El desvío de una carcasa procedente del
montaje de la tradicional mascletà que se ha disparado este viernes en
la plaza del Ayuntamiento de Valencia ha provocado al menos 20 heridos.
De ellos, inicialmente han sido hospitalizado cinco, tres hombres y dos
mujeres, con quemaduras y heridas de diversa consideración, aunque
ninguno es de gravedad.
Según ha apuntado Aarón Cano, concejal de
Protección Ciudadana, las heridas de la veintena de afectados se
concentran en las extremidades inferiores, concretamente de rodilla
hacia abajo, como añade Levante-EMV. Esto responde a la explosión de la carcasa cerca del público tras salir disparada.
El
accidente se ha producido en la zona opuesta al consistorio, cerca del
puesto de Loterías Bello, han informado las mismas fuentes.
El
parte de Cruz Roja informa asimismo de que se ha atendido a 27 personas
por lipotimias durante la mascletà de este viernes, disparada como es
tradicional a las dos en punto de la tarde y que en esta ocasión ha
corrido a cargo de Pirotecnia Zaragozana.
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Comentario del blogg
Hay
que aprender a leer los signos y los mensajes que nos van dando la vida
y el acontecer diario, aprendiendo a liberarnos de lo que ya no tiene
sentido e incluso es destructivo aunque no lo parezca, como pasa con las
drogas, el alcohol, el tabaco, las obsesiones dogmáticas que no pueden
evolucionar, los fanatismos o los hábitos dañinos pero muy valorados
porque son nuestras tradiciones y el recuerdo de nuestro pasado
histórico (o ¿a veces, más bien histérico por el apego ansioso al
percal alienante?)...No hacerlo, sin reflexionar, sin tener en cuenta
riesgos,
peligros y fatales consecuencias, sobre todo en temas perfectamente
modificables, como son unas fiestas populares en las que la
contaminación medio ambiental, las aglomeraciones "festeras", el fuego y
los explosivos son el menú principal, o sea, Las Fallas valencianas,
nada menos que
reconocidas por la UNESCO como "patrimonio inmaterial de la
humanidad"(¿!)
O
la UNESCO no sabe lo que hace o si lo sabe, es un
peligro público o su concepto de "patrimonio inmaterial" es un auténtico
oximoron.
Valencia tiene que salir ya de la burbuja pirófila, que en la Edad
Media y en el Renacimiento tuvo su lógico apogeo para que el gremio
de los
carpinteros celebrase la limpieza de sus talleres a base de quemar
en la calle los restos de maderas y serrín, ya inservibles, con la beata
excusa de celebrar a San José, el carpintero de Nazaret, padre
adoptivo, educador y cuidador de Jesús, según la tradición; un festejo
entre vecinos, sin más, al que poco a poco se sumó la quema de
trastos y muebles rotos del vecindario, aprovechando la hoguera
"profesional", hasta añadirle la ofrenda floral a la xeperudeta, a la Mare de Dèu dels Desamparats,, ¡para colmo!, para terminar de lavar la cara a la piromanía popular y convertirla en liturgia, como les fogueres de Sant Joan o de la Magdalena...y
no solo en València, Castellò i Alacant, también en Catalunya, y eso
sin contar las hogueras en los pueblos circundantes, en fin... Estoy
convencida de que ni José ni María de Nazaret disfrutarían ni se
alegrarían siendo celebrados con semejante "devota" barbaridad y sus
consecuencias.
Al comienzo del tinglado no existía en Occidente la dinamita para
hacer ruido y puré el medioambiente, ni nadie se imaginaba que los
incendios y fuegos de artificio, tengan el poder de envenenar la atmósfera y contaminar a
lo bestia, es más, el fuego se entendía como una purificadora parte de la limpieza...
Han
pasado unos ocho siglos, más o menos, ni el planeta es el mismo, ni la
Naturaleza que nos sostiene y alimenta, tampoco. Prácticamente los
hemos triturado, y desde luego esa realidad no solo no merece ser
celebrada, sino erradicada cuanto antes mediante la aplicación de la
inteligencia y
la evolución del instinto hasta convertirlo en lucidez y capacidad para
divertirse más sanamente, sin renunciar a la fiesta, sino transformando
civilizadamente lo que mata y contamina en lo que produce y conserva la
vida,y da felicidad y salud colectiva e individual. O sea, la
celebración del Bien
Común sin confundirlo con las pulsiones primarias y sin evolucionar de
lo más cerril y egoísta, ya convertido en
un negocio redondo, pero también, tóxico y letal. Eso no es "cultura",
sino vandalismo material, climático, machista y clasista.
¿A caso caben en un casal fallero los
pobres, los sin techo y sin trabajo, o los explotados cobrando una miseria que apenas
da para la cesta de la compra, si no pueden pagar la
cuota de socios falleros ni pertenecen al gremio de "los señoritos del cortijo", en este caso: els senyorets de l'alquería?
Tal y como los describe Blasco Ibáñez en sus novelas, que ponen los
pelos de punta y la carne de gallina ¿Tienen derecho los falleros a
empantanar durante un
mes la vida ciudadana para divertirse en grupetes dejando el aire
irrespirable, impidiendo que quienes están enfermos o deben madrugar
por sus trabajos no puedan dormir ni descansar, porque hasta de
madrugada se tiran
petardos, desde el primero de marzo hasta el 20, sin olvidar las despertàs de las semana fallera, a las ocho de la mañana, que para muchos casales es la continuación de pifostio nocturno.
Hay que destapar el
trampantojo fallero: no son fiestas libres ni verdaderamente populares.
Ni mucho menos. Son la prolongación machista y feudal del concepto
"fiesta", solo para quien se la puede pagar a base de pasta en su casal.
Las falleras son peripuestas marionetas paseantes y nunca serían
falleras si su familia no fuese notoria e 'importante' en la contornada y
con pasta disponible para pagarle el atuendo y hacer una buena donación
al casal.
¿Cuánto
valen los trajes de
fallera y de fallero? ¿Cuánto cuestan el peinado y los postizos en las
orejas, así tapaditas para no escuchar nada más que la música y los
petardos? ¿De qué materiales están hechos los ninots (plásticos
derivados del petróleo, polietilenos y pinturas tóxicas para
decorarlos) que se queman y
dejan el aire hecho un asco y un peligro respiratorio, para colmo en
medio de una pandemia como la actual, que repunta cada dos por tres con
distintas denominaciones técnicas, pero con el mismo peligro de pillarse
un virus gripal en cualquier época del año, y un consiguiente problema
sanitario que lleva
de coronilla a los enfermos, a los médicos y a la asistencia sanitaria?
¿Cómo
es posible que en la Generalitat Valenciana, en la prensa o en las
Instituciones, no haya nadie que investigue y denuncie públicamente
esta
incoherencia desastrosa, pida un informe climático y sanitario de las
consecuencias falleras y proponga alternativas adecuadas para afrontar
un
cambio imprescindible de conceptos y de soluciones festivas, que
mantengan viva la celebración unida al respeto y a la conservación del
verdadero patrimonio
material e inmaterial: la vida para tod@s, igualitaria en derechos y
deberes, con su mejor y más valioso significado: la evolución de una humanidad que verdaderamente merezca ese calificativo. De momento en
ese aspecto fundamental València no da una en el clavo.
Estoy
convencida
de que ni en ningún otro país europeo serían posibles las Fallas en su
salvaje formato actual y en un tiempo tan climáticamente hecho trizas
como éste. Tal vez sea el momento de que la UE y la UNESCO deban
aclararle a España que el Planeta, la biosfera y Las Fallas actuales ya
no son compatibles y mucho menos convertidas, por arte de una ignorancia
de birlibirloque, en un ejemplar "patrimonio inmaterial de la
humanidad", si, para colmo, materialmente, la está dejando hecha polvo a base de cenizas tóxicas.
Fiesta, maravillosa música en las calles, coros, bailes de todo tipo, paellas al carrer,
concursos, teatro, exposiciones, ofrendas florales, claro que sí, pero
sin achicharrar el medio ambiente, ni taponar los accesos de la calle
con carpas enormes sin que una ambulancia pueda entrar a atender una
urgencia y el paciente se muera solo,como ha pasado más de una vez, ni
ser un peligro para la población cuando hay algún fallo y la pólvora
puede herir, matar y las fogueres, por sistema, dejar la atmósfera irrespirable durante días posteriores al naturacidio.
Tantísimo
incendio (dos hogueras por cada casal, una para niños y otra para
adultos(¿?), repartido por las esquinas, es un verdadero atentado de
inconsciente terrorismo climático y la demostración del ínfimo nivel de
conciencia completa, en la nostra i sempre benvolguda
Comunitat. ¡Despertem, desperteu, eixiu de la foscor, si us plau,
germanes y germans valencianes i valencians! Encara tenim temps! Mentre
hi ha vida hi ha esperança...Recordèulo!
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