domingo, 31 de mayo de 2020

Dedicado especialmente a la Ministra de Economía Nadia Calviño, para que se entere de qué va el atraco de la reforma laboral rajoyana que ella defiende a capa y espada, y una vez enterada, se lo explique a sus colegas de la UE y para, que en caso de que no lo comprendan ni ella ni sus colegas, dimita y se pase al pp, con el que, como acaba de demostrar, tiene muchas más afinidades que con un Gobierno de coaliición progresista. Más resulta una sabotedora que una ministra

"Nunca hemos hablado de retocar la reforma laboral: Los aspectos más lesivos de esa norma son prácticamente todos"

En una entrevista en RNE, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, ha vuelto a reclamar la derogación de la reforma laboral, reiterando que debe hacerse en la mesa de diálogo social con la patronal y los sindicatos.

"Nunca hemos hablado de retocar la reforma laboral: Los aspectos más lesivos de esa norma son prácticamente todos"
Preguntado por el acuerdo entre el Gobierno y Bildu, Unai Sordo ha afirmado que “Ha sido un lío político”, que hay que relativizar porque la derogación ya se contemplaba en el acuerdo de investidura. “No aporta gran cosa respecto a lo que estábamos trabajando cuando el diálogo social se suspendió por la pandemia”.
El secretario general de CCOO afirmó también que “los aspectos más lesivos de la reforma laboral son todos”, y que esta debe sustituirse por una nueva legislación.
Respecto al anuncio de la patronal de suspender el diálogo social, Unai Sordo recordó que la reforma laboral de 2012, que fue durísima contra los intereses de los trabajadores y trabajadoras, fue aprobada unilateralmente por el PP, y que entonces a la patronal no le pareció mal que se ninguneará el diálogo social. “No convendría sobreactuar tampoco por el lado de la patronal. En 2012 se pasó por encima del diálogo social y a la CEOE, entonces, no le pareció mal que se ninguneará el dialogo social", señaló.
“Hace falta un gran acuerdo para superar la crisis del coronavirus y recuperar las negociaciones interrumpidas en marzo”, destacó. “Esperemos no vaya a más y que nos centremos en salvar empleos y empresas”, concluyó.
“La reforma laboral debe sustituirse por una nueva legislación más justa y moderna”
“Tenemos que retomar la agenda laboral aparcada por el estado de alarma debido al coronavirus y llevar la derogación de la reforma laboral al marco del diálogo social”, ha declarado este viernes el secretario general en Los Desayunos de TVE. Unai Sordo ha explicado que la alternativa a la reforma laboral aprobada sin consenso por el Partido Popular en 2012 debe incorporar una nueva legislación para regular nuevas realidades del mercado de trabajo como las plataformas, el teletrabajo o la continuidad de los ERTE que están salvando miles de puestos de trabajo".
El secretario general de CCOO ha declarado que “no hay polémica de fondo” con el acuerdo firmado ayer por PSOE y Unidas Podemos con Bildu – “Nos sorprende el pacto, no por su literalidad, sino porque nadie con dos dedos de frente puede pensar que se puede derogar la reforma laboral antes del 30 de junio” -, ya que la derogación de la reforma laboral se contemplaba en el acuerdo de investidura, así como la necesidad de una legislación alternativa que evite la precariedad y los despidos. “Evitemos discursos estériles”, porque los problemas de la gente son muchos y muy graves, afirmó.
“No renunciamos a la derogación de la reforma laboral”, afirmó con rotundidad, subrayando que esta tiene que hacerse en la Mesa de diálogo social, no como hizo el PP imponiendo unilateralmente la reforma.
En este sentido señaló que cuando pase la crisis sanitaria hay que retomar la agenda laboral que se vio afectada por un cambio de prioridades como consecuencia de la pandemia del coronavirus. “Ahora debemos seguir con la agenda de emergencia que tenemos: ERTES, restricciones al despido, prórroga en los sectores donde siga habiendo causa de fuerza mayor, medidas de reactivación económica, ….”, incidió Unai Sordo.

The Sound of Silence Original Version from 1964

Una lúcida llamada a la cordura, cómo no, por parte de un poeta. Gracias,Luis, hermano, por tu empeño y tu compromiso, por ese verso libre tan necesario en el día a día. La política no es una expresión banalizada, como muchos lamentan, la política es la respiración de la sociedad, su capacidad para organizarse como plataforma vital, es la gestión de la convivencia (politeia) en el estado/ciudadanía (polis). Es el esqueleto del cuerpo social que lo sostiene en pie, ¿quién podría vivir sin huesos y ser al mismo tiempo algo más que insecto o reptil? Está claro, cuando la política no sabe o no atina a reconocerse a sí misma en lo institucional, el demos se organiza y salva los peores momentos con su solidaridad y su capacidad organizativa grupal. Es lo que está pasando con la pandemia, es lo que pasó con el 15M o con el 0'7. Ahora es el momento de renacer en un nuevo plano político/institucional. Las viejas vías férreas que nos permitían circular ya no se adaptan a la velocidad necesaria, por eso en el Parlamento se pretende desde los viejos esquemas, un choque de trenes, que no se va a producir: la ciudadanía usuaria ha elegido la alta velocidad de la cooperación y el acuerdo. Los viejos raíles ya no soportan la división constante de las vías. Sólo se necesita One Way, una única dirección vital constituida en la pluralidad armonizada del buen albedrío: el bien común, para que el viaje de la concienca colectiva continúe. En cuanto al término "mística", no deberia equipararse a lo hímnico, puritano y fuera de la realidad, la mística es la clarividencia imprescindible para caminar por el mundo sin matar ni matarse por el camino, no es religión ni credo ni ideología: es experiencia activa que las palabras no acaban de traducir con acierto, para salir indemnes del infierno de la ignorancia y de la banalidad terminator. Casi es mejor no hablar de lo que no se conoce experimentalmente, si se conociera no haría falta decir nada. En fin. El silencio a veces es el mejor maestro. Me callo. Muchas gracias por estas reflexiones magníficas, querido poeta. Ah, casi se me olvida: cuando la mística enciende la luz del faro, la sombra del orgullo se disuelve, ya no es necesaria como estímulo ni como recompensa


Verso Libre

La necesaria dignidad de la política

Publicada el 31/05/2020 a las 06:00
Para cualquier persona que trabaje por el bien común, por encima de intereses mezquinos o consignas ideológicas, la dignidad de la política supone un valor imprescindible. Cuando digo "por encima de valores ideológicos", no pretendo dudar de las ideas, principios, credos y lealtades, sino poner estos impulsos al servicio de la realidad y del bienestar de la ciudadanía. Más que en arrebatos místicos, puritanos o hímnicos, la dignidad de la política se asienta en una clara conciencia del Estado.
Los que no creen en los espacios públicos y en los marcos de convivencia, salen siempre ganando con el descrédito de la política. Poner en marcha los estribillos "todos son iguales", "no están a la altura", "sólo piensan en ellos mismos", sirve para restarle autoridad al Estado a la hora de tomar medidas en favor del bien común. Por eso la crispación política, la desmesura, los insultos, no sólo dan miedo cuando pretenden crear condiciones extremas que justifiquen un golpe de Estado. También son un peligro como estrategias normalizadas en la vida democrática. Ganan los que quieren tener las manos libres para hacer negocios desmedidos frente a las políticas que procuran la dignidad de las mayorías.
Europa y España no están en peligro de sufrir un golpe de Estado por mucho que algunos ideólogos totalitarios quieran mover los bajos instintos de personas nostálgicas de los diversos fascismos. Las condiciones objetivas no dan para eso. Pero Europa y España sí pueden verse empujadas a olvidar la única lección importante que nos ha dado la pandemia: la necesaria consolidación democrática del Estado, su autoridad para promover medidas que cuiden la salud, la vida y el bienestar de la ciudadanía. Esta lección pone en duda la falsa idea de libertad usada por un neoliberalismo que confundió la democracia con la ley del más fuerte. Se ha querido encerrar a la política en una insalubre residencia de ancianos.
Pensemos en el síntoma de la verdadera cuestión: las fuerzas reaccionarias y conservadoras se han lanzado estos días a defender la libertad, como si pudiese confundirse la obligación democrática de asegurar la vida de las personas con una represión dictatorial. No es que quieran una dictadura que nos devuelva a la caverna comercial europea; es que defienden una democracia sin Estado.
Cuando nos crispamos todos a la vez, el pensamiento neoliberal no pierde mucho. El ridículo espantoso y vociferante de sus líderes facilita con este sacrificio de imágenes personales el deterioro general de la política, la borradura de la autoridad pública. Pero cuando las voces progresistas caen en la trampa, su error no sólo es personal, sino que afecta a la consolidación de sus ideales, pone en peligro sus principios, verdades, credos y lealtades íntimas. Resulta por eso imprescindible devolverle a la política su necesaria dignidad.
Es el momento de que la nación española recuerde que tiene muchos motivos para sentirse orgullosa, muy orgullosa de la Política. La aprobación del Ingreso Mínimo Vital es sin duda un magnífico ejemplo. Los viejos del lugar empezamos a defenderlo en la Huelga General del 14 de diciembre de 1988, una Renta Mínima de Inserción decíamos entonces. Fue un día inolvidable en el que hasta se apagó la televisión para que la gente mirase la realidad con sus propios ojos.
Ha tardado, pero está aquí. Como tardó, pero llegó la democracia. Como llegaron la ley del divorcio, la ley de dependencia, la ley de matrimonios de personas del mismo sexo, las políticas de igualdad… y tantas otras cosas. Con Política Democrática, los españoles conseguimos vencer la barbarie terrorista de ETA, aunque se nos caigan los palos del sombrajo cuando recordamos las tentaciones en las que cayeron algunas autoridades del pasado. Y con Políticas Democráticas, hemos conseguido que muchos corruptos de todos los ámbitos hayan sido castigados, rompiendo la dinámica corrosiva de la impunidad.
¿Faltan cosas? Por supuesto. Pero los avances que merece el trabajo cotidiano de los españoles y las españolas, van llegando gracias a la política, y sólo con la política recuperaremos lo perdido, y alcanzaremos novedades, y conseguiremos afirmar de nuevo la sanidad y la educación pública, y una distribución fiscal justa para que los impuestos formen parte decisiva del patriotismo y el sentido de pertenencia.
Claro que podemos entrar en matices y errores. Pero que los matices no nos impidan sentir con orgullo la Política. Y con orgullo, ahora, debemos agradecerle todo lo que nos ha dado. Es un buen momento para movilizarse. Por desgracia en España no contamos con un pensamiento democrático conservador como el que representa Angela Merkel cuando rechaza de manera firme a la extrema derecha alemana. Pero la sociedad española sí puede afirmar con orgullo cívico el valor de nuestra vida y nuestra política democrática.
Solemos movilizarnos en artículos, manifiestos, reuniones, mítines, para pedir el voto y apoyar a algún partido cuando llegan unas elecciones. Creo que ahora conviene movilizarse socialmente en favor del orgullo político y de una tranquilidad social democrática. Porque no todos son iguales, porque no todos roban, porque no todos mienten, porque no todo es lo mismo, porque no podemos caer en la trampa de nuestros adversarios que quieren quitarle autoridad al Estado y al bien común por medio de la degradación de la política.

Gracias, Elisa Beni; tu honestidad y tu visión son imprescindibles para comprender el efecto cloaca del underground despolítico y ppodrido, desde todos los ángulos en que se mire y contemple el derrumbe de los despojos morales, que durante siglos han venido impidiendo a los pueblos ibéricos un desrrollo social de conciencia, civilización y convivencia en armonía. Es muy posible que esta vez, esa deleznable subespecie paleolítica esté cavando su propia tumba. Nadie los mata, ellos mismos se están suicidando, y eso que aborrecen la eutanasia...El Gobierno solo tiene que abstenerse de seguirles el juego terminal, y, como dice el proverbio árabe, sentarse en el escaño de la decencia y la responsabilidad, para ver pasar por delante el entierro de los dinamiteros autodinamitados. Confundir la época actual con la de Fernando VII y el vivan las caenas, es un error mortal de necesidad

"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais"
Roy Batty en 'Blade Runner'



Una de las cosas que en un momento de mi carrera profesional me hizo pasar de la información a otros géneros periodísticos, como el análisis o la opinión, fue mi incapacidad sobrevenida para escuchar y transcribir aberraciones sin poder poner contra las cuerdas de la contradicción a la fuente que en ese momento me intentaba colar una mercancía averiada. Estos días he vuelto a sentir la misma indignación cuando he leído y escuchado a diferentes integrantes del Estado profundo, de aquello que los romanos llamaban el imperium in imperio, desgranando argumentos, quejas o directamente falacias que chocan profundamente con cualquier idea de un Estado democrático que uno anide en su interior. Cosas que no querría creer pero que son la muestra palmaria de que el Estado profundo está crujiendo y ha decidido emerger a la superficie. Algo se mueve, algo está cambiando. No me parece que sea el vicepresidente del Gobierno el que se embrolle a contar estas cosas, aunque yo voy a hacerlo, pero entiendo la acidez que le refluye cuando los estómagos del Estado profundo regurgitan a cielo abierto su bilis, no siempre aceptable en una sana democracia.
Desayunar leyendo testimonios de miembros de una Policía con carácter semi militar afirmar que cuando llega un director general los generales le dejan inaugurar cosas y hacer discursos "pero al mismo tiempo le dejan muy claro que aquí no manda" es un sapo antidemocrático difícil de tragar. Pensar que existe un cuerpo que aún no entiende que es el poder político, emanado del Parlamento, el que debe tener la dirección de un cuerpo como la Guardia Civil no es que estomague, es que alarma. Estos mismos testimonios consideran "indecente" que un ministro se tome la atribución de hacer los nombramientos que le competen si no respeta unas reglas propias de la cúpula de generales que denominan "cultura institucional", pero que no están en ninguna ley ni son por tanto la ley. Los que dicen que en el Consejo Superior de la Guardia Civil dejan hablar al director general "y luego ellos deciden por detrás sus cosas, como los ascensos" y nos muestran que el escándalo real es este.
La oscuridad de la puerta de Tannhäuser no se ha cerrado en toda la semana. Hemos visto por primera vez a todas las asociaciones existentes dentro de la Benemérita sentadas con el jefe de la oposición. Lo que algunos consideran histórico obliga a plantearse si es que jamás otro jefe de partido osó sentarse con tales representantes "para analizar la grave crisis" derivada de una decisión perfectamente legítima del Gobierno. Cruje el deep state y se oye. El colmo de este despropósito es comprobar que los oficiales de la Guardia Civil, a través de su asociación, han solicitado al juzgado de Medel personarse como acusación popular contra el delegado del Gobierno de Madrid, bajo cuyo mando están muchos de ellos porque, recuerden, señores, son los civiles que emanan del pueblo los que mandan y no me voy a cansar de repetirlo.
No han sido los únicos. El caso contra Sánchez –que no el caso del 8M, porque no hay ningún caso en torno a la decisión del movimiento feminista de manifestarse– está dejando en evidencia el poso no solo conservador sino intolerante con la alternancia en el gobierno, a la que oponen resistencia aparentando una neutralidad funcionarial que están lejos de poseer. Eso le sucede también a la APM, la asociación más conservadora de la judicatura y también justamente la más numerosa, que con una chulería manifiesta ha salido a "recordarle" al ministro Marlaska, uno di noi, la ley. Es uno de los suyos al que no consideran con más méritos que ellos mismos y, por tanto, se refieren a sus decisiones en un tono inquietante. No es eso lo peor.
Lo peor es que para eso utilizan también ese alejamiento desdeñoso de la verdad que parece inaudito en la judicatura. En un comunicado le reprochan a un ministro del Gobierno, primer poder del Estado, que releve a un cargo de libre designación porque, dicen, la ley afirma que "los funcionarios de policía judicial no podrán ser removidos ni apartados de la investigación que se les hubiere encomendado hasta que finalice". Olvidan, adrede, supongo, que a Pérez de los Cobos, ilustrísimo coronel jefe de la Comandancia de Madrid, en tal puestazo ya no se le encargan investigaciones desde Plaza de Castilla. A pesar de que la juez Rodríguez-Medel los prefirió al Cuerpo Nacional de Policía que es competente en Madrid capital –tal vez por esa querencia familiar que la puso en las quinielas para que al final Marlaska nombrara a otra–, no ha podido sin duda darse el lujo de que le hiciera las diligencias el propio coronel sino un modesto capitán que firma con su TIP el informe. Es obvio que el artículo citado se refiere a ese capitán y no al jefe de la Comandancia. Si las cosas fueran como dicen los magistrados conservadores, un coronel jefe no podría ser cesado jamás, pues siempre habrá equipos de sus subordinados ejerciendo tareas de policía judicial.
Los jueces conservadores han cerrado filas con su asociada, sin realizar ninguna crítica a la extraña prisa que la ha llevado a instruir sola durante el cese de actividad no urgente del decreto de alarma, dejando en indefensión a José Manuel Franco. Finalmente, ha cambiado la fecha insólitamente temprana que fijó para tomarle declaración, justo al día siguiente de reiniciarse la Justicia. Pareciera que tiene entre las manos la causa que más celeridad precisa de todo el panorama judicial y quizá lo sea para algunos pero no por causas objetivas y jurídicas.
En las crujías del Estado, los altos funcionarios, los "cuerpos de élite" o la "aristocracia del Derecho", como gustan denominarse a ellos mismos, están que trinan pero no por amor a la verdad. La Abogacía del Estado ha lanzado a sus gargantas profundas a contar a la prensa que se sienten "utilizados e instrumentalizados" por el Gobierno "que les utiliza para defenderse". Aquí también me sale la que no traga, la que les contesta descarada: "¡Oiga! ¿Y no será que es lo que son en este procedimiento?". Así es procesalmente. La Abogacía del Estado ejerce, con todas las de la ley, la defensa del delegado del Gobierno en Madrid, es decir, este no tiene un abogado de un bufete privado sino un abogado del Estado. Si defienden a Franco y sus derechos, ¿qué pueden hacer sino alegar jurídicamente las vulneraciones que la juez hubiera podido cometer? Defender a tu cliente es lo mismo seas abogado del Estado o de Garrigues. Pero crujen y ponen a caldo a su jefa y vuelven a darle al torno con el famoso cese de Bal "por el procès", aceptando para ello unas premisas ideológicas determinadas, pues Bal fue cesado no para obligarle a rebajar la acusación, sino cuando se descubrió que acusaba por un delito como la rebelión que ni el Gobierno Rajoy le había encargado.
Pero no importa. Nada importa. Todos giran en torno a un relato falso que pretende, por ejemplo, que un forense de Plaza de Castilla, con formación de psiquiatra, va a darles el pie científico para desmontar a los epidemiólogos. Todos aplauden la idea de que la actuación política ante la catástrofe puede analizarse desde el derecho penal y no desde la responsabilidad política. Todos confunden todo y apuntalan la idea de que el hombre de Sánchez en Madrid es responsable por autorizar una manifestación que odian por su significado político. Lo hacen sabiendo que lo que hizo Franco fue no cercenar el derecho de manifestación cuando no había siquiera víctimas y obviando que la Justicia lo consagró en pleno estado de alarma y con miles de ellas.
Esto no va de hacer justicia ni de honor ni de servicio. Esto va de contribuir a hacer caer a un Gobierno cuando ni las urnas ni los números parlamentarios ni la Constitución te lo permiten.
El imperio dentro del imperio.

sábado, 30 de mayo de 2020

Lúcida, genial, certera como un rayo de cordura, honesta y consciente como pocas, con una ética inasequible a los bajones, Lidia Falcón retrata con pelos y señales el "marco incomparable" de lo que nos espera si no espabilamos YA. ¡Gracias, hermana!

La reconstrucción económica que nos espera

/Público


Las fábricas de automóviles Nissan de Barcelona cierran. Tres mil trabajadores se quedan sin empleo y veinte mil más de las industrias complementarias. Veinte mil familias, siendo muy prudentes podemos contar sesenta mil personas que hoy no saben cómo ganarse la vida. Alcoa de fabricación de aluminio en Galicia también liquida su producción, mil trabajadores más en la calle. Y sus familias.
Era de esperar. Antes de que se tomaran las medidas de confinamiento por la pandemia el paro se había situado en el 14%, el doble de la media de UE, que es el suelo del paro estructural de España, y hemos vivido periodos del 18 y hasta del 23%. El Capital en España cuenta con ello. Son el ejército de trabajadores de reserva de que habla Carlos Marx. Ellos, situados en los estratos más bajos de la escala productiva, en un buen porcentaje emigrantes de países subdesarrollados, azotados por las guerras que ha organizado ese mismo capital para arrebatarles las materias primas, son muy útiles para mantener los salarios bajos, la ausencia de garantías laborales y lo que llama la patronal "movilidad laboral". Es decir, la disposición de los trabajadores para ser trasladados a otros centros, incluso ciudades, sin fijar horarios, contratos por días y por horas, el despido libre incluso de enfermos y embarazadas, los falsos autónomos, y toda la panoplia de métodos de explotación y de esclavitud que logró implantar la patronal en España a partir de la crisis de 2008. Y que ningún gobierno, incluyendo el benéfico PSOE, ha derogado ni piensa hacerlo, aterrado ante la ofensiva del Capital, las advertencias de la Comisión Europea, la presión de los lobbies empresariales y la campaña mediática contra la derogación de la reforma laboral que, con toda desvergüenza, han desencadenado los voceros de la derecha en los medios de comunicación que dominan.
Era de esperar, repito. Esta crisis la hemos vivido a partir de 2008, pero en otros ciclos anteriores ya la habíamos padecido. Nuestro tratado de adhesión al Mercado Común nos situó como país turístico y nos impuso liquidar el tejido industrial que se mantenía desde el siglo XIX, reducir la ganadería de altura y ciertos cultivos que tienen que competir con Marruecos, y dedicarnos al turismo. Turismo, palabra mágica que nos ha salvado de situarnos al nivel económico de los países llamados "en vías de desarrollo". La desaparición de nuestra producción industrial, que nos ha llevado al ridículo de no poder fabricar ni mascarillas, nos entrega inermes a intentar recuperar desesperadamente los ochenta millones de turistas anuales que nos dan de comer, a cambio de destrozar el medio ambiente: playas, mares, lagos, ríos, montañas, deteriorar los edificios históricos milenarios; que convierten nuestras ciudades en lugares infernales, y cuyos usuarios se dedican a las borracheras, los balconing, las peleas y agresiones, mientras nos llenan de basuras y contaminan acústicamente las noches de verano.
La mayoría de la población española ignora que la II República realizó un estudio por parte de ingenieros, constructores y ambientalistas para proteger la Costa Brava del deterioro que podía ocasionar el aumento de viajeros, como se les llamaba entonces. ¡En 1932! Ese estudio, que deseo se encuentre guardado en algún archivo, nunca pudo ser realizado. Para impedirlo se ocuparon la Guerra Civil y la dictadura. En vez de aquella belleza inigualable de las montañas boscosas del Ampurdán, que se eleva sobre las pequeñas calas y las hermosas playas de la Costa Brava, hoy las construcciones crecidas en el último medio siglo han fagocitado bosques, colinas, playas y calas, y vertido todos los desagües al antiguo Mare Nostrum antes azul prístino, de suave oleaje y temperatura ideal para el ser humano. Cuna de la civilización occidental.
No será secreto para nadie el estado en que se encuentran nuestras costas desde Portbou a Algeciras. Causa espanto ver las urbanizaciones construidas con ladrillo sobre ladrillo en la Costa Brava, en la Costa Dorada, en Levante, en el Mar Menor –hoy desaparecido- en Marbella, en Cádiz, en Mallorca, en Ibiza, en Gran Canaria, en Tenerife.
La industria turística es además la escuela de la zafiedad, del mal gusto, de la incultura, del alcoholismo. Resulta insoportable unirse a un grupo y seguir la manada de alegres, maleducados y borrachos turistas para escuchar de un guía turístico mal informado el relato estúpido de las bellezas y costumbres locales. No sólo no se ofrecen explicaciones precisas y veraces sobre la historia del territorio sino que se modifican a tenor de lo que la empresa supone que ha de gustar a la clientela, contando anécdotas banales y muchas veces falsas.
La Barcelona industrial, que era puntera en la industria textil, química, farmacéutica y pequeña metalurgia, la monumental que la burguesía mimó en sus edificios emblemáticos, y la medieval que es la ciudadela conservada más grande de Europa después de París, se ha convertido en una urbe a donde arriban varios cruceros diarios con cuatro y cinco mil personas que desde el puerto hasta la Diagonal se convierten en hordas de gentes gritonas y maleducadas que dejan su rastro de basuras malolientes indeleble en los centros históricos, edificios y ramblas. Pero ese turismo no ha traído la riqueza necesaria para que los barrios pobres como El Raval no sigan mostrando el rostro de la miseria y el abandono, amén del tráfico de drogas y de la prostitución.
Tantos elogios como nos prodigamos por nuestra gastronomía y no escucho las voces que deberían denunciar la bazofia que se come en los viajes turísticos y en todos los tugurios: tabernas, cafeterías, restaurantes, chiringuitos callejeros, montados al calor de la llegada de turistas; la estafa de los precios, la insalubridad de los alimentos y la falta de higiene.
A este destrozo estético de nuestras costas y la aglomeración de gentes en las partes más emblemáticas e históricas de nuestras ciudades, hay que añadir, y no es menos preocupante y peligrosa, la contaminación medio ambiental.  El informe del 29 de mayo de 2020, emitido por Tendencias Científicas, afirma que "El turismo ya es una de las industrias más contaminantes". Representa el 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
El turismo mundial se ha consolidado como una de las industrias más contaminantes: representa el 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, de las que el 12% corresponden a los viajes aéreos. El impacto del turismo crecerá hasta el 40 por ciento en 2025 si no se cambian las políticas y los hábitos.
Según la OMT, las llegadas de turistas internacionales registraron un notable aumento del 7% en 2017 hasta alcanzar un total de 1.322 millones. El sector mueve 1,4 billones de dólares cada año y supone el 7% de todas las exportaciones de bienes y servicios del mundo. A estos datos hay que unir los de un estudio de la Universidad de Sídney, según el cual la huella ecológica del sector ha superado los 4.500 millones de toneladas métricas en 2013, cuatro veces más de lo previsto, representando el 8% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
Si esta tendencia se mantiene, la huella de carbono del turismo mundial aumentará hasta un 40 por ciento antes de 2025, cuando alcanzará los 6.500 millones de toneladas métricas de CO2, si no se cambian las políticas y los hábitos, según la misma investigación.

 La investigación, publicada en Nature Climate Change,  ha reunido datos de 160 países y descubierto también que los viajes en avión representan el 12 por ciento del total de la contaminación que genera el turismo.
Además de las emisiones de dióxido de carbono, las emisiones de otros gases de efecto invernadero relacionadas también con la actividad turística, como los que se generan con el mantenimiento de las infraestructuras (de hoteles y aeropuertos), así como las emisiones vinculadas a la compra de alimentos, bebidas y recuerdos para los turistas, ha elevado el porcentaje de la implicación del turismo en las emisiones contaminantes hasta el 8 por ciento.
A la vista de los nuevos datos, la investigación ha determinado que el turismo es responsable de casi una décima parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, y que los vuelos son un componente importante de esta contaminación, algo que según los investigadores fue obviado por el Acuerdo de París para contener el calentamiento global.
La investigación destaca también que la huella ecológica del turismo aumenta a medida que aumenta el tráfico de viajeros de un lado al otro del mundo y que los ingresos que obtiene esta actividad no tienen impacto en la reducción de la contaminación que genera el sector. Este estudio, resultado de año y medio de trabajo, es el primero en cuantificar la  huella turística mundial en toda la cadena de suministro, desde vuelos hasta recuerdos turísticos, y pone de manifiesto que el turismo se ha revelado como un importante y creciente contribuyente a las emisiones de gases de efecto invernadero.
 Hay que volar menos y pagar más, es la consigna de la autora principal de esta investigación, Arunima Malik.
Pero esta consigna significa arruinar el turismo de masas en el que se basa la riqueza de España. Y es a él, como única solución defendida incluso por economistas de fuste, al que tenemos que fiar nuestro futuro. Que va a ser bastante más triste que el que predecía Alvin Toffler en El shock del futuro de los años 70, y que nos aseguraba un mundo feliz, basado en las nuevas tecnologías. Esa transformación de la economía que defienden los burgueses de hoy cuando aseguran que la clase obrera ha desaparecido. O en todo caso queda arrinconada en el sudeste asiático donde nos fabrican los coches y los neumáticos y las camisas una legión de esclavos que no importan a nadie.


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Tal vez, el problemón que se nos plantea a todos los niveles laborales, económicos, sanitarios y funcionales, como de supervivencia, sea el impulso que necesitamos para abrir los ojos y cambiar ideas preconcebidas y formas de funcionar sin salida en un tiempo que nos supera en su dinámica como respuesta a nuestra depredación como especie intoxicada por un capitalismo feroz capaz de acabar con todo lo que existe. Incluido el Planeta y la propia especie humana, unida a  tan terrible destino a todos las especies vivas. 

Que estamos en las últimas es un hecho. Pero también si queremos cortar la sangría del desastre y vacunarnos contra el finiquito cada vez menos diferido y más acelerado si seguimos en este plan, aun podemos construir vida y posibilidades a partir del propio desastre. Tenemos delante una España vacía, regiones, comarcas, pueblos enteros, campos abandonados, y al mismo tiempo, un hundimiento laboral de escándalo con el cierre en cadena de fábricas, de industrias y empresas. Es decir, que tenemos un espacio inmenso para poner en marcha y miles y miles de trabajadores y trabajadoras en la calle. Por un lado miles de pueblos sin nadie y miles de casas vacías y por otro hacinamientos, deshaucios por falta pago de alquileres astronómicos, embargos por insolvencia hipotecaria, falta de alimentos y de recursos imprescindibles para sobrevivir, y todo ellos en medio de una riqueza natural que se ignora y se margina, porque no está inserta en medio del consumo y el destrozo. 

En un mundo enfermo como este, potenciar agricultura y producción de alimentos sanos es tan fundamental reeducarnos en el consumo de productos del entorno natural como fomentar y potenciar desde el estado la agricultura sostenible y ecológica, igualmente es cada vez más imprescindible la producción de energías limpias para el consumo energético y para alimentar motores del transporte que no contaminen el medio ambiente, la fabricación de placas solares para las viviendas, como hacen en la Sonen Staat de Freiburg, en el Sur de Alemania, -en cuya región gobiernan Los Verdes, desde hace más de 40 años- que permite el consumo gratis de energía para las familias más económicamente débiles, el fomento de la producción artesanal y ecológica de tejidos, ropa, calzado, productos de higiene hechos a partir de productos naturales, por ejemplo, en Soria existe desde hace muchos años una empresa farmacéutica que fabrica medicamentos a partir de las plantas que la misma empresa cultiva, recolecta y transforma en diversos productos. Se llama Soria Natural y es una fuente de trabajo para toda la región. Además se puede fomentar el trabajo on line si se facilita la conexión a internet de las zonas abandonadas que se vayan repoblando. 
La reconstruccción de los pueblos abandonados daría mucho trabajo a las empresas constructoras y a las fabricantes de materiales ecológicos para construir. Se puede hacer material de construcción con los muebles viejos, con los mismos derribos y maderas desechadas, se puede reciclar el tejido de las alfombras, tapicería, lana, algodón, lino...y al mismo tiempo fomentar el cultivo de esas plantas para evitar los tejidos cuyo origen es plástico, nylon y fibras artificiales contaminantes. 
Las familias que repueblen esas zonas necesitarán tiendas, farmacias, algún bar, horno, carpintería, zapatería y también centros de confección y compostura de ropa, de calzado, escuelas, institutos, centros de cultura, bandas de música, centros de salud y atención sanitaria, hospitales pequeños, adaptados al medio,  como equipos municipales de cuidados para ancianos, nada que ver con las residencias como negocio, talleres de reparación de maquinaria, de relojes, fábricas de reciclado de papel y cartón, de envases ecológicos, de material biodegradable, de cosmética limpia y natural, de envases de vidrios reciclados, creación de empleo en cuidado de los bosques y la prevención de incendios como el cuidado del medio ambiente, creando depósitos subterráneos para la incineración de rastrojos y así evitar incendios forestales, en fin...que vida hay, material para ponerla en marcha, también. Incluso el turismo se puede mejorar y transformar en una oferta distinta, que reparta por los pueblos a quienes quieran conocer otra España, real y sana, un turismo de cultura rural, en pequeñas dosis, en casas gestionadas por los habitantes de cada pueblo, con programas de senderismo acompañado, de visitas arqueológicas guiadas y de convivencia con un ambiente más sano y sereno que el de las ciudades. 

Es el momento de ponerse en marcha, de no querer seguir deslizándonos por el terraplén que acabará enterrando esta impresentable descivilización  en el abismo consumista, depredador y sin futuro alguno que nos espera si esto sigue como va.  Ese cambio de vida nos hará cambiar de mentalidad, liberarnos de los tics de la rutina, de la dependencia del desastre como única salida, nos hará más libres y despejados para elegir, decidir, unirnos y cooperar en iniciativas y proyectos compartidos y pensados en común. 
Es mucho más fácil organizarse desde lo pequeño, lo cotidiano, lo próximo, desde el mundus minor, que funcionar como tornillos de máquina, en la mecánica teledirigida por las finanzas y los emporios empresariales, en plan Big Brother orwelliano, que disponen y mangonean escondidos en legislaciones compradas, a su interés y capricho: el mundus maior
Mucho mejor, volver a la Caja Postal de Ahorros en la Plaza del Pueblo, que solo invierta en las personas y sus proyectos en la comarca y jamás lo haría especulando en la bolsa ni en Wall Street. Por eso están a salvo de la ruina especuladora,como ha pasado en España con las Cajas de Ontinyent y de Manacor, las dos únicas entidades que nunca invirtieron en fraudes bancarios, solo en proyectos comarcales sanos y limpios, de los vecinos. En fin, que sí, que se puede, que nada es eterno ni divino, sobre todo cuando se sostiene mediante la explotación, la injusticia y el robo a mano armada de una casta cerrada sobre sí misma y adicta a la bulimia financiera a costa del prójimo más explotado y perjudicado. 

Si nos ponemos las pilas de la conciencia, si sabemos aprovechar las buenas ideas para hacerlas comunes  y no para forrarnos, si somos lo suficientemente inteligentes como para comprender que el verdadero progreso solo es posible mediante la generosidad, la altura de miras y la solidaridad del bien común bien organizada entre todos y todas, conseguiremos no solo salir de esta, sino entrar en un plano de la existencia que nunca más conseguirá hacernos tanto daño y utilizarnos, para crear tanta desgracia, a causa de nuestra falta de conciencia y de un legado desastroso en nuestra historia y cultura. Todo está por hacer. Y eso abre tantas puertas, como liquida el mal fario que nos ha hecho tanto daño por no reconocerlo y seguirlo a base de rutinas sacralizadas, como si fuese dios. Un dios de pacotilla, claro, ideado por los mismos que nos educaron y llevaron durante siglos por la calle de la amargura. Lo verdaderamente divino es el ser humano cuando descubre quién es y puede experimentar y comprender para qué ha nacido de verdad.

Ahora cuando los  mismos gestores del desastre se están cayendo a cachitos, es el momento de salir de Egipto, como hicieron los hebreos con Moisés, escapando de los faraones del forring office. Nuestra tierra prometida es la España vaciada a saco por el sistem in failure que descubrimos en la peli de Matrix, y que al parecer está resultando ser mucho más real que imaginaria. Era una peli profética.









El tren del sol naixent

La nueva "normalidad" puede conseguir que aprendamos a ser normales y a comprender el significado esencial e igualitario de la vida. Gracias, Juan Torres López, por esa condición pedagógica de mahatma, alma grande, como llaman en la India a quienes saben ver más allá de sí mismos y se sienten parte de un Nosotros sin fronteras




La tramoya

Reforzar lo doméstico promoviendo igualdad


Una mujer en la calle con mascarilla, un bastón y un carrito de la compra, en Madrid. E.P./Ricardo Rubio
Una mujer en la calle con mascarilla, un bastón y un carrito de la compra, en Madrid. E.P./Ricardo Rubio
Todas las crisis económicas provocan cambios más o menos importantes en la esfera personal y doméstica, en el oikos que era como los griegos llamaban no sólo a la casa sino a los bienes y a las personas que formaban la unidad básica de convivencia y sustento de la vida humana.
Los hogares españoles han tenido que hacer frente a esta crisis con dos problemas que son una constante desde hace tiempo. Uno, del que se habla poco, lo ha puesto de relieve el profesor Vicenç Navarro en diversas investigaciones: al igual que ocurre en otros países de tradición católica, los poderes públicos descuidan a las familias españolas y les dan mucha menos ayuda que las que reciben en países de otras tradiciones religiosas o laicas. El otro problema es común a todos los países (aunque con diferencias considerables y a peor para España), la desigual división del trabajo que se produce en el seno de las familias: las mujeres asumen una parte considerablemente más grande del trabajo que se precisa realizar en el hogar para sacar adelante la vida de quienes forman parte de él.
Está perfectamente estudiado cómo todas las crisis agudizan esos dos problemas y ya estamos comenzando a comprobar que la que estamos viviendo lo hace de manera especial pues el confinamiento nos ha obligado a tener en nuestro hogar más actividades y relaciones de las habituales.
Muchas mujeres han realizado teletrabajo (aunque en menor proporción que los hombres porque están en mayor medida empleadas en ocupaciones que han sido consideradas esenciales) y otras han mantenido el empleo presencial pero, en todos los casos, esta crisis está suponiendo una gran intensificación del trabajo y del esfuerzo que realizan en sus hogares para garantizar el sustento de su familia.
Las encuestas que ya se han realizado en algunos países muestran que las mujeres están dedicando más horas que los hombres al trabajo doméstico. Es lo que ocurre habitualmente (en España dedican más de dos horas diarias más que los hombres) aunque ahora con más intensidad, pues el cierre de los colegios ha obligado a dedicar mucho tiempo a la enseñanza y cuidado de los hijos. Desconozco si ya se han hecho en España, pero las encuestas realizadas en Francia muestran que el 33% de las mujeres afirman dedicar más de tres horas al trabajo doméstico, frente al 25% de los hombres y que el 59% cree que han dedicado más tiempo que sus parejas masculinas a cuidar y enseñar a los niños, frente al 25% de los hombres que creen que ellos han dedicado más tiempo que sus parejas femeninas (aquí). Con razón dijo la comisaria de Igualdad de la Unión Europea que la Covid-19 está produciendo una "presión desproporcionada en las mujeres"
Sin embargo, este problema (grave) no es el principal que puede afectarles a partir de ahora. La nueva normalidad va a suponer, quizá durante un periodo largo, que los colegios no abran o no lo hagan durante todo el tiempo, al mismo tiempo que no se va a recuperar todo el empleo anterior, pues la actividad no se recobrará ni por completo ni inmediatamente. Ambas circunstancias pueden dar lugar a que, a la hora de elegir, sean las mujeres quienes principalmente abandonen el empleo remunerado, total o parcialmente, para volver a dedicarse al trabajo doméstico no pagado.
Un reciente informe de Naciones Unidas sobre el impacto de la pandemia sobre las mujeres advierte tajantemente del riesgo de que se pierdan los avances alcanzados durante décadas en favor de la igualdad entre mujeres y hombres si no se toman las medidas oportunas. Un peligro real porque, al igual que ha ocurrido en otras crisis, al efecto más dañino que tienen sobre las mujeres se une que los gobiernos suelen dejar de analizar el impacto que sus medidas tienen sobre su condición y sobre la igualdad, tal y como desgraciadamente está ocurriendo ahora, con un gobierno progresista, en España.
El confinamiento nos ha enseñado el enorme valor que tiene lo doméstico, lo importante que es no sólo para nuestra vida personal sino para la estabilidad y la supervivencia de la sociedad en su conjunto. Cuando faltan recursos, no solo materiales, los hogares se convierten en una fuente de inestabilidad social, de ineficiencias económicas, de malestar personal y, en el peor de los casos -como desgraciadamente estamos comprobando en los últimos meses- en un infierno violento, en la inmensa mayoría de los casos, para muchas mujeres.
Es imprescindible reconsiderar la función de los hogares y las familias, de lo doméstico, en nuestra sociedad y en la economía. Lo necesitamos preservar y reforzar como lo que es, un bien común que aporta un valor imprescindible, sin el cual no hay vida ni funciona la economía. En términos puramente económicos, lo doméstico es la fuente de las externalidades positivas (de efectos positivos que cada de nosotros produce sobre los demás) más valiosas que tenemos en nuestra economía, pero en lugar de aprovecharnos de ellas las dilapidamos porque, en la mayoría de las ocasiones, no se les puede poner poner precio de mercado ni considerar como una mera mercancía al trabajo que se realiza en el hogar.
No sólo debemos evitar que esta crisis conlleve un retroceso de décadas en la igualdad entre mujeres y hombres sino que tendríamos que aprovecharla para dar un salto adelante para reforzar lo doméstico promoviendo la igualdad.
Hay que incentivar la corresponsabilidad, incluso haciendo que esté mal vista socialmente o, por qué no, penalizada la renuncia de los hombres a trabajar en la misma medida que las mujeres en el hogar y a asumir los cuidados con semejante dedicación.
Es preciso adoptar medidas urgentes para evitar la sobrecarga de trabajo que implica el cierre de los colegios. Dedicar dinero a promover el empleo de monitores para atender a las familias o incluso para subvencionar su uso por las de bajos ingresos, por ejemplo, no es gastar sino invertir en el futuro y ayudar a crear empleo. Hay que poner en marcha con la mayor inmediatez un plan de apertura de centros infantiles vinculados a los espacios de trabajo; hay que tomar medidas para evitar que las mujeres, en una crisis más, sean las primeras en dejar el empleo y las últimas en volver a ocuparlo o las que estén condenadas a ocupar los de tiempo parcial.
La discriminación contra las mujeres y las niñas y la desigualdad que sufren respecto a los hombres no puede ser algo que merezca atención tan solo en las etapas de bonanza económica, como una especie de guinda que se poner sobre las políticas económicas cuando hay recursos. Hay que abordarlas como lo que son, "una injusticia global abrumadora", en palabras del Secretario General de las Naciones Unidas.
En España hemos avanzado mucho en los últimos años, pero no lo suficiente y aquí, como en otros muchos países, la beligerancia contra la igualdad entre mujeres y hombres ha ido en aumento, casi en la misma proporción en que aumentaban los recortes de gasto social y de ayudas a las familias que han hecho quienes se llenan la boca diciendo que las defienden.
Hace falta un gran pacto de Estado a largo plazo para defender de verdad a las familias, con recursos, con corresponsabilidad, con principios de igualdad y justicia, con eficiencia y evitando el derroche de recursos que supone no aprovechar el enorme valor social y económico del trabajo doméstico y del cuidado.

Apuesta por las voces críticas

viernes, 29 de mayo de 2020

España está de luto oficial por sus seres queridos víctimas de una pandemia inesperada y atroz, nuestro amigo y maestro, el Doctor Gonzálo Fernandez-Quiroga nos introduce en el ámbito de las despedidas y el duelo, vividos desde una conciencia despierta y entrañable, desde la compañía, la escucha y el consuelo, cuando lo irremediable cae como una losa sobre los seres humanos, nuestra familia planetaria, la medicina solo se puede vivir a fondo desde esa perspectiva profunda y sabia, que unifica y acompaña mientras alivia y consuela. Gracias, Gonzalo, hermano!




Cómo tratar la muerte y el duelo en tiempos de coronavirus


A Alberto
¿Qué ha sucedido con las muertes y los duelos en esta pandemia? ¿Cómo lo han sufrido, y lo sufren, los hijos, padres, madres, parejas, familias y amigos de los fallecidos? ¿Qué ha sucedido con las despedidas, los adioses, los últimos contactos, las lágrimas, el dolor?



Muertes

En otros posts nos hemos referido al duelo y la muerte. Hemos hablado de nuestra experiencia frente al duelo y la muerte como médicos, de cómo la homeopatía nos puede ayudar en este trance; hemos hecho reflexiones a través del cine, hasta hemos criticado el que en el manual psiquiátrico más famoso, el de  la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, DSM 5, (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) se recomiende medicalizar el duelo si pasan más de ¡15 días! con síntomas, en una clara muestra de insensatez e incomprensión de este proceso normal en el devenir vital de los seres humanos.
Si un fallecimiento ya es un acontecimiento doloroso, en el caso de los fallecidos por coronavirus las circunstancias han sido especialmente crueles. Los familiares no han podido ver a sus seres queridos en los hospitales o las residencias; no han podido ver sus cuerpos sin vida, a veces, hasta muchos días después; no han podido enterrarlos o incinerarlos de la manera acostumbrada; no han podido llorarlos.
Y a pesar de que tantos y tantos sanitarios han sido, también, ese último ancla cálida y compasiva que unía a los familiares y a los pacientes, no es en absoluto lo mismo que la despedida la haga quien debe hacerla, o sea, las personas más cercanas. Sin mencionar que muchos tampoco han tenido esa oportunidad y lo han vivido en absoluta soledad. El mismo Gervasio Sánchez, prestigioso reportero de guerra, lo ha denunciado recientemente: “Jamás en mi vida, en ninguna de las epidemias que he cubierto, como el ébola, el cólera, la hambruna… había visto el abandono tan brutal que han sufrido los muertos de este país».

Ritos

No, no ha habido ceremonias. No ha habido ritos. Los ritos son parte esencial de la actividad humana (y animal). El filósofo Byung-Chul Han habla precisamente en su último libro de la importancia de los ritos y de cómo nuestra sociedad los está perdiendo y, al tiempo, se pierde a sí misma.
Aun así, estamos rodeados de ellos, aunque no seamos plenamente conscientes. Pensemos en las batas (la medicina conserva innumerables rituales), las togas, las firmas (¡manuales, en plena era digital!), los anillos de compromiso, los nacimientos, los ritos de adolescencia (camuflados en la mayoría de sociedades), la misma muerte a la que nos referimos… No, los ritos no son cosas del pasado, una antigualla que hubiera que extinguir, sino que forman parte de nuestras más profundas raíces biológicas.
Y los ritos funerarios, en particular, se pierden en la memoria de los tiempos y su profundo simbolismo da conciencia e identidad a los grupos humanos (y seguramente también a algunos otros grupos de mamíferos). De ahí su radical trascendencia, no solo social, sino casi de especie.

Duelos durante el confinamiento

Duelo viene del término latino “dolor/doloris”, que significa dolor. Dolor, así de simple. No hace falta más, está todo dicho. Un dolor que todos, o casi todos, conocemos. Dicen que cada fallecimiento puede afectar a unas 10 personas de media, o sea que podemos hacernos una idea de la cantidad de personas damnificadas solo en esta pandemia.
Una de las características de los duelos por coronavirus es que han sido, obligatoriamente, diferentes. No solo porque no ha existido la parte social del duelo, o ha sido distinta, como comenta la psicóloga O. Fernández, sino porque, de entrada, no había muertos. No, no eran muertos, eran desaparecidos, tal como dice también el Dr. V. Méndez. Al menos, temporalmente. Y el duelo con los desaparecidos es diferente. Es un duelo, en principio, más silente, aplazado, “congelado”. Su elaboración tarda más en iniciarse y es más costosa. Como no existe la constatación física del cuerpo y la constatación social que nos “permite” el duelo, todo es más ambiguo. Porque necesitamos la presencia física del cuerpo sin vida, o su lugar de reposo, para elaborar el duelo. Y necesitamos ritos, ritos individuales y  colectivos alrededor de ese cuerpo, que es el elemento central, y que no estuvo.

Confinamiento

La muerte en soledad en los hospitales, en residencias o en casa, las no despedidas, los no duelos, han sido aspectos especialmente duros del confinamiento. Un confinamiento del cual no teníamos precedentes y de decisión muy compleja y difícil pero cada vez más, en concreto el efectuado en España, de consecuencias, y siempre hablo en al aspecto sanitario, muy preocupantes.
Últimamente se habla de si había que elegir entre salud y economía pero creo que es un falso dilema. Lo económico tiene indudables efectos sanitarios en la población, directos (mortalidad) e indirectos (morbilidad). Como he comentado recientemente, al hablar de la convivencia familiar durante el confinamiento, la pobreza sigue siendo uno de los principales determinantes de salud, como se ha visto en este caso, y no tanto las inversiones en hospitales o centros sanitarios (en los que tampoco se invierte mucho). Por otro lado, las políticas de salud tienen repercusiones económicas innegables. La morbilidad del confinamiento irá apareciendo progresivamente y pude ser devastadora. Así pues, salud y economía van juntos en la verdadera medicina biopsicosocial de la que en este blog hablamos a menudo.

Cómo tratar el duelo en el confinamiento

Como mencionamos al principio, en los posts citados, los medicamentos homeopáticos, por sus escasos o inexistentes efectos secundarios, son una muy buena opción para tratar el duelo. Por repetir algunos de los más utilizados: Natrum Muriaticum, Ignatia, Phosphoricum Acidum, Causticum, Staphisagria…  Pero puede ser cualquier otro. No debemos caer en la rutina, hay que personalizar la reacción concreta de ese paciente concreto para prescribir el medicamento más adecuado.
Por otro lado, desde la Terapia Breve podemos dar una serie de recomendaciones generales que pueden ser muy útiles aunque, dependiendo de los casos, siempre es mejor la supervisión de un profesional. 
  • Lo primero que suelo hacer es constatar con el paciente que, por mucho que te digan, este proceso es incurable. No hay cura para este dolor. Siento decir esto pero no hay terapia, ni medicamento curativo. Sin embargo, sí que hay maneras de ayudar a sobrellevarlo, con un cierto alivio, lo cual no es poco. Y evitando, además, medicaciones del todo punto innecesarias y que lo único que hacen, la mayoría de veces, es convertirse en un problema añadido. Creo que este ejercicio de sinceridad es muy conveniente para situarme con el paciente ante uno de los trances más dolorosos e inquietantes de nuestra existencia, donde más preguntas y angustias surgen, donde más desesperación vital experimentamos.
  • Dicho esto, es necesario no evitar el dolor ni los recuerdos, sino, al contrario, dar un espacio adecuado a ese dolor. Buscarlo de forma activa, incluso. Así que invito al paciente, de una manera pautada y concreta, a que cada día disponga de un tiempo para contactar con ese dolor. No habrá liberación si no nos adentramos y atravesamos hasta el fondo ese dolor.
  • Todos los rituales de despedida son de indudable utilidad. Cartas, música, poemas, flores, visitas a según qué lugares simbólicos… Esto puede hacerse de forma individual y, mejor, en compañía de familiares y amigos, aunque las dos son compatibles y necesarias.
  • Otra técnica con la que tengo buena experiencia con los pacientes es la que denominamos “Galería de recuerdos”. Se trata de hacer un recorrido por nuestros recuerdos con la persona fallecida y construir una especie de cuadros que sinteticen esos momentos. Así, armamos una especie de galería con esos cuadros, algunos de los cuales nos proporcionan sensaciones positivas y cálidas y otros, quizás, de sufrimiento. Ponemos unos a un lado y otros al otro. Al paciente se le invita a visitar esa galería cada noche, antes de dormir, mirando uno y otro lado, durante semanas o el tiempo necesario y, poco a poco, hasta los momentos más tristes los irá viviendo con nostalgia, consiguiendo emanciparse del dolor gradualmente.
Tiene que quedar claro que no se trata, en absoluto, de olvidar, sino de poder recolocar esos recuerdos en un lugar desde donde no nos impidan u oscurezcan el mirar hacia delante y seguir manteniendo, al mismo tiempo, el recuerdo de la persona querida.
Dependiendo de la evolución se puede modificar las técnicas o añadir otras pero mejor, en estos casos, contar con la intervención de un profesional.
De todas formas, más allá de cualquier terapia o técnica (hasta la palabra me parece frívola en este contexto) aquella máxima médica, que ya hemos repetido en alguna otra ocasión, se vuelve aquí paradigmática: “Curar a veces,/ aliviar a menudo,/ consolar siempre”.

Les Montses - Navegants (Videoclip Oficial) "Col·laboració amb Open Arms"




Sí, hermanas y hermanos, sí, nuestra especie también puede ser maravillosa y mientras unos cuantos la lían parda otras y otros muchos más, navegan, navegamos, brazos abiertos al rededor, abrazando soledades, desamparos, olvidos, carencias, dolores y desajustes injustos con rostro humano y la misma sustancia primordial repartida en cuerpos diversos y alma común. Open Arms, Open Music, Open Soul, Open Life, Open Heart, Open Love...Open the ports, Open the borders!

Graçies infinites, estimades Montses, i estimats tripulants de la vida per eixos mars de Dèu...

Super, superinteresante y necesario. Y una gozada leerlo. Gracias!!!

Naturaleza sana: la gran vacuna

por

Público

Fernando Valladares, biólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, especialista en cambio climático.


Esta primavera, FSC ha puesto en marcha la serie de charlas virtuales #BosqueHablado entre su director de Comunicación, el periodista César-Javier Palacios, y diversos expertos en naturaleza, líderes de opinión de lo verde. Comenzaron con Fernando Valladares, biólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, especialista en cambio climático que con esta pandemia ha dado a conocer aún más su capacidad de divulgación científica. ‘El Asombrario’ recoge aquí parte de lo que dio de sí tan interesante charla sobre las conexiones entre nuestra salud y los hábitats saludables, como los bosques con riqueza de biodiversidad.
Valladares tiene un blog, La salud de la Humanidad, que se ha convertido casi, casi en algo profético de lo que nos está pasando. Su presentación no deja lugar a dudas: “El objetivo aquí y ahora es contribuir a que la humanidad adquiera una visión crítica de su relación con el planeta”.
Además, a través de entrevistas y artículos, este biólogo ha sido una de las voces más sabias durante el confinamiento al explicar la relación de esta emergencia sanitaria con el acoso de la Humanidad a la naturaleza y el deterioro del planeta. De eso habló también en la primera de las charlas #BosqueHablado de FSC .
“Me veo en esa posición, que no te creas que me gusta mucho, de ‘os lo dije, os lo dije’. Desde los años 90 empezamos a hablar de la no sostenibilidad. En los últimos 10 años, la cuestión ha ido tomando mayor preocupación. Y hace un año o dos, muchos científicos hemos decidido salir de los laboratorios y comunicar; yo intento no poner un tono muy catastrofista ni apocalíptico, pero los datos son bastante elocuentes. Con la pandemia estamos viendo esa conexión del medioambiente con nuestro propio bienestar y con la salud. ¿Cómo podemos no ver las conexiones de nuestra salud con la salud de nuestros ecosistemas, con la riqueza de especies? Tú a un coche no puedes quitarle 20 tuercas y 50 tornillos y que siga funcionando igual; pues lo mismo sucede con los ecosistemas”.
“No hemos sido capaces de ver el elefante que teníamos en la habitación, y deberíamos proteger la naturaleza, aunque solo fuera por puro egoísmo. Realmente, reflexiones como las de Félix Rodríguez de la Fuente no pueden ser más actuales, cuando decía que el ser humano no es un extraterrestre, que somos parte de la naturaleza. Y son reflexiones que realizaba hace más de 40 años. Pero es que la Cumbre de la Tierra es de 1992… ¡Han pasado casi 30 años! Son muchos años para no haber hecho, entre comillas, nada. Casi nada. Estamos con muchos deberes acumulados”.
“¿Cómo podemos pensar que si el 80% de la energía que generamos se produce a partir de combustibles fósiles y que esos gases emitidos a la atmósfera provocan un efecto invernadero, conocido desde hace tiempo, cómo podemos pensar que eso no tiene ningún impacto en el planeta? ¿Cómo vivir de espaldas a esas emisiones? ¿Cómo no vemos el elefante en nuestra habitación? Intentemos hacer esa reflexión. Cualquiera que mirara a la Tierra desde lejos, desde fuera, vería cómo todos estos homo sapiens vivimos de espaldas a las condiciones ambientales que favorecen nuestra propia existencia. Necesitamos esta atmósfera; nos sacan de ahí un poquito y morimos. ¿Cómo podemos no verlo? El planeta no está en peligro, los que estamos en peligro somos nosotros. Sabemos que es en unas condiciones muy estrechitas en las que nuestra vida es posible, y aún más estrechitas en las que nuestra vida es agradable, confortable, tolerable. Es muy obvio que lo que le estamos haciendo a la naturaleza es contraproducente para nosotros, por eso destaco la figura del egoísmo. Un poco de egoísmo no viene mal; se trata de preocuparnos de nosotros, y debemos preocuparnos por las condiciones del planeta que permiten que yo viva”.
Deforestación y pandemias
“La relación entre el deterioro de los ecosistemas, la deforestación, la pérdida de biodiversidad y la pandemia Ecovid19 está cada vez más clara. La deforestación y destrucción del hábitat tienen varios efectos. En primer lugar, nos pone en contacto directo con especies que hospedan patógenos, virus, para los cuales no tenemos desarrollado un sistema inmune; provocan el fenómeno de la zoonosis, saltos de patógenos de otras especies a la humana. Si a esto le sumamos otro ingrediente, la pandemia está servida: la globalización. Si este virus se hubiera originado por ejemplo en el África tropical posiblemente su expansión no hubiera sido igual. Wuhan está muy conectada, los bienes que se producen allí son inmediatamente distribuidos a miles de kilómetros por todo el planeta y en poco tiempo hombres de negocios que estaban allí trajeron el virus a Europa. El tercer ingrediente para meter en la ecuación de esta pandemia es la desigualdad, gente muy pobre que crea focos de contagio muy potentes. Es la ecuación del desastre: destrucción del hábitat + desigualdad humana (muchos muy pobres y unos cuantos ricos) + globalización, que multiplica la ecuación. Tenemos así la dimensión del desastre”.
“La biodiversidad –ecosistemas saludables, con mucha riqueza de especies– nos protege de varias maneras frente a pandemias y zoonosis. Por tres mecanismos. El más general es un control demográfico; un ecosistema muy rico en especies e interacciones hace que ninguna especie explote, que no se vuelva demasiado abundante; logra equilibrios de manera que los depredadores mantienen a raya los patógenos. Otro sistema de control es el de la dilución; cuando un ecosistema es sano y diverso, la carga vírica se diluye, no desaparece el patógeno, pero se reparte entre muchas especies, y eso tiene de bueno para nosotros que no todas las especies son igual de buenas como hospedadores, y así algunas actúan como cortafuegos del contagio, algunas desarrollan una carrera armamentística contra el patógeno que lo mantiene a raya antes de saltar a los humanos. Esas especies cortafuegos logran mantener cargas víricas bajas. Eso es la dilución. Y el tercer mecanismo es el de amortiguación, la diversidad dentro de una especie; lo estamos viendo en la especie humana, la distinta forma de reaccionar nuestros organismos frente al coronavirus. Parte de esa respuesta tan distinta depende de la edad, la alimentación, el estado físico, pero una parte importante tiene que ver con nuestra diversidad genética; esa diversidad dentro de una especie también hace de cortafuegos, de barrera frente a ese patógeno. Explotaciones ganaderas, agrícolas o forestales que reduzcan la diversidad genética nos hacen más vulnerables a todos frente a una pandemia. La riqueza dificulta que algo explote. Son los tres mecanismos de contención”.¡
Tener cerca las especies más peligrosas
“Bosques maduros, con buena salud y biodiversidad facilitan esas fronteras naturales. Entre un bosque de monocultivos, pobres en especies, con solo una o dos, y otro rico, maduro, estable, entre un bosque simplificado y un bosque complejo, la diferencia es radical. Y directa o indirectamente los humanos eliminamos las especies más interesantes y nos rodeamos de las especies más portadoras de patógenos, con más potencial de transmisión a los humanos. ¿Cómo es esto? Porque nos rodeamos de las especies más capaces de tolerar ambientes degradados, sistemas muy alterados, los más próximos a nosotros. Son especies que abundan y son las más peligrosas. Un ejemplo bien concreto es la enfermedad de Lyme, transmitida por garrapatas, y que es muy perjudicial para nuestra salud. Las zarigüeyas actuaban de cortafuegos, porque cuando las garrapatas contagiaban a una zarigüeya, esta actuaba de cortafuegos, pero si atacaban a los ratones, no, ellos hacían de transmisores; al simplificar, al degradar los ecosistemas y diezmar la población de zarigüeyas, la enfermedad progresaba vía ratones, la carga vírica aumentaba y las posibilidades de contagios aumentaban; la enfermedad se extendía a medida que la zarigüeya desaparecía. Es un ejemplo bien claro de cómo la riqueza de especies es la clave.
No olvidemos que la epidemiología es un tema de probabilidades, de bajar cargas víricas para bajar probabilidades de infección. Es el mejor antivirus”.
Bulos y divulgación
“En toda esta labor de concienciación y divulgación, al lenguaje científico debemos sumar el artístico y el de las ONG; es fundamental la labor de despertar que ha jugado siempre el movimiento ecologista. La dificultad de comunicar la pérdida de biodiversidad es un problema gravísimo. Vivimos de espaldas a la naturaleza. Por desgracia, en este mundo tecnológico y urbano, ese alejamiento del medio natural hace que sean complicados los mensajes para protegerla. Y gente como Félix Rodríguez de la Fuente, como Cousteau y David Attenborough han tenido esa capacidad de narrar que te conmueve, que te emociona, para llegar a partes importantes de la población”.
“Pero hay algo que me preocupa sobremanera. Todos y cada uno de nosotros deberíamos ser capaces de gestionar toda esta avalancha de información que nos llega por tantos canales; es todo un desafío gestionarlo y tiene que ir de la mano de una autocrítica tanto del emisor como del receptor. Me preocupan mucho los bulos y las pseudoverdades. Es el lenguaje del mal para echar a rodar mentiras. Se trata de liar las cosas, coger un pedacito de verdad, mezclarlo con un poco de lo que yo quisiera que fuera verdad, mezclarlo con algo emocional, algo que mueva las entrañas, agitarlo, ponerlo en un buen formato y lanzarlo para que llegue a miles de personas. Es tremendo y tenemos que ser capaces de identificarlo y neutralizarlo. Es el ruido; sumamos tanto ruido que me gustaría que no perdiéramos la brújula autocrítica para navegar”.

Sobre el autor

Rafa Ruiz

Gracias, Profesor Navarro, por esta llamada a la sensatez como a la claridad de ideas y actitudes; nada más necesario que el discernimiento y la serenidad de la mente y las emociones, para encontrar la salida del laberinto y el caos. Los medios de comunicación, desde que el nazismo les concedió un papel decisivo en la manipulación de masas deshumanizadas por el mismo sistema, están cooperando descaradamente con el caos que la derecha quiere provocar para que una vez que todo se haya caído, ella aparezca como la única solución posible. Cuando falta conciencia, la información partidista es un veneno manipulado, que confunde intencionadamente la opinión con la información. Por ejemplo, en el caso de la opinión insensata de Bono en La Sexta Noche: el periodista debería haber dejado claro a la audiencia que ese discurso era una opinión personal y no una llamada panfletaria al golpismo, consentida por el programa y su presentador. Aunque en realidad no se puede pedir ética ni lucidez e independencia a una cadena que solo es un mercadillo descarado de cotilleos al servcio del Ibex35 y sus manejos. Como en una democracia no se puede ni debe prohibir la expresión de ideas, aunque sean demoledoras, tiene que ser la conciencia individual y colectiva lo que desarrolle los filtros éticos y sanos, o sea, que nada esté prohibido, pero que la libertad de elección y de opinión, se ejerza plenamente desde la conciencia responsable, libre y lúcida, y que ese valor moral ponga límites a las mafias políticas, y deje de prestar audiencia a las distintas versiones de tanto forocoches camuflado de "derechos" que ignoran sus deberes paralelos. A ese desmadre debemos responder con la libertad de desconexión y de pensamiento reflexivo, ético y por ello, crítico. O sea, cambiando de canal en cuanto se descubra el juego sucio, de ese modo, el programa y la cadena en cuestión pierden audiencia sin remedio, y si baja la audiencia se pierden contratos de publicidad, y los periodistas pierden el trabajo si el infundio pierde cartelera y morbosidad. Donde manda el dinero, lo peor es que disminuya el consumo; aprovechemos en plan resiliente esa debilidad del sistem in failure, haciendo desde el autocontrol selectivo de nuestra audiencia que lo rentable y más visto sea la lo más decente en vez de lo más podrido. Si las estrevistas programadas a personas indignas de ser escuchadas no interesan al público pero la audiencia aumenta exponencialmente cuando los contenidos, argumentos decentes y respetuosos con la vereacidad tienen el protagonismo, seguro que la orientación de la empresa cambia de rumbo, y no porque se haya convertido en honesta por casualidad, sino, simplemente, por no arruinarse. Cuando el disparate, la tensión o el odio, el infundio, la calumnia y los bulos se perciban como la esencia de la desinformación manipuladora de mentes y emociones, cambiemos de canal inmediatamente y volvamos a conectar solo cuando la ética, la transparencia, la autenticidad, la verdad y la dignidad sean la sustancia del manifiesto informativo, desde la objetividad y la autocrítica, con la ética por delante como seguro a todo riesgo. De ese modo, todos saldremos ganando lo que más valoramos: los más evolucionados, el bien común y los más cerriles y atrasados, el negocio, que, obviamente, será más próspero si cuenta con el bien común en vez de cargárselo aumentando el glamour de las cloacas, que por falta de conciencia arruinan por igual la sociedad y sus bolsillos, aunque en su ceguera estén convencidos momentáneamente de que están haciendo una gran inversión cuando se decantan por promover y hacer publicidad de lo más degradante. Y no, no es así, la gran iversión es la inteligencia colectiva que beneficia a todos por igual en todos los planos dela existencia, incluído el económico y financiero. No estaría mal aprender algo de Alemania, por ejemplo



Pensamiento crítico

Las dos grandes visiones de la recuperación social y económica en España





Estamos viendo hoy en España principalmente dos visiones de lo que debería ser la recuperación y vuelta a la normalidad durante y después de la pandemia. Una de ellas queda reflejada en el aplauso que cada día, a las 8 de la tarde, la ciudadanía de cualquier población española dedica, desde los balcones de su casa, a los profesionales y trabajadores de  los servicios sanitarios y sociales que están desempeñando su labor de salvar la vida de sus conciudadanos en unas condiciones que entrañan un alto riesgo de contagio, enfermedad y muerte, a causa de la escasez de recursos (concretamente, de instrumentos que los protejan) derivada de la gran subfinanciación de dichos servicios. Tal escasez es resultado de las políticas de austeridad impuestas (y digo impuestas pues no estaban en sus programas electorales) a la población por los partidos gobernantes en España (y en la Generalitat de Catalunya), siendo el gobierno del Partido Popular (apoyado por Ciudadanos) y el gobierno de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), en Catalunya (apoyado por el PP catalán primero y por ERC después), los que recortaron más dicho gasto (Vox no tenía entonces representación parlamentaria, aunque de haberla tenido habría exigido incluso más recortes, privatizando, incluso con más dureza, los servicios sanitarios y sociales, tal y como promueve su programa electoral).
El aplauso a las víctimas (profesionales y trabajadores de los servicios sanitarios y sociales) lleva implícita una crítica a los gobiernos que llevaron a cabo tales políticas de austeridad, responsables de los riesgos a los que están expuestos aquellos profesionales y trabajadores de tales servicios, y dicha crítica, por mera coherencia, implica una demanda para que se eliminen los enormes déficits de gasto público sanitario y social, poniendo tal exigencia en el centro de las medidas que se están proponiendo para conseguir la recuperación económica y social del país, así como para contener la pandemia, medidas todas ellas que deberían tomarse bajo el consejo y asesoramiento de científicos conocedores de la evolución de las pandemias y de cómo controlarlas.

La necesidad del New Deal Social

De ello se deduce que el aumento del gasto y empleo público en los subfinanciados sectores sociales (sanidad y sectores sociales) debe ser parte de un aumento del gasto y empleo público para, entre otros objetivos, intentar corregir la enorme subida del desempleo que la parálisis de la actividad económica –resultado de la pandemia- ha creado y continuará creando. Hoy hay un amplio consenso entre los establishments financieros y económicos, así como en los gobiernos a los dos lados del Atlántico Norte, de la necesidad de un aumento significativo del gasto público. El gran debate, entre la mayoría de los partidos políticos, no es tanto si debe haber o no un aumento del gasto público, sino en qué sectores y cuándo se tiene que realizar tal gasto público. Y en la alternativa progresista se prioriza la inversión social –el llamado New Deal Social– que complemente el también necesario New Deal Verde, con una reconversión del sector industrial para hacerlo más sensible al bien común y no solo a satisfacer las necesidades del mercado, definidas por la capacidad adquisitiva de cada consumidor (ver mi último artículo, "Cómo y cuándo salir de la enorme crisis económica creada por la pandemia", Público, 20.05.20, para ver una explicación más extensa de esta alternativa).

La versión española de la visión trumpiana de la recuperación

La otra visión, alternativa a la anterior, se presenta en forma de protesta contra el confinamiento y otras medidas aprobadas por el nuevo gobierno de coalición de izquierdas, y se manifiesta con las caceroladas, como alternativa a los aplausos. Dicha visión quiere utilizar a los fallecidos por la pandemia con fines partidistas, acusando al gobierno de coalición de ser responsable de tanta muerte, ignorando y silenciando (con la colaboración de los grandes medios que apoyaron en su día las medidas de austeridad) los recortes de gasto público sanitario y social que sus representantes políticos impusieron cuando gobernaban. Su acusación al gobierno es la de "querer suprimir las libertades", así como la de "mentir", denunciando al presidente Sánchez por haber faltado a la verdad al indicar que España era el quinto país del mundo en realizar más pruebas de diagnóstico a la población. Este dato, sin embargo, es una verdad incontestable. Vean los datos que recoge STATISTA, que confirman que ahora España es ya, después de EEUU, Rusia y Alemania, el país que ha hecho más pruebas diagnósticas (cuando el presidente Sánchez lo mencionó era el quinto). En lo que Pedro Sánchez erró fue al citar la fuente de estos datos, que no fue la Johns Hopkins University como él dijo, sino la citada agencia, también de gran credibilidad científica (la JHU solo publica dicha información para los Estados de EEUU, pero no para otros países del mundo). Que esta inexactitud del presidente, Pedro Sánchez, al citar las fuentes sea presentada como parte de una campaña para ocultar la verdad es absurdo. Y el impacto mediático que dicha acusación ha tenido se explica por el sesgo derechista de gran parte de los medios de información y el clima de crispación creado por las derechas.
Otra maniobra para desacreditar al gobierno es querer responsabilizarlo de las muertes por culpa del retraso en su respuesta a la pandemia. Tal retraso fue un error. Pero dicha acusación ignora maliciosamente que la gran mayoría de gobiernos europeos también reaccionaron tarde, pues creían que la epidemia se centraría en Asia y no llegaría a Europa. En realidad, otros países, incluyendo Alemania, reaccionaron incluso más tarde que España y, sin embargo, su tasa de mortalidad ha sido mucho menor. España respondió tarde, como también lo hicieron la mayoría de los países no asiáticos. Pero cuando se respondió, se hizo con contundencia. La postura seguida por el gobierno desde entonces ha sido, en general, acertada, aun cuando se hayan cometido errores. Pero, en base a los argumentos utilizados por las derechas, es probable que las derechas extremas y la extrema derecha (como las define el magistrado José Antonio Martín Pallín, miembro emérito del Tribunal Supremo) lo hubieran hecho mucho peor, pues han mostrado, una vez más, su enorme insensibilidad social y su escasa, por no decir nula, credibilidad científica, y una abusiva manipulación en su comportamiento.
En realidad, su visión es semejante a la del trumpismo en EEUU, (que he detallado en otros artículos), el cual se caracteriza por su insistencia en desoír las advertencias realizadas por la comunidad científica, hecho que ha causado un gran aumento de la mortalidad, incluyendo la de los trabajadores esenciales, indispensables para la supervivencia del conjunto de la sociedad. En EEUU, el trumpismo está causando un enorme desastre, con sus privatizaciones y políticas de inversión pública sesgada hacia los grupos y lobbies económicos que lo favorecen, sin prestar ninguna atención al daño que sus políticas están causando a la calidad de vida y bienestar de las clases populares de aquel país.

La extensión del trumpismo en España

Este trumpismo en España va mucho más allá del que se presenta en Vox. En realidad, el trumpismo es la máxima expresión del neoliberalismo, con claros tintes darwinianos. De ahí que aparezca incluso en amplios sectores de la cultura política y mediática de nuestro país. Ejemplos hay muchos. El lector me permitirá que me refiera, como un ejemplo de ello, al programa televisivo La Sexta Noche, que intenta dar una visión de lo que es el debate político en base a una tertulia en la que lo habitual es el tono insultante y grosero, especialmente entre las derechas. En tal programa aparece invitado con frecuencia nada menos que el exdirigente socialista José Bono (que es conocido por su conservadurismo y hostilidad hacia las izquierdas, y uno de los políticos más visibles en tal fórum) acusó a Unidas Podemos de ser "defensora del autoritarismo comunista" y de querer establecer un régimen dictatorial al intentar promover la ocupación pública como manera de resolver el elevado desempleo, añadiendo como prueba de otro supuesto "extremismo" el que, según el Sr. Miguel Sebastián (que fue ministro de Industria), "casi todos los economistas, Keynesianos o no, pensamos que lo último que se debe hacer en una crisis económica es subir los impuestos" (ver "Otra vez el impuesto sobre patrimonio", El Español, 17.05.20).
Ante estas declaraciones caben dos posibles explicaciones. Una es que estén mintiendo, pues la evidencia de que no están en lo cierto es abrumadora. Me temo, sin embargo, que no están mintiendo. Para mentir, uno tiene que conocer la verdad. Y es obvio que no la conocen. De ahí que la segunda explicación sea la ignorancia, lo cual es sorprendente para personajes que han tenido tanto peso político en el país. En realidad, el consenso es en el sentido opuesto al indicado por el Sr. Bono y el Sr. Miguel Sebastián, un consenso no solo presente entre economistas progresistas, sino también entre conservadores y liberales; todos ellos consideran que, ante la enorme tasa de paro, el sector público tendrá que crear empleo masivamente. Paul Krugman, Joseph Stiglitz y una larga lista de Premios Nobel de Economía lo están pidiendo. Y un tanto igual en cuanto a la frivolidad (y no hay otra manera de decirlo), de que subir impuestos durante una crisis son, según el Sr. Bono y el Sr. Miguel Sebastián, "medidas sumamente radicales y extremistas". En realidad, se hace constantemente. Sin ir más lejos, el PP lo hizo y con bastante intensidad, por ejemplo, subiendo el tipo general del IVA del 18% al 21%, y el tipo reducido del 8% al 10% en 2012, así como el IRPF, entre 0,5 y 7 puntos, en plena crisis económica.
La enorme crisis económica y social requiere una intervención masiva del Estado (a todos los niveles: central, autonómico y local) para resolver el desempleo y la precariedad, que alcanzarán unos niveles elevadísimos con el consecuente deterioro de la calidad de vida de la mayoría de la población (golpeando especialmente a las clases populares), hecho que ya está ocurriendo en medio de una pandemia que está muy lejos de haberse controlado. De ahí que, además de la gran ampliación y mejora de los servicios sanitarios y sociales, haya una necesidad urgente del Estado de crear empleo, lo cual se puede hacer por tres medios, todos necesarios y muy urgentes: una es facilitar la recuperación de las empresas, con el consiguiente mantenimiento del empleo; otra es la creación masiva de empleo, con el New Deal Social y Verde; y otra es reducir significativamente el tiempo de trabajo por trabajador.
Y para que ello sea posible es indispensable derogar la reforma laboral del 2012, una de las causas principales del enorme deterioro del mercado de trabajo. Es, pues, condición indispensable para la recuperación económica la mejora de las condiciones laborales en España, de las más precarias de la UE-15, causa de su ineficiencia y escasa productividad. El gran descenso salarial (el porcentaje de las rentas del trabajo sobre todas las rentas nacionales ha ido bajando desde 2007) que ayudó a consolidar aquella reforma laboral es una de las mayores causas de la ineficiencia del sistema económico, con una demanda doméstica excesivamente limitada (ver mi libro Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante, Anagrama, 2015). Y aquí, de nuevo, es un indicador del enorme desequilibrio de fuerzas que existe en el Estado y en los grandes medios del país que el pacto para derogar tal reforma laboral se presentara (también en La Sexta Noche) como un golpe de Estado comunista para instaurar una dictadura (¡Bono dixit!). Que tal estupidez (y, de nuevo, no hay otra posible definición) se presente como una proposición objetiva ilustra hasta qué punto la cultura mediática y política está sesgada hacia la derecha.

El nacionalismo para ocultar el trumpismo

El trumpismo intenta ocultar sus políticas neoliberales duras, crueles y que causan tanto daño a las clases populares en EEUU, utilizando un nacionalismo extremo, racial, hostil y bélico, con el que se intenta reavivar la Guerra Fría, presentando a China como responsable de que haya habido tantas muertes por coronavirus en EEUU por haber retenido información sobre la expansión de la epidemia de coronavirus en su territorio. De la misma manera, en España los trumpistas están presentándose como "los auténticos patriotas", defensores de la libertad, negada por los "social-comunistas" que obligan a los ciudadanos al confinamiento por su afán autoritario, detrás del cual se oculta su objetivo de establecer una dictadura. Y en Catalunya, el nacionalismo extremo también se está utilizando para ocultar las políticas neoliberales que el gobierno de la Generalitat ha estado imponiendo. Del "España nos roba" se ha pasado al "España nos mata", pues se promueve la idea de que la elevada mortalidad en Catalunya se debe a que no es un Estado independiente. Tal argumento ignora que el gobierno catalán ha sido el que ha estado aplicando unos de los recortes más severos en la UE-15. El partido dominante en el gobierno catalán era CDC, de tradición neoliberal y, como tal, fue responsable de dichos recortes. Es más, los medios públicos de la Generalitat –Catalunya Ràdio y TV3- han sido los máximos promotores del neoliberalismo, siendo su gurú económico un economista asesor de Davos que ha apoyado la privatización de las pensiones realizada por el General Pinochet en Chile, cuyo resultado fue un desastre.

Conclusión

Tal y como indicaba en un artículo anterior, hay dos alternativas para salir de la crisis en España. Una, la de las fuerzas profundamente conservadoras e incluso reaccionarias, con un nacionalismo extremo, las cuales desoyen las voces científicas y pretenden, por cualquier medio, mantener los privilegios que siempre han tenido, y que consideran España y Catalunya como de su propiedad. Las caceroladas son, como decía, un síntoma de esta visión.
La otra alternativa es la progresista, que va más allá de la tradicional división entre izquierda y derecha, y que se basa en la constatación de que la inversión social es fundamental para la supervivencia de la sociedad y de una economía orientada hacia el bien común de la población. Su máxima expresión son los aplausos de cada día a las 8 de la tarde. Estas son, en realidad, las dos alternativas.