lunes, 24 de enero de 2022

Este artículo de Leonardo Boff lo dice todo. Aquí lo dejo como lámpara para ver y vitaminas para nutrir. Lo demás, hacer revisión y limpieza general de interiores, antes de seguir enlodando y destrozando los exteriores, ya es cosa de cada un@. Ubuntu no es un invento más de internet, es sobre todo una expresión africana que define la única manera inteligente de entender la vida, por eso el término se ha aplicado por la inciativa Linux a un nuevo concepto libre y respetuoso de un sistema informático alternativo más sano y accesible para tod@s, cuya filosofía es el significado de Ubuntu: "yo solo soy posible através de ti", por eso si te hago daño o te ayudo en realidad también me lo estoy haciendo a mí mism@. Solo de ese modo la vida en el Planeta Tierra se hace posible y tiene sentido. Gracias, Leonardo Boff y Religión Digital por compartir estas delikatessen cada vez más propias de una urgente UCI global, cuidando exquisita y amorosamente de lo mínimo para que sea posible la inocuidad y el equilibrio de lo máximo


"Creemos que la construcción del Arca de Noé ha empezado" "Yo soy yo a través de ti": Ubuntu, una salida a nuestra barbarie

Ubuntu
Ubuntu

La pandemia ha mostrado una abismal desigualdad mundial y una cruel falta de solidaridad hacia las personas que no pueden mantener la distancia social ni dejar de trabajar

En este contexto ultrajante dos alternativas pueden salvarnos: la solidaridad y el internacionalismo. En esa perspectiva consideramos inspiradora una categoría fundamental, venida de África. Esta se expresa por la palabra Ubuntu, que significa: yo solo soy yo a través de ti

Fue relatada por un viajante europeo y blanco que se extasió con el hecho de que siendo más pobres que la mayoría, los africanos eran menos desiguales. Quiso saber el por qué e ideó un test

La pandemia ha mostrado una abismal desigualdad mundial y una cruel falta de solidaridad hacia las personas que no pueden mantener la distancia social ni dejar de trabajar porque entonces no tienen qué comer. Para ser concretos: no hemos abandonado aún el mundo de la barbarie: si ya la habíamos dejado, hemos vuelto ella. Nuestro mundo no se puede llamar civilizado cuando un ser humano no reconoce y acoge a otro ser humano, independientemente del dinero que lleva en el bolsillo o tiene depositado en el banco, o de su visión de mundo y su pertenencia religiosa. 

La civilización surge cuando los seres humanos se entienden iguales y deciden convivir pacíficamente. Si esto es así, estamos todavía en la antesala de la civilización y navegamos en plena barbarie. Este escenario es dominante en el mundo de hoy, agravado aún más por el ataque de la Covid-19. Él adquirió su más siniestra expresión mediante la cultura del capital, competitiva, poco solidaria, individualista, materialista y sin ninguna compasión con la naturaleza. En este contexto ultrajante dos alternativas pueden salvarnos: la solidaridad y el internacionalismo.

Pobreza

La solidaridad pertenece a la esencia de lo humano, pues si no hubiera habido un mínimo de solidaridad y de compasión, ninguno de nosotros estaría aquí hablando de estas cosas. Fue necesario que nuestras madres solidariamente nos acogieran, abrazaran, alimentaran y amaran para que podamos existir.

Sabemos por la bioantropología que por la solidaridad nuestros antepasados antropoides se volvieron humanos, y con esto, civilizados, cuando empezaron a traer comida al grupo, la repartieron solidariamente entre ellos y practicaron la comensalidad. Esta acción continúa todavía hoy, cuando muchos grupos, especialmente los Sin Tierra, se han mostrado solidarios distribuyendo decenas de toneladas de alimentos del campo y muchos centenares de marmitas para saciar el hambre de miles de personas en las calles y periferias de nuestras ciudades. 

"Parece obvio: si el problema es internacional, debería haber también una solución concertada internacionalmente. ¿Pero quién cuida de lo internacional?"

Covid

Cada país cuida de sí mismo como si no hubiese nada más allá de sus fronteras. Ocurre sin embargo que hemos inaugurado una fase nueva de la historia de la Tierra y de la Humanidad: la fase planetaria, la de la única Casa Común. Los virus no respetan las fronteras nacionales. La Covid-19 ha atacado a toda la Tierra y amenaza a todos los países sin excepción. Las soberanías se muestran obsoletas. ¿Qué hubiera sido de los mayores de Italia, gravemente infectados por la Covid-19, sin la solidaridad de Angela Merkel de Alemania que salvó a la gran mayoría? Pero eso fue una excepción para mostrar que es mediante la superación del nacionalismo envejecido en nombre del internacionalismo solidario como podremos encontrar un camino de salida a nuestra barbarie. En esa perspectiva consideramos inspiradora una categoría fundamental, venida de África. Mucho más pobre que nosotros, ella es más rica en solidaridad. Esta se expresa por la palabra Ubuntu, que significa: yo solo soy yo a través de ti.

Por lo tanto, el otro es esencial para que yo exista en cuanto humano y civilizado. Inspirado por Ubuntu, el recién-fallecido arzobispo anglicano, Desmond Tutu, encontró para Sudáfrica una clave para la reconciliación entre blancos y negros en la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación.

Como ilustración de cómo el Ubuntu está enraizado en las culturas africanas, consideremos este pequeño testimonio:

Un viajante europeo y blanco se extasió con el hecho de que siendo más pobres que la mayoría, los africanos eran menos desiguales. Quiso saber el por qué. Ideó un test. Vio un grupo de chicos jugando futbol en un campo rodeado de árboles. Compró una hermosa cesta de variados frutos llenos de color y la puso en lo alto de una pequeña colina.

Covid

Llamó a los jóvenes y les dijo: “Allí arriba hay un cesta llena de sabrosos frutos. Vamos a hacer una apuesta, pónganse todos en fila y cuando dé la señal empiecen a correr. El primero que llegue arriba podrá coger la cesta y comer todo lo que quiera”.

Dio la señal de partida. Cosa curiosa: todos se dieron las manos y juntos corrieron hacia lo alto, donde estaba la cesta. Y empezaron a saborear solidariamente los frutos.El europeo, estupefacto, preguntó: ¿por qué hicieron eso? ¿no era que el primero que llegase podría comer todos los frutos él solo? 

Todos gritaron al unísono: ¡Ubuntu! ¡Ubuntu! Y un chico algo más mayor le explicó: “¿Cómo uno de nosotros podría ser feliz solo si todos los demás estuvieran tristes?” Y añadió: “Mi señor, la palabra Ubuntu significa eso para nosotros: “yo solo puedo ser yo por medio del otro”. “Sin el otro no soy nada y estaría siempre solo”. “Soy quien soy porque soy a través de los otros. Por eso repartimos todo entre nosotros, colaboramos unos con otros y así nadie se queda fuera y triste. Eso hicimos con su propuesta. Comemos todos juntos porque todos ganamos la carrera y juntos disfrutamos los buenos frutos que nos trajo. ¿Entendió ahora?”

Este pequeño relato es lo contrario de la cultura capitalista. Esta imagina que alguien es tanto más feliz cuanto más puede acumular individualmente y disfrutarlo solo. A causa de esta actitud reina la barbarie, y hay tanto egoísmo, falta de generosidad y ausencia de colaboración entre las personas. La alegría (falsa) es de pocos, al lado de la tristeza (verdadera) de muchos. Para vivir bien en nuestra cultura, muchos tienen que vivir mal. Sin embargo, por todas partes en la humanidad, están fermentando grupos y movimientos que ensayan vivir esa nueva civilización de la solidaridad entre los humanos y también con la naturaleza. Creemos que la construcción del Arca de Noé ha empezado. Ella podrá salvarnos si el Universo y el Creador nos conceden el tiempo necesario. Fuera de la solidaridad y el sentido internacionalista pereceremos en nuestra barbarie. 

Ubuntu

*Leonardo Boff es eco-teólogo y ha escrito Covid-19, la Madre Tierra contraataca a la humanidad, Vozes 2020; Habitar la Tierra: ¿cuál es el camino para la fraternidad universal?, Vozes 2121. 


::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Comentario del blogg:

Quiero añadir algo, que tantas veces he experimentado tanto en el plano individual como en el plano colectivo: el universo y la energía  creadora que lo hace posible igual que a nosotr@s, ha delegado el poder energético y voluntarioso de hacer y deshacer, de elegir, en la responsabilidad directa del género humano, que ya es mayorcito,  para que la misma especie decida su destino y asuma los resultados de su experiencia, pueda crecer y evolucionar del actual estado mecánico y autómata según instintos, emociones y robótica habitual,  a seres humanos de verdad. 

Estamos en las puertas del examen final dela especie y el tribunal que nos examina no es Dios ni el Universo, somos nosotr@s mism@s; si hemos sido capaces de emplear la inteligencia para producir la fisión del átomo, con el resultado de Hiroshima y Nagasaki y de las centrales nucleares, si hemos agotado el Planeta por dentro y por fuera, para derrochar, presumir, mangonear, matar, arruinar, poseer y condenar lo que no favorece ese tinglado, no necesitamos que nadie nos juzgue ni nos condene o nos salve, eso es una gran metáfora para explicar lo que hace 20 siglos no se podía comprender sin parábolas: nuestros hechos nos juzgan, basta con mirar la relación entre causas y efectos. Solo nosotr@s tenemos la posibilidad de despertar voluntariamente o de seguir fatalmente dormid@s hasta el The End de la especie y posiblemente del Planeta. 

Sí que hay esperanza, y nada bueno es imposible si se quiere, lo he comprobado tantas veces...He visto despertar a delincuentes en la prisión mediante terapias y cambiar de vida, regenerarse, perdonar y pedir perdón con lágrimas, ponerse a estudiar derecho, políticas, económicas, historia y matemáticas...He visto a drogadictos y camellos dejar de drogarse para siempre,ser padres y madres de familia ejemplares, precisamente por haber tomado conciencia de su pasado y haber resucitado de su propia muerte interna autoelegida sin conciencia...Pero todos necesitaron un espacio, un parón, una enfermedad, una prisión, un aislamiento terapéutico en un programa como Proyecto Hombre, un momento de Stop para poder frenar y entonces, descubrir lo mejor de sí mism@s, precisamente, reflejado en los demás. 

También he visto a especuladores inmobiliarios millonarios arruinarse, perderlo todo con las crisis por los créditos bancarios y quedarse en la calle, que solo han cambiado y se han liberado cuando  han visto su propia calamidad, porque han acabado solos, enfermos crónicos y pidiendo en la puerta del supermercado, y luego recibiendo una pensión mínima como jubilación para pagarse una habitación en un piso compartido,tras haber sido hace años, los príncipes de la pasta, una vez que ha despertado, les he visto llorar ...¡de felicidad! por haberse podido salvar de la quema en que vegetaban,  y agradecer el cariño y la solidaridad que reciben de la gente, a la que en otro tiempo explotaron como jefes de empresa u olvidado como padres de familia..

Sí, claro que sí se puede cambiar. Y son precisamente las calamidades que nacen de nuestro modo de malvivir encerrados en los egos y de espaldas a nuestra familia humana y universal, las que pueden hacer el milagro del despertar. Para el sopor de las conciencias, lo mejor que puede pasar es que se caiga cuanto antes el tinglado de mentiras, a eso que llamamos "sociedad del bien estar". La cruel realidad es que esa impostada y falsa "bonanza" solo es el resultado del egocentrismo y la insolidaridad convertida en sistema de una cultura parásita, que como las plagas, arrasa todo lo que encuentra para alimentar su ambición mortal, tan patológica como insaciable. Por eso, el significado de Ubuntu tiene ahora, más que nunca, todo el sentido que le queda a este mundo: 
"Yo soy a través de ti", una experiencia boomerang porque en realidad también  tú eres a través de mí. Lo que yo hago por ti y tú haces por mí, tú y yo lo hacemos a la vez por, o contra, nosotr@s mism@s. Por eso, -a lo largo de la vida lo podemos comprobar-,  el egoísmo destruye y el bien común, que es la manifestación material del amor y su justicia, construye.

No hay comentarios: