domingo, 1 de mayo de 2011

Nuestro primo el de zumosol ha matado al coco.

Nuestro primo el de zumosol ha matado al coco. Y ahora el mundo será mucho más bonito sin él. La guardería global está a tope. Globos y piruletas alrgran el patio del recreo. Como torres gemelas en papillot. ¿Será el primer milagro del nuevo beato Wojtila? ¿O un regalo retrasado para la boda disney-fashion de antes de ayer? Nunca lo sabremos. Como tampoco sabremos si el coco ha existido alguna vez. Porque, de verdad, de verdad, ¿quién ha contado en directo y vivo si ha visto a Bin Laden más allá de los videos y el fotoshop?
A mí, personalmente, siempre me mosqueó esa cara verde aceituna, ese gesto geométrico siempre igual, tanto si hablaba como si callaba. Una mirada de videojuego y un aire tan virtual como irrisorio que le daba un aire de irrealidad, de retrato-robot diseñado por el poli menos hábil de la comisaría planetaria. Por otra parte ahora recuerdo que Michael Moore en su 9-11, explicaba que la familia de Bin Laden, muy amiga de la familia Bush, por cierto, fue remitida a su país de origen a toda velocidad y en un avión del ejército USA, al día siguiente del atentado. ¿Para protegerla? ¿ O para que no hablase y contase que el coco no existe y que su hijo rebelde estaba retirado del mundo haciendo un ramadán por su cuenta y nada tenía que ver con ningún terrorismo ad hoc?

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