lunes, 1 de agosto de 2011

PIRATAS DEL CARIBE A CARGO DE LA ADMINISTRACIÓN

El expolio continúa. No es bastante con arruinar el empleo. Ni la sanidad, ni la educación. Ni la ley de dependencia, ni evitar que una educación para la ciudadanía nos haga más responsables de nuestros actos y más conscientes de nuestras deberes y derechos. Ni la misma democracia ahogada en corrupción. No.
Al gran hermano no le basta con eso. Es insaciable, como los dragones de las leyendas exige que cada vez se le entreguen más primicias. ¿Y qué mejor primicia que la cultura? Despojar a los ciudadanos de su cultura es arrancarles la memoria y bloquearles la mente. Aplastarles el alma con la apisonadora de la brutalidad, de lo zafio, de lo garrulo. De lo monstruoso. A la civilización de la conciencia se opone este bunker del erupto pseudocultural, del escupitajo de la indecencia. Esto no es política, es el caballo de Atila.

Ni siquiera es por falta de presupuesto. Sino por puro caos. La organización y el orden de una biblioteca y de sus dependencias no tienen nada que ver con un presupuesto económico más o menos alto, sino con que los encargados sean capaces de regular que haya sitio para todo y que todo esté en el lugar adecuado. Simplemente. La inteligencia es gratis. Y cuando no está presente, no hay dinero suficiente para comprarla. Y ese es el problema de esta palurdez inculta y embrutecida por el apego al poder, al dinero y al amiguismo y sus chanchullos.
Casi siempre el problema de esta autonosuya de reino de taifas valenciano "apegado a la tradición" es que al cargo de un departamento y de sus pesadas y duras responsabilidades está un sobrino, un hijo, un hermano, un miembro de una gürtel, o el amigo o a miga o el amante o amanta o los recomendados de alguien que mangonea lo que le excede y lo que le supera. Personas que no serían capaces de organizar con inteligencia ni siquiera una economía doméstica, están al cargo de sectores importantes de la administración e incluso pueden llagar a presidir la comunidad autónoma e incluso permanecer en al cargo años y años sin que ni su partido ni los votantes muevan un dedo ni un voto para que los inútiles y los corruptos, -que son una misma cosa, porque ninguno de los dos lo puede hacer peor- no accedan ni permanezcan a donde no deberían llegar jamás.
No puedo evitar el recuerdo de la degradación del imperio romano. Y encontrar la triste analogía con Calígula, el loco e idiota incapacitado para gobernar nada, -pero elegido por el pedigrí dinástico, como en los partidos políticos- que a parte de hacer papilla la administración, el senado y el gobierno, terminó coronando emperador y sentando en el trono a Incitator...su caballo!

Y así nos va y nos seguirá yendo mientras el sistema de elección y de gobierno sean los partidos, que funcionan como si fuesen clubs de fútbol o dinastías decrépitas como en el imperio corrupto y borderline de Roma. Por fanatismo y apego a la "tradición".

Me pregunto, Valencia, si algún día despertarás de tu narcosis y de tu siesta. Si conseguirás liberarte de la cadena con que tú misma te has atado al duro banco de la galera que te arrastra al naufragio, mientras tú estás todavía celebrando la pesadilla ruinosa, en el sueño perdido y vano de una copa de América que nunca volverá, pero que te vació los bolsillos y la ética, destrozó para siempre el puerto, alteró la armonía y la paz de tus playas y te arrebató de un golpe el sentido común.
Pobre Valencia. Tan tan bonita como estúpida.

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