domingo, 30 de enero de 2022

Un domingo como este: soleado, luminoso y fresquito, puede ser un momento único para adentrarnos en las honduras que "normalmente" tenemos aparcadas en los vericuetos cotidianos. ¿Qué tal un masajito en los adentros con un buen baño de plantas medicinales como la serenidad, la calma, una buena respiración, el relax mental, emocional y corporal, dejando que los pensamientos se vayan de excursión lo más lejos posible, y así dejar espacio libre a estas geniales y terapéuticas flores de Bach, que son las sugerencias sencillas y preciosas de Tony de Mello, hasta desarrollar la misma auotestima que la del Aloe Vera, la Albahaca, la Drosera, la Hierbabuena, los naranjos, el gorrión que está en la barandilla o las gaviotas danzando por este cielo tan delicadamente invernal? ¡Que lo disfrutéis, familia!

MEDITACION 21
"Los fariseos decían a los discípulos: '¿por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?"
(Mt. 9,11)

 

Si deseas entrar en contacto con la realidad de una cosa, lo primero que tienes que comprender es que toda idea deforma la realidad y constituye un obstáculo para ver dicha realidad . La idea no es la realidad: la idea "vino" no es el vino; la idea "mujer" no es esa determinada mujer.  

Si de veras quieres entrar en contacto con la realidad de esa mujer, debes dejar de lado tu idea de la mujer y tener la experiencia de ella en su singularidad concreta y en su unicidad. Por desgracia, la mayoría de las personas no se toman, la mayoría de las veces,la molestia de ver este tipo de cosas en su singularidad; se
limitan a ver las palabras o las ideas, pero sin mirar nunca con ojos de niño esa realidad concreta, única, viva y con plumas que se mueve ahí mismo, delante de ellos; lo único que ven es un gorrión. Nunca ven el maravilloso prodigio de ese ser humano único que tienen ante sí; tan sólo ven a una mujer campesina hindú, por ejemplo. La idea, por consiguiente, es un obstáculo para percibir la realidad.

Por otro lado hay otro obstáculo a la percepción de la realidad: el juicio. Tal cosa o persona es buena o mala, fea o hermosa. Ya es suficiente obstáculo, a la hora de fijarse en esa persona concreta, el tener la idea de "hindú", de "mujer" o de "campesina". Pero, encima, ahora añado un juicio y digo: "es buena" o "es mala"; "es guapa y atractiva" o "es fea y poco atractiva". Lo cual me impide verla, porque no es ni buena ni mala. Es "ella", en toda su singularidad. El cocodrilo y el tigre no son buenos ni malos; son cocodrilo y tigre. "Bueno" y "malo" dicen a algo exterior a ellos. En la medida en que convienen a mi propósito, o son gratos a mis ojos, o me son útiles, o constituyen para mí una amenaza, en esa medida les llamo "buenos " o "malos".

Piensa ahora en ti mismo cuando alguien dice de ti que eres "bueno" o"atractivo" o "guapo". Una de dos: o bien te muestras duro y displicente, porque en realidad te consideras malo, y te dices a ti mismo que, si el otro te conociera tal como eres, no diría que eres bueno; o bien aceptas las palabras de esa otra persona y te crees de veras que eres bueno, y hasta te hace ilusión el cumplido. En ambos casos te equivocas, porque no eres ni bueno ni malo. Tú eres tú. Si te dejas influir por los juicios de quienes te rodean, estarás siempre acumulando tensión, inseguridad y preocupación, porque, del mismo modo que hoy te llaman "bueno", y ello te alegra, mañana pueden llamarte "malo", y te deprimirás. Por eso, la reacción apropiada y correcta, cuando alguien dice que eres "bueno", consiste en decir: "Esta persona, dada su actual percepción y talante, me ve bueno, lo cual no dice nada acerca de mí. Otro en su lugar, y con su propia manera de ser y de percibir las cosas, me vería malo, lo cual tampoco diría nada acerca de mí".

¡Con qué facilidad nos dejamos engañar por el juicio de los demás y nos formamos una imagen de nosotros mismos basada en ese juicio...! Para liberarte de verdad necesitas escuchar las cosas buenas y malas que ellos quieran contarte, pero no has de reaccionar con mayor emoción que la que manifiesta un ordenador cuando le introducen datos. Y es que lo que ellos digan acerca de ti revela mucho más sobre ellos mismos que sobre tu persona.

En realidad, también tienes que ser consciente de los juicios que tú hagas acerca de ti mismo, porque incluso éstos se basan, por lo general, en los sistemas de valores de las personas que te rodean.

Si juzgas, condenas o apruebas, ¿acaso ves la realidad?

Si contemplas algo a través del prisma del juicio, de la aprobación o de la condena, ¿no es ese el principal obstáculo para comprender y observar las cosas tal como son?

Cuenta hasta diez cuando una persona te diga que eres alguien muy especial para ella; si aceptas el cumplido, empezarás a acumular tensión.

¿Para qué quieres ser especial para alguien y someterte a semejante clase de juicio aprobatorio? ¿Por qué no contentarte simplemente con ser tú mismo?

Cuando una persona te haga saber lo especial que eres para ella, todo lo que puedes decir es: "Esta persona, dados sus gustos y necesidades, sus instintos, sus apetencias y sus proyecciones, siente una especialatracción hacia mí, lo cual no dice nada de mí como persona".

En el momento que aceptes el cumplido y te complazcas en él, habrás dado a esa persona el control sobre ti.Temerás constantemente que conozca a otra persona que le resulte muy especial y te haga perder la posición de privilegio que ocupas en su vida.

Consiguientemente, te pasarás la vida bailando al son que ella quiera tocar y respondiendo a sus expectativas, con lo cual habrás perdido tu libertad. En suma, habrás conseguido depender de ella para ser feliz,porque has hecho que tu felicidad dependa del juicio de ella acerca de ti.Por si fuera poco, aún puedes empeorar las cosas poniéndote a buscar a otras personas que te digan lo especial que eres para ellas e invirtiendo un montón de tiempo y energías de asegurarte que nunca van a cambiar esa imagen que tienen de ti. ¡Qué forma de vivir más agotadora...! De pronto el miedo hace acto de presencia en tu vida;miedo a que se destruya tu imagen. Pero, si lo que buscas es la audacia y la libertad, tienes que deshacerte de ese miedo. ¿Cómo? Negándote a tomar en serio a cualquiera que te diga lo especial que
eres para él. 

Las palabras: "Tú eres algo muy especial para mí" tan sólo dicen algo de mi actual disposición con respecto a ti, de mis gustos, de mi actual estado de ánimo y de la fase evolutiva en que me encuentro, no dicen otra cosa. Acéptalas, pues, como un simple dato y no te alegres por ellas. Lo que puede alegrarte es mi compañía, no mi cumplido; mi actual interacción contigo, no mi elogio. Y, si eres juicioso, me animarás a descubrir a otras personas igualmente especiales, para no verte nunca tentado a aferrarte a esa imagen que yo tengo de ti. No es dicha imagen la que ha de procurarte gozo y contento, porque eres consciente de que la imagen que yo tengo de ti puede cambiar muy fácilmente. 

Lo que has de disfrutar, pues, es el momento presente, porque, si te complaces en la imagen que yo tengo de ti, entonces te tendré controlado, y te dará miedo ser tu mismo, por temor a hacerme daño; te dará miedo decirme la verdad y hacer cualquier cosa que pueda deteriorar la imagen que yo tengo de ti.

 
Aplícalo ahora a cualquier imagen que la gente tenga de ti y que te haga ver que eres un genio, un sabio, un santo o algo parecido; siéntete halagado, y en ese momento habrás perdido tu libertad, porque en adelante no dejarás de esforzarte por conseguir que no cambien de opinión. temerás cometer errores, ser tú mismo, hacer o decir cualquier cosa que pueda dañar dicha imagen. Habrás perdido la libertad de ponerte en ridículo, de ser objeto de bromas y chanzas, de hacer y decir lo que te parezca, en lugar de lo que parece encajar con la imagen que los demás tienen de ti.

 ¿Cómo se acaba con esto? A base de muchas horas de paciente estudio, concienciación y observación de lo que tan estúpida imagen te proporciona: una emoción mezclada de inseguridad, falta de libertad y sufrimiento. Silogras ver esto con claridad, te desaparecerán las ganas de ser especial para nadie o de que alguien te tenga en una elevada consideración, no temerás andar con pecadores y personales de dudosa reputación y harás y dirás lo que te plazca, sin importarte lo que la gente piense de ti.

Conseguirás ser tan falto de auto-consciencia (!) como los pájaros y las flores, demasiado ocupados en la tarea de vivir como para preocuparse lo más mínimo de lo que los demás puedan pensar de ellos y de si son o dejan de ser algo especial para otros. Y al fin, lograrás ser libre y audaz.  

 

                   Flor De Cereza, Flores, Árbol 


(!) Un pequeño apunte, por si sirve de algo: donde el texto dice "auto-consciencia" yo prefiero aplicar "auto-imagen". Ni los pájaros ni las flores necesitan auto-consciencia, pero el ser humano no puede prescindir de ella, ya sea a un nivel primario o más evolucionado. Lo más primario y frágil en el ser humano es la auto-imagen, el ego en su propio espejo, que el entorno le devuelve constantemente con actitudes diversas,unas veces en positivo , otras en negativo y otras en indiferente, -ahí entra la gestión consciente del "como" gestionar esos mensajes desde la individualidad, y discernir por qué la misma situación a unos les afecta positivamente y a otros en negativo, eso es también la consecuencia de una elección particular-  pero al mismo tiempo la energía racional-emotiva que evoluciona, se puede y debe ir haciendo consciente de su condición plenamente humana sin que nadie la clasifique y sin que esa toma de conciencia responsable sea un obstáculo en el desarrollo del ser, sino un aliciente. 

Creo que a veces puede despistarnos la aplicación literal de las metáforas del evangelio orientadas directamente a la psicología. Dos mil veintidós años no  han pasado en balde. Los valores son los mismos pero la esencia humana ya no es la misma. Una cosa es disfrutar el presente con la libertad y la frescura de un pájaro o de una flor y otra es comportarse como animales y plantas no autoconscientes siendo humanos. La conciencia es un don que, de momento y a duras penas, solo ha desarrollado la humanidad y ser autoconscientes es un deber y un derecho, que nos hace responsables de lo que elegimos, del cómo y del por qué de lo que hacemos y de como afecta a nuestro alrededor lo que elegimos hacer  o no. No es el caso puntual de plantas y animales. 

En todo caso, se puede considerar que esa "auto-imagen"estaría fundamentada en  el cerebro reptiliano y respondería más al instinto y a las pulsiones del deseo animal, algo que para nuestra especie no es signo de salud psíquica sino de involución, y que la autoconciencia pertenece ya a las funciones racionalemotivas del neocórtex cerebral, es decir, a la parte más evolucionada del cerebro, que va dando cabida a la experiencia de la espiritualidad (nada que ver con 'religiosidad') - las posibilidades potenciales que llevamos dentro como un germen de vida aun no experimentada- y la conexión con el infinito wifhi universal, que es el Ser en el que tod@s estamos integrad@s, que es tan flexible y estable como fluido, constantemente autoregenerador y sorprendente; considerarlo "dios" o "señor" es como llamar al ego "auto-conciencia".

Esas argumentaciones también se manipulan por parte de gestores político/sociales que llaman libertad a hacer lo que instintiva y naturalmente nos apetece sin plantearnos nada más, por ejemplo seguir los instintos de depredar, cazar, apoderarse de lo ajeno, violar, abusar, morder o dar coces...Ni los animales ni las plantas necesitan un código ético, porque en ellos la Naturaleza es la única fuerza motriz. Son nuestros hermanos planetarios pero en diferente estado evolutivo. Lo que es normal y natural en los bebés, como llorar a gritos, hacerse caca y pis, ser incapaces de andar, hablar, leer y escribir, no lo es para los adultos...Pues lo mismo. 

Es vital no confundir la autoconsciencia con la egodependencia. Es posible que solo sea cosa de la traducción. Pero, por si acaso, más vale advertir que callar. Seguro que Tony de Mello estaría de acuerdo con esta advertencia.

            

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