El árbol caído
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Mi amigo Max Álvarez lleva años llamándole Errejudas. Yo mucho más moderado he limitado mis comentarios sobre este niño que ahora nos sorprende con actuaciones intolerables en un representante político de la izquierda en general, pero más aún de la que se presentó como renovadora y heredera del 15-M. No puedo disimular mi dolor, no porque fuese un tipo que me cayese bien, sino por lo que significa un comportamiento típico de cacique de Universidad de los años setenta, un empresario conservero o un jefe de negociado de Ayuntamiento del mismo tiempo. Es viejuno, es impropio, es vergonzoso. No sé que determinación tomará Íñigo Errejón sobre su futuro, de momento ha dimitido y ha reconocido los hechos de los que se le acusaba anónimante hasta que la actriz Elisa Mouliaá ha presentado denuncia oficial por acoso. En cualquier caso pienso que lo tiene mal, que su futuro es aciago, que a partir de ahora lloverán cientos de acusaciones ciertas y falsas. No me gustaría estar en su pellejo, pero mucho menos en el de las personas que han sufrido su soberbia impertinente.
Esa habilidad para el disenso, para llegar hasta a la enemistad con los amigos más íntimos, debiera ser motivo de reflexión para quienes se autoproclaman líderes de la nueva izquierda
Hace años, justo después del II Congreso de Podemos, Diego Cañamero Valle, un simple jornalero que por entonces era diputado de la formación, sostuvo una charla con Errejón, que había perdido frente a la candidatura de Iglesias. Le dijo que se tomase las cosas con calma, que era muy joven y que tenía todo el futuro por delante si sabía esperar. Íñigo le aseguró que en su mente no había intención alguna de separarse de Podemos. Unas semanas después fundó Más Madrid. A partir de entonces Errejón recibió todo tipo de apoyos de los medios, apareciendo como la cara moderna y amable de esa izquierda que se llamaba nueva pero que tenía comportamientos de vieja. Su presencia en programas como los de Ferreras o Ana Rosa era frecuente y se hablaba de él como un político prometedor que nada tenía que ver con el radicalismo comunistoide de sus antiguos compañeros y amigos. Fue el comienzo del fin de Podemos, porque ningún partido, ninguna asociación o agrupación de electores puede subsistir sin disciplina, anteponiendo el ego, el narcisismo, la autocomplacencia al interés general fundacional. Esa habilidad para el disenso, para llegar hasta a la enemistad con los amigos más íntimos, debiera ser motivo de reflexión para quienes se autoproclaman líderes de la nueva izquierda, de la izquierda ilusionante que necesita el país pero que los egos personales han diezmado de nuevo, como tantas otras veces.
La situación es en extremo delicada por los hechos que han provocado la dimisión de Errejón, pero sobre todo por la manipulación a que tal conducta va a ser sometida por los medios afines a los partidos reaccionarios. Pese a los cargos que ha ocupado en distintas formaciones, a ser hasta hace unos días portavoz de Sumar en el Congreso, sólo Errejón es responsable de su vida íntima, de su comportamiento con las mujeres y del uso que ha hecho del desempeño de cargos de representación. No hay nadie más que él por mucho que ahora se intente responsabilizar a otros miembros de su formación, incluso al Presidente del Gobierno, que como se sabe es el que mueve los hilos del planeta, tanto los que hay encima de la mesa, como los que hay debajo. El daño que ha hecho a los proyectos de izquierda es grande, pero al menos en mi caso queda limitado a la caída en los infiernos de una persona que ha pasado por cuatro partidos en menos de diez años y que se sentía enamorado de sí mismo sin saber por qué. En cuanto a mi respecta, la conducta de un determinado señor no afecta lo más mínimo a mis creencias, a mi ideología, al deseo de libertad, justicia e igualdad social que siento desde que tenía catorce años. Nadie puede adivinar cómo es una persona a priori, nadie puede saber qué se teje en los entresijos de su mente, qué grado de narcisismo mece su cuna, imposible hacer un test psicológico fiable para determinar si ésta o aquella persona son adecuados a la militancia que solicitan o al cargo propuesto. Siempre habrá ovejas negras, siempre personas que olviden a qué deben su fama, cuáles sus obligaciones éticas y morales. En esos casos, en este caso, la obligación de la formación a que pertenezca el individuo es su inmediata expulsión y denunciarlo no sólo por los hechos que pudiese haber cometido, sino por el daño hecho a la esperanza de miles de personas.
Las explicaciones dadas por el propio Errejón no son otra cosa que un cúmulo de eufemismos y mamarrachadas que podría haberse ahorrado para evitar sonrojo y bochorno
Errejón no ha sido trigo limpio, como tampoco lo fueron los medios que quisieron auparlo para contribuir de ese modo, uno más, al deterioro de Podemos, cuyos máximos dirigentes fueron sometidos a una persecución judicial sin precedentes y a un bloqueo informativo como pocas veces hemos visto. Pasará lo de este señor, aunque tarde, pasará, entre tanto la izquierda sufrirá un desgaste que casi inevitablemente se reflejará en las urnas, pero que debiera servir de aquí en adelante para aprender que los egos inflados, superlativos, sobran en la izquierda y entran en contradicción directa con el ideal que defiende, puesto que el egotismo, la egolatría, la prepotencia son armas destructivas negadas a la crítica y con sesgos de superioridad individual impropios.
Está claro que hoy en día dedicarse a la política desde la izquierda es un acto casi suicida, que a poco que destaques o tengas propuestas justas y coherentes con tu ideario, sufrirás todo tipo de ataques judiciales, políticos, personales, profesionales, dando por sentado que sucumbirás, que tendrás que optar por apartarte, por desaparecer o por adaptarte al medio. De ahí que el vivero de la izquierda cuente cada día con menos alevines, mientras que el de la derecha rebosa de ellos, sabedores de que el interés personal es lo primero. En este sentido, las explicaciones dadas por el propio Errejón no son otra cosa que un cúmulo de eufemismos y mamarrachadas que podría haberse ahorrado para evitar sonrojo y bochorno a quienes las hemos leído. No sabemos con exactitud la gravedad de los hechos protagonizados por Errejón, ni el alcance del daño causado a las víctimas, pero está claro que sólo él debe responder de sus acciones personales. Por otra parte, en otros partidos, en esos que ahora se rasgarán las vestiduras, prácticas como la suya no sólo son habituales, sino jaleadas y sus protagonistas elevados a la categoría de machos ibéricos cum laude. Sin embargo, hace tiempo que los tiempos están cambiando, que las mujeres dejaron de ser un objeto, unas princesitas o personas acostumbradas al sometimiento. Hablar, denunciar con veracidad, no tener miedo, exigir respeto y solidaridad, esa es la cuestión. Y no hay marcha atrás.
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Cosas del blog:
Algunas sugerencias realizables en positivo para que estas barbaridades dejen de repetirse y de asumirse con tanta "normalidad" como resignación.
Si en realidad España fuese una democracia verdadera, en primer lugar nunca un hombre en sus cabales abusaría de ninguna mujer ni de nadie. Y muchísimo menos un responsable político, votado en las urnas, y al cargo de la gobernabilidad representativa del conjunto social, como es la circunstancia de Errejón.
En el caso de que algo así pudiera suceder, una democracia verdadera dispondría de recursos y valores esenciales e intocables -y no sólo económicos- para afrontar posibles desgracias de semejante barbaridad, como lo más natural.
Si de verdad el pueblo despertase y fuese el responsable de sus decisiones y de sus opciones vitales manifestadas en las leyes, las normas, los comportamientos, las ideologías, las religiones, la orientación de los valores que en realidad nos nutren, nos cuidan, nos educan, nos despiertan por dentro, nos orientan y entrenan para ser mejores individuos y no elementos incapaces de hacer que los egos trasciendan y construyan un Nosotr@s, reducid@s a meras máquinas de consumir, calcular, "soñar" lo que el poder de la ppasta quiere que"soñemos", sólo currando y vegetando a gusto del consumidor/a, mayoritariamente explotad@ y en la inopia total verdaderamente HUMANA.
En una sociedad sana, inteligente y consciente de verdad, existiría un estado compartido por la base social y no sólo mangoneado y manipulado por mandamases y caciques amos de la despensa universal, que es lo que ahora nos lleva por la calle de la amargura, tanto a l@s manipulad@s como a l@s manipulador@s. El Parlamento, ya sea Congreso o Senado, debería estar abierto y dispuesto para acoger las aportaciones directas de la ciudadanía organizada responsable y libremente en grupos de escucha y orientación social, de modo que en casos como el de los abusos de Errejón o de cualquier otro u otra, -que ningún género está exento de riesgos conductuales de todo tipo- las personas agredidas, abusadas, engañadas, estafadas, humilladas, etc,etc, tuviesen derecho natural a la escucha, a la protección, a la asesoría, a la atención directa, inmediata, concreta, y práctica, no sólo ritual. Y no sólo el derecho a una denuncia jurídica, donde los trámites y papeleos no permiten la atención adecuada ni el conocimiento inmediato de los problemas y sus circunstancias, que pueden tardar meses e incluso años en aportar la solución justa, si es que la Justicia oficial se pone de acuerdo y deja de pelearse entre acusicas, defensores y jueces al portador, o más bien al contenedor...
Con unos servicios sociales claros, limpios, directos y eficaces, en el caso de haber las víctimas dejarían de serlo enseguida, sin duda. Porque al hacer evidente la realidad e incluso la confrontación aclaratoria de datos e información directamente, todo se aclararía mucho mejor, sin tanto rifirrafe demagógico e inútil. Y también las costumbres e inercias delictivas dejarían de tener vigencia ni oportunidades para seguir en las mismas, que en el Imperio Romano, por ejemplo.
Hay que abandonar la costumbre del ninguneo hacia l@s víctimas y del folklore mediático con los agresores, porque ambas caras del problema tienen el mismo origen: sólo el relato periférico rodando por los medios, no la conciencia ni la responsabilidad comprobables, que en realidad son la base de toda solución decente, equilibrada, sana y necesaria. Por ejemplo, presentar grabaciones, fotos y testimonios directos y testimonios verdaderos y comprobables que confirmen la verdad de lo denunciado, que se puedan comprobar desde los espacios del Congreso o del Senado. Con lo cual ningún agresor/a quedaría impune ni ningún presunto manipulador ni manipuladora tampoco. Que el miedo no se convierta en comodidad ni justificación. Si queremos que la democracia sea verdadera, justa y eficaz, hay que superar los agujeros negros que también contaminan, intoxican y paralizan los procesos liberadores de la sociedad, porque desmoralizan, deprimen socialmente, malversan las mejores energías y agotan el ánimo; y la casta lo sabe y lo manipula.
Sólo el pueblo puede salvar al pueblo de su propia precariedad tan manipulable como rentable para la casta que vive a su costa. Para ello es necesario que cuando le inviten a servir e incluso a colocarse en ella como siervo pijo de la gleba, no caiga en la red ni muerda el anzuelo.
Realmente el verdadero pueblo es el protagonista de las Bienaventuranzas y donde logra organizarse en su plenitud es donde mejor se vive y más se disfruta, incluídos hasta hasta los ricos más inteligentes y despiertos que no se han dejado contaminar por la basura disfrazada de una riqueza miserable y de poquísima monta, siempre con fecha de caducidad.
Por ejemplo, en Marinaleda tenemos la evidencia inocultable de esa nueva realidad. Daros una vuelta por allí, queridas izquierdas y derechas a la virulé, y ya lo comprobaréis en vivo y en directo. Y eso que el alcalde actual es de Podemos... pero de nada sirven una etiqueta ni un nombre para deshacer lo que el Bien Común ha unido, fraguado e impulsado integrando cuerpos, mentes, sentimientos, almas y conciencias creativas, durante unas cuantas décadas, y no sólo en cuatro días tan "ilusionantes" como destarifados.
Jesús de Nazareth y san Julio Anguita, que en paz descansa e irradia, os lo dejarán clarísimo...¡Claro que se puede, pero, exactamente, orientad@s y fluyendo al revés!
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