sábado, 13 de noviembre de 2010

Otra vuelta de tuerca en la piedra de molino

21.000 archivos pedófilos en una parroquia de Castellón

El cura ha sido imputado por un delito de distribución de pornografía infantil

EFE Valencia 12/11/2010 18:16 Actualizado: 12/11/2010 19:32


(Diario "Público" de hoy sábado 13 de noviembre de 2010)



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Era un buen párroco muy amante de la cultura y "daba sermones de diez". Muy amable con los vecinos. Así definen en el pueblo al pedófilo que archivaba y distribuía pornografía infantil. Que además era el cura, el pastor del rebaño municipal. Cuando la brigada de la Guardia Civil especialista en la investigación de estos repugnantes delitos se presentó a detenerlo, las ovejas de la majada parroquial se quedaron sin balido. No se lo podían creer. Es lo que suele ocurrir cuando un modo de vida represivo e hipócrita se empeña en llamar sagrado a lo beato y laico a lo profano. Cuando se vive un mundo de definiciones teóricas y rupturas internas. Cuando Dios se la da y San Pedro es un Estado de lesa vaticanidad, una nación del ecosistema imperial, que flota entre la Nada y el armario de los disfraces. Un criadero de patologías tristísmas que se niega a revisar su sistema de ventilación, de limpieza íntima, de nutrición integral.

Una iglesia enferma sólo cultiva enfermedad. Una iglesia rígida y juzgadora, que no asume la realidad del hombre y pretende enmendarle la plana a Dios, es un tristísimo elenco de locura camuflada de falsa moral. Y no es nada extraño que produzca estas cosechas de delincuencia inconsciente e inmadura.

Sería muy perverso meter en el mismo saco a estos desgraciados personajes que a los seres generosos y llenos de bondad, que también los hay, y estan dando su tiempo, su dedicación y su vida, por la causa del hombre. Allí donde la miseria limita con la muerte, allí donde los recursos humanos sólo son las personas, allí donde el olvido de la sociedad ha relegado a lo más sufriente, allí, también, se encuentran cristianos católicos que han renunciado a todo por amor verdadero. Que no distinguen entre sacro y profano,entre religioso y laico, porque son gente de frontera, libres como el soplo del espíritu. Mucho más que creyentes: realizadores de la palabra que da vida en los actos justos. La normalidad del santo, es que es profunda y esencialmente humano. Sin embargo estos delincuentes patológicos no han alcanzado aún esa condición. Flotan en el mar confuso del caos de las reglas impuestas por lo arbitrario y el tirón natural y no asumido de sus pulsiones sexuales. Personas que eligen quizás esa dedicación pastoral para esconder inclinaciones que no consideran naturales, como la homosexualidad, debido a una educación insana. Prefieren esconderse bajo el alzacuellos antes que tener el valor de manifestar lo que sienten y desean en realidad. La iglesia institución lo sabe perfectamente y cultiva a posta esa castración enfermiza con tal de ampliar su recolección de vocaciones cada vez más precarias.

Es muy grave y no es de ahora. Esto ha sido historia desde siempre. Y no sólo en la iglesia católica sino entre los no religiosos también. Padres, hermanos o tíos, o vecinos o amigos de la familia, que durante generaciones han violado y estuprado criaturas inocentes sin el más mínimo escrúpulo, e incluso con la connivencia resignada de madres e hijas indefensas y paralizadas por el horror hasta verlo natural.

Sin embargo dentro del mundo religioso resulta mucho más terrible. La religión debería ser un consuelo, una orientación limpia hacia la salud del alma, de la mente y del cuerpo, de las relaciones y los vínculos humanos. Una salida del primitivismo hacia la realización civilizada y por eso, divina. El camino hacia una espiritualidad integradora y evolutiva. Sana, porque si no lo es no puede ser espiritualidad, sino neurosis. Pero no es así con una frecuencia alarmante y obscena.

Es urgente que esa igesia deje de criticar lo que no le gusta del mundo que la rodea y empiece a hacer limpieza general dentro de sí misma. Humildemente. Sin palios ni justificaciones. Que deje de ser una escuela profesional de devociones teológocas y de dogmas clasificadores de lo inclasficable y simplifique. Allane los caminos en vez de cavar trincheras. Tienda puentes en vez de quitarlos. Y sobre todo, de que se baje del trono de los poderes del dinero y la fuerza de la opresión y se convierta de corazón y de pensamiento en lo que de verdad debería ser: Un toque de salud para el mundo. Un abrazo de bondad para el dolor.


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