martes, 18 de enero de 2022

Esto es el colmo. Despertemos de la inercia resignada, que esto no nos deje indiferentes, que estos avisos nos hagan salir de la siesta sempiterna, porfis! Infinitas gracias a Pablo Romero por ponernos al día, y a la República de Público por pedir explicaciones al Estado en nombre de toda la ciudadanía machacada y timada por estos tinglados. Es horrible que haya gente hundida en su pijerío, para más inri, que aun viendo estas barbaridades llame egoístas y no entienda a los españoles destrozados por algo así, que se ven obligados a emigrar y, agradecidos por la acogida, el buen trato estatal y apoyo de la base social que se les dispensa en el extranjero, además de ejercer su profesión dignamente, se integran en proyectos de trabajos sociales voluntarios, con refugiados del tercer mundo, con mayores que no tienen familia o tienen alzehimer, en proyectos ecológicos y culturales, iniciativas que en España están ninguneadas, dejadas solamente en manos de la Iglesia, y hasta arrinconados por la pésima gestión corrupta y caciquil, ante la que están indefensos y hasta maniatados por una justicia dependiente del partido que más la corrompe, sin que haya recursos institucionales para impedir ese atropello y chantaje amoral. Es sorprendente descubrir la miopía y la ignorancia de criticar y juzgar a quienes se ven forzados a dejar su casa, su familia, sus amigos, su cultura y su lengua, sin conocer las circunstancias de los españoles que emigran porque gente como quienes les critican y sus parentelas se han hecho los putos amos de las mismísimas instituciones. Qué joyita de ppatria, y de ppatriotas xd!


El hospital militar Gómez Ulla, ejemplo de precariedad, abusos laborales y opacidad

Cerca del 90% de su plantilla es personal civil y, de ellos, alrededor del 35% sigue empalmando contratos temporales o "eventuales". A la hora de protestar, algunos delegados sindicales se han sentido amenazados. En el Ministerio de Defensa aseguran que se alcanzará "en breve el objetivo del 95% del empleo público, estable y de calidad".

Zona exterior del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla.
Zona exterior del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla. Eduardo Parra / Europa Press

En el madrileño barrio de Aluche, distrito de Latina, existe un inmenso monolito de 22 plantas y 89 metros de altura. Esa mole alberga el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla. Allí, de las más de 2.200 personas que trabajan cada día, un 90% lo hace de forma temporal: bien con contrato de 'interino', bien como 'personal eventual' (un 40% del total). Es decir: en el mayor hospital militar de España quien realmente manda es la precariedad, según vuelven a apuntar trabajadores y sindicatos. Y la opacidad.

El centro tampoco aprueba en transparencia; las ejecuciones presupuestarias no aparecen por ninguna parte. Y eso que la Comunidad de Madrid ha pagado a Defensa, a través del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), más de 400 millones de euros desde 2007; casi 362 millones hasta 2020, a los que se sumarían unos 51 millones (concretamente, 51.316.667 euros) correspondientes al año 2021, el más duro de la pandemia de covid-19 hasta ahora. No sabemos cómo se ha gastado ese dinero porque Defensa no lo publica. 

Además, algunos trabajadores denuncian que el acceso a una plaza es más complicado porque, como novedad desde la penúltima convocatoria, las medallas y condecoraciones suman puntos en el proceso de oposición. Así lo denuncia a Público el antiguo delegado sindical de CCOO y celador del centro Alejandro de Marcos, quien por su actividad precisamente como delegado sindical sabe que él no tendrá oportunidad de sumar esos puntos.

Condecoraciones 'a dedo' que suman

De Marcos, que es miembro de Plataforma de Trabajadores Gómez Ulla, denunció hace días a este diario que "en los dos últimos procesos de oposición se están teniendo en cuenta, a la hora del concurso, criterios subjetivos como menciones de honor o medallas al mérito militar, cuando estos procesos están destinados al personal civil". Efectivamente, como hemos comprobado, hasta la convocatoria de 2016 no se hacían mención a condecoraciones o medallas para sumar puntos en las ofertas públicas de empleo.

Público ha preguntado sobre este extremo (y otros) al Ministerio de Defensa, por estar el hospital bajo su competencia, y a través del cauce oficial; una semana más tarde, este diario sólo ha recibido la siguiente respuesta:

"En el Hospital Gómez Ulla se ha llevado a cabo un trabajo incansable a favor del empleo de calidad, lo que ha permitido que en el último año se procediera a la mayor operación de estabilización en el empleo que ha tenido este Centro. Ello hará posible alcanzar en breve el objetivo del 95% del empleo público, estable y de calidad".

El mencionado celador asegura que en la anterior convocatoria de empleo se interpusieron, sin éxito, "varios recursos de reposición"; De Marcos remarca, sin embargo, que dicha convocatoria quedó avalada por la mesa sindical.

A juicio de la plataforma, incluir las medallas como parte del concurso de plazas "supone una la vulneración del derecho constitucional de igualdad, mérito y capacidad ya que las condecoraciones militares, lejos de obedecer a estos criterios, son dadas 'a dedo' por los jefes de servicio". Es decir, la propuesta de condecoración o medalla es discrecional y no ha de justificarse.

Precariedad

El Hospital Militar Central funciona como centro de referencia de la sanidad pública madrileña para los distritos de Latina y Carabanchel, en virtud de un acuerdo firmado en 2007 entre la entonces ministra de Defensa, Carme Chacón, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Desde entonces, ha ido 'renovándose' o prolongándose más allá de sus iniciales 10 años de vigencia.

Lo que sí se han ido actualizando han sido las partidas que cada año la Comunidad de Madrid paga al Ministerio de Defensa por el uso civil del centro, gracias a una pregunta parlamentaria realizada por la diputada de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid Vanessa Lillo el pasado año:

Con el fin de contrastar estos datos, Público también preguntó al Ministerio de Defensa y obtuvo como única respuesta la mencionada: "En el último año" se ha procedido "a la mayor operación de estabilización en el empleo que ha tenido este Centro" y "ello hará posible alcanzar en breve el objetivo del 95% del empleo público, estable y de calidad", finaliza el comunicado.

El Hospital Gómez Ulla tiene una plantilla de unos 2.200 trabajadores (la cifra exacta no la conocen ni los delegados sindicales), de los que 2.125 son civiles, según los datos más actualizados que Público ha podido conseguir de fuentes sindicales, que se corresponden al pasado año y que cuentan con el sello del propio hospital. Nuevamente, el Ministerio de Defensa ha evitado contestar a este diario para contrastar o actualizar esos datos.

Así, cerca del 90% de la plantilla la forman trabajadores civiles contratados por Defensa. Como este medio ha ido publicando en pasadas ocasiones, entre el 30% y el 45% de la plantilla son "eventuales", y una parte importante de ellos lleva más de una década encadenando contratos de tres o cuatro meses. Como dato reseñable, la condición de contratados por Defensa supone la imposibilidad de que se dé una inspección de Trabajo común; al estar en un recinto militar, es el propio Ministerio quien se encarga de inspeccionarse a sí mismo

Un grupo de trabajadores agrupados bajo la citada plataforma ya se movilizó mediante una protesta el pasado 26 de octubre frente a las puertas del centro para denunciar la precariedad y la falta de trasparencia del Ministerio de Defensa, que ha de decidir qué va a suceder con cerca de 500 empleados 'eventuales' cuyo contrato finalizaba esta misma semana.

Los afectados suponen "alrededor de un 30% de la plantilla del centro", aseguran los miembros de la plataforma, que informan de que desde el servicio de recursos humanos del hospital han ido estudiando y, en su caso, renovando caso por caso desde principios de año. De momento, no existen datos oficiales de cuántos se quedan y cuántos se van a la calle, aunque desde CCOO afirman que recursos humanos del Gómez Ulla está ya renovando contratos por entre seis meses y un año.

Eso sí, algunos de los delegados barajan la posibilidad de denunciar al centro por coacción a la libertad sindical, debido a los choques entre el personal civil y los mandos militares en el centro. "El día de la concentración no dejaron pasar a pie a una compañera delegada, trabajadora del centro, que iba al local sindical del hospital a recoger material, cosa que raramente pasa", asegura la delegada de CCOO, que añade que fue una orden "directa" del jefe de seguridad, el teniente Sillero.

Mientras tanto, la opacidad (el centro es tristemente recordado por algún caso sonado de corrupción), la precariedad y el miedo a represalias tienen acogotada a casi toda la plantilla de este hospital militar que, aunque está dentro de la red asistencial del SERMAS de la Comunidad de Madrid, está bajo la total y completa responsabilidad de la cartera de Margarita Robles.

Preguntas sin respuesta

Éstas son las preguntas enviadas al Ministerio de Defensa desde Público el pasado lunes 10 de enero, editadas mínimamente para su mejor compresión, y que no han hallado respuesta más de forma genérica y sin datos concretos:

1) ¿Cuántas personas trabajan ahora mismo en el Hospital Central de Defensa Gómez Ulla (en total)?

2) De ellas, ¿cuántas son 'temporales'? ¿Y 'eventuales'? ¿Hay alguna diferencia?

3) ¿Qué convenio rige en estos momentos entre la Comunidad de Madrid (CAM) y el Ministerio, que permite que el hospital atienda a varias áreas de salud civiles? ¿Sigue vigente el de 2007 con modificaciones? ¿O hay alguna referencia nueva?

4) ¿A cuánto asciende lo pagado por la CAM a) en total hasta ahora; y b) el pasado año, como compensación por el uso de la instalación por parte de civiles de las áreas sanitarias próximas?

5) En cuanto al asunto laboral, ¿por qué Defensa menciona las condecoraciones como una forma de sumar puntos para acceder a plaza (interina o fija) en el hospital, que son a propuesta del jefe de servicio y, por tanto, discrecionales? ¿Es esto último así? En el bloque de OPE de 2016 no se mencionan para ningún puesto...

6) Informan diversas fuentes de que la CAM pagó el pasado año a Defensa más de 51 millones de euros por el uso del hospital. ¿Me pueden confirmar esa cifra? Y en cualquier caso, ¿en qué se han invertido? ¿Existe alguna liquidación que explique la ejecución del gasto de esa trasferencia, si es que tuvo lugar?  


::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Comentario del blogg

 Para quienes hemos conocido y hemos sido tratados en hospitales militares, esto del Gómez Ulla es una atrocidad como deterioro y desastre. Mi abuela materna fue operada allí de cataratas cuando el Hospital aun estaba en su antiguo formato, y desde luego, fue tratada divinamente, también unos años más adelante a una conocida, en coma etílico le salvaron la vida, el trato y el funcionamiento fue impecable en ambos casos. 

Posiblemente ese deterioro no sea solo por ser un hospital militar, sino por la debacle y el descuido del propio sistema que está fallando en todo. La vida y las responsabilidades se han reducido a vivir como máquinas, a funcionar como robots, a no tener conciencia, a vegetar como animales de compañía... de seguros, pero empleando la mente por encima de todo para sacar ventajas en lo que a cada uno le interesa, con la ley del mínimo esfuerzo y sin que importen los demás como cada uno se importa a sí mismo,en todo lo que se hace. 

Se trabaja sin vocación, se estudia sin vocación, solo se busca lo más cómodo y lo mejor pagado, como eso no es posible para todo el mundo, la calidad y responsabilidad personal disminuyen hasta desaparecer, todos delegan en todos, el responsable siempre es otro u otra, nadie se hace cargo del desbarajuste que supone esa actitud establecida ya como "normalidad". El resultado es el derrumbe social. 

España en esto es pionera, aunque haya medios, herramientas y presupuestos suficientes, nunca habrá soluciones adecuadas y los recursos se perderán en compras mal hechas e innecesarias, en contratos desastrosos donde no se calibran las cualidades y condiciones de los trabajadores para situarlos en las funciones para las que estén mejor dotados sino por "lo bien que nos caen" o por recomendaciones y enchufes varios. Esa mierda, este caos está saliendo a la luz en las crisis económicas, en la pandemia, en los desastres naturales, etc, etc...Hasta que no reconozcamos que nuestra forma de vida y nuestra forma de organizarnos es una calamidad porque no se practican organizadamente los valores éticos con los que se debería trabajar, es más, para una gran mayoría la ética es inexistente, incluso fastidiosa porque según ellos, preocuparse del bien común les quita libertad y no les "renta" .Mucho mejor, regirse solo por el conflicto y el chanchullo, que para eso están las leyes y los abogados, las indemnizaciones, y los parches para contener el desinflamiento del propio estado de derecho, que nunca funcionará si nadie nos educa con el inseparable valor práctico de los deberes paralelos a esos derechos.  

España lleva siglos atada y bien atada a la obediencia de la irresponsabilidad personal, por eso cuando el desmadre y el caos acaban con todo y la miseria se convierte en el no pan de cada día, , se recurre a la rabia, a la barbarie de la protesta y de la represión y a continuación a  las dictaduras y a los poderes absolutos que 'pongan orden' y metan en cintura a los que a base de entender la libertad al revés acaban recurriendo a la violencia que ordena y manda por la fuerza a quienes no son capaces de utilizar la inteligencia nada más que para sus propios beneficios, y si encima son pobres y de clase trabajadora ya está todo decretado, con el consecuente desastre para el conjunto en el que al final, ni siquiera los mismos protagonistas pueden vivir. 

Ese plan social jamás cambiará si no cambia la base social. Por eso el 15M ha sido lo mejor que nos ha pasado en toda nuestra historia, y por eso es urgente que volvamos a ponerlo en pie. Ahora con la pandemia es más difícil, pero hay que intentarlo si no queremos acabar como estado igual que la isla volcánica de Nueva Zelanda que acaba de desaparecer autodestruida desde dentro, por tanta mierda histórica y autómata acumulada en ese terremoto latente que nos maneja,"el nunca de la cepa hispana" como la llamaba Antonio Machado en uno de sus poemas, "Del pasado efímero",en los que da en el clavo totalmente. Leer hoy las crónicas de su poesía o las de Unamuno o las de Galdós, es como leer el periódico de hoy. Sólo cambia la jerga y el decorado, porque la hondura del argumento y el pozo negro que la mantiene siguen en las mismas.

¿Qué nos tiene que pasar para que este disparate se termine y haya un cambio profundo, como lo han ido haciendo tantos países de Europa? ¿Cómo es posible que estando al lado de Portugal y de Francia no se nos contagie un poquillo de luz, que no hayamos aprendido nada más que a competir con ellos en los deportes, para ganar premios que no sirven nada más que para ganar pasta, egopatías premiadas que exhibir y vivir eternamente divididos y enfrentados en bandos, ya sean deportivos, económicos, políticos o tarurinos y festeros? 

Bueno, esto es lo que hay, y desde luego no lo va a solucionar ninguna copa de fútbol, ninguna serie ni ninguna tertulia de tv, ni las ferias ni las rmerías ni procesiones, ni el bingo ni la bonoloto, ni los cambios en el poder político bajo una monarquía endosada por un dictador y reforzada por el miedo hecho constitución,  mientras todo se revuelva para que todo siga igual en plan Gattopardo. 

El mismo Planeta nos pasa y seguirá pasando la factura, así que o despertamos o no va a quedar títere con cabeza en semejante plan, tan bien dibujado por Joan Manuel Serrat en "Mi pueblo blanco"; un pueblo que cada vez tiene el presente más negro... El futuro mejor no meneallo...



No hay comentarios: