lunes, 24 de octubre de 2022

Cuántas veces al día - Silvio Rodríguez

  

Es un regalo poder escuchar canciones/meditación como ésta, de Silvio Rodríguez. Una canción-evangelio. Buena noticia.

Las respuestas a todas las preguntas y dudas están depositadas en nuestro interior, por esa razón, pasar el tiempo de nuestras vidas enredad@s completamente en los avatares-mogollón de cada día, en mil formas diversas: lo que pasa, lo que pasó y lo que pueda pasar, lo que deseamos y por lo que "luchamos" tantísimo hasta el agotamiento, aprisionad@s entre la necesidad y la inercia confundidas entre sí por la incansable "maestra" Doña Rutina, más la ristra de los juicios constantes sobre lo que hacen los demás mientras no nos enteramos de las consecuencias de lo que hacemos o nunca hacemos y tal vez deberíamos hacer nosotr@s, es un estado dependiente del autosecuestro racional/emotivo que como sociedad se ha convertido, entre historia y hábitos, en una patología individual en plan burbuja autogestionada con repercusiones inevitables en la ausencia de conciencia colectiva, asumida, para más inri, como "sistema" disfuncional. 

Este panorama que describo es el modesto cuadro de la imagen, pero la canción de Silvio es la banda sonora para interiorizar y rascar en los pasadizos más íntimos donde apenas se entra, porque seguramente ni siquiera sabemos que están ahí, en ese armario arrinconado de la conciencia, del alma, de los fondos reservados y comprimidos, de nuestra propia humanidad, donde están, tantas veces inactivos y bloqueados los fusibles e interruptores de toda la luz imprescindible, es decir, lo mejor que podemos SER y manifestar en obras concretas y diarias, en eso que constantemente echamos de menos sin haber llegado a comprender que solo nosotr@s tenemos las llaves de lo que tanto buscamos al revés, dónde y cómo no toca hacerlo. Paradójicamente llen@s del vacío y vaciad@s de sentido y de conciencia/alma, jamás podremos salir de semejante aberración convertida en nuestra particular "normalidad"; buscando y gritando "¡Libertad!" nos hemos construido la jaula/cárcel más "segura" y "sostenible" de todas. Es lo que tiene no conocer por dentro la semántica de la pareja inseparable: Amor y Ética. Y todo el proceso inconsciente, desde nuestras confusas ocurrencias, manejado con una maestría demoledora en la que entre instintos, emociones y dictados, el ego lleva la batuta y dirige las maniobras estratégicas. Y es que lo más difícil es conseguir ver una prisión en lo que aparentemente nos hace más felices (¡?), según los parámetros heredados del pifostio, que nos nublan visión y entendederas. 

Sugerencias: Es posible que si no le damos tanto poder a la pantallitis pandémica, cuando disponemos de un poco de tiempo y espacio, si apagamos el móvil o no encendemos la tele ni el ordenador, si nos dejemos caer en una silla, en un sillón, una cama, sobre  la tierra o en un banco del parque, y miramos alrededor y tranquilamente respirando, dejando que los pensamientos se disuelvan en ese mirar sin atarse a ellos, cerrando los ojos o dejando resbalar la mirada entre las nubes, los huertos, las hierbas, los árboles, los pájaros, la gente que pasa por delante, el agua, el cielo, los tejados, las enredaderas...podamos acceder al refugio interior donde tenemos guardados los ahorros más valiosos e inagotables, que nada ni nadie puede arrebatarnos: nuestra pertenencia cuántica y cósmica, como piezas del puzle infinito de lo que llaman "dios", sin saber muy bien qué significan los conceptos pasados por el tiempo, los sermones y narcolexia a base de repeticiones dogmáticas y tan  devotas como mecánicas,  más hijas del miedo y de la manipulación de poderes varios, que de la Esencia Real que nos hace posibles y nos sostiene, más allá de vidas y muertes, (productos lógicos y fluidos del tiempo, del espacio y sus múltiples combinaciones circunstanciales).

Todo es un paso a paso, un descubrir tranquilo sin estruendos ni trompetas ni escándalos, ni chirridos. El puzle se manifiesta en cada pieza distinta, en el lugar que solo ella, cada pieza, (o sea, tod@s nosotr@s)  puede ocupar junto a las otras, también distintas y que encajan divinamente entre sí, precisamente por la armonía entre las particularidades y diferencias enriquecedoras de cada situación, sea como sea. Y es el Amor la sustancia esencial, el pegamento sin apegos, que todo lo une y lo coordina. Todas son un tesoro existencial, ontológico y tan sencillo como ir a la escuela infantil. Entonces el puzle se muestra al completo, en un satori natural, democrático, naturista, vegetariano sin presiones, verde y arcoiris, que nos educa sin mandar ni obligar, solo basta con poderlo ver por y desde dentro para que ayude y despeje los caminos hacia afuera. Descubrir y dejar que el mejor estado del descubrimiento interior nos despierte para siempre y a cada instante del cada siempre. Somos en realidad la combinación evolutiva de los dos estados fundamentales que ya vislumbraron en la Grecia presocrática Heráclito de Éfeso y Parménides, que no vieron dos posibilidades distintas del SER, sino la combinación y el equilibrio entre ambos aspectos de la misma realidad: esencia y fluidez, el eje flexible del equilibrio que cambia y evoluciona, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo. Ser y estar en busca del equilibrio/imperativo categórico, como lo vio Kant. Sentir, pensar, comprender y compartir la inteligencia del Amor...

 

P.D.

Ah, casi se me olvida: aviso para evitar barbaridades y malos entendidos; el amor no es el chantaje camuflado de "te quiero mucho", ni permiso para manipular y controlar en plan la vida del prójimo supuestamente 'amado'; es imprescindible que el Amor deje de considerarse apego 'legítimo', buenismo, obligación, mandamiento impuesto, aguante de lo inaguantable y martirio para quien 'ama', sin olvidar que amar es un derecho humano y ser amados implica, sin poder evitarlo, el deber terapéutico y consciente de amar, pues quien ama, en vez de solo "querer" se ha vacunado de por vida en la pandemia de la injusticia, la manipulación y la controlitis contagiosa, de la discriminación y el rechazo a lo que no es "lo nuestro". En el Nosotr@s, que es la vida auténtica, todo se comparte sin preferencias clasistas, ni juicios ni racismo, ni complejos de superioridad, incompatible con el Amor que nos iguala también, y especialmente, en lo diverso.

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