miércoles, 26 de julio de 2023

Desde Nueva Tribuna nos llega esta ráfaga de frescura personalizada y a la vez creadora de integración comunitaria: la meditación como terapia fundamental para que todas las terapias adecuadas hagan efecto para alcanzar equilibrio, armonía y salud. La base bioenergética que nos permite conectar con el Tod@ y a la vez con tod@s. Es necesario que también la ciencia y la Psiquiatría descubran y experimenten los beneficios indiscutibles de la meditación como terapia que nos permite la conexión progresiva y constante con lo mejor y más sano de nuestro propio Ser. Muchas gracias, Dr. Manzano Callejo y Nueva Tribuna, un tandem magnífico!

 

PSICOLOGÍA

Beneficios de la meditación: del mindfulness al entrenamiento mental

La meditación disminuye el sesgo negativo sobre la información según algunos estudios. 
meditation

La meditación existe desde tiempos inmemoriales en las diversas tradiciones espirituales de Oriente y Occidente. En Occidente, en el siglo XX, se han desarrollado métodos derivados de métodos tradicionales de meditación, que se han inspirado en técnicas orientales, como es el caso de la Meditación Trascendental, el Mindfulness o Atención Plena o el Big Mind, entre otros.

En el mundo de la psicología han sido diversos los autores que se han interesado por estos temas, desde los inicios del siglo XX. El primero que hace alusión a la meditación es William James (1902), en su libro Las variedades de la experiencia religiosa.

Posteriormente, son muchos los científicos interesados en indagar o en experimentar con la meditación, como Carl Gustav Jung, con su práctica de la “imaginación activa”, Erich Fromm con el “Zen” y, posteriormente, un número creciente de autores dentro de las psicologías transpersonales que integran la meditación al ámbito de la psicoterapia y del crecimiento personal.

En los años 70 nos encontramos con los primeros estudios científicos sobre los efectos psicológicos de la meditación. Desde entonces, y especialmente desde la década de los 90, el número de estudios sobre este tema ha experimentado un aumento exponencial, que ha sido mayor en los últimos 10 años. En la misma década se hace el primer estudio sobre los efectos del mindfulness, un método derivado del Vipassana, que se ha adaptado para la intervención en salud mental. Los estudios más frecuentes, en los últimos años, se han realizado con el mindfulness, cuyo uso se ha generalizado en el ámbito clínico.

Beneficios y riesgos

La meditación puede tener muchos efectos positivos, en ciertos casos, se pueden tener experiencias desagradables, producirse riesgos o incluso estar contraindicada. Estos fenómenos no son nuevos, pues las advertencias acerca de los riesgos o dificultades del caminante espiritual están descritas por maestros o místicos de todas las tradiciones. Casi todos los autores actuales hablan de la meditación como un método que genera buenas experiencias. Lo que supone el riesgo añadido de que, al no advertirse de las posibilidades de tener experiencias desagradables, es más probable que quien las tiene experimente mayores dificultades o que no sea consciente de que dichos efectos pueden formar parte de un proceso de introspección o de autoconocimiento y que, elaborado adecuadamente, puede llevar a una mayor madurez y consciencia. Pero aún es más grave si alguna persona experimenta alguna alteración psíquica más seria y no es consciente de la necesidad de una ayuda especializada en el ámbito de la salud mental. Parece que la meditación no provoca los mismos efectos en todo el mundo y por ello es importante tomar consciencia de sus beneficios y de sus riesgos.

Entrenamiento mental

Un sesgo bien conocido en la toma de decisiones individuales es la tendencia a evitar información sobre resultados potencialmente negativos. La capacidad de un individuo para tomar buenas decisiones depende fundamentalmente de su conocimiento del estado del mundo. En la medida en que las emociones anticipatorias negativas juegan un papel importante en la evitación de la información, un entrenamiento mental que apunta a la regulación de tales emociones podría ayudar a disminuir su influencia en la toma de decisiones.

Una de esas formas de entrenamiento mental es la meditación de atención plena (mindfulness) cada vez más popular en occidente debido a una variedad de beneficios, por ejemplo, para la salud, el estrés, la depresión y la productividad. La meditación fomenta un estado mental particular (atención sin prejuicios al momento presente), y varias evidencias de la psicología y la neurociencia han demostrado que su práctica puede aumentar los niveles de atención y regulación emocional (y, de hecho, cambiar estructuralmente las regiones del cerebro asociadas con tales tareas).

Un estudio reciente realizado por Elliott Ash, profesor de Derecho, Economía y Ciencia de Datos en Zúrich y publicado en Economics Letters, muestra que las personas pueden reducir esta tendencia hacia la evitación de la información a través de la meditación realizada de forma regular de atención plena. Los investigadores definen la práctica de la meditación de atención plena como sentarse quieto con los ojos cerrados, observando, pero sin responder, control de la respiración, de las sensaciones físicas, de los pensamientos y de las emociones.

Estudio

Antes y después del experimento, los participantes del estudio tuvieron que responder a un conjunto de preguntas estandarizadas para determinar qué tan bien lidiaron con la información negativa y qué tan fuertemente respondieron a las emociones.

En esta investigación, los participantes (N=261) se asignaron aleatoriamente a una intervención de tratamiento (14 días de meditaciones guiadas de atención plena de 15 minutos) o a una intervención de control activo (14 días de escucha guiada de música relajante de 15 minutos). Los hallazgos muestran que la atención plena redujo la evitación de la información, es decir, la tendencia de un participante a evitar recibir información que pueda causar preocupación. En relación con el control activo, el tratamiento de atención plena redujo la escala de evitación de información en aproximadamente 0,25 desviaciones estándar.

Se proporciona evidencia de que el apoyo para la regulación de las emociones como un mecanismo plausible, ya que el tratamiento tuvo un efecto positivo en una medida de autoinforme de no reactividad a la experiencia interna.

Así pues, meditar durante solo 15 minutos al día ayuda a las personas a aliviar el estrés, aumenta su capacidad de concentración, reduce su riesgo de depresión y mejora su productividad. Al igual que en otros estudios, Ash y sus coautores pudieron demostrar que la meditación diaria aumenta la capacidad de las personas para lidiar con las emociones negativas. Este desarrollo positivo no se observó en los miembros del grupo control.

Los autores del estudio concluyen que la meditación de atención plena hace que las personas sean más resistentes a las emociones incómodas, lo que a su vez les permite procesar la información negativa de manera más objetiva. “Alguien que lidia bien con las emociones negativas también querrá saber qué podría salir mal como resultado de una decisión en particular", dice Ash. En otras palabras, el entrenamiento de meditación podría ayudar a las personas a tomar mejores decisiones. Dado que es más probable que también consulten información a la que podrían haber estado previamente en actitud negativa, estén más informados.

Se ha demostrado pues, que la atención plena reduce los síntomas de malestar basados en creencias, como la ansiedad y las preocupaciones habituales. En general, se ha encontrado que la atención plena aumenta las habilidades para regular las emociones.

Por último, compartir esta reflexión del escritor y médico inglés Sir Thomas Brown: 

“Quienes no meditan ni han aprendido a estar solos, viven en prisión consigo mismos y tal vez también con otros”.    

 

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Comentario del blogg:

Como pasa con todos los temas  de la salud, la meditación debe ser adaptada a cada ser humano, como se aplican los mejores y verdaderamente eficaces tratamientos   médicos. Ningún ser humano es idéntico a los demás, aunque compartamos humanidad y síntomas físicos y químicos, no compartimos genes idénticos ni almas ni conciencias iguales, así lo demuestran el iris de nuestros ojos y las huellas dactilares, siempre irrepetibles. Precisamente el acierto de la homeopatía se debe a ese modo de entender el factor humano, como lo entendían Hipócrates, Paracelso o Hahnneman: descubriendo la diversidad de pormenores que nos hace divers@s e irrepetibles, un@ por un@, por eso mismo en la homeopatía se considera fundamental la dilución de cada específico dosificado, según los estados y características personalizadas de cada paciente, algo que permite que el medicamento adecuado se pueda adaptar a cada un@, según su idiosincrasia personal, por lo cual, prácticamente nunca hay efectos secundarios relevantes, sino solamente alivio, mejoría y curación si el paciente se va despertando por dentro ayudado por elementos naturales repartidos en gotas, gránulos, glóbulos o cremas, tantas veces elaboradas por los farmacéuticos o por laboratorios abiertos a la diversidad y a la evolución.En Europa es lo normal, en España aun no se ha alcanzado ese nivel. 

Por esa razón, los tratamientos idénticos para tod@s, en la alopatía masificada,  sólo suelen aliviar los síntomas temporalmente y cuando se acaba el tratamiento, los síntomas regresan e incluso de agudizan y se cronifican, porque el ataque agudo se prolonga menos agresivamente en un ataque sutil y ya constante, hasta convertirse  en enfermedad crónica y expansiva, por la repetición persistente que produce curar los efectos sin curar las causas.  Justo al revés de lo que produce la homeopatía: una sanación exponencial, que aplicando mínimos vestigios diluídos al máximo de la sustancia atacante, crea una reacción fortalecedora del sistema defensivo que utiliza los ingredientes del ataque para crear desde dentro una vacuna natural, que desactiva, al mismo tiempo, la artillería infecciosa, inflamatoria e incluso, degenerativa. Exactamente lo mismo que hace la meditación en el territorio de la conciencia, las emociones y las ideas.  

Es similar a lo que sucede con la diferencia entre tratamiento homeopático y alopático, para la enfermedad considerada solamente desde la fisiología y la anatomía, lo que ocurre con la meditación adecuada individualmente y la meditación aplicada en bloque como en una escuela o en un hospital, a todos en masa, sin un proceso de sereno y paralelo autodescubrimiento inicial y constante, que con la práctica, se va haciendo universal e inseparable de su fuente y origen infinito, claro que sí, pero que no debe universalizarse desde el principio, porque cada ser humano es un microcosmos que precisa autorreconocerse en el proceso de la enfermedad o de la deficiencia,  para lograr sanarse, mejorar de verdad y superar las barreras egocéntricas, animalescas y primitivas del miedo, de la ignorancia, de la soberbia o la ira y la rabia, o el rencor,  tantas veces confundidos con derechos y dignidades, que ocultan e impiden el paso de la humildad y el autoconocimiento imprescindibles para conocer a l@s demás y amarl@s como a nosotr@s mism@s, sean como sean y estén como estén. Igual que hacen los buenos médicos y terapeutas con sus pacientes. 

Por todas estas razones, la meditación aplicada como medicamento alopático entraña más peligros que soluciones. La verdadera meditación como la medicina más eficaz, segura y ética, nos tiene que llevar a descubrir que, en realidad, somos nosotr@s mism@s, nuestros mejores médic@s. Pero para llegar a esa experiencia, hay que hacer la carrera completa con las prácticas y el estudio por dentro en paralelo al fuera. De ese modo, lograremos distinguir churras de merinas, enfermedad de salud, sueño de despertar, alucinación de lucidez, sabiduría y discernimiento de mera acumulación de datos memorizados, sin confundir el tocino con la velocidad ni un elefante con una bicicleta, como decimos en La Mancha. 

Como todos los medicamentos y tratamientos, la meditación da resultado cuando el paciente va despertando y creciendo por dentro mientras se sana por fuera, si no es así, todo remedio produce toxicidad si se alargan los procesos, o en el peor de los casos, una huída de la realidad, que nunca acaba en nada bueno. Pero eso no es culpa de la meditación, como tampoco es culpa de los fármacos que un antibiótico o un analgésico produzcan reacciones peligrosas en una biomáquina humana que aun no se ha descubierto a sí misma y anda de puerta en puerta, buscando fuera lo que  nadie le ha indicado ni ayudado a descubrir, lo que lleva dentro y cómo aplicar ese botiquín energético a la experiencia material de cada día. 


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