lunes, 1 de noviembre de 2010

Los castigos no solucionan nada

Comentarios: 31 | ELENA HERRERA

Juristas y colectivos de mujeres dudan sobre su posible regulación jurídica.

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Recojo esta noticia en el dario Público de hoy. Una pregunta que debería dar pie a una reflexión profunda. ¿Se puede corregir un vicio social a base de castigo o penalizaciones? Creo que no.

Se puede reprimir y vencer, pero nunca convencer a quienes no han comprendido desde su conciencia lo que significa el insulto en cualquier modalidad. Qué significado cruel tiene la burla sexista, racial o xenófoba. La burla no tiene nada que ver con el sentido del humor. El humor verdadero es una simpática y aguda manifestación de la inteligencia. y del ingenio Nunca es insultante. Nos acerca más a una tierna ironía capaz de descubrir el sentido lúdico de las situaciones que se pueden criticar salvando a las personas. Sin embargo la burla es obscena y lesiona la dignidad del individuo que es objeto de ella. Lo despoja de su humanidad y lo convierte en objeto de vituperio, de irrisión pública. Pero además reduce a cero la humanidad del burlante. Una persona que humilla a otra y además la convierte en el centro de sus ataques ridiculizadores, sin otro afán que degradarla, es indeseable. Sí, indeseable era una palabra que allá por los años 50 de mi infancia, se usaba muchísimo para definir a alguien con quien no apetecía encontrarse ni tener cerca. Era un automarginado moral. Un individuo que estando en una situación social de normalidad elegía marginarse por maleducado, por infame y por incapacidad manifiesta para la convivencia. Alguien que provoca con su conducta el alejamiento instantáneo del resto de sus congéneres, cuando éstos se sienten incómodos o agredidos por sus comportamientis anómalos y ofensivos.

Si embargo hoy,aquí, la inconsciencia nos lleva a no tener en cuenta esa lacra cruel de la burla, incluso la burla y el escarnio se han convertido en espectáculo de masas. Se coloca a un personaje determinado en el centro del cotilleo nacional. Se le exhibe, se le escanea, se le averigüa la vida, se le tira de la lengua para que cuente sus peripecias en público, se le asedia por la calle micrófono y cámara en rsitre y se le convierte en bufón universal. Con la bendición de los críticos y periodistas que no hacen nada más que hinflar el globo del patetismo nacional, criticando, defendiendo y condenando al pobre desgraciado que ha tenido la debilidad de entrar al trapo de la "fama".

Con este panorama indecente ¿quién va a poner el cascabel al gato? ¿a quién multar? ¿por dónde empezar el castigo, por el linchamiento mediático? ¿por el pobre zascandil que se extralimita en sus manifestaciones viscerales? ¿por el corrillo amplificador de tonos que lo lanza en público? ¿por la prensa que lo populariza y lo magnifica? ¿por los lectores o espectadores morbosos que siguen la ruta del desguace moral incapaces de saltarse la página o de pasar de canal cuando esa bazofia empastra el aire y la mirada? ¿valdría de algo una multa general a un país garrulo y obsceno por aburrimiento? Creo que no. Sinceramente. Mejor sería dar contenidos éticos y cívicos en la educación escolar. Mejor sería que el Estado crease escuelas de padres ,de asistencia obliagatoria. Que el ser padres implicase los estudios paralelos a los de los niños, pero en un sentido pedagógico de los valores. Mientras los hijos aprenden a multiplicar y hacer análisis gramatical, los padres deberían aprender como vivir con valores, como ser más limpios de pensamiento,de deseos y de actos. Como llevarse bien entre ellos. Como solucionar las crisis de pareja sin acabar en el abogado ni en el psiquiatra. Como separarse civilizadamente cuando todo termina. Como corregir y estimular a sus hijos con alicientes positivos y sólidos. Como darles ideales que no les limiten al consumismo y al poderío, a la imitación de famosos drogadictos o de personajes televisados y deleznables. Como enseñarles a no copiar a nadie y ser ellos mismos. A no necesitar ver en la tele como se destroza la imagen de otros para divertirse en plan circo romano del siglo I.

Las multas de tráfico tienen sentido porque hay un código de circulación que todos los conductores conocen por fuerza. Lo han estudiado. Se han examiniado y han tenido que aprobar para conducir su coche. Pero ¿quién ha estudiado el modo de conducir su vida? ¿de convivir con normalidad?¿qué cursos enseñan a respetar los límites de la libertad personal cuando tropieza con la dignidad del otro? ¿quién nos enseña el comportamiento adecuado,dónde se aprende la lucidez y el respeto unido a una sana autoestima? ¿Sería lógico exigir la práctica de lo que no se conoce ni se ha visto como ejemplo cercano? ¿Si un estado tiene un alto nivel de corrupción autonómica, institucional, financiera, religiosa, etc, puede multar a los ciudadanos que se corrompen por el morbo de la burla cruel? ¿tiene esa sociedad herramientas y métodos para detectar el origen variopinto de sus padecimientos, que confunde con su idiosincrasia y sus particularidades nacionales?

Lo de las multas por por carencia de vergüenza o de dignidad humana prosperaría en un contexto donde la conciencia personal detectase las propias responsabilidades. En un caos incontrolable de histerias y de frustraciones, de abusos teleradiados, de iras contenidas o sin contener,de machismo y feminismo a la greña constante, de tradiciones acorazadas que tapan pulsiones rupestres en forma de sanfermines, corridas de toros, cabras despeñadas o peleas de gallos, de oposiciones irracionales a todo aquello que no se puede dominar y controlar poco resultado pueden dar las multas por burla cruel, cuando la sociedad es una burla cruel de sí misma.

Voto porque haya escuelas de adutos de asistencia obligatoria par poder tener escolarizados a los hijos. Que las empresas públicas y privadas exijan el certificado de esos estudios prácticos de formación permanente para poder entrar a trabajar en ellas. Esto sí que daría resultado y sentido a la existencia de las multas por ínfimo uso y desgaste de humanidad.

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