miércoles, 12 de octubre de 2022

Democracia, elecciones y conciencia

 

Es chocante e incomprensible que precisamente en la zona social, teóricamente más "progresista" como la presunta izquierda, se den los porcentajes más altos de abstención electoral y que por ello, ganen las elecciones las opciones menos capaces de mejorar los estados, la sociedad, la cooperación, el acuerdo, el diálogo y la escucha imprescindibles para entenderse y solucionar problemas y necesidades de tod@s desde la inteligencia del Bien Común. Es decir, que acabe ganando una 'mayoría ínfima', -e hinchada como un globo por la abstención mayoritaria- de fanatismo, cerrazón y cortijeos, simplemente por la irresponsabilidad abstencionista de una mayoría auténtica, muy cabreada, y que por ello regala la gestión del Estado a una sección antisocial verdaderamente demoledora, justamente, porque su sistema consiste en reprimir lo que más ayuda a evolucionar, enriqueciendo a unos cuantos y arruinando a la mayoría, confundiendo la política con el negocio, el Estado con un cortijo y la responsabilidad y la ética con unos grandes almacenes donde solo pueden comprar los millonarios, los corruptos, y los que pareciendo muy "listos" destrozan vida, planeta, trabajo digno, justicia, paz, convivencia y verdadera lucidez y conocimiento. Incluso haciéndolo desde las ideologías y la religiones adaptadas al interés más egópata que político, ético y espiritual, como debería ser si los hechos se correspondiesen con las ofertas de libertad, igualdad, fraternidad y democracia, que en cuanto los bárbaros acceden al poder, desaparecen repentinamente. 

Los extremistas del poder absoluto saben de sobra que su única estrategia infalible es la creación y agudización constante de problemas para quienes gobiernan e insoportables para quienes los padecen, hasta hacer lo más difícil e ingobernable posible la sociedad. Que todo sea un fallo general, para el que solo ellos sean la "única solución". Y esa es la estrategia que domina el mundo cuando el género humano no tiene acceso colectivo y personal al conocimiento y ejercicio de su propia humanidad. Un proceso evolutivo que depende de qué clase de valores sean mayoría en las sociedades y estados. De cómo nos educamos, de cómo aprendemos, de cómo conectamos con lo mejor de nostr@s mism@s o no. Cuando ese aprendizaje no existe solo somos robots que reaccionan mecánica, instintiva y solo emocionalmente -los sentimientos para ellos no existen y son concesiones blandengues y nada "científicas"- ante lo que nos sucede y nos encontramos en la vida. Sin unir causas y efectos, sin conectar con el Todo del que formamos parte de un modo cada vez más claro y evidente. Todo lo que hacemos o dejamos de hacer, de pensar, de imaginar o de evitar pensando solo en nosotros, en nuestras obsesiones, miedos, complejos, intereses, dogmatismos, fijaciones y olvidando la urgencia del Bien Común, un equipaje demoledor, que acaba siendo un boomerang a corto o largo plazo para cada ser humano y para cada colectivo. Para toda la humanidad, aunque desde la ignorancia parezca que nada tiene que ver lo de uno con lo de Tod@s y el Todo.  

Todo cuanto nos sucede en cualquier opción que tomemos depende de cómo y desde donde elegimos y de cómo decidimos asumir y canalizar lo que a simple vista parece "casualidad". En realidad nada es "casual" porque todo es tan "causal" como "efectivo". 

Todo ese camino está por hacer y solo puede descubrirse desde dentro, en ese interior tan mal entendido y hasta patológico cuando el dentro se confunde con el apego, con el afán de control sobre las cosas y los seres "queridos", deseados,sí,  pero  nunca amados, un interior por descubrir y habitar, que lejos de ser un pozo egocéntrico, origen de patologías, depresiones y enfermedades mentales, psicoemocionales y tantas veces somatizadas en múltiples patologías, es un Nosotr@s Infinito, una energía que abre la visión, que limpia y desinfecta lo que creíamos ver sin mirarlo o mirar sin verlo. Haciendo que "La vida es sueño" de Calderón sea una denuncia/programa diario de nuestros intrincados  metaversos engatusadores, que tanto nos divierten y tanto nos machacan, eso sí, contando con nosotr@s mism@s. Sin tener ni idea de que en latín, el origen del término,  "divertere", no significa para nada, pasarlo bien, sino perderse, desparramarse y desperdiciarse a sí mism@s. 

Un ejemplo muy actual del asunto: ¿Habría chicas universitarias en colegios mayores que percibiesen  el insulto, el odio y la agresión machista de sus colegas universitarios como lo más natural, si estuviesen despiertas sus conciencias además de sus emociones manipuladas por "la buena educación en cristianolandia'? Igualmente, ¿habría chicos universitarios en colegios mayores capaces de 'divertirse' y pasarlo bomba haciendo el ridículo además del salvaje y el palurdo, más cerca de Atapuerca que de la Unus Versus Alia, o sea, la verdadera Universidad? ¿Qué nivel de conciencia y de pedagogía recibe una humanidad capaz de algo tan repulsivo y cruel como estúpido y definitivamente letal para la propia especie? ¿Qué sociedad sana y digna de llamarse humana, se empeñaría desde el Estado en legalizar el disparate de la compraventa sexual de la prostitución como oficio, y el alquiler de úteros para reproducir vidas por encima de derechos y deberes humanos, en pro de una "libertad" que es precisamente el encadenamiento de las conciencias y de los valores humanos más elementales a un estado demencial que solo piensa en su propio capricho sin tener en cuenta las consecuencias de tales decisiones sobre las vidas de sus víctimas? ¿Tenemos derecho a modelar a nuestro gusto la genética desde un tubo de ensayo para traer al mundo seres en plan Oveja Dolly, para presumir de paternidades y maternidades artificiales manipulando su destino, como quien diseña muñecos?  

Lo humano y sano de verdad no es comprar óvulos y espermas, ni alquilar "madres" postizas por dinero, privando a los que nazcan en ese plan del derecho a ser hijos de verdad y no de trámite y talón bancario, y para colmo estando más de medio mundo ya nacido huérfano y necesitado de amor, de asistencia, de alimentación adecuada, de educación, de acogida, de medios para vivir y estudiar. Para realizarse  con sus derechos y deberes, como miembros dignos de una especie verdaderamente humana. 

¿Vale la pena traer a este mundo a más criaturas, por el gustazo egótico de sentirse  padres o madres sin pensar en el problema de la superpoblación por un lado y del abandono total de los forzados superpobladores más pobres, refugiados e inmigrantes, olvidados y dejados a su suerte en pateras o en campos de refugio/morideros, en vez de establecer vías de adopción y de acogida, si es que de verdad tenemos conciencia y fundamentos humanitarios, como rezan las religiones y cacarean los políticos más "avanzados" y "modelnos"? Sí, claro que sí,  la libertad es un derecho fundamental, pero lo debe ser para todos y todas, no solo para quienes pueden comprarla, porque entonces no es libertad, solo es un fraude corrupto y un abuso a bolsillo armado. Una nueva forma de la vieja esclavitud en el siglo XXI, que parece inspirada en y calcada de "Un Mundo Feliz", de Aldous Huxley. 

A veces tengo la intuición de que lo que llamamos "profecía" no es una visión del futuro, sino un diseño previo, subliminal y diseñador de realidades durísimas desde el presente hacia el porvenir, sacando conclusiones previas de lo que se está generando, dando tiempo, fuerza y espacio al pensamiento mediante una energía mental mecánica y cuyo poder canalizador desconocemos. Tantas novelas, tantas películas, obras de teatro, canciones y óperas, donde las desgracias y los peores presagios son el principal atractivo y motor del éxito y del glamour no creo que sean precisamente ayudas para sanarnos social y personalmente ni para tomar conciencia de los dones profundos que en su despertar pueden convertir la existencia humana en verdadera vida a través de una constante regeneración que desde la energía del wifi infinito genere y amplíe nuestra conciencia colectiva, nuestra intuición creadora que empieza por un necesario y "segundo nacimiento", ése que el primer cristianismo situó en la inmersión del bautismo en el agua de la Vida, un símbolo del cambio, y no un arte de magia ni un certificado de "salvación" que no tiene sentido si se aplica a los bebés y niños pequeños, que no han podido elegir por sí mismos, sino que son bautizados por costumbre y ritos, como los judíos hacen con la circuncisión, por ejemplo, para distinguirse de los no "elegidos". Como si hubiese diferencias y castas en el Amor Infinito que nos hace posible a todos y a todas por igual.

 

Durante años fui testigo presencial del cambio que puede producirse en seres humanos que se atreven a entrar dentro de sus propias cavernas, cuando encuentran una oferta del Universo y la saben aprovechar adecuadamente. Y cómo la terapia más eficaz es el reconocimiento del sí mism@s; y que ese encuentro, tantas veces, se realice en las prisiones y/o en centros de atención para drogadict@s, cuando se han quedado solos y solas frente así mism@s, privados de una libertad que en sus casos no era nada más que un instinto salvaje o una represión agresiva y demoledora que se desarrollaron por miedos y complejos y casi siempre impulsada por el desamor, el descuido, la ignorancia y la desatención del entorno. 

En realidad es@s universitari@s salvajes están al mismo nivel de desatención interna que los presos y presas, con el beneficio a favor de est@s últim@s, de que el "castigo" social es una pasarela que la vida - y el karma- ofrecen a los enfermos sociales, un regalo al que los "ricos epulones" satisfechos y hasta empachados sin saber por qué, no tienen un acceso tan 'fácil', como los pobres diablos. ¿Será que las Bienaventuranzas llegan a todas partes? A ver si va a ser eso, por lo que Jesús curaba con tanta facilidad las afecciones físicas, cuando poniendo una mano sobre el enfermo lo primero que le decía no era: "anda, cúrate, porque lo digo yo que soy el mandamás!", sino: "tus pecados y desequilibrios están perdonados. Vete en paz; tu firme convencimiento (tu fe) te ha salvado y lo ha hecho posible" Y lo más hermoso de todo es que no se tuvieron que hacer de ninguna religión ni de nada ni de nadie. Les bastó  y les basta con entrar en Casa y encontrar que son amados incondicionalmente y que esa es la mejor medicina, el mejor tratamiento, porque además de la recuperación en todos los sentidos, nos hace libres para siempre, pase lo que pase. Es lo que tiene morir a lo viejo y renacer en lo nuevo: que ya no hay marcha atrás.

 "Mi pasado está borrado. Yo soy libre, soy amor", dice una canción carismática, anunciando la experiencia desde la Nueva Realidad.  Si descubrimos ese tesoro inagotable en las honduras de un Nosotr@s Infinito del que toda la humanidad y los universos forman parte, ¿cómo no votar las propuestas políticas democráticas que fomentan el Bien Común más que la rapiña pseudopolítica, para que el camino se regenere y se aclaren las oscuridades naturales en el trayecto de esa imprescindible bifurcación, para salir de la entropía del desgaste, como define el proceso Ilia Prigogine, Nobel de Física, que lo supo ver desde la ciencia y la consciencia? 

Sí, familia querida, todo lo que hacemos, pensamos, deseamos e imaginamos forma  parte del mismo trayecto, que, sin duda alguna, podemos mejorar, empeorar  o destruir con el justo o desequilibrado sistema de vida que seamos capaces de llevar a cabo, cada una y uno desde sus circunstancias y su percepción,  sin esperar que lo hagan otros primero, a ver qué pasa, sino poniéndolo en marcha desde cada conciencia, a cada instante como la respiración, en cada alma, inteligencia racional-emotiva, perdón hasta no tener nada que perdonar  y una nueva percepción de la misma vida que se va desarrollando e iluminando en común sin esfuerzos ni traumas, cada vez con más gozo profundo, más equilibrio, desde el libre albedrío regenerado paso a paso, porque gracias a la fluidez del panta rei  de Él/Ella/Ello, que Heráclito descubrió y nos explicó muy bien, nada está hecho ni acabado definitivamente si nosotros no lo determinamos así. Es lo que tiene el infinito...Imposible reducirlo y meterlo en un hoyo de la arena como deseaba hacer un niño con el mar según cuenta Agustín de Hipona, cuando andaba por la playa dándole vueltas al 'misterio' en la simplicidad infinita de un dios inentendible para los cálculos humanoides.

La verdadera libertad es la liberación de las propias ataduras que en realidad son las peores porque no se ven ni se notan, son "pura normalidad" hasta que destrozan las posibilidades mejores que tenemos y somos, pero que se pudren y desaparecen si no las descubrimos y ponemos en marcha. Si no despertamos desde la luz en vez de solo sobresaltarnos con el miedo y sus tinieblas en plan virus por goteo y costumbre.

La democracia es un logro y un don del cielo en la tierra, no es un desmadre ni una trampa sibilina para atrapar incautos que  están en Babia y destrozarla a lo tonto e irresponsable es un suicidio colectivo que podemos y debemos evitar si es que no estamos locos y tontos en una misma plataforma demencial. No olvidemos que siempre se puede si de verdad se quiere y sobre todo se ama. Aquí o allá. En el despertar verdadero, el milagro es la normalidad de cada instante y cada instante el milagro recién hecho.

Tan solo basta con cambiar de mapa y de brújula e ir al oculista más y mejor experimentado: el Espíritu, que Somos en realidad!

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