martes, 23 de agosto de 2011

Reflexiones a tiara pasada

Me doy cuenta, leyendo este artículo que he colgado debajo, de que hay un problema grande entre los cristianos y los católicos que tratan de convivir bajo el mismo techo religioso, pretendiendo cada uno de ellos cambiar el lado opuesto, sin posibilidad de éxito....
Y es que se debería considerar, entre los cristianos -los católicos, no se lo plantearán jamás- el propio concepto de iglesia.

1) El concepto ecclesia, no viene de Jesús. Es una palabra griega, adoptada a finales del siglo primero, para denominar la vocación asamblearia y participativa de los primeros seguidores de Jesús, con unos responsables servidores y testigos directos de la vida del Maestro, que con el tiempo y los juegos malabares con el Imperio Romano, se convirtió en jerarquía. Basándola en la figura del apostol Pedro, que en origen jamás se consideró pontífice de nada, ni en sus hechos, ni en sus dichos. Porque además él era un pescador galileo que no sabía latín, ni lo que era un pontífice, es decir un cargo político de la sociedad imperial romana, que, justo, le crucificó, como a Jesús, aunque boca abajo, como él mismo eligió, al parecer, porque no se consideraba ni su vicario ni su igual. Y por supuesto a millones de años luz de ese Benedicto, que afirma en Madrid, sin el más mínimo empacho, que sin iglesia no hay Cristo.

2) Jesús no era un lider que pretendía poder, ni organizar nada. Jesús sólo daba la noticia de la liberación, despertaba, denunciaba al poder religioso como al político y servía. Todo lo contrario que hace ese sistema que ya no es eclesial, porque no es asambleario, sino eventuario. Vive de eventos y se sostiene de los poderes políticos y económicos, de los grandes holdings que le financian viajes y eventos varios, siendo él mismo un estado político y económico mucho más que una samblea de asambleas, ética y espiritual. ¿Cómo se puede pensar que quien predicó el Evangelio de los pobres bienaventurados de Dios fundase algo así, o sea que fundase lo que había venido a eliminar?

3) Esa iglesia no se sostiene todavía porque sea "vicaria" de Dios, sino porque a lo largo de 1700 años ha usado el poder imperial, mezclado con la intromisión controladora de conciencias a través de lazos emocionales y culturales. No se deja elegir al individuo si se quiere o no ser católico o cristiano, nada más nacer se le impone el bautismo y se entra, por las raíces familiares y sociales, a formar parte de una secta mundial poderosa que, a través del negocio de los sacramentos, unido a los puntos álgidos en la vida del indivíduo -igual que hacían en la religión romana y hebrea- con los ritos de las fiestas de invierno, Navidad o las chozas-, lupercales- carnaval, la Pascua herencia judía que conmemora la salida de Egipto, combinada con los ritos romanos de la Primavera. La Confirmación en la Fe, es la fiesta del cambio de toga romano, donde el niño pasaba a ser un joven admitido como tal en la comunidad social ; el rito funerario, en el culto a los manes que es ahora la fiesta de todos los santos y difuntos, la fiesta nupcial etc..,o el culto a la diosa madre Isis o Hera o Juno o Cibeles, revertido sobre la figura de María, que en el edipismo masculino del clero célibe sustituye a la madre y a la novia imposible, lo mismo que la leyenda de Santiago ha sustituído el camino de los canteros en la religión druídica, una disciplina y viaje de conocimiento simbólico donde el ego quedaba sepultado en el Finis Terrae para comenzar una vida distinta con todo lo que se ha ido aprendiendo y evolucionando en un camino que podía durar un par de años.
Todo ese tejido mezclado y manipulado por la costumbre, la política y la conveniencia garantiza la pertenencia a una institución decisiva en cuanto a la influencia que da un sistema prefabricado de seguridades ultraterrenas, que ya no dependen de que uno quiera o no a ceptar ese método de vida, sino de la obviedad impuesta sin fuerza fáctica, pero con unas connotaciones heredadas, irracionalemotivas, y dirigido por una casta sacerdotal creada especialmente para salvaguardar el patrimonio y la influencia de la propia casta que ha hecho de su "ministerio" una profesión remunerada, mucho más volcada en su propio interés y en su propia importancia manipuladora de "poderes espirituales", que para para ayudar a la evolución de la humanidad hacia su plenitud en el ecuentro con los valores eternos que la puedan hacer llegar a su estado divino, plenamente humano.
Rituales consoladores y opresivos que atan mucho más que cualquier ideología política, a quienes no son capaces de madurar adecuadamente y mezclan el sentido salvifico con la tutoría religiosa, la infancia permanente como "rebaño" de ovejas, que necesita pastores cultos y con derecho de pernada, la necesidad de amistad y de complicidad, de compartir , de realizarse, de fenderse frente a un mundo hostil y "pagano", pecador y pervertido. Por algo se va a la caza de vocaciones entre loe jóvenes, los que todavía no han madurado, y durante siglos se entregaban los niños a los seminarios para que recibiesen una educación y estuviesen alimentados. Así, ha surgido esta enfermedad profunda y fanática, incardinada en el "pueblo", a través del culto, la desinformación, la sospecha de herejía, el miedo al infierno, al hambre, a la ppbreza y a ala ignorancia. La iglesia no era sólo la humilde barca de Pedro el pescador, sino un transatlántico de lujo en medio de un mar incierto y amenazador: la vida. Y 1700 años subidos a ese buque insignia ha creado adicción consuetudinaria.Todas esas expectativas de conveniencia se ven frustradas cuando se crece y se madura, y se compara el propio evangelio que te han predicado toda la vida, con la realidad que se está sufriendo en el mundo que te rodea.

4) De ahí viene esta divisón, esas "dos iglesias", que se mantienen enfrentadas desde el 313 con el edicto de Milán y Constantino. La madurez de la conciencia ya debe dar un paso para salir de tal laberinto interminable. Hay que quitarse los miedos a las excomuniones y a la condena por apóstatas. Es una falacia. Jesús no dio jamás poder a nadie para regular la relación de Dios con sus hijos. Ni para condenar ni para marginar a nadie. Se nota perfectamente cuando se lee despacio el Evangelio, qué cosas se añadieron después, porque no están para nada de acuerdo con el mensaje de Jesús. Por eso la figura del apóstata es un invento inquisitorial que ha condenado a lo largo de la historia a los cristianos auténticos porque no se sienten católicoromanos imperiales. O sea, se han identificado de tal modo con ese mensaje que han traicionado, que no creerles a ellos es no creer en Dios. Como si ellos fuesen la única verdad y todo lo que no son ellos fuese mentira. Es el colmo de la soberbia y por tanto, de la estupidez.

5) Debemos tener muy claro que quien se aparta de esa institución corrompida o quien señala sus vicios y su prostitución, no es un hereje, ni renuncia a ser hijo de Dios y dscicípulo de Jesucristo. Si no que está haciendo un trabajo profético y amoroso. Algo que ha aprendido en el contacto con la figura de Jesús, que transmite el Evangelio y los libros del Nuevo Testamento, meditado y orado en conciencia y en la praxis de una vida comprometida como hombres y mujeres despiertos y fraternales en la filiaciaión divina. Esa secta no tiene poder para separar lo que es uno en el Amor incondicional de Padre/Madre Dios. Y en cambio ella misma se ha fabricado un poder absoluto con la complicidad del miedo, la comodidad, la inmadurez infantil de los "feligreses" y adeptos.

6) Si esos curas tan descontentos, en vez de darse cabezazos contra el muro del absolutismo, dejasen de intentar cambiar desde dentro el sistema, mientras lo están manteniendo con su participación en él, si se asociasen y creasen alternativas y ejemplos de vida nueva según su conciencia, unidos al resto de los ciudadanos laicos que buscan otro modo más ético y sano de gestionar la sociedad y dejasen de ver como madre iglesia a esa madrastra desabrida, abusona e injusta, una pirámide de poder, que no viene de Jesús sino que ha empañado su mensaje desde hace tantos siglos, que ha matado por defenderse de la verdad, que ha sido capaz, por sobrevivir, de hacer guerras, de bendecir dictaduras y tiranías, de callarse ante la barbarie nazi, de crear capellanes castrenses que bendicen cañones, que condena a los pobres que no pueden pagarse una anulación matrimonial pero concede esa anulación a ricos y famosos, que condena e incluso elimina si es preciso - véase el caso de Albino Luciani, JuanPablo I- a sus propios miembros cuando avisan de que las cosas no son tan santas ni tan buenas como parecen en el seno del montaje; que con un índice de homosexuales impresionante entre sus filas, condena la homosexualidad, que no considera delito la pederastia ni se somete a leyes civiles ni paga impuestos municipales ni de hacienda, que recibe dinero y subvenciones de los estados y de los políticos que condena y ante el hambre y la miseria mantiene un patrimonio de escándalo, unos viajes hollywoodenses a costa de los parados y de los desatendidos en plena crisis y en pleno desgarro del Cuerno de África.
Si esos curas "rebeldes" comprendiesen que Dios no pertenece a ninguna bandera y que su templo es el corazón y el alma del hombre, pasando por la integración con el cuerpo y el modo de vivir, y obrasen en consecuencia, hace mucho tiempo que esta tragicomedia de los macarras de la moral - como les llama Serrat- habría pasado a la historia, con bastante más pena que glamour.

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