miércoles, 24 de septiembre de 2008

La vía iniciática de Massaxufes

Son cuatro luces en corro. Como una corola de flor con acento de la Ribera. Cuando te acercas despacito a su mirador del suroeste te tropiezas con un pentagrama cosido a cualquier puesta de sol personalizado y un bucle de campanas se encarama a la tapia de tu jardín interior. Quizás te asalte, inesperado, un susurro de berenjenas gratinadas o la sombra inquietante de un tendedero cargado de sudaderas de duende y pijamas élficos recién bañados entre un pinto-pinto de buganvillas y jazmines prestados. Cronopios chiquitillos que Cortázar ni se imaginaba en los tiempos de Solentiname, cuando lanzarse con la poesía a las cataratas de una certidumbre solidaria no estaba tan mal visto como en estos días de poco vino y rosas contadas, teñidas de anilina honkongesa, a euro el par. Llegar hasta allí es como acercarse a la trastienda de Shambala. El tiempo se vuelve perezoso y no te deja marchar; se va estirando, estirando, como un sueño elástico, como la diadema de las nubes que lo mismo se alarga a lo ancho que a lo hondo, que a lo alto, que a lo bajo...Son las dimensiones de una genialidad en zapatillas. De la naturaleza y sus alfombras tibias, suaves, con textura de hierbas desconocidas, de poco fiar, que empiezan a hacerse querer sólo porque brotan pegaditas al muro de la confianza y dejan el prejuicio y las distancias a la altura del betún.
Así comienza el acorde mágico donde Massaxufes adquiere en propiedad su nombre patronímico y gentilicio. Es, simplemente, un cuarteto de soules y de bluses, de jazzes y baladas nada baladíes, donde te puedes encontrar a Don Jaime Sastre y su calva venerable planchando una pantalla con saltitos de niño contagiado de ritmos y acrobacias sonoras.
Y la noche se desnocha la botonadura del silencio. Y en sus ojales va colocando, con primor, estrellas que sonríen divertidas con guiños de naranjo y contoneo de palmera reivindicativa.
Queridos massaxuferos del alma y de sus alrededores, sólo quiero deciros que sois un pellizco de cielo con raíces terráqueas, que sois como un refresco oportuno en medio del agosto sofocante de un desierto. O como un anorak calentito en medio del círculo polar. Gracias por estar. Y sobre todo, por ser.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Alaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!

Sol Ruiz dijo...

Nada de Alaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!
Os mereceis eso y mucho más. No es un elogio,es cariño, amor del bueno, un lujo que nos podemos permitir, gracias a Dios, cuando descubrimos que ser familia es mucho más que genética, que compartir el mismo techo o los mismos apellidos. Ya lo sabemos ¿verdad? Pues eso, Patechon,ja! la viya m'a etxo duyo y astuco como un lobo...chi keye puchechá tu yiyeale, tu pachá po chima mi...A las pruebas me remito y viva Massaxufes!!!!!!!!