martes, 2 de mayo de 2023

Gracias por las reflexiones, Javier Gallego, y mucho ánimo.👍👍👍😍😍🤗🤗

 

Todo lo que se puede perder

Yolanda Díaz conversa con Irene Montero y Alejandra Jacinto, en presencia de Alberto Garzón y Enrique Santiago

Javier Gallego


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El jueves pasado se aprobaba en el Congreso la primera ley de vivienda de la democracia. No es la ley más audaz que se podía hacer, la ley que pedía Unidas Podemos y nos gustaría a muchos, pero es histórica. El actor y dramaturgo Juan Diego Botto sintetizaba la emoción y significación del momento en un tuit con una foto de afectados y activistas que asistían a la aprobación desde la tribuna de invitados: “Asun, con una notificación de desahucio pendiente, Richard con siete intentos de desahucio sufridos, Mercedes, que ha ayudado a detener decenas de desahucios, se abrazan tras la aprobación de la ley de vivienda. Falta mucho y podría ser mejor pero es un paso importante”. Es un primer paso para las instituciones, pero es el resultado de los millones de pasos que han dado durante años las organizaciones. Es un “sí se puede” resonando en el Parlamento.

Ha costado mucho llegar hasta aquí. Muchas noches en vela, muchas asambleas, mucho llanto, mucha angustia, mucho miedo, muchas manifestaciones y protestas, mucho sindicato, muchos choques con la policía, mucha detención y acoso, mucha lucha obrera y mucho apoyo mutuo, muchos desahucios, familias destruidas y vidas que se han quedado por el camino. Ha costado más de una década de labor incansable de los movimientos por la vivienda digna. Y ha costado que Unidas Podemos venza la oposición del PSOE dentro del propio Gobierno. Recordemos que el anterior ministro de Fomento, José Luis Ábalos, decía que la vivienda es “un bien de mercado” sobre el que no se podía actuar. Hablaba como si el mercado fuera intocable e incontrolable, como si la Constitución no dijese bien claro en su artículo 128 que el Estado puede intervenir por el interés general en cualquier ámbito económico. 

Las negociaciones estaban detenidas, en el dique seco, con los socialistas bloqueando por miedo a molestar a los fondos y a los bancos, pero la cercanía de las elecciones, la presión de Unidas Podemos, y una sociedad civil organizada que nunca ha dejado de empujar y de creer en que era posible, han forzado una ley que consagra que la vivienda es un derecho, regula los alquileres y fomenta el alquiler público, impone topes a las subidas de precios, controla a los grandes propietarios y ofrece mayor protección a los desahuciados. Por eso han votado a favor los partidos de izquierda de la investidura y en contra todos los partidos de derechas del Parlamento (PP, Vox, Cs, PNV, Junts, PDeCat, UPN y Coalición Canaria) con la CUP a la que le parece insuficiente. Insuficiente es, pero mucho más sería no haber hecho nada y seguir como estábamos. 

Es una ley que tendrán que aplicar las autonomías y el PP ha anunciado que la incumplirá en Madrid y Andalucía, y el PNV que estudia recurrirla en el Constitucional, como hace la derecha española con todo lo que se aprueba. La Ley de Vivienda es un ejemplo de lo que se ha avanzado, de lo mucho que queda por avanzar, del esfuerzo que hay detrás de cada avance y de lo fácil que sería retroceder. Es también un ejemplo de por qué es necesaria una fuerza a la izquierda del PSOE y por qué su descomposición nos abocaría a un gobierno de extrema derecha negacionista que destruiría todas las conquistas y evitaría otras muchas. 

Ha sido una legislatura dificilísima, con una crisis pandémica, bélica y económica que este gobierno ha contestado por primera vez rescatando a la clase trabajadora. Se han aprobado impuestos a los ricos, la banca o las eléctricas, subidas del salario mínimo y leyes de eutanasia y de igualdad y libertad sexual. Hay reformas que se han quedado a medias como la reforma laboral, la reforma de las leyes mordaza o esta misma ley de vivienda, y otras muchas como la Justicia, la Transparencia o la Gobernanza que ni se han emprendido. Este mismo 1 de mayo, Día de los Trabajadores, nos recuerda lo mucho que queda aún por hacer para “subir salarios, bajar precios y repartir beneficios” como pedíamos hoy en las calles. Me invade la melancolía al pensar todo lo que se puede perder por la división de la izquierda. De lo que se ha hecho y de lo que está por hacer. 

Solo una foto de Irene Montero en la manifestación junto a Yolanda Díaz (rodeadas por Alejandra Jacinto, Alberto Garzón y Enrique Santiago) me ha devuelto la esperanza de que todos estos momentos, y los que podrían venir, no se pierdan como lágrimas en la lluvia. 

 

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 Comentario del blog

 Los momentos difíciles sólo se pueden superar de verdad con el motor de la esperanza encendido y el de la melancolía apagado. Es una tendencia de la izquierda española, deslizarse por la pendiente melancólica que conduce al cansancio y al agotamiento anímicos y como resultado, al fracaso. 

Nos conviene superar la tendencia a convertirnos en cenizos, hasta cuando las cosas mejoran y salen bien. La política y el camino de la vida nunca son perfectos y eso es genial, pues la "perfección" es insostenible para la especie humana, es cosa de momias, tiesuras histéricas  y  petroglifos, pero no de la vida y la evolución. Por eso el perfeccionismo acaba siendo una neurosis, justo , porque no se saben aprovechar las dificultades como aprendizaje y solo se buscan triunfos, victorias y ganancias que aúpen el yo, mi, me, conmigo y p'amí, aunque sea reventando el imprescindible y mucho más feliz Nosotr@s, triunfos pírricos que en realidad ni son para siempre ni garantizan un éxito eterno para nadie. 

Es evidente que todo cambia unas veces a ritmo lento y otras a ritmo acelerado y en tantas ocasiones caótico, dramático, doloroso y hasta trágico, pero el cambio, ya sea por necesidad, por traumas, desgaste, agotamiento o estupidez, lo tenemos asegurado. Es mucho más recomendable, constructivo y práctico, que nos centremos en la necesidad y logros de los aciertos, para no arruinar ni devaluar lo bueno que se va consiguiendo. 

No tenemos ni idea del poder que tiene el subconsciente a la hora de potenciar o destrozar la vida de los seres humanos, tanto en lo individual como en lo colectivo. España tiene una tendencia horripilante a la hora de llenar el inconsciente propio y compartido de basura emocional. Recuerdo haber escuchado miles de veces a lo largo de mi vida un españolísimo "mantra" ad hoc, como signo de prudencia(¿?) y sabiduría(¡!): "piensa mal y acertarás".Menuda herencia autómata nos ha dejado la historia, xd! Cuando los emigrantes españoles en los años sesenta y setenta del siglo XX llegaban a otros países europeos, una de las primeras cosas que aprendíantras el asombro de los resultados en la vida común, era a quitarse de encima el maleficio gafe de ese fatum hispánico, que se nos ha quedado enganchado, sobre todo en el mundo trabajador y, por ello, más socialmente castigado y oprimido, de tal modo que no hay capacidad para celebrar lo bueno que se consigue, algo que no significa que ya esté todo hecho, porque eso nunca es posible, ni para pobres ni para ricos; la vida humana es un camino hacia una evolución constante y eso es magnífico. 

Donde hay que estar serenos, contentos, agradecidos a la gran familia humana y disfrutando los valores compartidos, es en los cambios acertados, en la ayuda mutua, en el compartir la realidad viviente, porque dando se recibe y acogiendo y escuchando somos acogid@s y escuchad@s. Tenemos que sacudirnos el miedo al fracaso, los pensamientos negativos, los juicios descalificadores premonitorios y no confundirlos con la prudencia y la previsión. 

Madurar socialmente es tan básico y necesario como hacerlo individualmente. El trabajo conjunto de Sumar, Podemos, Más País, Compromís, Bildu, ERC, España Vaciada y PSOE, es básico y fundamental a la hora de avanzar y realizar los mejores proyectos. Ahora se trata de caminar junt@s y en positivo, desterrando cualquier obsesión inmadura hegemonista, prepotente, egópata e inútil y desarrollando escucha, sabia humildad y con la participación testimonial ciudadana en las instituciones, como son el Congreso y el Senado. 

Sólo la mejor, la más consciente ética y fraternal humanidad es capaz de realizar la mejor política en la Casa de Tod@s, que debe ser un  Estado constitucional y democrático de verdad, en el que la salud psicoemocional ciudadana es el auténtico y único soporte posible y eficaz que lo puede todo sin trampas elitistas, sin recesiones imperia-listas del ppastón y del ppoderío chapuzas, que están a la misma altura disléxica. Una salud personal y social que solo se desarrolla desde la igualdad, la ética, la honradez, la justicia, el respeto y el cariño sin fronteras, sin olvidar jamás que de verdad, de verdad, la nostra ciutat i la nostra terra ès el vostre refugi, germans i germanes de la mateixa casa comù: la nostra humanitat sorofraterna...L'abraçada i els petons de mare/pareinfinit: l'amorverse/amorverso. Le llaman "Dios" por darle un nombre, pero en realidad no hay palabra que l@ pueda definir, porque la auténtica palabra es él/ella/ello, que hecha carne, habita en y entre nosotr@s, y no es un misterio, no, es una evidencia, que desde lo mejor de nosotr@s mism@s sale a la calle y se manifiesta uniendo e iluminando, si se lo permitimos, claro, porque somos libres para lo peor, para lo mediocre y para lo mejor. De nosotr@s depende el resultado. Tomayá, milagro!🥰

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