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Alguien
ha pensado que era buena idea plantar al rey emérito en una silla
cualquiera, delante de un banderón de España que ondea como un GIF y nos
deja un plano aberrante. Justo antes de Navidad, es inevitable que un
vídeo tan cutre no nos haga un eco patético con los discursos de
Nochebuena. Juan Carlos I, una semana después de los actos oficiales del
50 aniversario de la muerte de Franco y su coronación, a los que no
estaba invitado por corrupto, reivindica la Transición, pide apoyo para
Felipe VI y aprovecha para vender sus memorias. No me pasa muy a menudo
lo de estar muy de acuerdo con la Casa Real, así que simplemente voy a dejar aquí su reacción oficial: “No entendemos qué objetivos puede perseguir este vídeo. No lo vemos ni oportuno ni necesario”.
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