lunes, 6 de octubre de 2025

Espléndidas y necesarias reflexiones de Leonardo Boff, desde Religión Digital, en un momento evolutivo tan decisivo y sin vuelta atrás como el que estamos soportando en este tiempo cada vez más al borde del finiquito milenario, si la humanidad no descubre cuanto antes y por mayoría absoluta que sólo desde el Espíritu, el Alma y la Conciencia, esa trinidad evolutiva y fundamental que nos hace posibles, nos sostiene, nos ilumina y nos integra desde lo elemental del ego al plano infinito del Nosotr@s sorofraterno, en la Casa Eterna, cuyo material de construcción en este planeta y en todo lo creado, es EL BIEN COMÚN, que pone en marcha y en práctica constante la unidad entre lo humano y lo divino, sin la menor duda. O sea, la capacidad hipernecesaria para ver, comprender y poner en marcha un mundo nuevo, sano, pacífico, lúcido, humilde, cariñoso y empático, con buen humor, en el que las soluciones ya no pasan por la violencia y el exterminio de lo "malo", sino por la transformación creadora y regeneradora, capaz de convertir la basura infernal en abono regenerador, en medicina y vitaminas autoproducidas para la nueva cosecha celestial: el verdadero "pan nuestro de cada día". Aquí y ahora. La nueva vida sana, libre, luminosa y compartida, como producto constante e inagotable en los talleres del Bien Común: la llave del Reino de los Cielos en La Tierra y en el Universo...Ilya Prigogine dejó clarísima la explicación del proceso. La verdadera ciencia es inseparable de la ecuación del divino Trio: Espíritu + Alma + Conciencia = Amor Infinito e Inagotable creador y transformador, desde la empatía, el perdón y la compasión sorofraterna sin exclusiones de ningún tipo🙌🙌🙌😍😍😍👍👍👍🙏🙏🙏!!!! P.D. Una pequeña sugerencia: el divino y humano proceso vital e infinito que nos hace posibles, no es misterioso ni oculto, ni "mágico", simplemente es enorme y sorprendente, como lo es para los bebés cada descubrimento de su medio ambiente doméstico mientras gatean aprendiendo a andar por la casa de TODA LA FAMILIA. El problema que tenemos en la humanidad es que una mayoría en los bebés de nuestra especie sólo crecen por fuera y tardan muchísimo en despertar y comprender por dentro. Sólo ese es el problema. No hay nada menos misterioso ni más abierto, cariñoso, generoso, inteligente, humilde y amoroso, que el divino equipaje interno del Trio Inagotable -Espíritu, Alma y Conciencia- que construye y nos regala el sonajero y el taca-taca de la vida...para comenzar el proceso de descubrirlo y descubrirnos conectado en el TODO. Mediante la comunicación universal del teléfono y el internet eternos, del espìritu, el alma y la conciencia💙💚💗💛💜😇😇😇😇.....



Conciencia Gaia. La Tierra está viva, es generadora de todos los seres vivos. Hay consenso

Tierra
Tierra

Como afirma Christian de Duve, el premio Nobel en biología de 1974: “el carbono, el hidrógeno, el nitrógeno, el oxígeno, el fósforo y el azufre forman la mayor parte de la materia viva” (Polvo vital: la vida como imperativo cósmico 1995 cp.1).

Conoce los tipos de tierra para tu jardín – The Home Depot Blog

"Lo que es desorden para uno sirve de orden para otro"

Fue mérito especial de Ilya Prigogine, premio Nobel de química 1977, mostrar que no basta la presencia de los elementos físico-químicos. Ellos intercambian continuamente energía con el medio ambiente. Consumen mucha energía y por eso aumentan la entropía (desgaste de la energía utilizable). Él las llamó, con razón,  estructuras disipativas (gastadoras de energía). Pero son igualmente estructuras disipativas en un segundo sentido, paradójico, por disipar la entropía, porque metabolizan el desorden y el caos del medio ambiente en órdenes y estructuras complejas. Estas se auto-organizan, huyendo de la entropía, produciendo negentropía: entropía negativa; positivamente: producen sintropía (Order out  of Chaos, 1984).

Lo que es desorden para uno sirve de orden para otro. Es a través de un equilibrio precario entre orden y desorden (caos: Dupuy, Ordres et Désordres, 1982) como se mantiene la vida (Ehrlich, O mecanismo da natureza, 1993, p. 239-290).

Baste referirnos a las investigaciones del médico y biólogo inglés James E. Lovelock y de la bióloga Lynn Margulis (Gaia, 1989; 1991; 2006; José Lutzemberger, Gaia, o Planeta Vivo: por um caminho suave, 1990; Lynn Margulis, Microcosmos, 1990) que constataron la existencia de un calibre sutil entre todos los elementos químicos, físicos, entre el calor de la corteza terrestre, la atmósfera, las rocas, los océanos, todos bajo los efectos de la luz solar, de suerte que tornan la Tierra buena e incluso óptima para los organismos vivos. Ella surge así como un inmenso superorganismo vivo que se autorregula, llamado por James E. Lovelock Gaia, nombre que los griegos daban a la Tierra viva.


Esto vale también para nosotros los humanos. Entre nosotros se originan formas de relación y de vida en las cuales predomina la sintropía (economía de energía) sobre la entropía (desgaste de energía). El pensamiento, la comunicación por la palabra, la solidaridad, el amor son energías fortísimas con escaso nivel de entropía y alto nivel de sintropía. En esta perspectiva tenemos por delante no la muerte térmica sino la transfiguración del proceso cosmogénico que se va revelando, cada vez con más intensidad, en órdenes supremamente ordenados, creativos y vitales.¿Cuál es el  futuro de este proceso? No lo sabemos. Es totalmente misterioso.

La articulación sinfónica de las cuatro interacciones básicas del universo (la gravitatoria, la electromagnética, la nuclear fuerte y la nuclear débil) continúan actuando sinergéticamente para mantener la actual flecha cosmológica del tiempo rumbo a formas cada vez más relacionales y complejas. Muchos científicos sostienen que ellas, en realidad, constituyen la lógica y el dinamismo interno del proceso evolutivo; por así decir, la estructura, o mejor dicho, la mente ordenadora del propio cosmos.

Es oportuno citar la famosa afirmación del físico británico Freeman Dyson (*1923): “cuanto más examino el universo y los detalles de su arquitectura, más evidencias encuentro de que el universo sabía que un día, más adelante, íbamos a surgir” (Disturbing the Universe, 1979, p. 250).

El propio ser humano es un nudo de relaciones dirigidas hacia todas las direcciones. La propia Divinidad se revela panrelacional, como enfatiza el papa Francisco en su encíclica Laudato Si’ (n. 239). Si todo es relación y no existe nada fuera de la relación, entonces la ley más fundamental es la sinergia, la sintropía, la inter-retro-relación, la cooperación, la solidaridad cósmica, la comunión y la fraternidad/sororidad universales.

Esta visión de Gaia podría reavivar nuestra convivencia con la Tierra y hacer que vivamos una ética de la sostenibilidad y de la responsabilidad necesaria, de la compasión y del cuidado, actitudes que salvarán la vida en la Casa Común, en la Tierra.

*Leonardo Boff ha escrito Sostenibilidad y cuidado: cómo asegurar el futuro de la vida, Editora Conhecimento Liberta, 2025.

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