sábado, 6 de enero de 2024

              

          EPIFANÍA TOTAL  

 

A ver si lo consigo. Que lo tuyo y lo mío 

no puede encadenarse entre palabras.

Intento esta mañana escribirte una carta desde ahora,

desde la mismidad de este momento,

desde la exactitud de esta dulzura que me roza la piel

mientras me envuelve toda la ligereza de los pájaros.

Ya son casi las diez y yo casi un trasluz

si me arriesgo y te nombro sabiendo que no cabes

en ese disco duro

donde intenta archivarte la lógica pequeña de las cosas.

A ti lo de los nombres no es que te importe mucho,

te gusta ser así, dócil en el amor y al mismo tiempo

loco e irreverente con tu propia grandeza (es un lujo

celeste que tan sólo la luz y el latir del infinito se pueden permitir)


Pero en esta mañana se me juntan los tiempos, 

la búsqueda y el llanto,

oscuros purgatorios donde lloré tu ausencia

sin caer en la cuenta de que tú y el vacío

sois una realidad incompatible, un mismo no saber

que nada hay que obtener sino vivirte. Y vivirme también,

simplemente vivirme. Descubrirme presente

y descubrirte. Y al mismo tiempo amar, amarte, amarse, amarnos 

(suave conjuración de tiempos y pronombres), sumándose a la voz

de la ternura y a la prueba del nueve

en esa matemática infinita con la que tú armonizas, inventas

y dibujas galaxias y universos. 

 

De repente aquí estás, enredado en mis manos, como una invitación

para el concierto de un desorden rarito e imprevisto,

como una partitura a medio terminar , como un poema

al que sólo le quedan los espacios en blanco. los renglones

en clave de silencio. Siempre múltiple y Uno,

gigantesco en los átomos, diminuto en el Cosmos,

en esencia y detalle.


Yo me había sentado a escribirte una carta, a recordar los tiempos

que ya fueron memoria y se acabaron.

Contaba con tu voz para engarzar los días en todo lo que fue.

Pero tu plan es otro. Será que yo propongo y tú dispones...

Porque ya no me queda ni rastro del pasado, ni el árbol de la noche,

ni una herida ni un premio ni una satisfacción

para engancharme al tren de los ayeres.

 

Te revelas así. No queda otra. El pasado acabó, es evidente.

El futuro no importa porque nunca será algo más que presente.

Lo que es Es Ahora. Aquí como mañana, suavidad, sábado,

abrazo, nube, tostada, desayuno, flor en aquel rincón,

niños al fondo, nostalgia en el armario de la niebla

pequeño impresionismo del instante.

Me detengo y respiro, sin razón, sin historia,

leo, pero se difumina cada letra en la divina sombra

reposo de tu luz.

Un viejo pensamiento desgastado en  costumbre

intenta decir "dios" mientras suspira y el silencio

susurra: "No mires mientras arden los reinos que no fueron;

si los miras ahora te absorberá la sal de nadas y tristezas persistentes"

(reconozco tu voz que viene a sorprenderme entre comillas)


Y me quedo sin versos, sin relato ni historia,

sin lógico y coherente discurso argumental.

Pero vale la pena abandonar el rumbo establecido

y dejar Al Que Es la libertad de Ser y demostrarlo.


Y vuelvo a respirar

             toda la mansedumbre de la Luz 

                                                   mientras te siento.

 

Mira que lo sabía. Y que sin conocerte te conozco.

Es inútil que hable, que te piense o te escriba. 

                            Lo que hay entre Tú y yo no es cosa de palabras.

 

Sólo amor, luz y vida, traducen el lenguaje....

No hay comentarios: