lunes, 8 de marzo de 2010

Una perla antigua

No me mueve mi Dios para quererte
el cielo que me tienes prometido
ni tampoco el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte

Tu me mueves, Senyor, mueveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido
mueveme el ver tu cuerpo tan herido
muenvenme tus afrentas y tu muerte

Mueveme,en fin, tu amor de tal manera
que aunque nu hubiera cielo yo te amara
y aunque no hubiese infierno te temiera

No me tienes que dar porque te quiera
porque aunque lo espero no esperara
lo mismo que te quiero te quisiera



Este bellisimo y conmovedor soneto, atribuido a Teresa de Jesus, es un motivo hermoso para meditar sobre la gratuidad del amor que no busca recompensa. Y lo puede ser, tanto para los cristianos que se preparan para la Pascua de verdad, no la de ciencia ficcion, como para quien simplemente comprende, sin necesiad de religion alguna, hasta que altura nos lleva el verdadero amor cuando somos capaces de sentirlo y practicarlo, cuando solo la vision del dolor de quien sufre injustamente nos parte el alma y nos hace olvidar la limitacion de nuestros esquemas. De las compensaciones del ego, que son muy naturales, pero tan miserables, que nos privan de lo mas grande y noble.
El camino del corazon. La entrega de si mismo olvidando las ridiculeces del toma y daca. Llegar a un grado alto de amor es el unico rescate posible para este planeta en crisis constante.
Que lo disfruteis!

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