domingo, 15 de diciembre de 2024

Hoy podemos dar un vistazo a esta publicación del Diario Levante y así atar cabos despertando conciencias, en una conexión elemental entre el cultivo de "la parola io", que comentamos ayer, y el desastre que los "yoes" pueden causar cuando se les deja sueltos en la sociedad humana ppillando el ppoder y con él, manejado por sus "egos/yoes/ios" convierten a la ciudadanía y al bien común en su felpudo, que pasa a ser su "bien privado". Ahí está, ahí está, el timo valencià. Y por falta de avisos y de pruebas en la 'selva mazónica' no será 😰😱 ...Ains!!!!


Sin perdón, un artículo de Juan R. Gil

Carlos Mazón y Llanos Massó, en una imagen de archivo.

Carlos Mazón y Llanos Massó, en una imagen de archivo. / Fernando Bustamante

Desde el día de la Gran Riada, la atención de los medios de comunicación ha estado fijada en el PP y el PSOE. Es normal: Carlos Mazón preside la Generalitat y Pedro Sánchez el Gobierno de España. Todos los departamentos, todos los mecanismos interpelados por la catástrofe, están bajo la dirección de uno u otro de los dos grandes partidos. Es normal, decía, pero no es justo. Hay otra fuerza política que debería tener trato preferente y a la que no estamos atendiendo como se merece. Empecemos a corregirlo.

Me refiero a los campeones de Vox. A esos que dicen venir a acabar con los chiringuitos y que en cuanto tocan poder, incluso si es de refilón, se aprestan a montarlos. Los que despotrican contra los sueldos de los políticos pero no perdonan cobrarse el suyo. Los que claman contra el nepotismo pero convierten las listas en empresas familiares. Los que quieren acabar con las autonomías o las diputaciones pero las parasitan sin renunciar jamás a la nómina, el despacho, los asistentes, el coche, el chófer y el pase VIP. Los que descalifican a los asesores pero tienen, en proporción a su representación, más que ningún otro partido, porque es lo primero que negocian cuando su apoyo es necesario. Los que tachan al PP de “derechita cobarde” pero siempre le dan el gobierno. Los que aparentan romper pero nunca rompen tanto como para perder todo el estipendio. Lo que va delante, va delante.

Son, estas gentes de Vox, las que han denigrado la institucionalidad de lo que representan las Corts hasta extremos inimaginables. Los que mantienen en el machito a una presidenta, digo de Llanos Massó, segunda autoridad de la Comunitat, que acude a congresos por toda España para ensalzar a Isabel la Católica, a gastos pagados por los contribuyentes, por supuesto, pero no tiene tiempo para pisar la zona cero del mayor desastre ocurrido en Valencia en siglos. La torpeza de populares, primero, y socialistas, después, ha hecho que nos enredáramos con el sueldo del vicepresidente Gan Pampols y del comisionado José María Ángel. Pero convendría recordar lo que la patriota Massó, a la que apenas vemos salvo que sea para poner en cuestión la violencia machista, predicaba a los fieles en 2021. Decía ese año en X, la plataforma que más trabaja en favor de los populismos, la hoy Molt Honorable Senyora: “O se cambia el modelo o vamos al desastre (…) O autonomías o pensiones”. Pero no habían acabado de contarse las papeletas que unos miles de ciudadanos desavisados habían depositado en favor de ese mensaje, y ya se avino ella a aceptar los oropeles de un cargo por el que, aunque le venga grande, cobra más de 100.000 euros al año, prebendas aparte. Así que las demás pensiones no estarán aseguradas, pero la suya se la ha garantizado. La solidaridad bien entendida empieza por la propia faltriquera.

Acabo de escribir que miles de ciudadanos “desavisados” votaron a esta cuadrilla, de muchos de cuyos miembros se desconoce su desempeño profesional hasta el momento en que les tocó la lotería, entre otras cosas porque, en lo que respecta a los subalternos, la mayoría forman parte de la quinta columna de la M30 y no se tenía noticia de ellos en estas tierras hasta que estrenaron moqueta. Pero no se entienda como un reproche hacia esos votantes, que tienen derecho a hacer lo que consideren oportuno cuando acuden a las urnas. De eso va la democracia. Somos los demás, sobre todo políticos de otros partidos, intelectuales y periodistas, los que nos lo tenemos que hacer mirar. Porque nos perdemos en demasiadas ocasiones discutiendo sobre las causas profundas de que gente como Llanos Massó, José María Llanos, ese síndico incapaz de explicar cómo se puede decir que “es un clamor en las calles la incompetencia de Mazón el día de la DANA” y al mismo tiempo soportarlo con sus votos, o Juan Manuel Bádenas, el hombre que se fue de finde mientras al lado de su casa se buscaban muertos, hayan llegado hasta donde están. Y nos dedicamos poco a advertir de lo obvio: que se trata de una estafa política. Escribimos mucho de tensiones sociales. Se nos llena la boca, o la pantalla, hablando de “ultraderecha”. Como si eso no lo llevaran ya incorporado como timbre de orgullo. Cuando lo que hay que contar, sin necesidad de mayor adjetivación ideológica, es que son unos ganapanes, unos aprovechados cada uno de cuyos discursos no es más que “spam”.

Miren: no tienen nivel. Repiten como loros lo que les dictan desde otros lugares que nada tienen que ver con la Comunitat Valenciana ni con ninguno de sus municipios. Ni siquiera, las más de las ocasiones, con España. Están en puestos que jamás habían soñado ocupar, con sueldos que nunca habían imaginado ganar. Son, en este caso, los responsables de haber eliminado la Unidad de Emergencias, puesto que la conselleria de la que dependía era de su competencia, aunque Mazón fuera tan frívolo como para correr a atribuirse el mérito. Y son, esta alegre muchachada de Vox, la que forma el único partido que ha votado en el Congreso contra las ayudas a Valencia tras el desastre. El único. Con eso solo bastaría para que una ciudadanía mínimamente concienciada de sus propios intereses los mandara a casa. Pero suben en las encuestas. Porque no insistimos lo suficiente en el escándalo que su comportamiento diario supone. Mea culpa.  


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