o  Kafka y recuperar la humanidad que somos. 

Los poderes estatales tendrán que asumir lo antes posible y si no quieren petar autoconsumidos, ese recorte de poderío en masa como los churros, para comenzar con la práctica de un servicio público personalizado y atento mucho más a las personas que a los presupuestos, porque, causalmente, sin personas no hay nada que presupuestar. Todo es desguace per se, incompatible con la misma vida. 

Ya es hora de comprender de una vez por todas que sin células humanas no puede seguir en pie el cuerpo social de los estados. Y eso no hay OTAN que lo arregle. Más pésimamente mal, todo lo contrario...Ains!

Seguramente ya es hora de que el silencio de las bases sociales se convierta en las voces de un coro federal, universal, en un orfeón globalizado y fraterno, en el que la justicia distributiva, la igualdad en derechos y deberes, la libertad sana y cooperativa del amor auténtico, escriban y canten cada día la mejor partitura posible e imaginable, desde la modestia, la verdad y el cariño. El testimonio sinfónico e infalible del "Si se quiere, se puede". No olvidemos esta ecuación: Ecomomía-Humanidad=Finiquito asegurado de la especie.

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