PSICOECOLOGÍA
El 'punto de Dios': regiones cerebrales relacionadas con la espiritualidad
12 de enero de 2024, 12:07
En los últimos años, diversos neurólogos han tratado de darle una explicación cerebral al fenómeno de la espiritualidad humana. De hecho, la neurología ha llegado a desarrollar una rama específica de investigación, la neuroteología o neurociencia espiritual, que se encarga de estudiar las actividades neuronales relacionadas con experiencias subjetivas de espiritualidad.
“¡Dios me ha enviado a vosotros!”
Ocurrió en Israel, en mayo de 2016, una de las grandes cumbres de la religiosidad en el mundo. El protagonista de la noticia fue un hombre de 46 años que sufría epilepsia
del lóbulo temporal derecho, un tipo de epilepsia que provoca breves
alucinaciones. Durante un reconocimiento, y mientras los médicos
monitoreaban la actividad de su cerebro, experimentó un delirio, se
quedó mirando fijamente el techo y exclamó: “¡Dios me ha enviado a
vosotros!”. El delirio, o la experiencia religiosa, duró unos minutos
más. El hombre se levantó, se quitó los electrodos y se puso a rezar.
Los médicos del Hospital Universitario Hadassah de Jerusalén (Israel)
pudieron grabar qué ocurría en su cerebro en ese momento, y publicaron
el caso en una revista científica Epilepsia y Comportamiento.
Las experiencias religiosas se han documentado en pacientes con epilepsia,
aunque sus mecanismos neuronales subyacentes exactos aún no están
claros. Lo que ocurrió en aquella clínica no es algo nuevo para la
ciencia. La enfermedad del paciente afectaba a su lóbulo temporal, una
zona del cerebro relacionada con la audición, la memoria y las
emociones. En torno al 10% de los pacientes de epilepsia temporal sufre
psicosis tras los ataques, que se traduce en alucinaciones, delirio y
sentimientos reverentes. De ellos, el 27% dice haber visto a Dios. La
relación entre lóbulo temporal y experiencia religiosa es tan marcada
que esta zona llegó a ser llamada por la prensa “el punto de Dios”.
¿Qué es el punto de Dios?
¿Qué es el punto de Dios? Su ubicación ha sido ansiada por diferentes
científicos y su nombre hace referencia a la parte del cerebro en la
cual se concentraría la espiritualidad humana. Muchas otras regiones del
cerebro han sido localizadas y, con ellas, los respectivos sentimientos
humanos de los que se encargan. Sin embargo, el punto de Dios no había
sido identificado hasta la fecha. Actualmente, un grupo de
investigadores, a partir de la realización de un mapeo de redes de
lesiones, aseguran haberlo encontrado. La ciencia y la religión no habían estado tan cerca nunca.
“Cuando una persona experimenta cierto grado de espiritualidad, un
área determinada del cerebro se ilumina”: esto se comenta en un estudio
que ha sido publicado en la revista Biological Psychiatry y dirigido
por Michael A. Ferguson junto a otros investigadores del Centro de
Terapéutica del Circuito Cerebral del Brigham and Women’s
Hospital. Durante la investigación, se utilizaron escáneres cerebrales y
neuroimágenes funcionales que han permitido observar qué había en las
distintas áreas del cerebro. De esta manera, cuando una persona
experimentaba cierto grado de espiritualidad, un área determinada del
cerebro se iluminaba.
Como han especificado los autores, "Más del 80% de la población
mundial se considera religiosa y aún más se identifica como espiritual,
pero los sustratos neuronales de la espiritualidad y la religiosidad siguen
sin resolverse. En dos conjuntos de datos de lesiones cerebrales
independientes (N1 = 88; N2 = 105), aplicamos el mapeo de la red de
lesiones para probar si las ubicaciones de las lesiones asociadas con
creencias espirituales y religiosas se asignan a un circuito cerebral
humano específico".
Por consiguiente, al obtener resultados mixtos, el equipo cambió de
técnica y pasaron a utilizar el mapeo de redes de lesiones, vinculando
de esta manera comportamientos humanos complejos a circuitos cerebrales
específicos, todo en base a la ubicación de las lesiones cerebrales de
cada paciente. 88 de los pacientes de los que se obtuvieron los datos
habían sido sometidos a cirugía para extirpar un tumor cerebral, por lo que tenían lesiones en todo el cerebro. 105 de ellos tenían lesiones causadas a partir de un traumatismo craneoencefálico durante la Guerra de Vietnam.
A partir de las preguntas que
se realizaron a estos sujetos, se pudo determinar que la espiritualidad
autoinformada estaba en un circuito cerebral específico localizado en
el gris periacueductal (PAG), en el tallo cerebral; un área tradicionalmente asociada con el miedo, el altruismo, el amor o el dolor.
Lesiones que estarían asociadas con otros síntomas de carácter
neurológico o psiquiátrico también se cruzan con estas áreas localizadas
en el circuito PAG. Sin embargo, los datos todavía no están completos,
por lo que Ferguson pretende seguir aumentando las investigaciones al
respecto.
Por tanto, los científicos han especulado que el cerebro humano cuenta con un
"punto de Dios",
un área distinta del cerebro responsable de la espiritualidad. Más
recientemente investigadores de la Universidad de Missouri (MU) han
completado una investigación que indica que la
espiritualidad es
un fenómeno complejo, y múltiples áreas del cerebro son responsables de
los muchos aspectos de las experiencias espirituales. Basándose en el
estudio citado anteriormente que indicaba que la trascendencia
espiritual se asocia con la disminución del funcionamiento del lóbulo
parietal derecho, los investigadores de MU replicaron sus hallazgos.
Además, los investigadores determinaron que otros aspectos del
funcionamiento espiritual están relacionados con el aumento de la
actividad en el lóbulo frontal. Han encontrado los autores una base
neuropsicológica para la espiritualidad, pero esta no se encuentra
aislada en un área específica del cerebro. La espiritualidad es un
concepto mucho más dinámico que utiliza muchas partes del cerebro.
Ciertas partes del cerebro juegan papeles más predominantes, pero todas
trabajan juntas para facilitar las experiencias espirituales de los
individuos.
Lesiones cerebrales
En el estudio se investigó a 20 personas con lesiones cerebrales traumáticas que afectaban al lóbulo parietal derecho,
el área del cerebro situada unos centímetros por encima de la oreja
derecha. Encuestó a los participantes sobre las características de la
espiritualidad, como qué tan cerca se sentían de un poder superior y si
sentían que sus vidas eran parte de un plan divino. Descubrió que los
participantes con una lesión más significativa en el lóbulo parietal
derecho mostraban una mayor sensación de cercanía a una potencia
superior.
Los investigadores de neuropsicología han demostrado consistentemente
que el deterioro en el lado derecho del cerebro disminuye el enfoque en
uno mismo. Dado que esta investigación muestra que las personas con
este impedimento son más espirituales, esto sugiere que las experiencias
espirituales están asociadas con un menor enfoque en el yo.
Esto es consistente con muchos textos religiosos que sugieren que las
personas deben concentrarse en el bienestar de los demás en lugar de en
sí mismas.
El lado derecho del cerebro está asociado con la
autoorientación, mientras que el lado izquierdo está asociado con la
forma en que los individuos se relacionan con los demás. Estudios
previos al de la MU de meditadores budistas y monjas franciscanas con
función cerebral normal han demostrado que las personas pueden aprender a
minimizar el funcionamiento del lado derecho de sus cerebros para
aumentar sus conexiones espirituales durante la meditación y la oración.
En el estudio de la MU se midió la frecuencia de las prácticas
religiosas de los participantes, como la frecuencia con la que asistían a
la iglesia o escuchaban programas religiosos. Midió la actividad en el
lóbulo frontal y encontró una correlación entre el aumento de la
actividad en esta parte del cerebro y el aumento de la participación en
prácticas religiosas.
Creyentes y no creyentes
Finalmente, referir un estudio reciente realizado en la Universidad
de Ohio, de diseño neuropsicológico, que investigó qué circuitos
cerebrales en estado de reposo son utilizados por los no creyentes religiosos, en comparación con los creyentes religiosos.
Los creyentes (n=43) se autoidentificaron como cristianos, judíos,
musulmanes, budistas o hinduistas. Los no creyentes (n=26) se
autoidentificaron como ateos o agnósticos. Los creyentes y los no
creyentes no difirieron significativamente con respecto al género (solo
un poco más eran mujeres), a los marcadores estándar de inteligencia, el
estatus social, la predisposición a la ansiedad o la inestabilidad
emocional.
No creer en un Dios se debe a la activación de distintas redes
cerebrales de orden superior. Los resultados demostraron que los
creyentes religiosos son más propensos a utilizar un razonamiento más
intuitivo y heurístico y que los no creyentes religiosos
son más propensos a utilizar un razonamiento más deliberativo y
analítico. Por ejemplo, es más probable que los no creyentes procesen la
información sensorial, como algo que ven, de una manera más
deliberativa que involucra áreas corticales superiores, llamadas
procesamiento de arriba hacia abajo, involucradas en el razonamiento. En
contraste, los creyentes religiosos son más propensos a
interpretar la información visual de una manera más emocional o
intuitiva, llamada procesamiento de abajo hacia arriba, que involucra
sistemas cerebrales más antiguos. Los creyentes religiosos comparten
este sesgo de procesamiento de abajo hacia arriba con las personas que
creen en la actividad sobrenatural o paranormal, como la telequinesis o
la clarividencia.
El aumento relativamente reciente en el número de no creyentes
religiosos también puede deberse a la respuesta del cerebro a cambios
dramáticos en nuestra cultura, así como a explicaciones científicas de
fenómenos naturales que alguna vez dependieron de la intervención de
seres míticos.
Por último, compartir esta reflexión de Martin Luther King:
“Una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales se acerca a la muerte espiritual”.
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Comentario del blogg:
Creo que las aportaciones de este artículo del Dr. Manzano Callejo, titulado "El punto de Dios : regiones cerebrales relacionadas con la espiritualidad" son una puerta abierta a la reflexión que une ciencia y experiencia, como nacimiento constante, necesario, imprescindible et sine qua non, de la consciencia,
esa facultad evolutiva, con la que no nacemos, sino que podemos
adquirir, si así lo deseamos y lo trabajamos, en este plano del existir
para llegar a Ser: estado despierto in crescendo, imprescindible
para el mismo proceso de nuestro desarrollo como individuos y como
especie. Es muy curioso e interesante que la ciencia intente relacionar
clínicamente el despertar espiritual de los seres humanos con los
traumas cerebrales, -y de todo tipo- en un lado o en otro del
cráneo...Sin duda puede haber una causa/efecto en ese tipo de proceso,
pero es imprescindible que también se tenga en cuenta el despertar
interior individual, cuando no existen traumas físicos que lo hayan
posibilitado.
Es
evidente que el proceso evolutivo humano lleva milenios presentando sus
necesidades urgentes y su esfuerzo por salir, como los gusanos de seda
agotados en su propio agujero, del capullo que tejen en la materia, para
dejar un tejido aprovechable y al mismo tiempo, transformarse en
mariposas, transmisoras del polen, de la vida y de la ligereza infinita y
transmutadora de la energía vital.
¿Cuál
será la clave de ese cambio inevitable, en el que podemos elegir entre
morir sin más por agotamiento rutinario de lo más básico o tejernos
unas alas, unas antenas y un nuevo cuerpo mucho más sutil que el de un
gusano agonizante, atado al suelo, incapaz de volar y comunicarse con la
vida y así quedarse convertid@s en mera basura residual, sin más
destino que el vacío del capullo como desecho corporal?
Es
muy posible que los traumas nos ayuden a salir de la cueva platónica
capullil y que en vez de sólo dramas sean, además, una llave para salir
del encierro terrafílico/dependiente, sin tener que abandonar y/o
destrozar el Planeta, sino sólo cambiando de horizontes y perspectivas
individuales inicialmente y, además, colectivas como resultado del
cambio personal al colectivo.
Seguramente la psicología transpersonal
sea el resultado de ese proceso multisecular, que a día de hoy
-atravesando verdaderos infiernos y auténticos vertederos históricos de
creación propia- ya se va convirtiendo en un camino alternativo,
imprescindible y urgente para diseñar y desarrollar un nuevo rumbo
humano. Otra humanidad a estrenar. Dando un giro, un cambio de ruta,
creando entre tod@s un nuevo territorio desconocido y sorprendente,
mucho más sano, habitable, inteligente y, por ello, también, más feliz.
Otra visión experimental de la vida que no depende de "dioses"
prefabricados ni de imperios derivativos, sino del desarrollo consciente
y sano de nuestro espíritu, o sea, de nuestra sustancia completa, a la
que se ha venido llamando "divina" por seguir la inercia de los relatos
"religadores" milenarios, que ya han hecho aguas por todas partes, menos
por el camino interno e inexplorado aún de la consciencia,
inseparablemente, individual y colectiva, donde el amor a nuestr@s
herman@s, a los seres vivos, al propio planeta que nos acoge con tanta
generosidad, y la autoestima, son el mismo impulso inseparable.
Cruzando, de ese modo, el puente de la empatía y del cariño inteligente,
para llegar al nuevo cielo y a la nueva tierra que estamos
construyendo, creando y comenzando a cultivar desde otros horizontes y
perspectivas tan innovadores como sorprendentes y milagrosos, sí. ¿Acaso
no es un milagro total, saltar sin miedo ni malos rollos, desde el
basurero del ego al parque natural y bellísimo del Nosotr@s? ¿No es un
lujazo inimaginable, que al dejar de lado las fijaciones, manías,
obsesiones, juicios absurdos y pensamientos más negros que el betún, se
nos abran de par en par las puertas de esa bifurcación cósmica y
transpersonal, que explica tan claramente el Premio Nobel de Física,
Ilya Prigogine y la vayamos reconociendo en el día a día, como el inicio
del Reino de los Cielos, que nos adelantó Jesús de Nazaret y nos
recordó Juan de Patmos en "el cielo nuevo y la tierra nueva", de la
Revelación, que llamaron Apocalipsis, en griego, al inicio del programa
nazareno?
La
verdadera psiquiatría y psicología es totalmente transpersonal e
integrativa, nace en el interior de cada ser humano según va despertando
y se expande por todas partes, sin que nada ni nadie lo pueda impedir,
como nada ni nadie impide o provoca que amanezca o se haga de noche. ¿La
clave del proceso? La experiencia individual sin más, y nunca
exclusivamente basada en el relato de otr@s, que tan sólo nos dejan
referencias, que tantas veces ni siquiera se toman en serio ni se
aplican en un@ mism@, sobre todo porque cada ser humano, es diferente de
los demás y único en la manifestación de su esencia. Nadie está
repetido. Los genes lo dejan clarísimo. El compartir y disfrutar,
el aprender y experimentar desde el bien común y la sorofraternidad es
el camino hacia la liberación, la escuela individual y colectiva, el
territorio cósmico del Ser. La conexión, la relatividad, la integración,
la fusión energética y en constante transmutación...
Desde
nuestra mecánica salvaje lo hemos ido reproduciendo milenio a milenio:
señales de humo, armas, herramientas, la palabra, la danza, la música,
el teatro, las pinturas rupestres, los museos, las construcciones, las
murallas, la escritura, los libros, bibliotecas, los puentes, el correo,
las carreteras y autopistas, el telégrafo, el teléfono, la radio, el
cine, la tele, vídeos, internet, los carros, coches, motos, bicis,
trenes, barcos, caravanas, aviones, naves espaciales...Todo ello,
convertido en el eco externo y pulsante de nuestra expansión
transpersonal imperceptible pero tan evolutivamente necesaria como la
respiración...La estela materializada de la energía que aún desconocemos
en nuestro interior y de la que sólo percibimos señales, que, como ya
estamos comprobando durante siglos, no reconocemos ni entendemos, y
cuyo roce superficial, limitado a la materia y a las emociones, sólo
aprovechamos para sacar ganancias, acumular poderes absurdos y
autodestructivos, cultivando formas de comportamientos tan bestias y
primitivos como cromañones y neandertales, pero eso sí, muy eruditos y
marisabidillos, usando la inteligencia como suicidio de la misma
especie, e incapaces de comernos una rosca con el espíritu y sus
revelaciones constantes, imprescindibles para el cambio de esta especie,
con un futuro al borde del abismo y una lucidez completa y mayoritariamente missing.
Somos
transpersonales por naturaleza, esencia y supervivencia. Basta echar un vistazo a los
relatos evangélicos. Jesús curaba a todos y todas los y las que lo
necesitaban. No les recetaba nada, no les cambiaba la dieta, no les
prescribía análisis ni les operaba, sólo les decía: "Tus pecados ( tus errores) te son perdonados,
tu fe (tu actitud) te ha salvado; vete en paz y no vuelvas a repetir ni a 'normalizar' en tu vida diaria las mismas equivocaciones que te han enfermado"... Y ni siquiera el cojo, el ciego, el manco,
el sordo, el loco, el paralítico o el muerto, habían reconocido ni confesado previamente sus
errores. Bastaba con que Jesús fuese el primer psicólogo transpersonal
de la historia y ejerciese su oficio desde la inteligente y sanadora armonía de la compasión, dando en la diana constantemente.
En
realidad, nos cura y nos transforma la potencia energética que reparte
el espíritu naturalmente cuando abrimos las puertas de la atención y
paramos los juicios clasificadores y separatistas, divisores y
destructores de lo mejor de nostr@s mism@s. Jamás deseando y tramando el mal para alguien, -muchos o pocos- puede haber ni curación, ni consciencia ni vida que valgan la alegría más que la pena y el desguace humano.
Una
especie despierta y abierta a la relatividad transpersonal y cósmica
del espíritu cuántico y vital, se podría ahorrar muchísimo presupuesto
en sanidad, en juzgados, en hacienda, en ejércitos, en policía, en
"justicia", en bombas y misiles, en negocios y marranadas que no sólo no aportan
nada que valga algo más que tanta pena, sino que hacen puré lo que
encuentran, "con las mejores intenciones", eso sí... Y, despertando como
especie, no sucedería algo semejante por ahorrar presupuestos, sino porque
la salud sería el modo normal de vida planetaria y la enfermedad
quedaría reducida a sólo descuidos de unos pocos, que sanarían con el
cambio de actitud, de valores, de ejemplos palpables, de miradas y entendederas, a través de la experiencia
compartida, en plan Bienaventuranzas vividas sencillamente cada día. Con la praxis
del amor verdadero, ante el que el sólo deseo de posesión y dominio se
queda reducido a bazofia (im)pura y dura, que acaba en suicidio
asegurado, en diversos formatos, si no hay nada más que descubrir, trabajar, disfrutar y aportar.
¿Ejemplos
del buen uso de la transpersonalidad como psicoterapia? El Teléfono de
la Esperanza. Proyecto Hombre. Comunidad Betsaida primero en Terriente,
Teruel, y luego en Segart, València, comunidades de El Arca, tanto de
Lanza del Vasto, como El Arca de Jean Vanier, La Casa Grande y el
Rastrell en València, la cárcel de Picassent o la de El Dueso en Cantabria, el 15M y
sus milagros parando desahucios y haciendo de la abogacía una terapia
social gratuita para los olvidados...cambiando el negocio sucio de los
barracones escolarizados en el Colegio público Cremona, como negocio de amiguetes ppastaideológicos, por la construcción
de un centro estatal de enseñanza para tod@s, gratuita y normal, donde no hay basuras rentables ni nadie se forra con los alquileres de los barracones a los ayuntamientos, gestionados por cargos políticos "amiguetes"...y todo el proceso llevado a cabo gracias a la cooperación total del 15M...
Un apunte adjunto como dato: la mañana que la denuncia en la prensa del "caso Cremona" movilizó a los medios de comunicación, a l@s polític@s decentes y a la población del pueblo y de la comarca, ante las puertas de los barracones y del Ayuntamiento del pueblo valenciano de Alacuás, en 2015, me encontré en los alrededores con una vecina del pueblo que estaba alucinando con el movidón callejero al lado de su casa; me preguntó y le expliqué lo que pasaba; mi asombro fue total por su ignorancia acerca de algo tan próximo, escandaloso y evidente, al lado de su casa. La respuesta fue la siguiente: "Pues no tenía ni idea de que esto esté pasando durante tanto tiempo y nadie lo sepa. Porque en las noticias de la C.O.P.E. que siempre tengo enchufada en la cocina de mi casa, y yo, -como buena cristiana-, es la única radio que escucho, nunca han dicho que pasasen estas cosas, aquí mismo, al ladito...Claro, será porque eso pasa en una escuela pública, que no es de la Iglesia, ¿verdad? Voy a tener que enterarme mejor de lo que nos pasa y no estar tan en la parra".
En fin...No quiero añadir nada más, para que cada un@ saque sus conclusiones.
Así he visto
durante años que el "dios" de los cuentos se queda en nada al lado del
Amor Infinito remangado y puesto en marcha a prueba de todo, esa terapia contagiosa y constante que
todo lo cura, porque en vez de exigir, premiar o asustar a cambio
de rosarios, procesiones, adoraciones y rifirrafes, se entrega a sí misma a los que peor están, sin exigir
"conversiones" ni aparatosidades rezadoras. La Vida, la Verdad, la Luz,
el Amor y el Cariño, son el tratamiento delicado, humilde, silencioso y
definitivo para que la realidad de cada día se haga milagro sin decir ni
pío ni montar pollos. Sólo amasando el pan y encendiendo el horno se pueden hacer comestibles el trigo, la harina, el agua y la levadura, que nos da la Naturaleza por todas partes...
O
aprendemos a psicointegrarnos para Ser de verdad y no sólo en
apariencia, o la vida humana(¡!) será hasta el final del caos una
pantomima interminable y trágica entre muñec@s de guiñol, sin duda
alguna, manejados por lo peor de cada casa, entre la violencia, el miedo, la mentira constante
y el olvido irresponsable...
Esperemos
que el despertar nos libere y que unid@s y sumando, entre todos lo mejor
que tenemos y podemos compartir, hagamos todo lo posible para que eso
suceda como nueva forma de vida.
Si así lo decidimos y así lo hacemos, así será.
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