domingo, 17 de julio de 2022

Mucho que cambiar y mucho que regenerar.

RELIGIÓN DIGITAL

Don Floriano Pellegrini explica las verdaderas razones de la muerte del papa Luciani 

Mi relación con Albino Luciani fue singular, en algunos aspectos única. Directa e indirecta, habiéndolo encontrado algunas veces a él y durante años y años a sus compañeros de seminario - entre los que debo mencionar: el P. Ernesto Ampezzan, mons. Sesto Da Pra, mons. Guglielmo Sagui, mons. Giovanni Maria Longiarù, mons. Giuseppe De Cassan - y, en los últimos años de su vida, su hermano Eduardo (1917-2008).  

Conocí a Albino Luciani por primera vez hace exactamente 55 años, tal día como hoy, 14 de julio; entonces era el día de mi undécimo cumpleaños. Había estado unos días en Caprile, en la casa de verano del seminario, para verificar el deseo de entrar en el seminario (que hice tres años después). Mi párroco, don Ernesto Ampezzan, que tenía solo 56 años y me parecía un anciano, vino a buscarme a Caprile y me llevó a Zoldo en autostop, en un camión. 

Paramos en Pecol donde, como huésped en una casa particular, el obispo Luciani pasaba unos días de descanso (eran los días en los que vivía el drama del cisma, provocado por él, aunque involuntariamente, de Montaner). Recuerdo su amabilidad en el trato y su menuda complexión, adelgazada aún más por una amplia y pobre sotana, como, en aquellos años, la de cualquier sacerdote de montaña o de campo. ¡El hacerme sacerdote, años después, encontró entonces su primer protector! No nos perdimos de vista, aunque anduvimos en la vida por caminos diferentes.

A mí me desagradaba, pues, y mucho más, que don Albino no fuera amado por los sacerdotes, como me parecía que lo merecía. No, aparte de las proformas en las que somos tan buenos a veces como sacerdotes, fue objeto de burla y de befa. Mi paisano mons. Pietro Rizzardini dijo de él: "Los hombres quieren hacerlo avanzar, pero Dios no"; el director de teología (mons. Nilo Tiezza) lo llamaba irónicamente: "El hijo de la Bórtola"; el ilustre historiador agordino (y, por tanto, paisano suyo) don Ferdinando Tamis hablaba mal de él. Se burlaban por su voz débil y todavía recuerdo a ciertos superiores (vivos) que se reían de él: "Cuando canta el Ave maris Stella, parece decir: Ave maris stalla". 

Nunca, en cinco años de teología, se nos ha presentado, para nuestros estudios, no digo un libro, ni siquiera un artículo de Luciani, como si nada de los escritos de un futuro Papa pudiera beneficiarnos a nosotros los futuros sacerdotes. Cuando, en enero de 1975, murió mons. Angelo Santin (que lo había querido como vicerrector), se tiraron a la basura cajas enteras de sus libros, incluidos los que, con afecto filial, don Albino le había enviado (recogí algunos, que aprecio). Pero luego, en septiembre de 1978, cuando fue elegido Papa, se cambió de actitud, por orden del obispo diocesano Gioacchino Muccin, que dijo más o menos así: "Aunque conozcas algo menos hermoso, ahora debes callar".

Elegido Papa, Luciani ni siquiera en el Vaticano encontró un ambiente favorable. Además, incluso antes, sabía bien de las inmundicias que se escondían, incluso allí, bajo el disfraz de la santidad y la nobleza. Precisamente en aquellos días Mino Pecorelli publicó una lista de adscritos a la logia masónica P2 y terminó asesinado; entre los miembros (y sabemos que unirse a la masonería implica la excomunión) había varios altos prelados, incluidos dos secretarios de Estado del Vaticano, el cardenal francés Jean Villot y el piacentino (por lo demás, excelente) Agostino Casaroli, amigo del obispo Maffeo Ducoli, que sucedió a Muccin. 

Le sucedería, después de Pietro Brollo, aquel Vincenzo Savio que actuaba como auxiliar del obispo de Livorno, Alberto Ablondi, que también aparece en la lista de Pecorelli. La atención pública, entonces, se había dado cuenta de inmediato, de la relación conflictiva entre Luciani y el arzobispo Marcinkus, jefe del poderoso banco vaticano del IOR (Instituto para Obras de Religión), que algún año antes había negado a Luciani un préstamo, que necesitaba, invitándole a darse una vuelta por Roma, pues hacía un día estupendo.  

Sin embargo, creo que hay que añadir otro elemento, para (al menos, tratar de) entender qué pudo pasar realmente cuando el Papa Luciani murió, en completa soledad y en medio de la noche, es decir, como dice Wikipedia, "presuntamente entre las 11 de la noche del 28 de septiembre de 1978 y las 5 de la mañana del 29». De este elemento, aun hipotético, yo escribí hace unos años a quien tenía que tenerlo en cuenta y no me resulta que lo haya hecho. 

Al presentar mi pregunta, no quiero entrar públicamente en detalles; sólo digo: "No es casualidad que, subiendo cierta escalera interior, que conduce a la planta y al apartamento de los secretarios (aparte de dejar bajar a un colaborador directo), el Papa Luciani no había intuido la existencia de hechos de homosexualidad sobre los que hubiera sido absolutamente "necesario" echar un manto de silencio?». ¿Qué diría mons. John Magee a esta pregunta mía, si se le hiciere?

La versión de la muerte natural ("quizás por un infarto de miocardio"), en las intenciones del entorno del Papa, tenía que ser difundida como un dogma indiscutible, como la frase categórica de hoy: "Lo dice la ciencia". La actitud condescendiente de los familiares fue, en este sentido, de decisiva importancia ante la opinión pública, para amortiguar las primeras voces insistentes y discordantes; que, sin embargo, nunca han cesado, dado que el colegio cardenalicio se negó a proceder a la autopsia "por no estar previsto en el protocolo", es decir, en homenaje a una justificación tan exclusivamente formal como para dar rienda suelta a la sensación de que algo se quería ocultar.

Todavía treinta años después (septiembre de 2008), mons. Magee, viéndose obligado a romper el silencio sobre los hechos de septiembre de 1978, atribuyó "la muerte al agotamiento provocado por el estrés del período inicial que siguió a su elección". En esta ocasión añadió al semanario italiano «Diva e Donna», que le entrevistaba, que sabía que «había sido acusado de haber envenenado al Papa» y que, por esto, «había sido investigado por la Interpol». 

La tesis del colapso por fatiga fue apoyada por mons. Fortunato Zalivani (quien contó que poco tiempo antes, al pasar por su parroquia de Ponte nelle Alpi, le había pedido poder reposar las piernas y vio que estaban negruzcas, por la mala circulación); también apoyó la tesis mons. Longiarù, que solía repetir: "Luciani estaba acostumbrado a conducir una góndola, no un transatlántico". Otros, entre sus compañeros y conocidos, no se pronunciaron.

Sin embargo, la página de Wikipedia todavía se ve obligada (actualizada a 24 de junio de 2022) a tomar nota de lo siguiente: «Pocos meses después [septiembre de 1978] comenzaron a circular algunas hipótesis alternativas sobre su muerte. Causó sensación la teoría desarrollada por el periodista de investigación británico David Yallop seis años después, en el best-seller  En el nombre de Dios , en el que el autor plantea la hipótesis de un asesinato con trasfondo político por parte de unos cardenales que se oponían a los planes de reforma programados por el Papa Luciani (en particular, la del IOR - Instituto para Obras de Religión - entonces dirigido por Paul Marcinkus).

Las declaraciones del arrepentido de Cosa Nostra Vincenzo Calcara alimentaron posteriormente esta tesis, aunque hasta la fecha carece de pruebas objetivas. La teoría de Yallop ha sido rechazada por varios autores». El autor de este texto en Wikipedia revela una decidida voluntad de cerrar la cuestión, calificándola de infundada, lo que sin embargo no corresponde a la verdad.

En 2006, el tema fue tratado incluso por la RAI, es decir, por la televisión estatal italiana, dentro de un perfil biográfico de Juan Pablo I. El Vaticano expresó su decepción, en una entrevista del Secretario de Estado, card. Tarcisio Bertone, en el diario católico italiano «Avvenire» del 26 de octubre. Bertone "acusó [a la RAI] de parcialidad en la forma en que se presentaban la Curia romana y las hipótesis sobre la muerte de Luciani", diciendo: "Entiendo que en toda buena película siempre se debe contrastar la figura del bueno con la del malo y de los malos, […] y lamentablemente esta ficción tampoco ha escapado a esta ley no escrita. Y así entre los malos encontramos al inevitable arzobispo Paul Marcinkus, varios cardenales y un poco toda la Curia». Somos muy conscientes, sin embargo, del escaso valor que tienen las palabras de Bertone.

Siento reabrir la cuestión de las verdaderas causas de la muerte del Papa Luciani, pero creo que tengo una deuda de gratitud y de afecto con él, lo que implica para mí un deber de valentía. Me asombra, repito, que después de años de burlarse de su persona, cuando estaba vivo, cuando estaba muerto se convirtió en ese héroe de humildad y santidad que muy pocos vieron antes. Sí, más vale tarde que nunca; pero ¿hay que esperar cincuenta años después de su muerte para reconocer el valor de una persona? ¿No será, por casualidad, que ahora su imagen y su personalidad pueden servir o interesar a alguien? ¡Pobre Luciani, antes ignorado por oportunismo, ahora valorado por oportunismo! ¡Y la verdad sobre él, la verdad de él, sobre su bondad de espíritu, sobre su sufrimiento, sobre su marginación, sobre su muerte, no se quiere aún que se sepa¡

En mi opinión, nos dejó esta gran lección de vida: «¡Si quieres hacer el bien, hazlo y sé feliz! Amar y sentirse amados por Dios, sin esperar nada de los hombres. Tu alegría estará en el abrazo eterno de Dios». El resto son apariencias, compromisos, mezquindades, tal vez incluso criminalidad.

En resumen, ¿Luciani será inscrito entre los santos comunes o entre los santos mártires? Si por mí fuera, en todo caso lo inscribiría entre los mártires. ¡Y solo Dios conoce la verdad última! Y mons. Magee.

 

      Juan Pablo I


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Comentario del blog:

Desde Religión Digital llega este testimonio. La Historia habla por sí misma. ¿Se podría identificar Jesús de Nazaret con una iglesia semejante, si de repente apareciese por aquí? ¿Alguien se lo imagina como fundador de algo así? 

Una pregunta surge sola: si este sacerdote conocía todo esto desde 1978, ¿por qué lo cuenta ahora y se calló entonces? ¿Qué habría hecho y dicho Jesús en su lugar, ser cómplice y callar obedeciendo una aberración homicida de las jerarquías o salirse de esa iglesia, que se ha comportado como la prostituta del Apocalipsis? 

¿Existiría algo así, si los seres humanos descubriesen en al fondo común de alma y conciencia la luz y la energía creadora del todo divino que Somos e ignoramos, justo porque las zancadillas de poderes religiosos basados más que en la prudencia y la honestidad, en el miedo, la miseria moral, los intereses corruptos y sectarios y la ignorancia de los secuestradores de la verdad bienaventurada, les/nos han impedido durante milenios descubrir la esencia divina y humana que Jesús vino a explicar y a demostrar en la práctica del día a día con su propio ejemplo? 

Cantemos con Fabrizio Moro: Pensa! Pensate. Pensiemo tutti e tutte...Que para algo hemos recibido de la herencia  infinita el don de poder pensar en vez de pastar y balar como ganado sempiterno de ovejas y cabras. Es lo que tiene tomarse las parábolas de Jesús al pie de la letra y no entenderlas para poder aplicarlas, e incluso condenar como herético "gnosticismo" el don divino de la gnosis, el propio conocimiento experimentable de lo infinito y de lo amoroso que nos sostiene y nos hace posibles, sin discriminaciones de "castas" y de ese modo impedir la evolución de la propia especie considerándola hasta un pecado al margen de la voluntad divina, que ellos, por supuesto, creen controlar en todo, como si los más ignorantes, autoendiosados y bloqueados fuesen los "representantes" únicos de un 'dios' que no necesita intermediarios porque vive en lo más hondo de cada ser vivo y para más inri, con autoconsciencia exploradora y cooperativa, que a causa de ellos y sus dogmatismos inasumibles desde el Espíritu, ya ni buscan ni encuentran quienes vegetan enredados en esas ataduras  dogmáticas, disparatadas y en básica contradicción con lo mismo que predican. "La verdad os hará libres", como Jesús nos dejó bien claro, no va con el sistema eclesiástico. Es un hecho inocultable.

Esa iglesia tal y como disfunciona es un oxímoron, no tiene sentido evangélico, para permanecer al mando y domesticación de un establo, un gallinero y un corral, tiene que impedir la propia obra de ese Espíritu Santo liberador que tanto predica en los sermones y,  por lo que demuestra en su propio ensimismamiento, tan poco experimenta ni conoce, porque el propio "dios" del que tanto habla en realidad, para ella es un hereje incomprensible como Jesús lo fue para el judaísmo que le crucificó y Buda para los jerarcas que le envenenaron, igual que a Albino Luciani. Evidentemente no es lo mismo "saber" que "conocer". Yo que existe el Himalaya y donde está situado, pero no lo conozco nada más que por relatos, películas, fotos y mapas, jamás lo he pisado ni visitado ni experimentado su aire, su aroma, sus paisajes, su luz, su temperatura, su forma de vida, ni el contacto con su gente. Pues lo mismo pasa con la vida consciente en el  Espíritu. Que no se trata de  saberes teóricos sino de conocimiento experimental. Dicen que el teólogo más puntero de la historia, el que formuló las cinco vías para demostrar al mundo la existencia de Dios, Tomás de Aquino, cuando descubrió lo que en realidad era lo inasequible a la cháchara teológica, desde su lecho de muerte pedía a sus compañeros de religión que quemasen sus escritos, porque solo había escrito tonterías. Por ahí va la cosa.

 Que la humildad y la decencia de  Albino Luciani diese lugar a burlas y sarcasmos porque -como relata el cronista- era de baja estatura y su voz no tronaba en los discursos,y se sentía horrorizado por lo que iba descubriendo,  ya retrata la superficialidad y la vacuidad de sus detractores, como la cobardía y mezquindad de quienes no le apoyaron y se hicieron los locos con su más que sospechoso final, hasta el punto de que ni siquiera permitieron la autopsia legal, legítima y obligatoria en todos los países medianamente civilizados, ¡excepto en el Vaticano! que es ya una marcianidad jurídica en el planeta Tierra, por cierto, una reacción nada evangélica ni cristiana de verdad y nada lógica si ya se tiene claro que esa iglesia es santa per se y jamás sería capaz de asesinar a nadie que además es su propio papa y que someterse a la ley dando a Dios lo  que es de Dios y al César lo que es del César es una conducta evangélica totalmente...

En fin, que lavar los trapos sucios y reconocer las miserias son dos pasos imprescindibles para que se haga la luz en las tinieblas vaticanas. Y que una vez dados esos pasos, el religionismo sepa decir adiós a la humanidad por primera vez en la historia, y disolverse por amor y respeto a la misma familia humana que ha estado manipulando desde el año 313 de esta Era, que llaman cristiana no se sabe por qué.

Jesús lo dejó muy claro explicando la íntima relación que hay entre los sepulcros blanqueados y los ciegos guiando a ciegos -para que no haya forma de ver ni distinguir entre lo que hay, no hay ni puede haber en semejante plan-. Y así el que vea , comprenda y lo diga, sea el hereje, el traidor, el Judas, "el malo" de la película, claro. Es evidente: lo peor no es que el mal exista sino que se convierta en "santa normalidad" y en silencios vicarios que solo se explican tras 44 añazos de distancia y "santos manejos" ad hoc, sin que nada cambie, ni se asuman responsabilidades personales y compartidas ni desaparezca la carroña ni  se regenere de verdad y de una vez el pudridero. Seguro que si eso sucediera hasta mejoraría la debacle planetaria que nos consume como especie.  Todo está relacionado y conectado en el wifi divino del infinito.

Ains!! 


        

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