sábado, 28 de mayo de 2011

Insistentia non petita auto-acusatio manifesta, item, que se ve el plumero cosa fina...

Pepino El Breve, fue el padre de Carlo Magno que no consiguió ser emperador a pesar de su buena voluntad. Lo intentó por todos los medios, pero, es que ¿cómo podría un pepino eclipsar al gran Charlemagne que iba a por todas? Ni de coña. Con ese nombre era imposible fundamentar la autoridad imperial heredada y presidir las Escuelas Palatinas con la majestuosa prestancia de su retoño. Es que no es lo mismo llamarse Pepino que llamarse Carlo Magno. Ahí está la diferencia: dar tanta importancia a un precario pepino puede complicar muchísimo la historia. Porque cuando se descubre su incapacidad para gobernar los asuntos de estado, ya es demasiado tarde. Menos mal que los Carolingios fueron listos y supieron elegir. Y sobre todo, menos mal que por aquel entonces, la wiki-contracultura no estaba por medio. Ni el avvocato Simonini enredaba el choucrut a la parisién con los documentos de Garibaldi y los protocolos de Sión.

Heteme aquí el esfuerzo de nuestras noticias mañaneras de domingo último de mayo de este annus Domini: Meter con calzador unos pepinos volanderos en el zapato de Cenicienta Veritas Veritatis, una muchacha escurridiza y poco dócil, que se rebela con frecuencia ante las presiones por hacerle calzar, en lugar de su transparente zapatito de cristal, un opaco pepino desidentificado y además, tres tallas más pequeño que la suya.
Así anda el noticiario pepinesco, como un tobogán despendolado, que no sabe muy bien hacia donde debe inclinarse. Se le van escurriendo los indicios goteando pringue y enredos por el mapa europeo. En Francia también se ha descubierto la alevosa presencia del pepino convicto e inconfeso. Pero además, de repente, un importador alemán de pepinos sospechosos ha confesado que, sin saber cómo, unos cuantas criaturas pepinescas inocentes y desprevenidas, se le cayeron del camión en un campo alemán, mientras las transportaba y que, por otra casualidad imprevista, como todas las casualidades, ese campo estaba infectado por las cacas frescas de vaca maleducada y rebelde, de esas que se niegan a usar el cuarto de baño para hacer sus necesidades más urgentes. Inadaptadas sociales. Marginales. Y seguramente vacas de importación made in Taiwan.
Elemental, querido Sherlock! Ya está todo claro, aunque ahora falta saber otro detalle decisivo: si el mismo importador alemán de pepinos celtibéricos ha ido empepinando por el camino campos franceses contaminados por las mismas vacas indisciplinadas y tan poco higiénicas. Y los campesinos galos se han ido apoderando del cargamento envuelto en el infecto "cagamento" vacuno. Esto plantea un mapa europeo completamente desastroso, donde las vacas hacen lo que quieren, los paises no se distiguen entre sí, los camioneros van sembrando pepinos por los campos de la duoce France sin enterarse, hasta llegar al suelo patrio alemán, pero de repente, parece que se enteran y vuelven , marcha atrás, para ir recogiendo los pepinos y llenos de mierda de vaca, los vuelven a colocar en las cajitas de madera en que fueron embalados antes de salir de su pais de origen, en este caso, España. Y olvidando algunos ejemplares por los suelos gabachos, han provocado la infección matadora. Que por lo visto ha recogido velas y de los quince muertos que había en Alemania cuando salí de allí el miércoles, sólo quedan diez. Querido Watson, ¿no nos estaremos saliendo del relato de Sir Conan Doyle y nos estaremos metiendo en Los Diez Negritos de Doña Ágatha Christie?

Asombra la incapacidad mecánica de los loros y papagallos parlantes de las noticias. Cómo se puede hacer el ridículo de ese modo. Cómo el supuesto periodista al leer los disparates y los absurdos contradictorios que le van llegando a la redacción, no se entera de las aberraciones que está transmitiendo. De que no tiene ni pies ni cabeza su discurso. El manicomio global no parece que sea sólo un asilo para locos, sino una tontoteca universal. Un tontilocomio.
Me parece que los indignados no sólo deben defenestrar políticos indecentes, sino empezar a pensar en eliminar de sus vidas la desinformación globalizada y demente senil prematura. ¿Será porque el abuso de drogas, en plena alucinación, se ha hecho tan natural que los recolectores de noticias se las inventan y se las creen mientras las van pasando por el teclado? Y ¿será que la superficialidad y el ansia por dar la primicia informativa ha eliminado la lógica de los cerebros periodísticos radio-televisivos o simplemente a base de depender del ciberdogma se le ha dado un poder religioso y se ha depositado en él la fe que no ha encontrado otro dios más próximo y coherente al que dedicársela?

Sea como sea, lo que está claro es que esta mosntruosa criatura orwelliana, este granhermano liliputiense en inteligencia, está ocupando el lugar que debería llenar la consciencia humana en pleno desarrollo. Y que a este paso, gran parte de la humanidad seguirá sufriendo y soportando el lastre de la imbecilidad inoculada como "información" recopilatoria y si no despierta se convertirá en una sucursal estúpida de Matrix, pero en cutre. Al menos Matrix era un cómic de ciencia-ficción.

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