viernes, 27 de junio de 2025

Es muy reconfortante y animoso que en los USA haya gente que aporte esperanza a su propio país y al mundo entero y que haya aún yankies que apoyen esas candidaturas encabezadas por seres humanos de verdad, como ese Zohran Mamdani, del que nos habla el artículo de Bernie Sanders publicado por elDiario.es. No estamos sol@s quienes trabajamos por la paz, la igualdad, el respeto mútuo, el Amor al prójimo y el Bien Común, que es su manifestación más necesaria...Gracias, Bernie Sanders, hermano, gracias a Zoran Mamdani, otro hermano más, por sostener y trabajar con los valores de la verdadera Humanidad y, por supuesto, gracias a elDiario.es, por traducir y publicar este mensaje, tan imprescindible como urgente 🙏🙏🙏🙌🙌🙌 !!!!!

 

The Guardian en español

ANÁLISIS

La lección de Mamdani al Partido Demócrata: mejor cambiar de rumbo que ser capitán del Titanic

El candidato demócrata a alcalde de Nueva York, Zohran Mamdani, en un discurso de celebración tras imponerse en las primarias del partido.
26 de junio de 2025 22:23 h

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El Partido Demócrata de EEUU se encuentra en una encrucijada. Puede seguir aplicando políticas de un sistema económico y político amañado que no funciona e ignorar el sufrimiento de un 60% de estadounidenses que vive al día. Puede dar la espalda a los sueños de la próxima generación, jóvenes que probablemente vivirán peor que sus padres si no cambiamos el sistema. Puede seguir dependiendo de donantes multimillonarios y asesores de campaña desfasados, gastando cantidades de dinero inmensas en simplones anuncios de 30 segundos que interesan a cada vez menos gente. Puede ignorar la trágica realidad de decenas de millones de estadounidenses que renuncian a la democracia al sentir que su gobierno no comprende la realidad de sus vidas y no hace nada por aliviar sus dificultades.

Pero el Partido Demócrata también puede aprender la lección que la campaña de Zohran Mamdani nos dejó el martes. Y esa lección es tener la valentía de enfrentarse a la codicia y al poder de la oligarquía, abordar los verdaderos problemas económicos y morales que vive una mayoría de nuestro pueblo y luchar por un programa que mejore de verdad la vida de las familias trabajadoras.

Algunos dirán que la victoria de Mamdani fue solo cuestión de estilo y por el carisma del candidato. Sí, es carismático. Lo es. Pero la victoria de Mamdani no se habría conseguido sin el extraordinario movimiento de bases que se creó a su alrededor. Y ese movimiento de bases, y las miles de personas que llevadas por su entusiasmo participaron en la campaña llamando a las puertas de los vecinos, no habrían existido sin un programa económico que respondía a las necesidades reales de los trabajadores.

Los neoyorquinos, y el resto de los estadounidenses, entienden que en el país más rico del mundo no debería ser tan difícil traer el pan a casa todos los días, pagar el alquiler o afrontar una factura médica. Aparentemente, los asesores del Partido Demócrata no saben que estas personas existen.

A Mamdani le han criticado su política económica, tildándola de “radical” y de “poco realista”. Mamdani exige que los ricos y las grandes empresas empiecen a pagar los impuestos que les corresponden en este momento de desigualdad de ingresos y de patrimonio sin precedentes. Exige congelar el precio de los alquileres en este momento en que muchos neoyorquinos ya no pueden encontrar una vivienda asequible. Exige la gratuidad del transporte público en este momento en que los desplazamientos al trabajo suponen una merma significativa en el sueldo de los trabajadores. Exige la creación de tiendas de comida de propiedad pública en los barrios en este momento en que muchas personas de bajos ingresos y trabajadoras no pueden acceder a alimentos de calidad.

Estas y otras propuestas que presenta Mamdani no son radicales. Es posible que no sean las ideas que quieren los multimillonarios, los ricos que contribuyen a las campañas del Partido Demócrata y los especuladores del sector inmobiliario, pero son las propuestas que quiere la gente trabajadora. Y quizás, tal vez, ya haya llegado el momento de escucharlas.

La victoria de Mamdani no tuvo nada que ver con el poder de una figura, de un elegido. En gran medida, se trató del poder de la gente, de revitalizar la democracia y de abrir la puerta para que los ciudadanos de a pie tengan algo que decir sobre las decisiones que afectan a sus vidas.

Claridad moral respecto a Gaza

Y lo que es más importante, Mamdani no eludió la cuestión moral que preocupa a millones de personas en Nueva York y por todo el país: la necesidad de poner fin al apoyo militar de EEUU al gobierno de extrema derecha de Benjamín Netanyahu, que desde Israel está aniquilando a la población de la Franja de Gaza y matando de hambre a sus niños. Mamdani sabe que el antisemitismo es una ideología repugnante y peligrosa y que criticar las políticas inhumanas del Gobierno de Netanyahu no es antisemita.

La lección que nos dejó la campaña de Mamdani es que no basta con criticar a Trump y sus políticas destructivas. Tenemos que aportar una visión positiva y un análisis que explique por qué las cosas están como están. No basta con mantener un statu quo que le está fallando a una mayoría de estadounidenses. En este momento en que escasea la esperanza, hay que luchar para que la gente sienta la posibilidad de crear un mundo mejor, un mundo con justicia económica, social, racial y medioambiental, si trabajamos juntos y tenemos el valor de enfrentarnos a poderosos grupos de intereses.

¿Aprenderán la lección de Mamdani los actuales dirigentes del Partido Demócrata? Lo más probable es que no. Son demasiados los que prefieren capitanear un Titanic que se hunde antes que dar un cambio de rumbo. Pero lo cierto es que tampoco importa lo que piensen. El establishment del partido lanzó toda la artillería contra Mamdani: millones en dinero de Super PAC [una herramienta que permite la recaudación de grandes cantidades de dinero para las campañas políticas], apoyos de ‘gente importante’, medios de comunicación hostiles... Aun así, perdieron.

El futuro del Partido Demócrata no lo decidirá su actual clase dirigente. Lo decidirá la clase trabajadora de este país. Cada vez más, los estadounidenses entienden que nuestro sistema político está corrompido y que los multimillonarios no deberían poder comprar las elecciones. Entienden que no deberíamos estar en niveles sin precedentes de desigualdad de ingresos y patrimonio; que no deberíamos ser el único país rico que no garantiza la asistencia sanitaria universal; que no deberíamos negar a los jóvenes el derecho a la educación superior debido a sus ingresos; que no deberíamos sufrir una gran crisis de vivienda por sus precios; que nuestro salario mínimo no debería ser un salario de hambre; que no deberíamos permitir a las empresas impedir la organización sindical con trampas ilegales... Y mucho, mucho más.

El pueblo estadounidense está empezando a levantarse y a luchar. Lo vemos en la gigantesca participación que tienen los numerosos actos de ‘Lucha contra la oligarquía’ que hemos celebrado por todo el país. Lo vemos en los millones de personas que acudieron a la concentración ‘No a los reyes’ celebrada en junio en casi todos los estados del país. Y ayer lo vimos en las primarias del Partido Demócrata de Nueva York.

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