sábado, 21 de mayo de 2022

Interesantísimo este informe y muchas gracias al Ministro Garzón por su actitud resiliente, tan necesaria como apremiante, desde la organización gestora, ética y sostenible del Estado en lo que se refiere a nuestra implicación lo mejor orientada posible, como consumidor@s y coproductor@s responsables y activ@s, para un cambio forzoso de percepción de realidades y de conciencia, sin el que sobrevivir lúcida y sanamente será imposible si no lo conseguimos poner en pie y sostener en el tiempo, espacios y calidad ad hoc. Como vegetariana desde hace cuarenta años, puedo afirmar que tanto en salud como en sostenibilidad y economía doméstica, el vegetarianismo tiene un potencial enorme, y no solo, tambièn lo tiene en el terreno psicoemocional, comer carne animal a base de asesinar seres sensibles, semovientes, nos acerca demasiado al canibalismo e incluso a una antropofagia inconsciente, heredada de la Prehistoria en modo instinto, aun sin superar, al fin y al cabo la explotación de los más pobres y el vivir a costa del sufrimiento de los explotados también es una forma encubierta de matar y de "comerse" al prójimo, de convertirlo en pieza de caza y en una especie de menú antropófago "normalizado" e "integrado" como la caza y la pesca deportivas o el tormento de los toros como fiesta nacional. Incluso la violencia y la negatividad del pensamiento y las emociones disminuyen y desaparecen con un cambio de dieta que abandona la carne y se centra en los vegetales y proteinas animales obtenidas sin violencia, como los huevos, la leche o la miel, cuyo potencial noviolento en su obtención nos ayuda a evolucionar también en el terreno racional-emotivo. Los animales no están hechos para ser alimento de seres conscientes, sino para cooperar en con ellos en los trabajos, el aprendizaje mutuo -que confundimos con la doma y el mangoneo- y la convivencia entre especies que también están evolucionando con nosotros en diversos planos energéticos, en cambio las plantas son las especialistas naturales en proporcionar el alimento necesario a todas las especies vivas: nos comemos lo que producen y no es necesario arrancar un olivo para comerse las aceitunas, una zarza para comerse las moras, o una palmera para comerse los dátiles. Las plantas se reproducen por sí mismas, basta con respetarlas y cultivarlas como alimento, el viento y los insectos transportan el polen, la lluvia las riega, el sol les hace fabricar clorofila y oxígeno para respirar, no es necesario arrancar las raíces para obtener el alimento e incluso las propiedades medicinales de las hojas, las ramas, las espigas, las vainas, las flores, los frutos o incluso los troncos, lo mejor para comprobar esa potencialidad a nuestro alcance es experimentarla personalmente. Debemos dar gracias al Universo y al wifi infinito por tener un ministro de Consumo tan consciente, sensible, lúcido, responsable y profético, como Alberto Garzón. Ojalá tod@s l@s ministr@s fuesen como él o como Yolanda Díaz. El espíritu es andrógino y no establece diferencias de género en sus registros. No es cosa ideológica, es consciencia evolucionando en activo, desde la visión bienventurada de los humildes y su sabiduría. Sólo eso. Casi ná! Ah, casi se me olvida! En la antigua Cárcel Modelo de València la Tercera Galería era el albergue de los reclusos más conflcitivos y peligrosos. No recuerdo bien a qué miembro de la Junta de Tratamiento - funcionario, médico o psicólogo- se le courrió la idea del cambio de la dieta en aquella galería y hacer para sus residentes solo menús vegetarianos. El resultado en un trimestre fue espectacular, los presos comenzaron a cambiar de un modo increíble, hasta pudieron acceder a las terapias racionalemotivas que nunca habían aceptado, hasta cambiar sus vidas y actitudes de un modo progresivo, cada día había sorpresas preciosas. La Junta de Tratamiento alucinó y la de Régimen se quedó en shock ejecutivo. Una experiencia digna de estudio e investigación, sin duda, gracias a unos funcionarios dirigidos por una mujer dispuesta a todo lo mejor por el bien,la reinserción, la curación y la recuperación humana de la población reclusa: Mercedes Jabardo. Sí, los milagros también pueden ser sinónimos de mercedes.

 

Mejorar tu dieta reduce más el impacto ambiental que cambiar tu coche (sobre todo en España)


Javier Martínez 

InfoLibre

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, no se da por vencido. Tras ser el blanco de críticas en enero, tanto desde fuera de su Gobierno como desde dentro, por señalar los perjuicios de la ganadería intensiva en el país, el también coordinador general de IU y su equipo han seguido trabajando para evidenciar la insostenibilidad del modelo. Este viernes ha presentado el informe Sostenibilidad de Consumo en España, con una conclusión muy clara: la manera más eficiente de frenar las múltiples amenazas ambientales, desde el punto de vista de los hábitos diarios, es cambiar de dieta. Más que cambiar de coche.

Los datos en bruto no provienen, en realidad, del trabajo del Ministerio de Consumo. Los ha obtenido la Comisión Europea, que lleva años ofreciendo información del impacto medioambiental del consumo del club comunitario, tanto de ciudadanos como de empresas. Lo que ha hecho el gabinete de Alberto Garzón –y es el único país que lo ha hecho– es trabajar con Bruselas durante dos años para extrapolar la información al contexto español y obtener lo que el informe denomina "huella de consumo de España". La alimentación, con un 52,1%, es el área de consumo que más daño hace a la atmósfera, el agua o los ecosistemas.

El impacto de la alimentación, explican fuentes de Consumo, es derivado mayoritariamente del excesivo consumo de carne, sobre todo de carne roja. Y este indicador es un 26% superior al daño medio de este ámbito en la Unión Europea. Los datos de Bruselas indican que España tiene mucho margen en esta parcela. Por detrás se quedan el impacto de la movilidad (17,1%), el de la vivienda, incluyendo la calefacción y los gastos derivados de un aislamiento pobre (16,2%), los "bienes del hogar", donde se incluye, por ejemplo, la ropa (9,6%), y los electrodomésticos (5,1%).

Dependiendo del impacto, el margen de mejora es mayor en unos ámbitos u otros. Por ejemplo, en lo que respecta exclusivamente al cambio climático, el impacto de la alimentación se reduce hasta el 45,7%, frente al 25% de la movilidad. Las presiones de la vivienda afectan mayoritariamente a la eutrofización del agua dulce, el proceso de contaminación por exceso de nutrientes que acaba con la vida de los ecosistemas húmedos, mientras que el modelo de agricultura y ganadería intensiva afecta a la eutrofización marina, como la que está asfixiando el Mar Menor en un 79,6%. En la gran mayoría del total de 16 impactos analizados, como la acidificación, la presencia de tóxicos y cancerígenos, la contaminación atmosférica y el uso del agua, el ámbito de la alimentación es el que más contribuye a la degradación.

Como ha explicado una de las autoras del informe, la investigadora del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea Esther Sanyé-Mengual, el impacto de actividades como la agricultura o el turismo masivo ha provocado que los impactos sobre el agua dulce sean seis veces mayores en España que en Europa. Pero no solo porque consumamos demasiado, sino porque tenemos demasiado poco recurso hídrico: "El modelo" desarrollado por los analistas del Ejecutivo comunitario "considera la escasez de agua en el territorio". En resumen: España es muy vulnerable, mucho más que el resto de continente, a la falta de agua y su modelo alimentario está agravando el problema.

El estudio diferencia, de manera pionera en el país, entre la huella de consumo, el impacto de lo que consumimos, y la huella interior, que mide, en resumen, los impactos de lo que se produce solo dentro de nuestras fronteras; sin contar, por ejemplo, el pienso que proviene de la selva amazónica para alimentar el ganado o las emisiones derivadas de la extracción del litio que necesita la batería del móvil. Y mientras que la huella de consumo española no ha hecho más que aumentar tras la caída generada por la crisis económica de 2008, la huella interior se ha estabilizado desde 2012 a 2018: fruto de la deslocalización. Los daños que se producían antes en el territorio ahora se producen fuera, pero ciertos fenómenos, como el del cambio climático, están interconectados y la atmósfera no entiende de lindes.

La buena noticia es que, si bien la alimentación es el sector de consumo de más impacto, es por lo tanto el que mayor margen de mejora disfruta. Los cálculos de Consumo estiman que, con una reducción del 50% del consumo de carne y su sustitución por productos de origen vegetal, se reducirían entre un 30% y 40% los impactos ambientales, destacando la mejora en indicadores como el de la toxicidad, el cambio climático o la contaminación. Aunque la mejora en el uso del agua sería mínimo o inexistente por los daños de una agricultura intensiva y atrofiada. Además, destaca el informe, "la mejora de la eficiencia en productos como neveras, lavavajillas, lavadoras o televisores puede contribuir a disminuir diferentes impactos hasta en un 11%". La reutilización y el reciclaje se suelen llevar más focos y titulares, pero el margen es más escaso: un aumento de estas labores dentro de la economía circular solo aspira a disminuir la huella hasta un 5%. 

Fuentes del Ministerio de Consumo hacen hincapié en que no hacen falta grandes sacrificios, esfuerzos, renuncias o prohibiciones: la vuelta a una dieta mediterránea de verdad –no la propagandística–, con más peso de frutas, verduras, legumbres y pescados en línea con las recomendaciones de las autoridades nutricionales, nos aportaría unos ecosistemas y unos cuerpos más sanos. No se trata únicamente de cuidar la naturaleza sino de garantizar el futuro y vivir mejor. Aun así, la batalla política, como se ha demostrado en muchas ocasiones, será compleja: es difícil vender el discurso del cambio de hábitos a las clases populares más afectadas por la precarización, la inflación y la incertidumbre. Estas mismas fuentes apuntan que las competencias de Garzón son limitadas –aunque se está trabajando, por ejemplo, para mejorar los etiquetados en el supermercado– y que son otros departamentos del Gobierno son los que tienen que recoger el testigo.

No hay comentarios: