sábado, 4 de junio de 2011

El cambio del Cambio

Ahora es el tiempo de buscar y encontrar la sintonía con el cosmos. ¿Os habeis preguntado alguna vez por qué fracasan siempre las revoluciones, a corto o a largo plazo? ¿Porque tantas veces ideas magníficas se deterioran y jamás se llevan a la práctica? Porque no hay sintonía con el "programa" de la evolución. Mirad una orquesta. Oid un orfeón. Escuchad un cantante y la música que canta. Todo eso que nos gusta tanto: está afinado. Concuerda. Como el lenguaje que hablamos y escribimos. Tiene que tener una concordancia, una sintaxis, una armonía entre sujeto, verbo, complemento, número, género, caso gramatical, persona, tiempo y lugar. Sin esa armonización no se pueden comprender las ideas. Sin la sintonía "musical", la vida es un caos. La sociedad, un montón de cosas desordenadas e incomprensibles, donde cada uno pretende imponer su ritmo, su compás, su tiempo mental, sus ondas sonoras.
En los coros y orquestas se necesita una nota, un La. Un diapasón que la haga sonar en perfecta unidad de acción y de comprensión. Y todo el conjunto se acopla. Se esfuerza en captar la señal y en reproducrila lo mejor que sabe y que percibe.
Por eso, creo que en las acampadas del 15-mayo, en las asociaciones de barrio, en los partidos políticos, hace falta crear espacios de sintonía. De cierto silencio interior que favorezca la escucha. Si todos gritan acelerados, no se entiende nada. Resulta todo cacofónico y caótico. Si las ideas sólo nacen de la rabia o del descontento, el rencor y la revancha, no habrá nada que hacer.
En los caminos de búsqueda personal, en las escuelas de ciencia y de conocimiento, de verdadera espiritualidad, no necesariamente religiosa, existen disciplinas imprescindibles para crecer y reconocerse uno mismo. Yoga. Meditación, Taichi, Chikung, Kung Fu, Oración contemplativa, repetición aérobica y consciente de mantras, prana yoga, tantra yoga del espíritu, autocontrol mental, yoga del sonido, canto en lenguas, como hacían los antiguos, para entrar en estados modificados de percepción consciente, que en nuestro mundo deteriorado se ha intentado alcanzar con drogas y psicotrópicos, que ya se ha visto a donde llevan y en lo que derivan ...Sin embargo estamos dotados de la capacidad de generar nosotros mismos las sustancias mantenedoras de la lucidez, del bienestar y de la salud . Tenemos la fábrica dentro. La armonía delos neurotransmisores y la unidad entre materia y energía. Cuerpos mental, emocional y físico, con espíritu. Y su funcionamiento va coordinado con una ética personal y una práctica comunitaria, como disciplina imprescindible. Como se frecuenta un gimnasio o un spa, así hay que frecuentar los espacios internos íntimos y compartidos.

Ya es hora de que asociemos y coordinemos las piezas de nuestro puzle. No hay ni habrá posibilidad de cambiar nada en el mundo, si no se produce esa sintonía profunda, que hasta ahora sólo ha imitado la uniformidad que produce el miedo. Y por eso los desórdenes sociales siempre han terminado en una represión dictatorial. Una falsa y forzada "armonización" violenta, que produciendo despotismo impositivo enmascara el caos con normas inhumanas pero "seguras". En las que la víctima más perjudicada, después de la dignidad y los derechos humanos, es la libertad. Que desaparece por completo. Así, ideas fantásticas y geniales, terminan en nada, a causa de esa falta de sintonía honda, del ser, que sólo se descubre en la paz personal, en el silencio interior que se comparte y en la salida del reino del propio ego, para aceptar la grandeza del La universal del bien común.
Tenemos que crear ese espacio interno y a la vez, aprender a compartirlo en la práctica. Por ahí se puede avanzar sin temor ni rabia, ni violencia. Con la fuerza de la razón, la limpieza de la mente y la bellezza del sentimiento creador de lo nuevo. La poesía de la inteligencia. La música del alma. El cambio social donde la libertad y el respeto son las dos caras de la moneda más valiosa.

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