viernes, 7 de octubre de 2022

J.S. Bach - Prelude, Sarabande, Gigue & Double from BWV 997

 


HÁGASE LA MÚSICA


sugirió el Infinito repartiendo el amor por todo lo creado,

o sea, repartiéndose a sí mismo,

a través de la luz y el equilibrio, la belleza del todo compasivo

que va de nota en nota diseñando universos y sorpresas,

sacudiendo la vida y sus rincones más angostos e invisibles

hasta ponerla a punto para Ser más allá del existir


y entonces la creación se convirtió en presente continuo

en donde el panta rei es la consigna de todo el equipaje imaginable


cada galaxia un balcón, cada universo una alfombra 

de estrellas organizadas,

cada sistema solar un barrio que compartir,

los planetas las canicas, los satélites yo-yós 

en la plaza universal, donde se danza y se ríen

las ocurrencias de Casa, que siempre resultan nuevas

en el mix de las conciencias en esa luz de ida y vuelta

que es como una acción de gracias,

en constante bendición, sin papeles ni permisos,

nos reinicia y nos renueva

para que en cada ocasión que la vida nos proponga

gocemos de la fusión en un Todo que es la monda:

padre, madre, mundo, hogar, familia desparramada,

pródiga y tan machacada,

por un planeta a su bola que según va pareciendo

nunca sabe a dónde va 

en las manos temblorosas de una chunga redundancia

con malísima memoria, enganchada a unos pasados

que no logra recordar, un disparate heredado

que no acaba de cuajar por el afán de control

y el apego subjuntivo que se escurre y se descuelga

del vuelo resplandeciente que ofrece el indicativo


es el aquí y el ahora la puerta del Infinito,

ese paso irrepetible que libera e ilumina,

que al dolor le da la vuelta,que de luz llena lo oscuro

y de gozo la tristeza, y de un fin agotador 

pasa a un principio divino

que es un regalo a estrenar, donde el tiempo ya no impone

su desfile militar y se inaugura por siempre

la nueva felicidad, más allá de lo que pase

y lo que pueda pasar


no te duermas en la mugre, mi querida humanidad,

y mientras por tierra firme

vas regalando ese amor que es pura fraternidad,

entre vida y bendición, entre acogida y perdón,

que las alas de tu alma colectiva 

unidas a tu conciencia personal y compartida,

-y si así tú lo decides usando tu libertad-

nunca dejen de volar que el Espíritu y su Luz

las mantienen bien despiertas

cuando el amor de verdad acaba con las cadenas 

Y el mogollón  se transforma, con una alquimia inocente,

en musiquita de Bach...Como en este mismo instante...

¡Qué hermosa causalidad!


                  Fondos de pantalla : luz de sol, paisaje, puesta de sol, colina ...



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