martes, 7 de septiembre de 2010

La confusión moral

La palabra "moral" deriva del latin mos-moris, que significa costumbre, hábito. La palabra "ética" viene del griego "ethos"que tiene idéntico significado. Uso, costumbre, habito, tradición consuetudinaria, rutina de conducta, podríamos buscarles varias connotaciones y ninguna definiría la necesidad que el hombre del s XXI tiene de otro tipo de guía esencial. Una sistematización de los valores que permita conocerlos e interiorizarlos. Esa ciencia de los contenidos comportamentales que supera la mera costumbre, la moda, lo cambiante, eso es algo que está por definir y flota en el mar de las confusiones. Identificando valores básicos para la convivencia con la rutina de la costumbre, de las "maneras" gestuales, los valores se trivializan y pierden su fuerza, confundidos con los caprichos y particularidades de cada cultura. Por ejemplo, para ciertos sectores de la cultura árabe el eructo es un signo de agradecimiento en la mesa, que reconoce la habilidad y la hospitalidad del anfitrión. Para un europeo es un gesto grosero de pésima educación. Ambas culturas tienen razones para pensar cada una de un modo, pero eructar en publico, objetivamente es un hecho biológico, no es un valor. Sino un habito.
Cuando llegan agosto y septiembre casi todos los pueblos de España están en fiestas, y eso es un hábito, no un valor. Cuando llega marzo Valencia se convierte en un polvorín, es una costumbre, no un valor. El uso del burka o del velo islámico o las tocas de las monjas católicas o las sotanas de los sacerdotes, no son valores, sino costumbres, independientemente de que se les conceda aparte un valor religioso, no mejoran ni modifican la conciencia, ni son  imprescindibles para mejorar la vida de nadie. Una mujer no es mejor ni peor porque lleve un velo en la cabeza. Un pederasta puede llevar sotana toda su vida y  eso no modifica para nada el contenido de sus actos inmundos.

Los valores son cualidades personales útiles a la sociedad que trascienden la limitación privada y se hacen universales porque mejoran y ennoblecen la vida de los ciudadanos. Por ejemplo, la honestidad, el respeto, la compasión, la solidaridad, el orden, la disciplina, la higiene, la alegría, la cooperación, la salubridad, el trabajo, la moderación, la honradez, la sinceridad, la autenticidad, la verdad, la libertad, el sacrificio, el esfuerzo, la coherencia, la amabilidad, la responsabilidad, la fidelidad, la gratitud, la generosidad, el dialogo, la hospitalidad...todos estos "usos" o "costumbres" no dependen de ninguna moda usuaria ni "manía" etnico-cultural. Son independientes del tiempo y  de la geografía. Tienen "valor" por si mismos en todos los lugares, por distintos que sean. Y no se practican porque sí, sino porque les vemos un sentido que produce sensación de bienestar con uno mismo y con los demás, porque facilitan la convivencia y hacen mas agradable la vida de todos, porque educan y modelan nuestros rasgos mas animales e incompatibles con la convivencia.

A lo largo del tiempo ha habido escuelas de pensamiento y pretendidamente "espirituales", que han fustigado la moral y la ética porque las han tomado en su acepción primaria, etimológica, viéndolas como un conjunto de comportamientos generalizados superficiales y susceptibles de cambiarse según los tiempos, loa lugares y las modas. Con ello han calificado de hipócritas a quienes siguiendo usos y costumbre religiosas, por ejemplo, no tienen un sistema de valores profundos, sino una gestualidad de superficie, que debajo puede esconder un nido de víboras. Por ejemplo en 'El Padrino", la descripción de la "cultura del respeto mafioso" esta muy bien definida. Se trata con muchísimo "respeto"al enemigo, que incluye, por supuesto la máscara de una falsísima "buena educación" que permite sin remordimiento alguno dar un par de besos de Judas e invitar a comer al que diez minutos más tarde se dará la orden de asesinar . Esa es la "moral" que repugna, porque precisamente carece de valor profundo y se reduce a una costumbre una maléfica y cruel envuelta en papel de regalo para 'perfeccionar' el engaño.
Para no seguir confundiendo churras con merinas deberíaamos incorporar una nueva ciencia practica con nombre propio, Valores, le llamaría yo para simplificar. Y haria de ella una especialidad didáctica en carrereras como Filosofía, Sociología, Ciencias Politicas, Derecho, Económicas y Empresariales, Medicina , Pedagogía, etc...Toda carrera que implique un trato directo con los demás, debería incorporar esa asignatura, profundizando en niveles más complejos a medida que se avanza en los estudios.
La pondría como obligatoria en las escuelas primarias e institutos, en los cursos del INEM,en los masters, aplicada a las especialidades, como deontología particular que ilumine la aplicación practica ajustada a la sociedad por medio de la profesión.

Esta ciencia necesita ser interiorizada e impartida desde la infancia y antes, desde que los padres futuros decidan tener hijos. Se acabarían así los problemas de violencia domestica,los malos tratos, las infidelidades, los traumas gravísimos que causamos a nuestros niños, simplemente por la carencia de valores. Los valores son el cincel modelador de las conductas, los modificadores que sanan, que enseñan con el ejemplo de lo que vemos, mucho más que de lo que nos predican o enseñan solo en teoría. Solo con Valores se puede ser humano de verdad, sin valores no trascendemos la animalidad que habla, piensa mecánicamente y consume con voracidad. Seremos homínidos un poco más hábiles, pero aun no habremos alcanzado la categoráa humana real.

Cuando los Valores no existen en una sociedad y todo simulacro de ellos se reduce al pensamiento teórico, esa sociedad vacía de paradigmas ejemplares y tangibles, repleta de costumbres mecánicas sin sentido real, es hipócrita naturalmente. Ni siquiera sabe que lo es porque ha nacido y crecido en la jaula de la hipocresía como los canarios, que nacen y viven en cautividad de tal modo que si salen de la jaula en libertad, mueren enseguida porque no saben volar, ni buscar alimento para subsistir, sin depender de alguien mas poderoso que se lo proporcione. Las personas se adaptan y establecen los lazos de la impotencia partidista y se asocian, no para unir fuerzas que no poseen, por supuesto, sino en busca de la fuerza que necesitan al carecer de Valores. Así se potencia un lider y su grupo o secta política, religiosa, artística, social, et. Lider que sin Valores, igualmente, habla de oídas porque quizás es ha leído o viajado un poco más que el resto,  o se atreve a hablar de lo que le han contado los escritores leídos. Pero sin Valores,en realidad lo único que hará será valerse del liderazgo para aumentar el tamaño o de la jaula y presionar a los seguidores con el miedo a salir de ella. Así tiene asegurada la clientela que le proporciona lo que necesita: inflado del ego para seguir adelante mientras él o ella, proporcionan al rebaño el redil "seguro" de una ideología o de un sistema de pensamiento, "distinto", basado en la personalidad patológica y narcisista del lider.
La carencia de Valores unida a la acumulación de poderes es una dictadura, una egocracia que encanta a los dominados porque alguien con un ego mas potente demuestra tener capacidad para decidir lo que hay que hacer, lo bueno y lo malo. Lo que conviene para ser ricos, tener trabajo y seguridad ciudadana, cosas para consumir y dinero para divertirse sin más limitación del placer que la cantidad de dinero disponible.
El ideal de esa sociedad nunca será desarrollar los Valores desconocidos para ella, que hacen grande al hombre y al país, sino acumular al máximo para acercarse al prototipo paradigmático que les "protege" y les explota, aunque ellos no lo vean así. Porque los medios de comunicación están al servicio de la misma tiranía. La escuela de estos sistemas elimina por sistema la enseñanza crítica, la formación ética y cívica, los Valores. De la religión prefieren enseñar los dogmas y las liturgias, evita la moral profunda para evitar las grandes incógnitas. Mucho mejor prohibir la lectura de ciertos libros, prohibir el divorcio, la homosexualidad, el aborto o la eutanasia sin debate social alguno. Mientras se hace la vista gorda con la xenofobia, el racismo y la marginación de los más pobres y desasistidos, que adquieren el estatus de la limosna "caritativa" potenciado por el derroche y el consumismo desatado.
El resultado de este maremagnum de barbaridades sin el mas mínimo recuerdo de Valor alguno, es la catástrofe social. La crisis permanente y la injusticia como caldo de cultivo.
Nadie se responsabiliza de este estado de cosas y todos se tiran la pelota de la culpa. Desconocen que es la simple falta de Valores lo que desencadena el caos. Hablan de ética y moral, pero tropiezan con que esas dos palabras ya no le dicen nada a nadie. Están vacáas porque su significado no se corresponde con la realidad y la necesidad que tiene el campo social en este momento de su historia. Terminando unos tiempos turbulentos cuyo cumplimiento es atraído por el propio caos que hace cada vez más necesario ese cambio de conciencia que cuanto más se demore, más duro se percibirá.

Practiquemos los Valores individualmente. No busquemos lideres ni personajes 'solucionadores', solo busquemos hacernos conscientes y practicantes de Valores, esa misma práctica nos irá asociando sin cabezas visibles, como hermanos y amigos que caminan al unísono cada uno por su vía, pero todos en la misma dirección. Poniendo en común lo que saben, tienen o pueden compartir. Viviendo y creciendo con esa riqueza que es la verdadera fuerza. Los Valores eternos que ni el tiempo ni las circunstancias pueden anular ni desactivar. La potencia del cambio global.

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