martes, 15 de septiembre de 2009

Desmontando inercias

En estos tiempos de rápidos giros y contrastes bruscos es más necesario que nunca tener bien despiertas la conciencia y la atención, no con tensiones estresantes, sino con paz interior.
Hay una tendencia a ignorar lo que ocurre y otra que tiende a magnificar y a agrandar los poderes de la confusión, a convertir en ídolo imbatibley "sacralizado" todo aquello que desconocen y les causa temor. Es decir, las mayorías se decantan entre la ignorancia voluntaria y el miedo "protector". Estos dos polos reflejan la misma carencia: la falta de lucidez, de sana reflexión y la capacidad asociativa para relacionar fenómenos en tre sí, detectarlos u neutralizarlos sin dañar ni empeorar las situaciones, sino aportando soluciones válidas y no traumáticas. Pongamos algunos puntos interesantes para debatir y reflexionar:

1)) Los medios de comunicación sirven actualidad constantemente, a una velocidad de vértigo que aturde y bloquea la percepción de la realidad sumergiéndola en las aguas turbias y sombrías de la apariencia. La consecuencia es la desinformación deformante. Un ingrediente utilísimo para las nuevas tiranías del poder mediático, que están basando su labor zapadora en el manejo pervertido y abusivo, amoral, de la comunicación. Es una viejísima energía en la que se está injertando la savia fuerte de las nuevas tecnologías que en realidad responden a una visión mucho más amplia y universal que los arcaicos poderes de siempre, que pretenden seguir siendo los mismos perros de ayer decorados con los collares de hoy.

2) En la velocidad con que las noticias divulgan un hecho, que inmediatamente levanta oleajes incontenibles de opiniones irreflexivas, viscerales, de indignación, entusiasmo, pánico, odio o fervor, repulsa o solidaridad, el indivíduo desaparece licuado como sujeto reflexivo y libre, para converterse en un panel de efectos automáticos, de reacciones mecánicas y al mismo tiempo en agente difusor del caos. El efecto pande-mediatico y su regla aúrea: siembra confusión y obtendrás poder y ganancias. Las sociedades confusas y asustadas son clientela segura para consumir lo que le echen, sean víveres en caso de amenaza, vaciando supermercados, sea vaciando gasolineras si se anuncia una subida de combustible, sea arrasando farmacias en busca del básamo de un Fierabrás cada vez más ambcioso y con menos escrúpulos, puesto que nada ni nadie se interpone en su camino de lucro insaciable.

3) En tal estado es imposible tener un instante de lucidez para parar y mirar el paisaje con calma, para poder entrever de donde viene el alud y poder desviarlo,pararlo y deshacerlo. Y sobre todo para investigar qué mecanismos de precariedad personal nos hacen tan vulnerables y tan manipulables.

4) La TV como instrumento de "relax" o de "información directa", es uno de los factores más importantes a la hora de hundirnos en el vacío y en la oscuridad del caos. Sería una herramienta perfecta para despertar, aprender, compartir y disfrutar, para desarrollar potencial humano, pero en manos del "monstruo" cada vez más estúpido, degradante, carente de imaginación, de inteligencia y de valores, que entre unos y otros hemos ido conformando, se ha transformado en un arma letal, asesina de las raices de la conciencia y de la libertad real, mientras sirve en bandeja borreguismo, atrofia y realidades aparentes coloreadas con el tinte que la cadena concreta (¡no es casualidad, sino causalidad, que se llamen "cadenas"a las empresas televisivas!) quiere pintarnos y vendernos lo que le interesa que creamos y pensemos, es decir lo que nos convierte en zombies teledirigidos. Nunca ha sido más exacta la propiedad de esta expresión.

5) Cuando los acontecimientos se desbordan y nos golpean como sociedad y como individuos, es cuando se ve la indefensión en que nos movemos y pululamos, convencidos de que eso es "la vida" que queremos, lo que hemos votado y elegido. Pero no es verdad. Somos la claque de un sainete mediático que aplaude o abuchea según lo que le cuentan, sin capacidad desarrollada para entender y "leer" detenidamente el prospecto del tóxico diario que nos inoculan los medios para gobernarnos desde el propio inconsciente. El peligro de "El gran hermano" no es el control desde fuera, que se quedaría sin súbditos ante las conciencias despiertas, no, el peligro real es que "el gran hermano" se instala dentro del sujeto, se funde con él, y desde allí gobierna hasta transformarlo en "cosa", en objeto. Lo "convierte", como una secta o un predicador hábil pueden convertir a cualquier persona poco despierta a un credo cualquiera. Y en un gota a gota implacable e imperceptible nos despoja de la posibilidad de despertar. Anula nuestro adulto, esa capacidad para crecer, armonizar, comprender, integrar y resolver.

6) El siguiente paso de esta desintegración del yo íntimo e imprescindible, es la ruptura y desarticulación psíquicas. Una locura en escala, que comienza en la idotez y en el pasotismo, en la indiferencia irrespònsable que impide la participación consciente en la vida social, continúa en la avidez insaciable de poseer, de conseguir, de comprar y de poder. Sigue con el fantismo acomodaticio, la violencia que ya no repara en los métodos ni en las formas. Se puede llegar a la ofensa, a la calumnia, a la mentira, al robo, a la asociación delictiva y mafiosa disfrazada de bien cultural, político, comercial, empresarial, religioso o jurídico. Corruptio extenta sine limitibus. Da igual, porque el orden de factores no altera el producto. En ese proceso el deterioro de la percepción de la realidad cambia por completo. El sumo poder aquirido deforma el autoconcepto y ese egregor personal se "vende", se publicita en los medios y se filtra en el inconsciente hasta formar un todo con el arquetípico "gran hermano" que le dotará de una fuerza pesuasiva casi insuperable, porque ya es parte del individuo, que a su vez va perdiendo esa facultad individuadora para identificarse con su "dios salvador" y convertirse en masa moldeable y dócil, que a cambio de "protección" se entrega en brazos del loco que más poder y medios ha rebañado en la olla electoral y sobre todo, mediática. Está claro que, al final, estos procesos, por más camuflados que se vendan hasta confundir lo normal con lo frecuente, terminan siempre en una crisis que aquirirá las dimensiones mismas que tenga la masa implicada. Entonces la tortilla da la vuelta y el "supermán" que salvó al pueblo de todo mal, se convierte en un bandido, un delincuente, un monstruo. Un inútil que ni ha sabido gestionar nada y que ha arrastrado a un pueblo maravilloso e inocente, a la ruina. Entonces hay que lincharlo. Para eso está la democracia, el poder del pueblo.

7) Un error que se debe superar cuanto antes es esa exculpación urbi et orbe de las responsabilidades de la masa. La "culpa" de la masa está ya implícita y explícita en su propia condición. Son los indivíduos los que pueden cambiar las cosas y mejorarlas. Nunca los mogollones del rebaño haciendo bulto y causando desastres manipulados por el más hábil y pícaro encantador de serpientes. Y en la construcción y mantenimiento de la masa colaboran los medios sin escrúpulo alguno, juego que aprovecha el poder sin reparar en ningún miramiento. Y tras el poder, el capital ideológico y económico que lo sostiene.

8) Una sociedad adulta no puede estar eternamente jugando al victimismo. Tiene mucho que ver con quienes la gobiernan, ya que se suelen elegir en votación pública y libre los modelos de gobierno que se consideran aptos y validos porque reflejan los valores, intereses y formas de entender la vida de la mayoría. El concepto de "familia", "trabajo", "seguridad", "salud" o "educación" y "cultura", relaciones internacionales y formas de entender la convivencia ciudadana. Cuando con el tiempo el gobierno elegido demuestra que es tiránico, déspota, corrupto, mentiroso, insaciable y realmente enfermo mental de megalomanía, egocracia y paranoia omnipotente, el pueblo, antes de lapidarlo debe urgentemente mirarse en el espejo de aquello que ha elegido como excelente y,como en un juego de habilidades de la atención, ir buscando coincidencias y diferencias, entre lo que repudian y sus ideales de vida. Sus conductas. Por ejemplo, no se es más ladrón por robar un patinete que por robar un Rolls Royce. No se es menos corrupto porque se aceptan unos cuantos trajes como "pago" y "agradecimiento" de ciertos favores y facilidades, que si se acepta un apartamento o un barco o un viaje con la pareja alredor del mundo, o acciones bancarias o millones en bolsas de plástico o maletines de polipiel. No es más corrupto un alcalde que coloca a su familia entera en el ayuntamiento, que quien saca doble plaza en oposiciones en dos ayuntamientos de la misma comunidad y luego vende una de las plazas ganadas a alguien que que se ha quedado sin ella. O que el director de un colegio que denuncia a los maestros que le hacen preguntas en las reuniones porque no entienden algo y llega hasta expedientarlos sin que la inspección ivestigue nada. ¿Cómo puede acusar de corrupción a un poítico un tendero que roba en el peso, un taxista que truca el taxímetro, una persona que falsifica la declaración de hacienda...Antes de lapidar, y por el bien de todos, todos deberíamos revisar qué "virtud" y "carisma" nos atrajeron del farsante y desatroso gobernante que ahora odiamos y queremos expulsar del "trono", porque tal vez en su lugar quién sabe que hubiésemos hecho.

9) Estas reflexiones del punto anterior no son en absoluto una apología de lo indefendible, sino un método para no perdernos en la vorágine de los hechos que nos llueven como en catarata y nos dejan sin capacidad para ver todo lo que nos impide avanzar, todas las sombras personales que acumulamos sin saberlo y que están en perfecta sintonía con aquello que despreciamos cuando en su realidad nos muestra nuestra debilidad que acepta las apariencias y costumbres como valores y el bombardeo mediático como un infalible director de escena que nos lleva y nos trae al antojo del loco más atrevido y más necio, al que nuestra locura particular pequeñita y nuestra necedad bonsai han elegido como paradigma y gran jefe mixtificador de una tribu que no es india, precisamente, y que no sabe distinguir entre los miedos y los medios.
Como diría Cristo: "Quien esté libre de culpa que tire la primera piedra". Los delitos deben pagar el daño que causan, pero el delincuente es un desgraciado en realidad, un prisionero de sus vicios, un esclavo de sus obsesiones. Lo deseable es que por las buenas, la masa se recupere como individuos, dejen de obedecer al tirano y le obliguen así a dimitir, sin creer en las patrañas que viniendo de él no pueden ser más que basura para salpicar en su caída a todos los que siente como enemigos. Y, por supuesto, que los individuos en recuperación empiecen a creer que es posible la utopía de la honradez, de la decencia, empezando por ellos mismos, valorando al político dialogante, respetuoso con la libertad de quienes le consideran rival en vez de considerarle un "blando" o sin "carisma". Valorando la justicia sin privilegios. La humildad de reconocer los errores y la capacidad para rectificar, en vez de la chulería y la obstinación de permanecer en la basura que todos ven y huelen, sólo porque es la basura de casa y entonces no puede ser basura, sino mérito y virtud, aunque crucificarían al "enemigo" si hiciese simplemente la mitad o la cuarta parte de lo que los tiranos y estúpidos hacen a cada instante, no tanto por maldad como por falta de lucidez, de recursos intelectivos y sentido común.

La invitación de hoy es a reflexionar despacio, sin prisas ni urgencias, sin rabia ni revanchismo. Con paz interior y humanidad compasiva. Ser violentos, juzgones, vengativos y justicieros, que no justos, nos lleva a parecernos más a aquello que nos repugna que a lo que deseríamos ser de verdad y que tanto echamos de menos en la sociedad, donde sobran despotricadores y protestones ruidosos y faltan coherentes discretos que crecen en silencio, capaces de hacer de su vida un ejemplo de bondad, justicia, tolerancia, respeto, equilibrio y belleza.

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