martes, 25 de julio de 2023

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 Desde Religión Digital llega esto

Yolanda Díaz Carta a Yolanda Díaz: "No te he votado simplemente por tus vestidos"

"El decir es de izquierdas pero el vestir es de derechas... Ya me perdonarás"

Carta a Yolanda Díaz: "No te he votado simplemente por tus vestidos"

Resulta muy sorprendente y contradictorio, a la vez, que un teólogo de la liberación llegue a estas conclusiones: "No te he votado simplemente por tus vestidos"
Me pregunto si Jesús habría hecho y dicho lo mismo que este miembro de su religiosa "compañía" cuando permitió que Mª Magdalena le pusiera aceite y perfume en los pies, o cuando salvó de la lapidación a una mujer adúltera, o se fue a cenar sin prejuicio alguno a casa de Mateo, el recaudador de impuestos al servicio de los romanos que luego fue su discípulo y primer transmisor del Evangelio, o cuando  pidió agua para beber a una mujer samaritana que era como si ahora un aristócrata o un ministro, le pidiese agua a una mujer gitana en la valenciana Olla del Pastor, o también cuando pidió a Zaqueo, nada religioso, pero rico y poderoso, que le invitase a su casa para conocerse más de cerca...en fin... Los argumentos de este sacerdote para justificar que ha votado en blanco, ante Yolanda Díaz y los votantes de Sumar, son más religiosos e ideológicos que evangélicos, sin duda. Evangelio es "buena noticia", las críticas a gusto del criticador, no lo son porque no construyen y además dan más poder a lo más perjudicial, en el caso del voto, serían más bien lo opuesto,  un kakósangellós, una mala noticia. 
  Seguir la espiritualidad, la frecuencia energética, la andadura y la conciencia de Jesús en este mundo no es un asunto "religioso" es mucho más que eso: liberación auténtica de prejuicios y de juicios esclavizantes y clasificadores ("no juzquéis y no seréis juzgados") y mucho menos, no des un voto en blanco -como da la ley D'Hont a los que, en el caso español, más daño hacen a la justicia, a la igualdad, al bien común y a la fraternidad universal, que es manifestación evidente del Reino de Dios-, que es lo que sucede cuando esos votos inaplicables en concreto se entregan sistémicamente por la dicha Ley D'Hont, al partido que saca más votos que el resto. En este caso al pp. 
Es chocante que González Faus desconozca esa particularidad electoral, pero si no la desconoce, es más preocupante aún  esa actitud, en un ser humano que se decanta como afín al Bien Común y a los valores evangélicos, más que  por una personal pobreza de miras, buscándole los tres pies al gato que no acaba de entender.
 ¿Qué es más peligroso para la sociedad y su funcionamiento más justo, que gobiernen quienes se compran trajes a gusto y criterio de los votantes, o quienes trabajan por el fin de la miseria, de la injusticia y escuchan y resuelven diferencias y desequilibrio social, económico y legislativo, se vistan como se vistan? 
¿Cuánto le cuestan a la sociedad los vestidos superlujosos de las imágenes "sagradas",  los pasos de las procesiones, las casullas y capas pluviales, los manteles de los altares, los cálices, custodias y sagrarios de oro y pedrería, los mantos y coronas de las vírgenes y sant@s,  el mantenimiento de los retablos, imaginería y palacios-templo, y del propio Vaticano, donde ni siquiera el Papa actual quiere vivir?
 ¿Cuánta hambre y necesidad desaparecería del Planeta si tanto católico/robot ofreciera al bien común lo que se gasta en rituales y mantenimiento de fanatismos demenciales y decoración superflua, un modo de apaño pseudocristiano que Jesús, precisamente, vino a cambiar y a liquidar, como explican las Bienaventuranzas, su entrada en Jerusalén a lomos de un asno que le prestaron, rodeado por el pueblo llano, y no de sacerdotes ni jerarcas,  como fue y es su propio ejemplo de vida, o sea aun anti-rey total? 
Hay muchas -demasiadas- formas de seguir siendo los mercaderes en el Templo. Y eso, precisamente los más fans profesionales no deberían olvidarlo con tanta litúrgica facilidad.
Ah,y  una incógnita sin resolver que descabala el relato: ¿Cómo sabe este buen hombre dónde se compra Yolanda Díaz la ropa? A lo mejor se la hacen en su pueblo, o la hereda de sus hermanas, primas o cuñadas, para reciclar como hago yo, por ejemplo con ropa de mis hijas, nuera y amigas, para no consumir en exceso lo que no necesito, o quizás la compre en los chinos, que han hecho una industria de la indumentaria humana, cuyo trabajo da de comer y de vivir a millones de chinos y de chinas, instalados en España, sin que tengan que mendigar como lo hacen en la India o Bangladesh? 
 Es muy poco coherente el juicio sin conocimiento próximo de las circunstancias criticadas y muy curioso que no se critique la ropa de los políticos hombres y no se les eche en cara, como hace este teólogo, que no se vistan en el siglo XXI como Cánovas del Castillo en el XIX y sí se le reproche con el mismo argumento a Yolanda Díaz que no se vista como lo hacía Concepción Arenal hace más de un siglo, donde las costureras profesionales eran esclavas a domicilio para el servicio de la costura; a la casa de mis padres en los años 50 y 60 del siglo pasado venía quincenalmente una costurera para los arreglos de la ropa personal y de casa. Más que una profesión igualitaria era un servicio de pobres a ricos, a ellas nadie las llamaba señora ni señorita, sino sólo por su nombre: Rosarito, Emilia, Juanita. A la hora de comer se iban a su casa, luego volvían. 
Tampoco hace más de un siglo los curas podían salir a la calle sin la sotana y nadie les preguntaba si el traje se lo cosían en Roma, en Baracaldo, en Los Pajaritos o en Lavapiés. Pero en ese plan, hasta González Faus, tal y como lleva vistiendo años y años sin sotana, sería otra Yolanda Díaz para los católicos más tiquismiquis...XD! 
Menos mal que el espíritu y su obra constante en nuestras conciencias nos humaniza, nos transforma y nos quita la mugre del pasado más cutre, clasista y machista, tantas veces disfrazado hasta de virtud y fidelidad a ritos, rancias fijaciones y vuelta constante a la penitencia y el suplicio del bien y del mal, de esa juzgología ya incompatible con la propia evolución y supervivencia de nuestra especie, ya en pleno estado de bifurcación, para salir de la entropía, también religiosa.
Es una pena que existiendo un Teilhard de Chardin en la Compañia de Jesús, se le conozca tan poco en profundidad y no se entienda tantas veces que la Evolución no es sólo aceptar que  podamos descender del mono o de la Pantera Rosa, sino, sobre todo,  se trata de superar definitivamente la inercia animal del bien y del mal, bipartidista, provocadora hasta de guerras "santas" para triunfar, imponerse  y forrarse y, por ello,  desconocedora de la pluralidad con que la luz y la vida infinita sostienen la creación constante, sin colocar como bien el criterio personal y como mal todo lo que no entendemos ni nos encaja, básicamente, porque lo desconocemos y sólo juzgamos por las apariencias rituales del pensamiento, sin conocer la realidad de cada un@ que nos integra en la Familia Infinita, con todas sus variantes evolutivas y, que como dice Heráclito, fluyen constantemente.
Sin embargo, se va mecánicamente a todo lo contrario de lo que Jesús -que no dejó nada por escrito- nos inspira a cada instante mucho más en nuestro interior que en los relatos. Ya lo dejó clarísimo en la práctica: el Reino de los Cielos está dentro de nosotr@s y es la energía que nos transforma. 
En ese estado de resurrección evolutiva constante,ya no se juzga ni se critica desde lo aparente, porque se comprende, se escucha con atención y empatía, nada nos ofende, a "dios" tampoco, porque se lee desde el interior individual el interior de la familia humana, se perdona espontáneamente por anticipado, se disculpa y se ama sin condiciones ni apegos manipuladores, y desde luego no se deja el destino de los pueblos en las manos más injustas, ciegas y perdidas, evitando votar a la opción más sana, sólo  porque una representante política que lleva años dejándose la piel por el Bien Común, no se viste como Hildegard von Bingen, Hipatia de Alejandría, la señorita Rottenmeyer, Teresa de Calcuta o Concepción Arenal. Por lo leído se deduce que el problema no es de Yolanda Díaz y su indumentaria, sino del autor del relato y sus puntos de mira, sin ver lo que puede haber más allá de sus lentes habituales. Ainsss!!!!

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