viernes, 24 de septiembre de 2010

Liberación ya

Se lamentan los buenos católicos y los cristianos cumplidores de que su iglesia esté patas arriba. De que los curas se secularicen cuando se ven obligados a traicionar su conciencia por obedecer a su creencia. De que la gente abandone la religión porque ya no encuentra respuestas acertadas a su búsqueda. De que sus jerarquías vivan etrincheradas en la fortaleza vaticana como si fuese Massadá o Numancia. Muertos de miedo a ser testigos de algo en lo que no creen de verdad que sea posible.
Lo patético es que todo este final viscontiano, este largo invierno del imperio de la letra que aplasta su verdadero signficado con los trazos de una caligrafía tan enrevesada como ilegible, esta decadencia natural, se vea con nostalgia y tristeza, con los ojos de quienes han perdido algo. En vez de verlo como lo que es y Jesús ya avisó: los signos de los tiempos. "Cuando veis que los frutos han madurado sabeis que el verano está llegando. Pues si sois capaces de daros cuenta de eso,¿cómo no sabeis ver lo que teneis delante?". "Cuando el execrable se asiente en el lugar sagrado, sabreis que el fin está a las puertas". O sea,¿por qué nos lamentamos de que esté llegando la primavera y de que esté acabando el invierno? ¿Quién nos ha dicho que los tiempos de la iglesia "triunfante" y en expansión han sido los mejores?¿No será nuestro miedo a los retos felices y liberadores que plantea la desestabilización del evangelio, lo que nos está impidiendo comprender y celebrar un tiempo nuevo, donde el Espíritu lleva el timón del gozo y la realización en medio del aparente caos? ¿No será el apego a las formas viejas y conocidas lo que impide que veamos la maravilla de la nueva creación que nunca se detiene?
La libertad no es hacer lo que nos da la gana, sino la capacidad de soltar sin recelos lo que nos impide crecer. Si una iglesia inoperante y corrupta, sin más norte que cerrarse en y sobre sí misma, te escandaliza, arráncatela. Que más vale estar con la humanidad, con los Hijos del Hombre, que busca sanamente el reino de Dios , sin ella, que pertenecer a un estado político-religioso fuera de tiesto, que no lee los signos y se acobarda si pierde poder. Que ha elegido servir a la bestia agarrada a la letra que ha escrito ella y olvidar lo que Dios ha escrito para todos.
Si lloras porque no puedes ver el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas, que son constelaciones de soles.

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