Resulta que la mafia es una pandemia universal, y no es cosa de Sicilia ni de Nápoles, ni de Chicago años veinte del pasado siglo, ni del narcotráfico, ojalá la cosa fuese tan fácil de localizar. El germen de la mafia está desde siempre en las personas y colectivos deshumanizados, comercializados, politizados y hasta convertidos en instituciones, es la podredumbre de la sustancia psicoemocional estancada en nuestra humanidad que cada un@ de nosotr@s decide si quiere o no despertar o manipular. Precisamente Fabrizio Moro dedica esta canción a esa parte idiotizada del inconsciente prehumano e invita a aplicar la solución: Pensa. Y cuando pienses en limpio y fraternidad sin juicios, descubrirás que ya no hacen falta pistolas ni balas ni mafias ni poderes podridos para que lo mejor ti mism@ sea la verdadera revelación que necesitas tanto tú como el mundo en que caminas, en el que tod@s caminamos porque, de momento aquí no hay otro...La misma iniciativa se puede aplicar a la OTAN: Piensa, OTAN, simplemente piensa. Antes de juzgar, de condenar, de disparar y de matar: pieeeensa. Antes de invertir billones de dólares y de euros en destruir a esa parte de la humanidad que es tu hermana desconocida, aplastada y marginada por tus complejos de superioridad, ciega de soberbia y de crueldad, absorta en ese modus moriendi que solo da el dinero y no la conciencia, ni el alma, ni la verdadera inteligencia. Piensa, OTAN y para; y a continuación, cambia y actúa en consecuencia. Sólo así harás/haremos que el Apocalipsis se quede solo en un relato-advertencia de lo que pudo haber sido y, que por amor y bien común, no quisimos ni permitimos que fuese.
Mientras hay vida hay esperanza, sólo que el tiempo es una energía mecánica que no lo sabe ni lo entiende, el tiempo no es sensible a la empatía ni a la compasión, y mucho menos, al amor. Por eso no juegues con un fuego y una pólvora que no puedes controlar, aunque tus gerifaltes crean que sí, porque eres la OTAN, olvidan que en el Universo nuestro planeta es apenas una mota de polvo cósmico y su habitantes ni se ven, son como virus y bacterias, ojalá solo fuese cuestión de tamaño. Por esa razón, no debemos dejar para mañana lo que es urgente arreglar hoy, o sea, YA MISMO. Como el Covid, podemos matar mucho, pero no por eso dejaremos de ser virus suicidas, que ya es el colmo de la tontuna, de modo que cualquier agujero negro o cambio de energía en el Cosmos, puede deshacer tanto la Tierra como a sus habitantes para siempre, si no conseguimos vida a vida, como oportunidad trascendente, ascender en espíritu, la transmutación consciente entre materia que caduca y energía sin límites, como lo es la luz intelectiva, sensible e intuitiva, compartida e irradiada, más que luz de imposible propiedad privada, una energía sana, limpia y renovable en todos los sentidos, -la eternidad, obviamente-, imposible para especular ni exhibirnos con mucho glamour pero sin entendederas ni profundidad, y hacernos los amos víricamente de todo lo que se pueda pillar, aun sabiendo que todo dura poquísimo y que, ante todo, en este estado somos frágiles y mortales aunque no se quiera reconocer; este estado de conciencia actual de la especie solo da para lo que hay, algo que si sigue como va, acabará con la especie misma, no estamos dejando margen para cosas mejores. Es lo que hay en demasiada abundancia. Despertar es ya una necesidad de UCI.
Aceptemos la invitación de Fabrizio Moro y todas las sugerencias sanas que nos ayuden a superar nuestro propio infierno terráqueo en plan self service. Ah, y no esperemos que ningún Dios haga en nuestro lugar lo que nosotr@s debemos hacer para que sea posible nuestra propia evolución individual y colectiva. ¿Acaso por mucho que nos quieran nuestros padres y maestr@s si no aprendemos cada un@ de nostr@s a andar, a hablar, a comer, a leer y escribir, a ducharnos, a estudiar, a cultivar la tierra, a cocinar y a manejarnos por nosotr@s mism@s, podríamos vivir si ellos hiciesen todo eso "milagrosamente" por nosotros? Pues es lo mismo. Seguramente es a lo que Jesús se refería cuando explicó la parábola del buen samaritano. Es posible que el sacerdote que no se paró a socorrer al herido en el camino, lo hizo porque pensó que ese hombre estaba tirado y hecho polvo por "voluntad de Yavéh" y él no tenía ninguna obligación de socorrer a un desconocido que a saber lo que habría hecho para merecer ese castigo del Altísimo. Pero entonces llegó el samaritano, el marginado, el gitanillo, el quinqui, y va y se para y lo recoge, y lo lleva a una posada del camino y le paga la estancia con el dinero que lleva encima para su propio viaje, para que le atiendan y le cuiden. La cosa va por ahí. Por no encalomarle a "dios"-que vete a saber a qué le llaman "dios"- la responsabilidad de amar y compadecer, justo, lo que nos hace semejantes a ese "dios", que es nuestro motor interno y el océano energético e infinito del que tod@s somos las gotas de agua, sin siquiera imaginarlo, con lo entretenid@s que andamos viendo series de tv, tertulias mediáticas y siguiendo las redes sociales, ¿verdad?
No esperemos que los naranjos den alcachofas ni que en el Sahara haya iglús, mientras nos dedicamos al esperpento cotidiano. Hacerlo todo fatal porque mola mazo y nuestra costumbre de siempre, somos muy libres y sacamos tajada de todo lo que pillamos mientras nuestra familia humana lo pasa fatal para que los ricos tengan becas y los millonetis no paguen impuestos, para ello le votas a los sostenedores de Villarejo, y luego,hále, a rezar mucho, ir de misas y procesiones o, venga, a hacer de compi yogui y meditación para que todo salga divinamente bonito, es lo mismo!!! Así que, Pensemos, -o Pensiemo- porfis...- OTAN incluida, of course- como dice nuestro hermano Fabrizio...que no es tan difícil, jolines!
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