jueves, 26 de mayo de 2011

Algunas ideas para repensar antes hablar y hacer

Hay un asunto pendiente muy importante que, forzosamente, debemos considerar. Es estupendo que se cambie el sistema corrupto, que los valores sean la clave de nuestra convivencia y de la vida ciudadana, que gestionarse en grupos y asociaciones es mucho más practico y útil que hacerlo en ese mundo pantagruélico y laberíntico de la "politicancia global y difusa", pero es esencial que creemos cauces racionales y justos para las nececesidades diarias. La realidad es una apelación y un compromiso diario, que hay que solventar y canalizar. Quizás deberíamos empezar cambiando la palabra "política", por servicio público o servicio ciudadano. Eso nos ayudaría a no dar patinazos hacia el caos. Se puede vivir sin "póliticos" al modo usual que ya conocemos, pero no podemos vivir sin organizar y estructurar necesidades y soluciones. Movilizándonos individualmente y en grupo, con ideas claras y una disciplina imprescindible para que todo vaya adelante. Creando núcleos solventes y consistentes para los tiempos en que el entusiasmo es reemplazado por las inercias y las zonas grises o negras que todo lo oscurecen, hasta la voluntad de cambio y las mejores intenciones. Superar ese riesgo será la prueba del nueve para estas proclamas entusiásticas que si no responden a una evolución real, podrían perderse en el vacío. Una cosa es la borrachera que pueda producir este poder covocador y vociferante yotra muy distinta es el trabajo de campo, de una seguida en lo privado, en lo concreto, en la cotidiano. Querer un mundo más limpio y dejar la ciudad hecha un asco llena de botellas y botellones es incompatible. Querer un mundo más bello y habitable y emplear la violencia verbal, el taco cada dos palabras y el insulto y el gesto agresivo, tampoco tiene futuro, porque serán lo mismos perros con distintos collares. Lo que puede cambiarnos no es una revolución -ya hemos visto como acaban todas- sino una evolución profunda. El por qué es muy simple: una revolución es poner las cosas patasarriba, dar un vuelco, que por inercia pendular volverá despues al polo opuesto para compensar. Es como hacer limpieza general y al día siguiente, mancharlo todo otra vez y creerse que esa oscilación es lo normal. Y no. La limpieza general para que sea realy verdadera, tiene que crear la necesidad y la disciplina y la afición por la higiene. Y así como dice el refrán: No es más limpio quien más limpia sino quien menos ensucia. Pero la evolución es, además un aprendizaje personal, no una soflama ideológico, ni una indiganción simplemente.Para que un movimiento social, y humano, sobre todo, tenga un valor fundante y definitivo en el mundo, no sea un canto de sirena y no desaparezca absorbido por un opuesto, debe ser interiorizado e impregnar con su esencia los actos de toda nuestra vida.Para ver el grado personal de honestidad y de conciencia con el que difundimos comunicados o los redactamos, o proponemos actividades y nos implicamos, podríamos plantearnos esta cuestión: Si ahora mismo la crisis actual terminase de golpe, si todos recuperasen el mismo empleo de antes o las mismas seguridades, sin cambiar nada del sistema, si los mismos políticos que ahora mismo nos resultan enojosos, solucionasen "milagrosamente" el maremagnum que hay, si los bancos siguiesen dando créditos a saco en las mismas condiciones "virtuales" ¿qué pasaría con la base injusta del sistema, con la corrupción, con el consumismo, las drogas, las guerras, los abusos, con la agresion al ecosistema, con la inmigración, con la enseñanza pésima y la sanidad concebida para mantener enfermos y no para curarlos? ¿Te movilizarías en un sistema depredador que te permitiese vivir a cuerpo de rey sin plantearte nada más que adquirir cosas y trabajar para ello? Pues eso es justamente el valor extraordinadinario de esta crisis mundial. Hacernos evolucionar, no hacernos revolucionarios para reivindicar ventajas que son trampas mortales. Sino para que salga de nosotros todo el potencial que somos de verdad y que hasta ahora está reducido a la mínima expresión del "homo habilis". Ya es hora de cambiar de nuivel y pasar al "homo consciens".

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