jueves, 8 de septiembre de 2022

Gracias, Javier Gallego, hermano, ya se te echaba de menos desde las carnes crudas de una realidad crudísima in crescendo

 

Pedro Sánchez vuelve a coger el coche. 

Javier Gallego

Carne Cruda/eldiario.es

Ha vuelto el Pedro Sánchez más de izquierdas. Porque Sánchez hay tantos como bolis Bic. Según convenga. Pertenece a esa generación de políticos veleta, como Casado y Rivera, que se mueven con el aire de las encuestas. Por fin se ha dado cuenta del retroceso constante en los sondeos y ha dado un volantazo a siniestra para intentar recuperar votantes. Como venimos demandándole más de uno. Como hizo él mismo cuando cogió el coche y recorrió España para recobrar la secretaría general de su partido. Ha vuelto el Sánchez que iba a las televisiones a denunciar las presiones del Ibex y los grupos mediáticos para que no pactara con Podemos. El Sánchez del Peugeot.  

Este martes entró con el coche en el Senado pisando rueda y le pasó por encima a Feijóo. Lo atropelló con el discurso más social de los últimos años, prometiendo todas las medidas necesarias para proteger a los ciudadanos frente a la cascada de crisis. Hasta se distanció de las eléctricas cuando acusó al líder de la oposición de ser el candidato de las grandes corporaciones de la energía. Desde el cambio de gabinete, Sánchez ha tomado un camino a la izquierda para intentar volver a la carrera y les ha dicho a los suyos que se suban al carro y aceleren. Que empiecen a hacer políticas más progresistas y salgan a venderlas. Los socialistas han cogido el coche y van en busca del votante perdido. 

Las ayudas al transporte y los viajeros, el control de los beneficios caídos del cielo, el tope al gas, la excepción ibérica, el decreto energético son un golpe de timón para salirse de la cuesta abajo sin frenos en la que iba el Gobierno. Bienvenido sea, aunque el giro sea más retórico que práctico, más tímido que ambicioso. Los socialistas no se atreven a meterle mano al mercado energético ni inmobiliario ni a la reforma fiscal, como les viene exigiendo Unidas Podemos desde el principio de la legislatura. No hay bemoles para nacionalizar la energía o intervenir el precio de la vivienda o subirles los impuestos a los ricos. El PSOE siempre ha sido de conducir con una rueda a cada lado de la línea. Tampoco flipemos.

Feijóo sigue subido a la burra. A la de Casado. Una burra que no se mueve, solo rebuzna. El heraldo de la moderación ha resultado ser una versión menos histriónica de su predecesor, pero igualmente destructivo e improductivo. No propone, solo sabe decir que no. No a todo. Ha llegado a criticar medidas que él mismo había defendido y a demandar otras que había suprimido en Galicia. ¡Pero si hasta se opuso al debate en el Senado que él había pedido! El martes mostró que no tiene más proyecto ni recurso que ofender y hacerse el ofendido. Compara a Sánchez con un dictador de una novela de García Márquez que probablemente no ha leído y se indigna porque el presidente le llame “candidato de las eléctricas”. 

Hay políticos útiles y políticos utilitarios. Los segundos se pueden convertir en lo primero cuando los intereses propios se alinean con los colectivos. Es el caso de Sánchez. Sabe que necesita coger el coche y cruzar al carril izquierdo para recuperar la confianza de los votantes. Eso derivará en políticas progresistas que irán en beneficio de la mayoría. Pero tendría que virar mucho más y mucho más rápido si quiere recuperar el terreno perdido en la legislatura con más baches y accidentes de la democracia. No basta con coger el coche para ir a dar discursos, la gente tiene que sentir que va dentro de ese coche escapando de la que está cayendo. 


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Comentario del blog:

Confieso que me ha sorprendido muy gratamente la actitud de Sánchez en este episodio parlamentario, haciendo evidente lo irrazonable del eterno discurso derechón, en el que jamás cabe el más mínimo indicio de  autocrítica y mucho menos de la Ética en la que se basa la esencia del bien común y debería basarse toda política para ser de verdad un servicio a la politeia, como su nombre indica y sus parásitos impiden. 

 Ha quedado bastante clara la madurez de Sánchez a la hora de no pillar al toro por los cuernos, sino de desactivar la tauromaquia pepera en una controversia que no es política sino propia de un chiscón o, en palabras y versos de Antonio Machado, un bostezo de "políticas banales dicterios al gobierno reaccionario", que es el marco habitual del pp, para el que el Parlamento es un constante espectáculo del "toro embolao", haciendo imposible la gobernabilidad cuando no son ellos los que controlan el forring office que sin ppudor alguno llaman "ppolítica ppara forrarse". 

Me ha parecido muy sana la serenidad de Sánchez, respondiendo con claridad a cada demanda y reclamación de los parlamentarios, o sea, de la ciudadanía y no solo de los cabreos del caciquepolio habitual y desesperante mediante los juegos ppepperos habituales para distraer en tontunas y desaguisados la atención y la paciencia del resto del Congreso y de la ciudadanía, para que ella misma harta y desmoralizada se desentienda de la realidad y se dedique solo a ir de bares y cerveceos para despotricar y que ya  hasta la coronilla de conflictos entre inútiles, acabe por votar a "lo de siempre" o abstenerse, asqueada y convencida de que "todos son iguales". Es el juego sucio del estercolero más moralmente siniestro que diestro: hacer que la basura se extienda y así seguir llevando la batuta en los contenedores. 

Pero esta vez, a pesar de que mucha prensa facilita la confusión, quienes hayan presenciado en directo desde el canal 24Horas de TVE, sin interferencias ni comentarios pringosos adjuntos, habrán podido tener acceso a una realidad legislativa espontánea mucho más sana de lo que los relatos han ido contando. Eso no quiere decir que todo sea una maravilla, sino que al menos, ante una oposición Atapuerca fashion hay un Presidente del siglo XXI capaz de escuchar, ver y gestionar desde la decencia, que es el primer paso hacia la eficacia más elemental de los Estados. Por lo menos la gobernabilidad ofrece horizonte nuevos, como lo son cooperar y proponer el bien común por encima de ideologías, obsesiones, fanatismos y desequilibrios psicoemocionales convertidos en "normalidad" y ppatriotismo esppañolista, que a estas alturas del desguace global, es más una vergüenza que un honor(¿?) Creo que es fundamental colocar al pp ante su propio dilema, algo de lo que una mayoría social de pueblos ibéricos es más consciente que el propio partido popular -¿o populista?- con la pregunta que hizo Sánchez y que a gran parte de la ciudadanía nos gustaría formular al pp: "Señoría, lo de ustedes es discapacidad/ mala voluntad, o -viceversa-, mala voluntad /discapacidad?  

Es una duda inevitable que nos salta a la vista, teniendo por delante fenómenos como un Rajoy capaz de descubrir que "losh catalanesh hacen cosashs" mientras le pone precio al autoconsumo de energía solar,o como una Ayuso experta en cuidar las inversiones enmascarilladas de 'la familia' -igualito que los Corleone, fíjate- , un Casado más perdido y desnortado que la vergüenza y la decencia de Juarcarprime,  una Cifuentes cleptómana en el súper, una Cospedal con su marido expertos en conjugar el verbo latino "capio", -coger, pillar, apoderarse de la salud pública manchega para convertirla en inversión privada..- , una Soraya que sabiendo la historia del clan pepero colabora encantada en su crecimiento y difusión montando el poyo en Catalunya-, o también un Camps, un Carlos Fabra, un Aznar, una Botella,un ministro de Interior experto en cloacas y con un ángel Marcelo de mayordomo buscándole aparcamiento en las horas punta, o  una Villalobos pillada en pleno Parlamento haciendo de Vicepresidenta y jugando al Candy Crush, por internet, o una Aguirre, a la que siendo ministra de Cultura y respondiendo a la prensa qué le parecía la concesión del Nobel de Literatura a Saramago, respondió así: "Bueno, pues que ya era hora de que le dieran ese Nobel a una mujer, a Sara Mago". Con ese curriculum por equipaje, no es nada extraño plantearse la misma pregunta de Sánchez ante el derechismo totalitario en todo. 

Personalmente y después de haber trabajado un par de décadas haciendo terapias rehabilitadoras entre reclusos penitenciarios y pacientes de Proyecto Hombre, me atrevo a confirmar que casi siempre la "mala voluntad" es la consecuencia de una discapacidad cognitiva que bloquea la conexión evolutiva imprescindible para comprender y gestionar la realidad, a partir del propio ser humano, y muy pocas veces es lo contrario: que alguien sano por dentro acabe siendo malo y discapaz por fuera. O sea, que aquello de "los tontitos" que fue el mantra parlamentario de Villalobos, por el que se le reprendió en el Congreso, no iba tan desencaminado; seguramente y con toda normalidad, hablaba de lo que experimentaba día a día en su propio entorno y quién sabe si en ella misma. A veces el inconsciente nos define mucho mejor que la consciencia,  que en esos  casos más dignos de compasión que de enfado, aun no existe como maestra y orientadora personal y colectiva. El verdadero drama es ignorar esa carencia y llamar "salud" y "normalidad" a la patología solo por el hecho de que es lo único que se conoce y se experimenta, incluso en el entorno con el que se convive desde que se llegó a este mundo.

Es evidente que el pp sigue en la ruta de la mediocridad eterna, que como cantan por ahí :

"Confunde el fin con el medio, 

adormecida el alma, 

y así, mediocreyendo, 

mediocreando, 

mediocrea la mediocridad... 

De los mediocres 

será el reino de los miedos, 

de los mediocres 

será el reino de los medios..." 

 

No ha sido el caso de Sánchez en este encuentro, sobre todo, transparente. Sánchez no ha tenido que esforzarse en machacar a quienes ya se machacan a sí mismos con sus propias conductas y ocurrencias, porque no están ni pueden estar, es su actual autobloqueo, a la altura responsable que exigen las circunstancias del siglo XXI, no del Ppaleolítico Supperior...

Todo fenómeno, por más aberrante que sea, tiene explicación...Ains!

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