lunes, 25 de marzo de 2024

Reflexiones vitamínicas imprescindibles "da non perdere"; muchas gracias, hermano Roberto R.Aramayo y Nueva Tribuna, cómo no!

 

El papel de las emociones en la polis

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Círculo de Bellas Artes, presentación de Atlas político de emociones. (Foto: Roberto R. Aramayo).

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Esta semana se presentó en el Círculo de Bellas Artes un volumen colectivo titulado Atlas político emocional, donde intervienen tres generaciones de distintas procedencias geográficas. En este Diccionario de las pasiones en la polis van desfilando distintas emociones cuyo catálogo podría verse completado con futuros tomos. Fernando Vallespín, autor de “Miedo”, echaba de menos por ejemplo la voz “Curiosidad”.

En el coloquio quedó claro que resulta imposible desactivar una emoción intensa con sedimentos racionales. Afortunadamente no se trata de mantener un duelo entre la razón y las emociones, porque ningún argumento es capaz de obviarlas por completo. Es cuestión de manejar intensidades. Como dijo Spinoza hay pasiones alegres y pasiones tristes. De igual modo las emociones pueden ser instrumentalizadas para enardecer sin más un vano discurso político, pero también cabe que oficien como metas a conseguir.

El referéndum de Pinochet cinematografiado por Pablo Larrain muestra muy a las claras ambas diferencias. Recordar durante la campaña los horrores del golpe hubiera sido un desastre y fue un acierto apostar por la esperanza de poder cambiar las cosas. António Gómez Ramos destacó que casi todas las emociones positivas tenían firmas femeninas, lo que no deja de resultar curioso y da que pensar. Hay que felicitar a los promotores de la iniciativa y a quienes han contribuido para dar lugar a este interesante diccionario político de las pasiones.

Tal como uno u otro urbanismo determina nuestros hábitos y nuestra vida cotidiana, cultivar unas u otras emociones condicionarán tipos de convivencia muy diversos. La empatía favorece la cooperación y el odio en cambio genera una despiadada competitividad. Los discursos políticos y nuestras posiciones políticas deberían ser muy cuidados a la hora de seleccionar las proporciones. Por supuesto ninguna emoción se da en estado puro y las más antagónicas van de consumo, como el anverso y el reverso de una moneda, pero será su proporción e intensidad las que inclinen la balanza hacia un lado u otro. En ello nos va que nuestra dinámica política sea benéfica o un infierno.

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