domingo, 15 de enero de 2012

Real, como la vida misma

Cosa rara en mí, que soy genéticamente republicana, llevo algún tiempo pensando en la familia real. Sí, como fenómeno paranormal. Como episodio de un EACS. O estado alterado de conciencia social. Como un paisaje digno del marciano Gurb, de mendozianas resonancias.

Primero fue la erosión, golpe a golpe, leche a leche, de JC I, que ha ido macerando su figura como un escultor poco mañoso. Hoy un brazo contra la cristalera, mañana una toña monumental que lo deja para el arrastre hasta en sus partes más pudendas y libidinosas; pasado, un traspiés en un acto público, luego cualquier otro roce o resbalón ya sea en alta mar o en bajo asfalto, muletas, bastones, camillas. En fin, La Zarzuela a estas horas dolientes, debe estar convertida en una sección de urgencias a la altura del Piramidón, por lo menos. Allí los recortes no llegan si no es para trocear vendas, esparadrapos y algodones hidŕofilos y esterilizados. ¡Ehpaña es asín! No tiene arreglo. La reina estirada y con tanta práctica Solac, planchándose el alma y la paciencia, mientras pasa lo que queda del día y de la noche mirando al infinito, porque, mejor así, que mirar lo otro.
Luego, los bodorrios, los natalicios, los divorcios, los duques consortes del bracete de las infantas. Cada uno a lo suyo. La remodelación psico-físico- ectoplásmica de doña Letizia, cada día más ficticia y fiel al papelón consorte, más que a sí misma. Y para rematar, Urdangarín y su gürtel personal. Invadiendo los Marivenes mallorquines y reuniendo al clan corleone en torno a la mesa familiar del ducado palmarés, que ha hecho palmar todo el débil entramado que soporta a la monarquía como se aguanta un catarro crónico de fumador, de esos de los que ya no se puede librar quien lo padece. Una monarquía heredada de una dictadura. Impuesta a la fuerza como salida "digna", y más o menos camuflada, de la vergüenza histórica. La bufonada del 23F para hacer saltar la cúpula golpista y afianzar la representación teatral de las coronas, los trajes y uniformes de Sissi emperatriz. Y todo ello a cuenta del 0'9% del PIB, subvencionado por los impuestos.
Me parece maravilloso que a los discapacitados se les reconozcan todos sus derechos. Es de justicia. Pero hay que reconocer que, por muy buena voluntad y empeño que se le ponga al asunto, una mente por debajo de la línea de flotación, no puede llegar no ya a Premio Nobel o a profesor de parvulario, ni mucho menos a desempeñar con normalidad funciones tales, como la Jefatura del Estado de cualquier país normal. Por mucho empeño y ayuda que reciba a su alrededor. Hay formas más sencillas, humanas, racionales y baratas, de ejercer la integración social.

Querido JC I, perdona que te tutee, pero no veo ningún motivo especial para tratarte mejor que a mí misma, a quien tuteo con toda naturalidad y autorespeto. Si te molesta, lo siento, pero vas a tener que aguantarlo, como yo tengo que aguantar tu presencia en mi país, que por cierto, no es el tuyo. Ya que naciste en Roma. No soy xenófoba, pero prefiero un jefe de estado oriundo que uno importado. Más que nada, porque sabe mejor de qué va esto, que un príncipe nacido por ahí, educado por allá, desparramado por acullá, matrimoniado con una griega, que ha tardado la tira de tiempo en hacerse entender cuando habla español y reciclado por un dictador que le ha taladrado a su imagen y semejanza, se quiera o no. El pedigrí, es el pedigrí. Qué se le va a hacer.
Me encantaría decirte todo esto personalmente. De verdad. No tengo nada contra ti, como individuo. Pero como figura representativa de la sociedad en la que vivo, no me gustas un pimiento. Nunca me has gustado. Creo que tu personaje empezó a disgustarme con aquellas fotos, en el ABC, cuando lo de tu hermano Alfonso.Me pareció que un tío de 18 tacos, cadete de una academia militar, jugando con un arma de fuego junto a su hermano pequeño, era un irresponsable y un cretino. Y que su familia debía dejar mucho que desear. ¿Qué pensar de un padre y una madre que tienen armas en casa y además las van dejando al alcance de cualquiera de sus hijos? Yo era pequeña, aquel año cumplía los 9. Pero lo recuerdo todo perfectamente. Y desde entonces, cuando alguien mencionaba que Franco te estaba preparando para que fueses rey a su muerte, no podía evitar un escalofrío. España era patética en aquel tiempo. Toda en blanco y negro. Como el NO.DO. Tus fotos también. Era evidente que el "heredero" tenía que estar a juego con el lúgubre paisaje y ¿qué mejor sucesor de un mediocre, que una segunda versión de Carlos II de Austria, torpe y metepatas, a caballo entre lo lelo y lo irresponsable, para que el rebaño de infelices oprimidos, acabase, con el tiempo, echando de menos al tétrico y oscuro Pigmalión-Frankenstein adicto a las penas de muerte y a la cleptomanía incontrolable de su Doña Carmen de Me-irás ( y no volverás), asaltadora orgánica de joyeros y peleteros? ¿Qué mejor opción para un dictador, mediocre y acomplejado, como todos los dictadores, que elegir para sucederse a sí mismo, a un títere dinástico, al que se puede manejar y usar como ariete contra su propio padre? Divide y vencerás. Y es lo que hizo contigo aquel fanático de sí mismo. Sin imaginar que lo mismo que le obedecías a él sin decir ni mú, obedecerías al primero que te ofreciese prebendas, adulación y complicidad, para sacar sus tajadas personales a costa de tu pobre y vacía majestad.

Mi abuela, que era monárquica por puro romanticismo, me contaba la historia de tu familia y la de todas la dinastías de Europa, que se conocía al dedillo. Y muy pronto descubrí sin que nadie me lo dijera, por qué los reyes, reinas, princesas y príncipes eran tan feos y tan raritos. Genética endogámica. Puro Mendel. Si sólo se combinan guisantes arrugados, verdes o amarillos, todos sacarán las mismas arrugas, que luego obligarán a las pobres reinas de apaño, a adquirir el solac fashion, o sea, a plancharse la cara de vinagre y la tiesura almidonada de las arrugas de la herencia. Porca miseria. Primos hermanos Borbones como tus padres, no podían hacer otra cosa mejor. Y ahí estabais los seis, los cinco, cuando Alfonso, gracias a tu colaboración hizo mutis forzoso. Como una copia reducida de la familia de Carlos IV que Goya clavó con un realismo mayestático. No era para menos.
De todos modos normalmente te olvidaba. Me importabas un rábano. Cuando tu boda, tus hijos y tus etcéteras. Te veía como un pegote dinástico, como una patata caliente que nadie se quería comer. Todo el mundo confiaba en que Franco tuviese un chispazo de lucidez y te olvidase en algún crucero por el Egeo. Pero no cayó esa breva. Y apareciste para liquidar el Sahara Occidental acojonado por la marcha verde. Los pobres saharawis le deberán a tu gestión desastrosa como rey en funciones, la traición y venta de su territorio a Marruecos. Fue una cerdada. Una indecencia. Nada digna de un futuro rey. No sé si fue idea tuya, imagino que no, porque estoy segura de que no eres capaz de dar un paso sin tener a alguien que te diga hacia donde. Como Rajoy. Como González, como Aznar o Zapatero. Estoy empezando a pensar si la política no vaciará las neuronas y por eso quita la inteligencia a los que le dedican demasiado interés o quizás sean los menos inteligentes y carentes de escrúpulos, los filosociópatas, los que se dedican a ella, con tanto ahínco hasta convertirla en profesión y en "clase". Aunque debo salvar a Suárez, que demostró un valor y una decencia que no se han vuelto a repetir en los años de falsocracia que llevamos a cuestas como una cruz de plomo. A lo mejor por eso ahora se ha refugiado en el alzehimer. Para olvidarse de vosotros. Las pirañas del poder por el poder. Sin nada más que aportar. Parásitos. Corruptos. Incapaces de estar a la altura de las responsabilidades que se os encomiendan por delegación, no para que os apodereis de tronos y poltronas desde los Bildelberg, las trilaterales o cualquier mafia glamourosa. Olvidando que un rey o un presidente de gobierno deben ser los servidores más humildes, eficaces y honestos de los ciudadanos que les mantienen con sus impuestos para que les representen y gestionen las necesidades de todos. Para eso están la Constitución y la democracia. Que visto lo visto os importan un bledo.
Ya te he dicho más o menos que te considero una desventura para este país; que eres como la sombra gris de un Berlusconi camuflado detrás del Toison y sus pelos postizos. Aunque entiendo que lo de tus amantes y despiporres debe ser una secuela de la líbido tarada que heredaste por el parentesco de tus ancestros, eso no te disculpa. Al menos, por ahora parece que no las has colocado de ministras ni de eurodiputadas. Menos mal. Hay tratamientos para sanar la satiriasis y terapias para convertir en buena gente a un hombre que jamás se ha planteado si se puede ser mejor de lo que él es. Y si no consigue una cota normal de comportamiento, no se le debe colocar en funciones que desbordan su nivel de comprensión. Ya que a pesar de ser tan incapaz. el destino o la manía de un dictador, le colocó en un puesto donde la vanidad y el jabón cortesano no deja espacio a la más mínima autocrítica. Y mucho menos a la crítica ajena. Pero para eso hace falta la chispa inteligente que se lo haga ver. Y si tú no la tienes, deberías reconocerlo y marcharte. Y los que te rodean, te lo deberían ir sugiriendo. No te faltará de nada. Tus ahorros en bancos extranjeros te cuidarán y harán que no acabes como tu abuelo paterno. Y si no, que te mantenga Urdangarín con todo lo que ha rapiñado en su sinónimo de lucro. Y si no, que tu hija y tu hijo hábiles y tu nuera, trabajen y os mantengan, que tampoco estaría mal. Y cuando digo trabajar no me refiero a inaugurar fiestuquis, leer discursos, saludar al tendido, presidir pasarelas e ir a las copas de fútbol o a las recepciones en los palacios. No. Me refiero a una profesión seria y útil, como la administración, la abogacía, la enseñanza, la economía bien orientada, el periodismo, la medicina o la mecánica, la biología, la hostelería, el diseño. O cualquier otra que no sea estrenar cada dos por tres trajes, zapatos, mechas, permanentes, botox y prótesis a cuenta de los ciudadanos que a cambio deben sufrir recortes escandalosos e impuestos injustos.

Por todas estas razones, JC I, es justo que vayas pensando en retirarte antes de que los mismos que están intentando mantener el tinglado se vean forzados a liquidarlo y que salgan a la luz tus vergüenzas y corruptelas que han desencadenado las de los políticos, porque todos conocen tus andanzas y por eso se corrompen, prevarican y cohechan impunemente a tutiplén. Eres el chantajeado mayor del reino, el paradigma real de lo rufianesco, pero a costa de la ética de todo un país que debe pagar tus platos rotos, además de tus fracturas óseas a base de practicar deportes de riesgo cuando ese tiempo de juergas y golferías, se lo debes a quienes te están manteniendo con una generosidad que se ha convertido en un despilfarro insostenible, un ejemplo pésimo para la sociedad, que además sale carísimo.
Para que te mantengas en el altar, España está pagando la cuota más desgraciada e hipócrita de su historia y de su economía maltratada y abusada por la "clase" que has fundado en tu reino de Monipodio. Quedarías genial convirtiéndote en jubilado. Haciendo mutis por el foro y teniendo el detalle de morir reconciliado con la ciudadanía a la que has engañado, esquilmado y burlado. Es cierto que no eres el único responsable, que los que se han aprovechado del pueblo español tapando y alentando tus vicios, tienen más culpa que tú, porque ellos sabían y saben muy bien lo que hacen y por qué. Tú sólo comes de sus manos. Eres un estómago y un instinto agradecidos. No das para más. Aplicate el cuento y olvida la impunidad intocable. Tú mismo lo has dicho: la justicia es igual para todos. Así que, médico, cúrate a ti mismo. Y aplícate el cuento.
Ese reinado de "Hola!" es el último rebufo del dictador que te colocó mucho más alto de lo que tu falta de ética y de lucidez podía alcanzar. Ya basta. Es hora de que este bodevil baje el telón.

Que Dios salve al Rey de sí mismo y a nosotros, del rey.

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