martes, 25 de julio de 2023

Aquí van una valiosas y generosamente compartidas reflexiones, también, por parte de Jesús Maraña e InfoLibre. Muchas gracias, info-familia querida, por esa conciencia tan lúcida como responsable y dando en el clavo total!

 

Derogado el ‘que te vote Txapote’: triunfa la España plural

Durante más de cinco años (desde el mismo día de la moción de censura a Rajoy) hemos asistido a una permanente campaña de las derechas política, mediática y económica para deslegitimar al Gobierno de coalición progresista. Lo que ha sido derrotado este domingo es sobre todo ese concepto patrimonialista de España que concibe este país como una especie de cortijo exclusivo en el que sólo pueden gobernar fuerzas conservadoras que sigan a pie juntillas el credo neoliberal. Este 23J, la España diversa y plural ha respirado al evitar la entrada de la extrema derecha en La Moncloa de la mano de Feijóo. Pero además, en la larga lista de quienes deberían dar muchas explicaciones desde hoy mismo no sólo figura el núcleo dirigente del PP sino bastantes nombres sonoros y poderosos del ecosistema mediático y demoscópico. De AnaRosas a Michavilas.

Dejemos de momento unos apuntes urgentes:

1.- Pedro Sánchez tomó la arriesgadísima decisión de adelantar las elecciones generales. Se jugaba no sólo el Gobierno sino su carrera política. Las urnas indican que ha acertado, no sólo por el hecho de convocarlas sino por volcarse en desmontar ese antisanchismo palmo a palmo. Ha dado una batalla casi personal contra las derechas, contra un poder mediático “desproporcionadamente escorado al conservadurismo” (como él mismo denunció en un programa de Atresmedia) y la ha ganado. Quienes han dedicado tiempo, recursos enormes y una prepotencia digna de mejor causa a “echar a Sánchez” han fracasado. El PSOE no sólo ha resistido sino que ha mejorado su posición. Tras unas semanas de derrotismo indisimulado, se siguió la estela de un expresidente Zapatero que ha dado un ejemplo claro de convicciones, claridad y valentía. (Otros exdirigentes socialistas como González o Guerra tendrían que echarle una pensada a su actitud).

2.- Ha ganado el Partido Popular, sí. Es la lista más votada, ha absorbido gran parte del voto de Ciudadanos (1.650.000 en las últimas generales), y se ha comido un buen trozo de la tarta electoral de Vox. Pero sus expectativas eran las de un “cambio de ciclo” que sólo podía desembocar en la “derogación del sanchismo”. Buscaba Feijóo una mayoría absoluta incluso sin Vox, llevado en volandas por el éxito de poder institucional que surgió del 28M y por una campaña repleta de mentiras, en la que se negó a condenar la infamia del ‘que te vote Txapote’, dio la espalda a cualquier debate después del cara a cara, mantuvo total opacidad sobre sus ingresos y despreció la obligación de explicar su amistad y relaciones con el narco Marcial Dorado. 

3.- El resultado de Sumar no se puede medir exclusivamente por sus 31 escaños, algunos menos de los que obtuvo Podemos en 2019. De las grandes formaciones políticas era sin duda la que salía con más dificultades a la carrera improvisada tras el 28M. Gestionar el acuerdo de 15 formaciones distintas, integrar en él a Podemos (con exclusiones que herían sensibilidades) y movilizar a un electorado fraccionado, dividido e irritado por las públicas tensiones internas, no era una tarea sencilla. Yolanda Díaz ha ido hacia arriba en la campaña hasta hilvanar un debate a tres en el que demostró una firmeza ante Abascal y una solvencia política que le permite seguir siendo clave para la continuidad del gobierno de coalición.

4.- Es indisimulable el testarazo de Vox. Su pérdida de casi veinte escaños es contundente, pero no nos engañemos: si el PP hubiera obtenido escaños suficientes para sumar con Abascal, la extrema derecha estaría exultante, y hoy el resto de Europa dormiría peor. Sería un error olvidar que está ahí, que participa en gobiernos autonómicos y municipales y condiciona las políticas de una derecha que hace tiempo que se ha desplazado hacia unas posiciones que rozan lo antisistema.

5.- El independentismo catalán, especialmente ERC, retrocede, como ya apuntaba el resultado de las municipales. La tentación inmediata de los republicanos y de Junts (dos o tres votos suyos bastarían para completar la mayoría de investidura) podría ser encarecer al máximo el precio para un apoyo a la continuidad del Gobierno progresista. Pero tendrán que medir también los límites: estirar la cuerda hasta el punto de provocar la repetición electoral o un gobierno de las derechas sería difícilmente digerible por su propio electorado.

6.- En Euskadi hay sorpasso de Bildu, por la mínima, sobre el PNV. Precisamente la cada día más dura competencia electoral directa entre ambos puede complicar también la relación con la coalición del gobierno central. Pero necesitan ese entendimiento, porque enfrente está una derecha de PP y Vox, cóctel que los nacionalistas vascos, de izquierda o de derecha, no han aceptado ni aceptarán, por convicción y por compromiso.

7.- Lo hemos advertido más de una vez en las últimas semanas: es tan abismal la diferencia entre la inmensa mayoría de las encuestas y el resultado de este 23J que quizás sea hora de exigir una regulación y una transparencia mucho mayores a quienes las utilizan como un arma política en busca de un efecto directo en las urnas. Cualquiera que conozca los precios de un buen trabajo de campo, con suficiente número de entrevistas y un análisis técnico profesional fiable se pregunta cómo ha sido posible la saturación de sondeos y trackings a la que hemos asistido. 

8.- No hemos tardado ni tres horas desde el cierre de las urnas en empezar a escuchar las voces que, ocurra lo que ocurra en las urnas, insisten siempre en defender un gran acuerdo entre el PSOE y el PP y una política de “ni agua” hacia cualquier grupo nacionalista. No terminan de aceptar la realidad diversa, compleja y plural de España. Lo exigible es que se gestione esa realidad con inteligencia, habilidad y respeto. Sin prepotencias ni martillos constitucionales. 

Cuando este mismo domingo pedíamos desde aquí la movilización de todos los ciudadanos y ciudadanas progresistas ya explicábamos los principales motivos por los que considerábamos trascendente esta cita con las urnas y la necesidad de frenar la ola reaccionaria que ya se había iniciado el 28M (ver aquí). Se ha demostrado que no era inevitable. Ha ganado la democracia frente a la política de la infamia y la mentira. No es poco, por complicada que sea la gestión del futuro. Ahora es pertinente que desde las fuerzas de la coalición se reflexione también sobre lo que significa haber bordeado el precipicio. Cuáles han sido las causas y cómo superarlas. “Somos más, muchos más, los que queremos que España avance”, ha dicho esta noche del domingo Pedro Sánchez. Así es, aunque conviene no olvidar que hay más de once millones de votantes que han apoyado a las derechas. A estas derechas. 


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