martes, 4 de mayo de 2010

Una matizacion imprescindible en la noticia siquiente

"Por su parte, la subdirectora del Ministerio de Justicia, Purificación Morandeira, criticó a los "defensores del choque de culturas y de los extremismos radicales", contraponiendolo al espíritu de la Alianza de Civilizaciones, que "quiere combatir el extremismo, la intolerancia y la xenofobia".

Me parece interesante reflexionar sobre el concepto "combatir", usado en el mismo contexto que los terminos "alianza de civilizaciones" y lo que, se supone, una busqueda de encuentros por medio del dialogo y la comprension mutua. Tiene realmente sentido "combatir" el "extremismo" y la "intolerencia" cuando se pretende una alianza con lo mejor de cada "civilizacion"? Como se podria "combatir" aquello que se pretende entender? Puede entenderse de verdad aquello que se "combate"?
Los flecos totalitarios heredados aparecen en esas bocanadas subliminales con que el lenguaje subraya que una cosa es hablar y otra comprender esencialmente lo que se esta diciendo. A veces la viscera instintiva traiciona las mejores intenciones indefinidas en la experiencia practica.
Lo que es "civilizado" no combate. Porque "combate" significa una "victoria" y una "derrota". Lo contrario de una alianza y de una civilizacion. Vencedores y vencidos nunca podran entenderse. No estan en el plano de igualdad que requiere la comprension, el respeto y el entendimiento. Mientras terminos como "lucha", "combate", "victoria", "derrota","revancha", "venganza", "represion", etc aniden entre nuestros conceptos "normales", por lo frecuentes, no habra posibilidad alguna de que las alianzas en positivo funcionen.
La civilizacion comienza cuando los individuos que la integran no pretenden desintegrar los modos de comportamiento que les molestan, sino el acercamiento dialogante para despertar en todos el interes por el consenso civico, hasta llegar a la firme conviccion de que toda libertad personal o grupal, limita con la libertad de los demas individuos y grupos. Solo asi es posible mantener una alianza verdadera.
Tan incivilizado resulta negar el derecho al velo o a las tocas de las monjas o a los bonetes judios, como criticar el derecho de un comunista a ir a misa o de un cristiano a comer con "rojos" o de una militante radical a ser fallera. El dia que entendamos que solo el delito es censurable y penalizable y mientras no se demuestre que lo es, todo lo que sobra se llama murmuracion, juicio y descalificacion, y que ese enjambre de despropositos farisaicos, es pura inmadurez civica y etica que enrarece el aire que se respira, entonces habremos dado ese paso que nos falta para dejar de ser el patio trasero de la democracia autentica. No se es "democrata" porque se puede votar, sino porque hay capacidad para convivir sin tensiones ni rechazos viscerales con lo que no compartimos y no nos resulta atrayente ni simpatico.
Las personas no son lo que visten ni lo que creen creer, ni lo que vociferan mientras ignoran quienes son. Son mucho mas. Cada uno es un potencial, un tesoro de vida que nuestros prejuicios no pueden seguir aplastando y ninguneando. Solo comprendiendo esa realidad, se sale del mundo de las etiquetas, de las programaciones asumidas como propias. Como defensa contra el simulacro del "otro".
Solo entonces comenzamos a ser capaces de aliarnos civilizadamente.

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