viernes, 19 de febrero de 2010

La moral de los parches

Una de las "obras de caridad" mas abundantes, es la limosna. Siempre hemos convivido con ella. Nos han educado en esa compasion periferica que ayuda mas porque le molesta ver pobreza en sus paseos cotidianos, por mala conciencia, o por sensiblero repelus, que por un verdadero proyecto personal de cambio de valores y verdadera solidaridad. Los que nacimos y nos criamos en la Espanya nacionalcatolica del franquismo crecimos con ese tufo limosnero metido casi en los genes y mezclado subliminalmente con "los buenos sentimientos" naturales. Aun recordamos aqeuellas campanyas de Navidad y su slogan "Siente un pobre a su mesa" y la asignacion ordenada de pobres segun los dias de la semana; "ninya, dile a tu mama' que esta aqui el pobre de los jueves" o de los martes o de los viernes. El domingo no habia pobre, porque seguramente, como era el dia del Senyor, el hambre se tomaba vacaciones o cambiaba las puertas de las casas por las de las iglesias que ampliaban el horario de misas y la largueza de los buenos catolicos.
Lo cierto es que la limosna es un parche nada mas. Un parche que al pobre no le soluciona nada, pero al limosnero le tranquiliza la conciencia, lava la cara a sus oscuridades inventilables y le hace sentirse menos injusto o mas generoso.
Aunque menos da una piedra, de poco sirve limosnear si nuestra vida no cambia de rumbo. Uno de los malos habitos que la iglesia catolica ha establecido ha sido el limosneo por sistema porque ha propiciado los lavados superficiales de conciencia de los ricos y poderosos de la tierra, que con limosnas abundantes, durante siglos, han comprado y tapado la boca de las jerarquias llenando sus arcas. Se vendia el perdon, la indulgencia plenaria a la hora de la muerte, en bulas bien pagadas. De ese modo, haciendo multimillonaria a la iglesia, se compraba el permiso para hacer de la capa un sayo, si total, se hicese lo que se hiciese, el perdon y el pasaporte al paraiso estaban al alcance de cualquier bolsillo repleto de monedas. Y parece, que aunque ya ese sistema oficial de recaudacion no funciona como entonces, si que ha quedado el tic social de la limosna-detergente y compraimagen. Porque muy pocas veces esa limosna es anonima del todo. Mas bien se comenta y se airea con diversos grados de sutileza, dejando pistas, para "hacer meritos" ante quien interesa tener buen curriculum. Y ante el autoenganyo que necesita algo de estima y reconciliacion con los socavones de la moral individual que nunca se acaban de rellenar.
Teresa de Calcuta no admitia limosnas. Al contrario, pedia la colaboracion personal. "No des tu dinero, date tu mismo", decia a los que iban con el cheque por delante a solucionar los deficits monetarios de los centros de ayuda. Asi lo cuenta Dominic Lapierre, el fabricante de bestsellers, que cambio su vida por ese consejo. Y es que Teresa tenia razon. Sabia perfectamente que el mundo solo cambia cuando cambia la orientacion de la vida de sus habitantes. Un corazon cambiado tiene mucha mas fuerza y poder que el dinero, porque un corazon lleno de amor, pone en marcha las ideas y limpia la mente. Abre caminos y transforma lo imposible en facilidad. Los recursos siempre llegan si el motivo funciona desde dentro y desde arriba.
Es natural que en casos de emergencia todo se canalice para salvar vidas urgentemente. Pero ese sistema no puede ser definitivo, sino muy puntual. El cambio del planeta pasa por el cambio del hombre y esta claro que la solidaridad no puede ser solo asunto economico. La pobreza y la miseria del tercer y cuarto mundo, tiene sus raices en el corazon dormido y en la hipocresia del reino de la abundancia mal gestionada. Sin amor, sin dedicacion, sin interes, sin implicacion, que podemos hacer por mejorar las condiciones dificiles e injustas, si a la vez que damos dinero, nuestras acciones son egocentricas, interesadas y poco claras? Hay una recomendacion del Evangelio muy interesante y practica que ilumina este tema: "Si vas hacer un sacrificio al templo y sabes que tienes cosas por solucionar con tu projimo, deja la ofrenda en la puerta, ve a reconciliarte con tu hermano y luego vuelve para hacer tu donacion". Esa reconciliacion implica un cambio importante, una liberacion y el camino despejado para la verdadera compasion solidaria. Se ha eliminado la ruta farisea del falso atajo. La autopublicidad onanistica. Las limosnas no pueden enganyar la conciencia. Uno sabe cuantas telaranyas oscurecen los rincones del alma y ningun acto piadoso que antes no pase por la limpieza general, podra tener efecto saludable.
En estos tiempos de ONGs y movimientos solidarios hay muchos proyectos de ayuda, que no deben confluir en una indiferencia gestionadora, ni convertirse en agencia o tramite "solucionador" como una oficina funcionaria. Estariamos todavia en la misma onda de "sienta un pobre a tu mesa por Navidad", aunque luego no te vuelva a interesar nada de el. La conciencia despierta es otra cosa. Es fraterna y no puede ser indiferente, ni actuar como si la "caridad" fuese un prostibulo, que en vez de sexo anonimo, vendiese tranquilidad reparadora, y a cambio se le dejan unos billetes en la mesita. Para pagar el servicio convenido. El amor nunca es una transaccion. Es implicacion. No eres un bono bancario para mi salvacion y mi buen autoconcepto. No. Eres alguien que de verdad me importa y no te ayudo para sentirme mejor, estoy contigo porque te amo y respeto tu integridad, aunque tu no me des nada, aunque tu ni siquiera entiendas por que lo hago. Aunque jamas me des las gracias, puesto que no lo hago para merecer tu agradecimiento, sino porque lo necesitas y yo estoy aqui para acompanyarte a solucionar tu necesidad, a crecer, no para ser tu monedero ni tu fuente de recursos. Si trabajamos juntos, aprenderas a no necesitar la limosna de nadie.
Trabajando con la comunidad gitana lo comprendi muy bien. Estaban acostumbrados a la limosna y a la dependencia. Su liberacion pasa porque descubran su autonomia y recuperen su dignidad. Conviviendo con ellos unas horas a la semana, durante algunos anyos, me ensenyaron que no querian mi "limosna", sino mi amistad. Mi companyia. Proximidad. Sentirme una con ellos. Desde esa vision, fue facil que accediesen a mejorar sus condiciones, a alfabetizarse, a adquirir habitos de higiene, de orden y de relacion interpersonal. A cambiar ciertas costumbres que les impedian crecer como personas y abandonar la marginacion. Era una buena amiga que tenia el privilegio de entrar en sus intimidades, en sus tabues secretos, en sus corazones. Ellos hicieron el resto. Despues de alfabetizarse, el graduado escolar. El carnet de conducir hasta para las chicas! Aun recuerdo como me ofrecian lo que les daba Caritas o Cruz Roja..."anda cogelo, que tienes muchos chiquillos y tambien lo necesitaras" o sus regalos de fruta y zapatillas, de sus puestos de venta..."Toma, prima, que te se cayo el monedero en mi casa con la terjeta de credito y to' ". Ya no habia dependencia ni limosneo. Eramos iguales a los ojos de Dios y a los nuestros...Que leccion de Reino de Dios y bienaventuranzas me dieron en vivo y directo. A mi y a toda mi familia. Nunca podria pagarles tanta ayuda a mis angeles cales, que han seguido creciendo cada uno en su lugar, en sus viajes y asentamientos nomadas, en sus casitas sedentarias, en sus mercadillos callejeros. Benditos sean. Ellos me ensenyaron que la limosna no sirve de nada sino se da uno mismo a la vez que da ayuda material. Los pobres de la tierra son la llave de la transformacion y de la desaparicion de la injusticia. Mientras exista la pobreza como lacra social no habra un mundo nuevo pues si hay pobreza material, es porque hay mucha mas pobreza moral y espiritual. Humana.

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