sábado, 29 de enero de 2011

Berlusconi, ese innovador tan maltratado

Pobre Berlusconi. Siempre tan incomprendido por esa justicia obstinada en buscarle tres pies al gato. Leo en La Repubblica una lista de los regalos millonarios que ha ido haciendo en los dos últimos años a cada jovenzuela de buen ver, buen palpar y mejor disponer. Y luego una manifestación de mujeres italianas incapaces de entender la generosa vocación de ese prócer de la protección a las débiles y desampardas macizas, a las que busca con la intención pedagógica y benefactora de premiarlas por haber aprendido con rapidez y eficacia a potenciar la capacidad de invertir con habilidad su punto de asiento corporal. Sus posaderas y demás zonas anatómicas ad hoc. Como proclama sin cortarse un pelo, la sobrina literalmente putativa de Mubarak. Ruby, twesday, monday y toda la week al completo. Solo ante el peligro, defendiéndose como Gladiator, como gato panza arriba, irrumpiendo teléfono en ristre en los programas de la única cadena de televisión a la que sus tentáculos no han podido aún domesticoar comme il faut. Es que no se dejan, caray! Rebeldes y desagradecidos. Él, el único, el perfecto, el mejor, empeñado en educar al mujerío desarrapado y recordarle cual es la función femenina que más las dignifica y como él lo sabe asimilar y premiar adecuadamente. Es que no tienen perdón. Si él sólo está empeñado en su revoluicionaria ONG orientadora y colocadora, que evita la prostitución callejera y la dignifica elevándola a la categoría de cargo político, administrativo, económico y social. Que saca al puterío de las cloacas y lo entroniza en los palacios, en las televisiones, en los ministerios y en los escaños parlamentarios, en las discográficas y en los escenarios. ¿Cuándo un jefe de gobierno ha llegado a gobernar con tal dedicación y entrega de sí mismo? ¿Cuántos políticos dedican sus noches en vela a desgastarse en la promoción profesional de tantas desagradecidas cotillas y traidoras, que van apuntando en sus agendas las donaciones , haciendo comentarios telefónicos vejatorios, mientras él no se tiene en pie y se derrumba exahusto y flácido, en el parlamento, sin poder controlar esos párpados que se cierran solos, esa cabeza que se escora hacia delante y el casi ronquido que delantan su dedicación a tiempo completo a esa última obra de misericordia que los catecismos inhumanamente han olvidado: mantener, orientar y colocar a las putas menores de edad, adiestrándolas en bungabungalogía, ciencia experimental y empírica tan útil y provechosa?
Ay, Berlusconi, hijo mío, eres un hombre maltratado por la ignorancia, el olvido y el desagradecimiento. Parece mentira que haya todavía en tu pais gentuza que te vitupera y trata de humillarte. Hipócritas que salen a gritar contra ti, mientras hacen videos, anuncios y musiquitas alabando la prostitucion y el lolitismo. Sacando pasta de esa degradación que tú reciclas y estás convirtiendo en carrera universitaria y masters class. Mientras ellos se forran ensalzando la miseria, tú te desprendes de tus dineros para reformarla y hacerla una de las profesiones más dignas y rentables. Sobre todo rentables.
Si es que tienes razón, Berlusca, en el fondo, no te merecen. Así que ¿por qué no les privas de tu grandeza y te vas y los abandonas a su suerte? Olvídales. Y vete para siempre a una de esas islas que has comprado. Aprende a tocar el ukelele o el ukefede, y con un coro de bayaderas reformadas por tu celo educativo, pasa en paz y juerga constante los últimos días de tu Pompeya particular.
Pero eso, si, primero, paga a esa plebe desagradecida y gritona lo que tú ya no necesitas para nada. Lo que ya más bien, te molesta y te incordia. La pamema de la dignidad, la cretinada de la vergüenza, la ridiculez del pudor. La ñoñería de la honestidad y la cursilada del respeto a uno mismo y los otros. Total, tu nunca has necesitado esas naderías, ¿qué más te da? Castígales con el abandono y la ausencia, pero antes, dáles lo que se merecen, porfa.

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