lunes, 2 de mayo de 2011

La fiesta americana (del Norte, claro)


Me pregunto. ¿Puede haber un motivo de fiesta y alegría en la muerte violenta de alguien? ¿Aunque sea un terrorista? La muerte violenta de cualquier ser humano es una vergüenza para toda la especie. Es la demostración palpable de la incapacidad para convivir con lo diverso, para respetar lo diferente, para comprender y desactivar los motivos del odio recíproco. Por eso no puede alegrar a ningún ser verdaderamente humano la muerte violenta de otro ser igual a él. Sólo la animalidad del terror, del miedo inoculado, de la manipulación constante, que con su cuentagotas trágico penetra el tejido piscoemocional y vacía de contenido la existencia, puede convertirnos en una especie letal para su propia especie.

Suponiendo que Bin Laden haya existido de verdad. Que haya sido asesinado por los yankies, no significa ningún cambio en nada. Porque la violencia no es la vía del cambio a mejor, sino la continuidad hacia lo peor. Cuando Osama "vivía" supuestamente, era una amenaza "eliminable". Ahora, muerto "por la causa", querrán convertirlo en un sistema de amenaza infinita, en excusa heroica, en símbolo paradigmático. No se sabe muy bien si este tipo de estrategia es así de estúpida sin más o tiene como meta, eternizar intencionadamente el estado de guerra entre dos civilizaciones, que en realidad no tienen por qué estar enfrentadas, si cada una tiene claro como quiere vivir. Pero...¡con la pasta hemos topado! Y con el petróleo y con el uranio, y con el gas natural y con los caladeros de pesca y con las zonas estratégicas de control...Y con el tráfico de armamento y con los cheques-droga. Y con los negocios sucios y con las ambiciones políticoeconómicas en expansión, en un mundo cada vez más pequeño y estrecho. Donde la pluralidad está dejando de ser una riqueza maravillosa para convertirse en un riesgo peligroso. Mejor la uniformidad. Mejor un sólo camino para todos. Mejor un gobierno de pocos para dirigir a muchos que cada vez se pregunten menos y obedezcan más. Y miel sobre hojuelas si esos muchos no se dan cuenta de nada. ¿Qué mejor aliados que el terror y el consumismo para que ese plan orwelliano se lleve a cabo? Crear un monstruo aprovechando la distracción y el empacho mediático. Adjudicarle lo peor y cuando ya no sirve, se le condena a muerte y se la "mata". Shadam Hussein, Gadafi, Bin Laden...los emblemas del tirano creado por el sistema "libre". ¿Libre de verdad? ¿Acaso puede ser libre un sistema enloquecido por la avidez y los gastos desorbitados y el estrés y la angustia y el miedo a lo "imperfecto", que se bambolea entre anorexias y bulimias, tensiones en la relaciones humanas, entre fármacos para dormir, para despertar, para divertirse, para concentrarse o para relajarse, un pésimo desequilibrio que depende de que cada día las bolsas del mundo suban o bajen a capricho de una secta bancaria que decide el valor de las cosas y quién debe deber y quien debe enriquecerse con lo debido por los demás? Ese sitema que sólo se sostiene por el hilo coductor del miedo a perder algo, a carecer de algo que no se pueda comprar, ese sistema decide como crear problemas y ofrecer soluciones para su criatura, y como fabricar los autores de esas tensiones y como cazarlos y eliminarlos...Ese sistema es exactamente un diseño de video juego. No es real. Sino una pesadilla artificial paralela a la verdadera vida .
Y las pesadillas se acaban despertando de ellas y comprendiendo su condición de sueño. De irrealidad.
No sé si algún wikialgo, cualquier día nos mostrará los papeles de esta malísima y cutre tragicomedia. Pero no tenemos que esperar ese momento, porque quizás antes de que llegue ya sea tarde. Salgamos ahora de este parque temático fantasmal y empecemos a vivir de verdad. A no celebrar la violencia y la muerte como castigo de nadie, por muy "malo" que sea. A considerar que humanidad significa familia y apoyo mutuo, no una masa inconsciente y estúpida. Rebaño y establo. Casta y pedigree. No. No hay nada más que una especie humana. Única. Y cada indivíduo, con su etnia, su color, su idioma, su creencia, con sus traumas, sus luces y sus sombras vale tanto como todos. No podemos permitirnos el lujo de exterminar nuestra propia esencia repartida en cada uno de nosotros. Somos uno en cada uno. Y matar es suicidarse. Y alegrarse del exterminio violento de un semejante es firmar el exterminio de la propia vida superior, consciente, despierta, responsable, sana y feliz. Y ese paso liberador es personal e intransferible. No se puede comprender a la fuerza, ni por imposición, sino por "contagio", por un riego constante con el agua de la vida, de la solidaridad, del respeto y del amor, como base indispensable de todo bien, común y propio.

Osama y Obama. Un trágico pareado que ha perdido la posibilidad positiva de hacerse verso para convertirse en un juego del ahorcado. Qué triste. Todavía es necesario madurar tanto...Una democracia verdadera jamás provocaría ni alimentaría guerras en ningún lugar del planeta. Sería promotora de paz y de diálogo conciliador. Nunca haría de la guerra el mejor de sus negocios y el peor de los futuros posibles. No impondría sus formas de vida y de comercio. Aprendería de los demás y fomentaría la pluralidad y no la aceptación gregaria de sus imposiciones. ¿Cómo podemos confiar en una potencia lider que ni siquiera es capaz de desarrollar en su propia sociedad un sistema de pensiones y seguridad social, y que con sus crisis por malísima admistración, ha provocado un verdadero tsunami económico en el mundo entero?
Qué pena, que la oportunidad "obama" se esté convirtiendo en el caballo de Troya de la barbarie que pretendía erradicar cuando llegó a la presidencia.
Sólo nos queda enviar mucha luz a ese país, a sus jerarcas y líderes. Y no seguir su forma de vida ni su cultura superficial y egocéntrica.
God save North America! ...sí que Dios la salve, de sí misma...y a nosotros, el resto del mundo, nos salve de ella!

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