¿Qué hace especial a la cultura humana?
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Se ha descrito por muchos autores, desde Tylor, la cultura como un sistema de informaciones, creencias y valores que dotan de sentido nuestras acciones y al que recurrimos para comprender el mundo. Esta delimitación de la cultura permite estudiar de mejor manera los grupos humanos, ya que resalta los aspectos únicamente humanos de la cultura: su dimensión lingüística, su carácter simbólico, la identificación de los sujetos con su cultura, su estabilidad y transgeneracionalidad.
Por otro lado, la formidable complejidad de la cultura humana es única, pero existen animales que también ostentan muchas prácticas dignas del calificativo de culturales por ser independientes de la herencia genética, esto es, que son adquiridas mediante aprendizaje social, las cuales además distinguen a unos grupos de otros.
Lo especial de la cultura humana es su carácter abierto. Se puede acumular, pero luego nunca tiene que parar, simplemente sigue adelante
Es evidente que los humanos somos una especie singular en base a la cultura. Casi todo lo que hacemos depende de conocimientos o tecnologías que han llevado muchas generaciones construir. Ningún ser humano podría, en el transcurso de su vida, dividir el átomo por sí solo desde cero. Ni siquiera podrían concebir hacerlo sin siglos de conocimiento científico acumulado. Se pensaba que la existencia de esta llamada cultura era acumulativa por la cual las tradiciones se conservan en una población con suficiente fidelidad para permitir que las mejoras se acumulen. Se sostenía que esto requería las llamadas formas de orden superior de aprendizaje social, como la copia imitativa o la enseñanza, que, a su vez, se ha sostenido que son exclusivas de los humanos (aunque, véase una revisión de la copia imitativa en animales para ejemplos potenciales). Pero si despojamos la definición de cultura acumulativa de sus elementos esenciales, para que una tradición conductual se considere acumulativa, debe cumplir un conjunto de requisitos básicos. En resumen, una innovación o modificación beneficiosa de un comportamiento debe transmitirse socialmente entre los individuos de una población. Este proceso puede ocurrir entonces repetidamente, dando lugar a mejoras o elaboraciones secuenciales. Según estos criterios, hay evidencia de que algunos animales son capaces de formar una cultura acumulativa en ciertos contextos y circunstancias.
"¿Qué tiene de especial nuestra especie en el ámbito de la cultura?" es una pregunta que los científicos se han planteado durante siglos, y ahora un científico de la Universidad Estatal de Arizona, Thomas Morgan, tiene una nueva hipótesis que podría cambiar la forma en que nos percibimos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea.
"Hace diez años, básicamente se aceptaba que era la capacidad de la cultura humana para acumularse y evolucionar lo que nos hacía especiales, pero los nuevos descubrimientos sobre el comportamiento animal están desafiando estas ideas y nos obligan a repensar qué hace que nuestras culturas, y nosotros como especie, seamos únicos", refiere el antropólogo evolutivo Thomas Morgan en un nuevo artículo de investigación publicado en Nature Human Behavior.
En cuestiones de cultura y de saber, sólo se pierde lo que se guarda; sólo se gana lo que se da
Ahora sabemos que las culturas animales también pueden hacer esto. Entonces, si los animales tienen culturas en evolución, ¿qué tiene de especial la cultura humana que nos diferencia de otros animales? Morgan y Feldman, abordan esta cuestión en este nuevo artículo, "La cultura humana es singularmente abierta, no únicamente acumulativa".
La pregunta clave de qué tiene de especial la cultura humana, tratamos de responderla comparando a las culturas humanas con las culturas animales, con la epigenética y con los efectos parentales, y tantos sistemas en evolución como se nos ocurran.
Y al final llegamos a la conclusión de que lo especial de la cultura humana es su carácter abierto. Se puede acumular, pero luego nunca tiene que parar, simplemente sigue adelante.
Por último, compartir esta reflexión de Antonio Machado: “En cuestiones de cultura y de saber, sólo se pierde lo que se guarda; sólo se gana lo que se da”.
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