martes, 2 de abril de 2024

Querida Ana, qué triste y deprimente es reconocer la verdad en todo lo que explicas y denuncias tan claramente en este artículo. Como seres humanos debemos reconocer el bajísimo nivel de conciencia despierta que predomina en la sociedad española. También es cierto que en el resto del Planeta , la mayoría/minoritaria que lleva la batuta global tampoco está como para darle un Nobel Social, en el caso de que esa modalidad premiadora existiese, una carencia que debería hacernos pensar un poquito más de lo habitual, sobre todo en temas tan fundamentales como es promover y construir una educación global basada en los Derechos, Deberes y Valores Humanos en la vida diaria, y no sólo como un estamento social y estatal nada más, sino como un cambio fundamental de conciencia personal y colectiva, que desde que nacemos y hasta que nos vayamos, nos ayude a evolucionar, a renovarnos renaciendo en nuevos planos de la existencia para poder descubrir y disfrutar la Esencia, eso se logra trabajando unid@s desde la solidaridad, el respeto, la igualdad sorofraterna y el cariño por nuestr@s semejantes, hasta conseguir un mundo inclusivo, familiar, tan inteligente como generoso e integrador de las diferencias, que bien entendidas pueden ser también una escuela de inmensa riqueza humana, personal, social y globalmente. La esencia ontológica del Ser Humano es el tejido de un inmenso jersey cósmico. Tod@s somos la lana, las agujas, los puntos y l@s tejedor@s. El taller donde podems aprender es el amor incondicional, natural y fluido, la vida, la luz, la energía, la empatía, la escucha, la creatividad que fluyen del Ser. A lo largo de la historia ese conjunto vital se ha llamado "dios", y esa separación entre causa original y efectos derivados según se comprendan o no, nos ha confundido, embarullado y también dividido y enfentado, despreciando a nuestra familia humana, que somos también nostr@ mism@s,y hasta peleando a muerte por creer ser "los buenos y los mejores" de la película, sobre todo si se tiene más poder, más dinero, más prestigio, mejor pedigrí y más egopatía congénita. Pero a la vista está que la cosa se ha entendido al revés. El racismo es la prueba del nueve que deja clarísimo el resultado de tal uso de entendederas . No podemos alcanzar nuestra mejor evolución, o sea, el mejor tejido común de nuestra esencia/jersey, si el racismo, la xenofobia, la violencia, el odio, el desprecio por lo que no se alcanza a entender, y la estupidez que segrega nuestra animalidad entendida como algo estupendo, no nos permite realizar y compartir ese tejido que somos y que ningún dios nos va a regalar milagreramente, si nosotr@s mism@s somos parte de ese Amor e lnteligencia Infinit@s y no queremos enterarnos, por más señales y evidencias que tengamos delante...Hay que despertar y nacer de nuevo para que el jersey humano tenga sentido, y eso depende mucho más de lo que damos y compartimos por amor de verdad, que de lo que poseemos y controlamos desde el Egobank todo tereno en el que se producen nuestras interminables pesadillas roncantes, que llevan milenios acabando en el mismo agujero negro para repetir curso, milenio tras milenio, por los siglos de los siglos...Ainssss!!!


Dominio público

Por supuesto que España es racista

Ana Pardo de Vera

Sarr, portero del Rayo Majadahonda, sufrió insultos racistas el pasado fin de semana.
Sarr, portero del Rayo Majadahonda, sufrió insultos racistas el pasado fin de semana.

Fantaseo mucho con que, cuando en los estadios de fútbol alguien insulta a un jugador, técnico o quien sea por su nacionalidad o raza, las cámaras lo captaran, le hicieran una foto y la colgaran en las redes sociales: pese a la rabia e impotencia que generan este tipo de actitudes, por crueles, arrogantes e indocumentadas, nos íbamos a reír. La cara de los y las racistas es el espejo de su alma y a los pocos que conozco y los siempre demasiados que veo, en el siglo 21, tienen cara de zotes con el cerebro agujereado, basta con sacarlos de su ambiente mezquino.

Acuden a los estadios de fútbol a insultar a jugadores o entrenadores negros, argentinos o gitanos -los últimos casos conocidos- arropados por la grada, la masa fanática, la impunidad de la que gozan en los clubes de fútbol, que después sacan tuits de condena y se rasgan las vestiduras, pero que no cogen a estos infrahumanos por las orejas y los sacan del estadio con una patada en el culo, una denuncia en la frente y la foto para mi colección de miserables. Porque la imagen de un racista solo, sin la parte de la grada calenturienta como él, es la de un mierda acogotado; y me consta, porque es muy parecida a la del machista que se queda sin su manada a la hora de ejercer su sucio cometido de acoso y violencia por las calles.

La única fórmula para construir sociedades antirracistas, las únicas posibles en democracias que se jactan de serlo, la dio Nelson Mandela, no hay que irse muy lejos; y sabía bien de lo que hablaba: "Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión". A los racistas, xenófobos, machistas, homófobos, tránsfobas ... se hacen, los hacemos entre todos/as, los construimos, las educamos: callando y, sobre todo, relativizando actitudes, riendo gracias y votando a quienes mandan a los y las palurdas a las gradas a saltarse los derechos humanos impunemente o a apalear negros vestidos de legítima fuerza del Estado.

España es un país racista que solo disimula -y no siempre- cuando el extranjero, el gitano, el negro, el chino o el musulmán tienen dinero y poder; y va a más, porque el auge de los fascismos, trumpismos y demás -ismos podridos azuzan los miedos para que berree el ignorante de la grada que saldría con cara de boñiga en esa foto de mis oscuros desvelos. Policía y Guardia Civil registraron 1.606 incidentes por delitos de odio en 2023, un 33,1% más que en 2022. Fueron detenidas 712 personas, un 40,2% más que el año anterior. La mayoría de los incidentes registrados en 2023 (604) están relacionados con el racismo y la xenofobia; con "el abandono de la naturaleza humana", que decía Welles.



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