lunes, 29 de abril de 2024

Amor Sin Limite - Jose Luis Perales

No se puede hablar más claro, más limpio y más sano, al pan pan y al vino vino, sin rollos ni tapujos, ni insultos ni basuras ni autobombos...Sólo nos queda dar gracias al Universo por este reparto de inteligencia, ética, coherencia, responsabilidad y AMOR, sobre todo, AMOR con mayúsculas porque es la única sustancia duradera, fluida, regeneradora y eterna, que construye sin martirizar a nadie y ayudando a TOD@S y a TODO... Gracias, Pedro, hermano, bendito eres y bendito estás!

 

Lee aquí el discurso completo de Pedro Sánchez en el que anuncia su continuidad como presidente del Gobierno👍👍👍👏👏👏💜💓💚💛🙏🙏🙏🙏🙏!!!!

El jefe del Ejecutivo anunció que se tomaría cinco días de reflexión en una carta a la ciudadanía. Este es el texto completo de su declaración desde Moncloa.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su discurso en La Moncloa, en Madrid, a 29 de abril de 2024.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada a su discurso en La Moncloa, en Madrid, a 29 de abril de 2024. La Moncloa

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado que continuará en el cargo tras cinco días de reflexión, después de anunciar en una carta a la ciudadanía que el acoso de la ultraderecha hacia su familia le hacía plantearse su futuro.

Lee aquí el discurso completo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez:

Buenas tardes, como saben, el pasado miércoles escribí una carta dirigida a toda la ciudadanía. En ella les planteaba si merecía la pena soportar el acoso que desde hace diez años sufre mi familia, de presidir el gobierno de España. Hoy, tras estos días de reflexión, tengo la respuesta clara.

Si aceptamos todos, como sociedad, que la acción política permite el ataque indiscriminado a personas inocentes. Si consentimos que la contienda partidista justifique el ejercicio del odio, de la insidia y de la falsedad hacia terceras personas, entonces no merece la pena. Si las mentiras más groseras sustituyan el debate respetuoso y racional basado en evidencias, entonces no merece la pena.

Por muy alto que sea, no hay honor que justifique el sufrimiento injusto de las personas que uno más quiere y respeta. Y ver cómo se intenta destruir su dignidad sin el más mínimo fundamento. Tal y como les anuncié, necesitaba parar y reflexionar sobre todo ello. Y sé que la carta que les envié pudo desconcertar, porque no obedece a ningún cálculo político. Y es cierto.

Soy consciente de que he mostrado un sentimiento que en política no suele ser admisible. He reconocido ante quienes buscan quebrarme, no por quién soy, sino por lo que represento, que he dudado.

Esta situación, que no deseo a nadie. También porque, sea cual sea nuestro oficio, nuestra responsabilidad laboral, vivimos en una sociedad donde sólo se nos enseña y se nos exige mantener la marcha a toda costa. Pero hay veces en que la única forma de avanzar es detenerse, reflexionar y decidir con claridad por dónde queremos caminar.

He actuado desde una convicción clara, o decimos basta o esta degradación de la vida pública determinará nuestro futuro, condenándonos como país.

Es cierto que he dado este paso por motivos personales, pero son motivos que todo el mundo puede entender y sentir como propios, porque responden a valores troncales de una sociedad solidaria.

Y familiar, como es la española, porque esto no es una cuestión ideológica. Estamos hablando de respeto, de dignidad, de principios que van mucho más allá de las opiniones políticas y que nos definen como sociedad.

Esto nada tiene que ver con el legítimo debate entre opciones políticas. Tiene que ver con las reglas del juego. Si consentimos que los bulos deliberados dirigen o dirijan el debate político, si obligamos a las víctimas de esas mentiras a tener que demostrar su inocencia en contra de la regla más elemental de nuestro estado de derecho, si permitimos que se vuelva a relegar el papel de la mujer al ámbito doméstico teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido, si en definitiva permitimos que la sin razón se convierta en rutina, la consecuencia será que habremos hecho un daño irreparable a nuestra democracia.

Exigir resistencia incondicional a los líderes objeto de esa estrategia es poner el foco en las víctimas y no en los agresores, y confundir libertad de expresión con libertad de difamación es una perversión democrática de desastrosas consecuencias.

Por tanto la pregunta es sencilla: ¿queremos esto para España? Mi mujer y yo sabemos que esta campaña de descrédito no parará. Llevamos diez años sufriéndola. Es grave, pero no es lo más relevante. Podemos con ella.

Lo importante, lo verdaderamente trascendente, es que queremos a España. Quiero agradecer de corazón las muestras de solidaridad y de empatía que hemos recibido de todos los ámbitos sociales. Lógicamente me van a permitir un agradecimiento especial a mi querido Partido Socialista.

La movilización social, que ha influido decisivamente mi reflexión y que vuelvo a agradecer, quiero compartir con todos ustedes lo que finalmente he decidido. De ello he informado previamente al Jefe del Estado esta misma mañana. He decidido seguir, seguir con más fuerza si cabe al frente de la presidencia del Gobierno de España.

Esta decisión no supone un punto y seguido, es un punto y aparte, se lo garantizo. Asumo ante ustedes mi compromiso de trabajar sin descanso, con firmeza y con serenidad por la regeneración pendiente de nuestra democracia y por el avance y la consolidación de derechos y de libertades.

Asumo la decisión de continuar con más fuerza si cabe al frente de la presidencia. Solo hay una manera de revertir esta situación. Que la mayoría social, como ha hecho estos cinco días, se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común, poniendo freno a la política de la vergüenza que llevamos demasiado tiempo sufriendo.

Porque esto no va del destino de un dirigente particular. Eso es lo de menos. Se trata de decidir qué tipo de sociedad queremos ser. Y creo que nuestro país necesita hacer esta reflexión colectiva. De hecho, durante estos cinco días ya hemos comenzado a hacerla. Una reflexión colectiva que abra paso a la limpieza, a la regeneración, al juego limpio.

Llevamos demasiado tiempo dejando que el fango colonice impunemente la vida política, la vida pública, de prácticas tóxicas inimaginables hace apenas unos años. Apelo, en consecuencia, a la conciencia colectiva de la sociedad española.

Una sociedad que desde el acuerdo generoso supo sobreponerse a las terribles y profundas heridas del peor de sus pasados. Una sociedad que consiguió vencer de manera ejemplar todos los desafíos democráticos que sufrió, que superó con éxito una pandemia, que pese al difícil contexto geopolítico que sufrimos con guerras en Oriente Medio y en Ucrania, vive un muy buen momento económico y respira paz.

Paz social, una sociedad que asombró al mundo por su aceptación entusiasta de los derechos y de las libertades, pasando de ser un país oscuro a un referente internacional de libertades y de democracia, de progreso y de convivencia.

Hoy pido a la sociedad española que volvamos a ser ejemplo e inspiración para un mundo convulso y herido, porque los males que nos aquejan no son ni mucho menos exclusivos de España, forman parte de un movimiento reaccionario mundial que aspira a imponer su agenda regresiva mediante la difamación.

El odio y la apelación a miedos y amenazas que no se corresponden ni con la ciencia ni con la racionalidad. Mostremos al mundo cómo se defiende a la democracia. Pongamos fin a este fango de la única manera posible, mediante el rechazo con la democracia sereno, democrático, más allá de las siglas y de las ideologías que yo me comprometo a liderar con firmeza como presidente del Gobierno de España.

The Alan Parsons Project - Eye in the Sky (Official Audio)

Tal cual, hermano Roberto R. Aramayo. Estamos asistiendo al momento más hamletiano de nuestra historia hispánica contemporánea. Bastante similar a lo que vivimos con Adolfo Suárez al final de los años 70 del siglo XX. Se ve que nos cuesta muchísimo comprender y encajar nuestra propia historia y sus peripecias más absurdas. Algo fundamental que parece no comprenderse: si tenemos un desatre cronificado como éste, es porque nuestra rarita democracia lo facilita, si hay tanta gente que vota al pp y a vox, y tanta que irresponsablemente se abstiene de votar "porque todos son iguales y ninguno me cae bien", ignorando derechos y deberes humanos y sociales imprescindibles especialmente en una auténtica democracia, es porque no existe una conciencia social despierta y eso impide que la costra mugrienta y carente de ética generada por el franquismo dinástico vote responsablemente en las urnas el finiquito de esa anomalía pseudodemocrática...Ains!!!! O cambiamos desde la base social y votamos desde la responsabilidad que requiere la construcción imprescindible del Bien Común, o esto no tendrá arreglo. Esperemos que las manifestaciones de estos días, llenando las calles y pidiendo a Sánchez que no se vaya, llenen las urnas de votos, para que la democracia verdadera al servicio del Bien Común, sea posible y no deje espacio ni lugar para que sus destructores se la carguen, imponiendo otra vez una dictadura del dinero, del poder en las cavernas totalitarias del pastón, la amoralidad, las cloacas y la desvergüenza amparada en la manipulación y el secuestro de la Justicia. Basta ya, querida España, de ser tu propio destrozo, permitiendo que la basura te cierre las puertas de la vida sana y de la Casa Común mientras te empuja a la cloaca de un feudalismo social y humanamente suicida. Ser o no ser human@s, éticos y conscientes, esa es la cuestión...querido Shakespeare, querido Cervantes, querido Calderón de la Barca... querido, injustamente sufridor y admirable Pedro Sánchez! Que la Luz, la Vida y el Amor Universal, guíen tus pasos, hermano!


El monólogo hamletiano de Pedro Sánchez y sus consecuencias políticas

Pedro Sánchez se ha tomado unos días de reflexión para preguntarse si le merece la pena seguir en el cargo. Una vez más ha descolocado por completo al auditorio. Siempre logra sorprendernos, aunque luego se le critique implacablemente al margen de lo que haga. Incluso quienes pedían su cabeza están desconcertados. Ha pulverizado los mantras de sus detractores. ¿Alguien se los imagina en un trance semejante? El inquilino de La Moncloa podría tener otras prioridades, como la de vivir más tranquilo y disfrutar del reconocimiento internacional que se ha labrado pese a las invectivas de una ferozmente desleal oposición.

Cumplir con los compromisos adquiridos y atender a las responsabilidades contraídas tiene sus límites. Puedes intentar tomarte a broma los improperios que te dedican, por muy subidos de tono que sean. Llegas a obviar que apaleen públicamente tu efigie o que te insulten constantemente con chanzas dignas de unos párvulos consentidos. Pero que acorralen a tu familia por el hecho de serlo desborda las reglas más elementales e invita desde luego a replantearse muchas cosas. El dilema no puede ser más hamletiano

El actual presidente del gobierno da un serio toque de atención a ciertos desmanes que dan al traste con la democracia

La cuestión aquí es dimitir o continuar de un modo u otro. ¿Qué opción sería la más digna? ¿Sufrir los embates de una cruel e injusta fortuna, soportando sus lapidaciones públicas? ¿O poner punto final a ese torrente de calamidades dando un paso atrás? En cualquiera de los casos, el actual presidente del gobierno da un serio toque de atención a ciertos desmanes que dan al traste con la democraciaNo todo vale para desacreditar y abatir al adversario político. Las calumnias y los infundios envenenan el propio sistema democrático, dañando gravemente la convivencia. 

Quienes representan a la ciudadanía en las instituciones no pueden comportarse de cualquier manera, como si fueran gente sin escrúpulos incapaces de atender al interés general. Su misión es la de solucionar los problemas económico-sociales, buscando la complicidad puntual efntre quienes tengan otros puntos de vista para unir esfuerzos y buscar alternativas. Ganar elecciones y acceder al poder no son fines en sí mismos. Únicamente son medios para poner en práctica unas ideas tras contrastarlas con argumentos que puedan mejorarlas o matizarlas.

Las fuerzas parlamentarias tienen que investir a otra persona para presidir el gobierno. Da igual quien sea. Debe contar con los apoyos necesarios

Es muy probable que Sánchez deje de ocupar La Moncloa. No sería un acto de cobardía. Más bien una lección de moral política, por parte de alguien que ha demostrado mucho coraje para enfrentarse a situaciones endiabladamente complicadas y ha resistido a pie firme todas las ofensas imaginables. Pactar con quienes no tienen medida es una tarea imposible. Las urnas ya hablaron y la geometría parlamentaria precisa de renuncias corresponsables. Una moción de confianza también dejaría las cosas como están. 

Han personalizado tanto las diatribas que ahora se disuelven como por ensalmo al desaparecer del escenario el chivo expiatorio por antonomasia. Las fuerzas parlamentarias tienen que investir a otra persona para presidir el gobierno. Da igual quien sea. Debe contar con los apoyos necesarios y convendría que también se le permitiera gobernar sin estorbos gratuitos. La situación internacional es muy compleja como para no tomar en serio los desafíos que nos atenazan y seguir jugando al corro de la patata como si fuéramos críos en una guardería.

domingo, 28 de abril de 2024

Desde InfoLibre también nos llega este master de decencia informativa por parte de Jesús Cintora, que tiene un equipaje impresionante en el tema y sabe muy bien de lo que habla. Es el material de construcción que necesitamos ahora mismo para darle forma y sustancia al cielo nuevo y la tierra nueva, mucho mejor que acumular basura con la que es imposible construir algo que no se convierta por sí mismo en desguace de su propio diseño.

 

Jesús Cintora: “Quieren empatar a la mujer del presidente con el novio de Ayuso”

Jesús Cintora (Soria, 1977) ha desarrollado su trayectoria periodística en radio, donde desempeñó diversas funciones en la Cadena SER, y en televisión. Ha sido colaborador de varios programas y director y presentador de espacios como Las mañanas de Cuatro y Las cosas claras. Acaba de presentar el libro El precio de la verdad (editado por Penguin Random House), del que apunta varias reflexiones en esta entrevista. Analiza la “guerra cultural e ideológica” en la que estamos y estaremos inmersos y defiende, como solución a la desinformación, “el periodismo que quiere servir a la ciudadanía, no a determinados políticos o determinados intereses económicos”.

La carta de Pedro Sánchez

“En el caso de Sánchez hay una vinculación que es especial desde hace años con Begoña Gómez. Yo sabía que había ese malestar y me estaban contando en círculos íntimos que estaba al límite, si bien es cierto que no me esperaba esa carta, obviamente. A partir de ahí sí creo, analizándola, que muestra que es un momento de esos que hacen reflexionar. Yo ya he vivido en otras etapas cómo, a veces, la política en España puede cambiar de un plumazo en cuestión de minutos. Me tocó vivirlo en el 11M, como cuento en el libro El precio de la verdad. Pero lo hemos vivido en otras etapas en las cuales la política puede cambiar de forma inesperada. Y estamos ahora mismo en ese compás de espera”.

¿Qué debe hacer el presidente del Gobierno?

“Mucha gente no quiere que Pedro Sánchez se vaya. Pensando en la táctica política, se podría pensar que es precipitado abandonar la presidencia o marcarse un plazo. Pero por encima está lo personal y creo que no somos nadie para decirle lo que tiene que hacer. Las máquinas no tienen sentimientos, los seres humanos sí, e inquietudes y problemas familiares o situaciones en las que hay que solidarizarse con quienes lo pueden estar pasando mal injustamente. Sin dar la razón a aquellos que te quieren tumbar, a veces se puede tener que sacrificarse por proteger a personas. Da para la reflexión. Todo lo burdo es mafia. Es necesario que haya crítica, pero es preocupante que en ámbitos como el judicial veamos actuaciones absolutamente desmedidas de forma continua. Hoy día la mentira sale muy barata y es permanente”.

La mentira como técnica política

“Como cuento en el libro, las técnicas del goteo, de estar de manera permanente publicando bulos o mentiras hacen que mucha gente acabe creyendo que la mentira es verdad. Y eso puede llegar a deshumanizar a las personas. Si tú de alguien estás publicando de manera permanente que gobierna con terroristas, que es antidemocrático o que la mujer es corrupta, un día sí y otro también, al final mucha gente se acaba creyendo eso. Los bulos no tienen un pase, y menos aún cuando se trata de deshumanizar a las personas. Tal y como está configurado el mapa de los medios, un bulo, una mentira, tiene un alcance multiplicado por millones porque te puede llevar por una red social, por otra, con bots, con trolls, con panfletos que no son ni siquiera medios de comunicación o con tertulianos que están mintiendo”.

Cómo hacer oposición

“Yo creo que se puede tener grandeza y elegancia tanto cuando se tiene el poder como cuando se está en la oposición. Y es una buenísima oportunidad cuando se es opositor de mostrarte elegante, saber administrar la importante función que tiene controlar al gobierno. Por supuesto ahí entra criticar y exigir transparencia. El problema es cuando se nota que haces una oposición tosca. Creo que todavía hay tics de Aznar que estamos viendo en la derecha. Me explico, tienes motivos para cuestionar al gobierno por las medidas o los pactos que esté haciendo, pero cuando entras en el terreno de decir que no representa a este país, que es un gobierno de terroristas, chavista, antidemocrático, se genera una oposición tosca. Cuando recurres al insulto, la descalificación, la exageración, se confunde la oposición con el aspaviento, se crea un clima irrespirable”.

Giro en la legislatura

“Como cuento en mi libro, es muy interesante analizar quién marca la agenda de lo que está en la opinión pública y de lo que tratan los medios de comunicación. Es curioso porque en esta legislatura hay un periodo en el que se habla mucho de la amnistía. Entramos luego en otro periodo en el que prácticamente hay quien quiere empatar con lo del novio de Ayuso y poner el foco en la mujer del presidente del Gobierno. Me dicen expertos judiciales de los que me fío que no hay materia para abrir un procedimiento penal o abrir unas diligencias, pero se intenta empatar. El abogado del novio de Ayuso ya ha asumido y reconocido que había un fraude. En este contexto, habría que abordar la obligación de cualquier gobierno, más si es progresista, la agenda social y reducir las diferencias entre los de arriba y los de abajo”.

Comisiones de investigación

“No tengo nada en contra de que se investigue por la vía política parlamentaria y en la vía judicial, pero me gustaría más que después de lo ocurrido con la pandemia no permaneciese la impunidad con los muertos que hubo en las residencias. Tema que este diario, con periodistas como Manuel Rico, ha puesto en el punto de mira. Cómo murieron miles de ancianos sin los cuidados debidos y cómo el procedimiento fue absolutamente contrario a lo debido desde la administración pública. Lo que más espero es que la vía judicial se pusiera manos a la obra para arreglar con prontitud la impunidad con los muertos en las residencias o la corrupción en la compra de material sanitario.

Elecciones catalanas

“Además de decidir el gobierno de Cataluña, van a determinar posiblemente lo que pueda ocurrir incluso con el Gobierno central. Vengo de estar en Sant Jordi firmando libros y mucha gente se te acerca, piden respeto a la identidad catalana y algunos tienen un sentimiento independentista, todo mi respeto. Pero también mucha gente se queja, igual que en otras comunidades de España, de cómo está la sanidad pública, de la dificultad para acceder a la vivienda por el encarecimiento de los alquileres. Lo que hemos visto también en la protesta canaria, donde el turismo de masas ha hecho que haya gente que se está enriqueciendo en las cúpulas de poder. Tienen un problema con la sequía muy grave. Sin obviar el sentimiento independentista de una porción importante de esa sociedad, hay asuntos que se deben gestionar mejor”.

El espacio de la izquierda

“Creo que da para una reflexión el que, por una parte, sí, ha habido guerra sucia contra partidos de la izquierda, pero por otro, las diferencias, las guerras internas, han llegado más allá de lo razonable y eso sin duda supone un desgaste. Se debiera tomar nota y hacer la política más desde abajo y menos desde híperliderazgos, atendiendo más al ejemplo de la política local, de los movimientos civiles, a toda esa gente que hace la política semana a semana, luchando por derechos sociales. Algunos de los conquistados hay que defenderlos al estar amenazados por la extrema derecha, fondos de inversión y agentes poderosos. No hay que descuidar tampoco la política transversal con todos los territorios desde abajo, y enterrar el hacha de guerra de disputas internas que han llevado a una erosión muy preocupante”.

Elecciones vascas

“Por una parte, me quedo con que hay una continuidad de un posible gobierno del PNV con los socialistas. Pero hay que tomar nota de cómo Bildu ha aglutinado más voto de la izquierda. Y es curioso, porque hay quien igual pasa por alto que Bildu es una federación de partidos. Han intentado ponerse de acuerdo, lo han conseguido durante un tiempo y puede servir para que otros partidos de la izquierda en todo el Estado en España, que llevan tiempo a la a la gresca, se den cuenta de que hay una alternativa ahí. Que se han quedado a las puertas de alcanzar el gobierno en Euskadi, pero han hecho que se pongan de acuerdo una serie de corrientes distintas que hay en Bildu y esa unión les ha hecho más fuertes”.

El mundo ante Gaza

“A veces pensamos que hemos avanzado mucho en las últimas décadas en la defensa de los derechos humanos y a la hora de la verdad no está ocurriendo así. Me parece una auténtica barbaridad la dejación que se está haciendo con el pueblo palestino y cómo se lamen las botas de potencias como Estados Unidos que protegen al gobierno del ultra Netanyahu. Y me parece también muy preocupante el papel de la Unión Europea, que no tiene un liderazgo.

Además, mucha gente ve con enorme preocupación también el rearme. El gasto en armamento se está incrementando en el mundo de una manera terrible y hay países distintos, por ejemplo España, que para cumplir con una exigencia de la OTAN está incrementando el gasto en armamento de una forma tremenda”. 

 

Silvio Rodríguez - Solo el amor*

Muchas gracias, Luis, hermano poeta, por esta delicia en verso libre, como siempre, y tan necesaria como respirar, sobre todo en el momento que estamos padeciendo en el Nosotr@s de la Casa Común. Ojalá todo esto nos haga despertar y salir del pozo negro, donde la falta de luz provoca que además de pozo negro, el enjuague constantemente manipulado, sea un laberinto habitado por el Minotauro Global, como lo define Yanis Varoufakis, con tantísimo acierto. El 'lado bueno' de las maldades es que -si así lo decidimos- también nos despiertan y nos faciliatan el desarrollo de mejores cualidades: alma, conciencia e inteligencia verdadera y una resiliencia evolutiva y cósmica, creando y regenerando un mundo mejor...


A Begoña y Pedro 😍😍😍👍👍👍🙏🙏🙏

La editorial Tusquets acaba de publicar una colección de mis poemas de amor dedicados a Almudena. Confieso que me emocionaron las dos ilustraciones que la editorial encargó a Merche Gaspar Caro para abrir y cerrar el libro. Son dos imágenes que encarnan bien el sentido que hay en las palabras con las que cuento nuestra historia. En la primera, estamos sentados juntos y Almudena apoya en mi hombro su cabeza; en la segunda, soy yo el que descanso mi cabeza en su hombro. A partir de dos fotografías, las ilustraciones hacen una invitación a la mirada para leer la historia en la que dos personas forman un nosotros.

La democracia y el bien común, igual que la lectura y el amor, suponen un modo de crear un nosotros. Hay dinámicas que buscan el dominio, la imposición del uno contra el otro. Se favorecen así los dogmas, las mentiras y los sometimientos. Las relaciones entre lo privado y lo público no se sostienen aquí en el respeto, sino en el desprecio y la mezquindad. Otras maneras de pensar la vida, sin embargo, quieren sostener un diálogo de las relaciones entre la intimidad, lo privado y lo público que consolide una respetuosa voluntad de favorecer la convivencia.

La voluntad política y humana de favorecer el bien común se funda en los cuidados. Contra el narcisismo ciego o la invasión dogmática de la vida de los otros, el bien común se hace posible a través de los cuidados. Son los cuidados, la necesidad de cuidar al otro y de sentirnos cuidado por el otro, los que consiguen formar un nosotros en el que las vidas individuales constituyen de manera justa el nosotros de la convivencia. Pasa con el contrato social, cuando los intereses privados se articulan en un espacio público. Pasa en el amor, cuando dos vidas se unen para compartir un destino. Y pasa en la literatura, cuando un autor elabora y publica una historia para que el lector la habite con su propia experiencia y la haga suya en los acontecimientos de la lectura.

Es muy importante no olvidar que resulta necesario cuidar y ser cuidado. Cuando yo empecé a escribir poesía, la dictadura llevaba muchos años sustituyendo la convivencia por el sometimiento en la vida política y en el amor. Suspendidos los derechos, el divorcio y el matrimonio cívico, casarse era la entrada en un nosotros tóxico. Las vidas personales quedaban encadenadas a las dominaciones. Escribir poemas de amor, buscar una nueva educación sentimental, fue un modo de comprometerse con el nosotros de la democracia. Es lo que hizo también Almudena al escribir su primera novela, Las edades de Lulú.

La culpa no la tienen las redes sociales, sino los sinvergüenzas que se valen de ellas para mentir y enfangar la convivencia

El valor de la democracia descansa en los cuidados entre lo privado y lo público. El respeto humano en el orden común no es sólo un acto de bondad y educación personal, sino una exigencia de la dignidad democrática. La crispación, la mentira y la manipulación quieren convertir en fango los diálogos y las informaciones. La degradación agresiva del pseudoperiodismo es un veneno calculado que practican los que quieren dañar la convivencia sin ningún tipo de pudor. Cualquier persona con vida pública está expuesta a las invasiones de su vida privada y a la manipulación de sus palabras. 

El caso más extremo que yo he vivido se debió a un artículo que publiqué sobre el asesinato de un niño en Andalucía. La derecha extrema utilizó el crimen para pedir la pena de muerte y cargar contra los migrantes, ya que la asesina era dominicana. Me emocionó el valor humano de la madre del niño cuando pidió en público que no se utilizara la muerte de su hijo para extender el odio. Lamenté que nuestra sociedad crispada, en vez de parecerse a esa madre, se pareciese cada vez más a la asesina. Un pseudoperiódico dirigido por una persona indecente dio la noticia de que yo justificaba aquel asesinato para defender a la mujer migrante. Todavía hay cretinos por las redes que, sin haber leído el artículo, repiten que yo defiendo a las asesinas. Es una triste realidad que vivimos en la degradación informativa. Y la culpa no la tienen las redes sociales, sino los sinvergüenzas que se valen de ellas para mentir y enfangar la convivencia.

En este mundo de mezquindades es necesario reivindicar el amor y defender la dignidad privada como forma de resistencia. El amor es un compromiso social. Algunos compañeros en los años 80 me acusaban de pequeño burgués por escribir poemas de amor, en vez de tratar siempre asuntos relacionados con una huelga general o una consigna política. Pasados los años, sigo escribiendo poemas de amor y me emociono al pensar que mi último libro, el más enamorado, escrito a causa de la enfermedad de Almudena, supone también una decidida defensa de los cuidados y la sanidad pública. Hablo de amor en tiempos que dinamitan el bien común para convertir las vidas privadas en un negocio de estafadores.

Defender lo público es inseparable de saber ofrecer el hombro para que alguien apoye su cabeza en un nosotros que dignifique el derecho a la intimidad. El amor y la amistad son hombros cargados de futuro.


Ahí le has dao, hermano González Faus.En fin, habrá que esperar al lunes. Y entre tanto leer y reflexionar aquellos avisos de Jesús, actualizados por la fachocracia farisea: “seréis odiados, os perseguirán, os echarán de las sinagogas y cualquiera que os mate pensará que hace un servicio a Dios”… (cf. Jn 16,2; Mt 24,9; Lc 21,12). Tal cual; pase lo que pase mañana lunes, lo hecho y dicho, dicho y hecho está. Es nuestra conciencia y nuestra responsabilidad sorofraterna, la que tiene que decidir y trabajar, para que todo cambie a mejor, empezando por cada un@ de nosotr@s mism@s; de momento Pedro Sánchez, según él mismo ha confesado, está en ello planteándose si debe o no aceptar que el sanedrín de fachilandia destroce el entendimiento y la convivencia crucificando el bien común, la ética y la democracia como lo más normal.Ya veremos en qué acaba semejante epìsodio. Pensemos en positivo y perdonemos a quienes en realidad no tienen ni idea de lo que hacen... y tampoco les demos el poder publicitario para seguir destrozando todo lo que tocan ni un bombo y platillo que no merecen. Mejor atenerse a los hechos de Pedro Sánchez que dejarse torturar por los comentarios tarados y mediocres de las tracas y cohetes sin sin más objeto que el caos y el vacío de almas, aniquilando inteligencias y conciencias...en plan hazteoirfashion, sin ser capaces de preguntar ni de escuchar previamente, y haciendo de la calumnia una exhibición más propia del toroembolao que de la política...Ains!!!!

 

Sobre la 'reflexión' de Pedro Sánchez: "Habrá que esperar al lunes" Manos limpias, ¿corazones sucios?

Simpatizantes del PSOE, concentrados en Ferraz
Simpatizantes del PSOE, concentrados en Ferraz Captura/eldiario.es

José I. González Faus

Religión Digital 

Me siento absolutamente incapaz de juzgar el gesto de Pedro Sánchez: si se trata de una arriesgada maniobra política que ya veremos cómo le sale, o si ha sido, como él insinuaba, un gesto de amor a su esposa a la que tanto quiere que está dispuesto a renunciar a su carrera para no verla atacada… Preciosa cosa sería, pero difícil de creer. No queda más que ese típico “¿chi lo sa?, que guardan los italianos para casos como este.

En cambio hay otra cosa que resulta más fácil de comentar y es la pregunta que intitula estas líneas. Jesús de Nazaret ya avisó que basta con unas pocas abluciones para limpiarse las manos, pero que el problema del hombre no está en las manos sino en el corazón: porque del corazón salen las calumnias, los odios y otras maquinaciones perversas. ¡A esto es a lo que habría que atender y no al color de las manos! (ver capítulos 7 y 15 de Marcos y de Mateo)

El camión de HazteOir, en Colón
El camión de HazteOir, en Colón hazteoir

Por otro lado resulta que el PP tiene una historia demasiado larga de manos sucias, de la que prefiere prescindir diciendo que eso “son cosas del pasado”. Pero aunque fuese así (porque el caso de la pareja de Díaz Ayuso no es del pasado), piensa uno también que la porquería, cuanto más tiempo se la deja sin lavar más difícil es limpiarla luego. No creo que actúen bien aquí.

Además, leo en los medios de comunicación que los que se autodenominan como Manos Limpias son una corriente “ultracatólica”. Me parece muy mal formulado: porque en lo verdaderamente católico no cabe eso de ultra: siempre estamos más bien infra. Deberían decir no ultracatólica sino nacionalcatólica, que se contrapone a cristiano-católica.

Porque la religión del franquismo fue en realidad un catolicismo no cristiano o, si se prefiere, un cristianismo sin Jesús o sin el evangelio. Por eso se caracterizó por tantas actuaciones, hechas en nombre de Dios pero contrarias al modo de proceder de Jesús, que está descrito en los evangelios y que le acarreó una muerte lo más cruenta y humillante posible.

En fin, habrá que esperar al lunes. Y entre tanto leer aquellos avisos de Jesús: “seréis odiados, os perseguirán, os echarán de las sinagogas y cualquiera que os mate pensará que hace un servicio a Dios”… (cf. Jn 16,2; Mt 24,9; Lc 21,12).


sábado, 27 de abril de 2024

Gracias infinitas, hermano Ignacio Escolar y ElDiario.es. Un regalo, un alivio y un soplo de esperanza es leer esta declaración de humanidad, de ética, de lucidez y decencia informativa. La necesitamos con urgencia. Seguro que la sociedad española agradecerá que haya faros dando luz en medio del eclipse ético, de la ausencia de conciencia en las tempestades en medio de las Cuevas de Platón y de Alí Babá. Gracias, de verdad, Nacho y familia informadora. La vida, sin duda alguna, os devolverá el regalo como búmeran del alma, de esa conciencia sana, despierta y coherente, que ya es imprescindible en este mundo para mantenerse en pie.

 


El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el hemiciclo

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“¿Merece la pena todo esto?”. La pregunta que se hace Pedro Sánchez es pertinente y sincera. No conozco a ninguna persona honesta que esté o haya pasado por la política y que no se lo haya planteado. Tampoco a nadie, ni siquiera a las personas más fuertes, que no haya dudado más de una vez. Que no hayan tenido la tentación de rendirse, de tirar la toalla, de salir corriendo de allí.

¿Merece la pena pasar por un proceso judicial, acusada falsamente de encubrir un delito de abuso sexual, como sufrió Mónica Oltra? ¿Merece la pena que tus hijas adolescentes sean insultadas y ridiculizadas públicamente, como le ocurrió a Zapatero? ¿Merece la pena padecer durante meses un acoso constante y permanente en la puerta de tu casa, como hicieron con Pablo Iglesias e Irene Montero? ¿Merece la pena que te intenten meter en prisión con pruebas falsas –a ti y a tu pareja–, como soportó Victoria Rosell? ¿Merece la pena pasar por injustas persecuciones judiciales por “terrorismo” como las que sufren algunos de los políticos independentistas?

Hay una expresión que detesto y que estos días no paro de escuchar: “A la política se viene llorado de casa”. Me parece abominable por una doble razón. La primera, esta idea tóxica de que tener sentimientos es algo a exterminar, cuando es al contrario: ojalá más personas con empatía, capaces de sufrir y de llorar; nada hay más humano que esa emoción. La segunda, esta regla odiosa de que en política vale todo y hay que soportarlo todo sin siquiera mostrar la más mínima aflicción. Que hay una suerte de nuevo derecho constitucional, el derecho al acoso con insultos, mentiras y denuncias falsas, que se extiende no solo a los políticos sino a todo su entorno personal.

No, no creo que ser familiar de un político te otorgue una bula especial. Claro que la prensa debe fiscalizar al poder y son muchas las ocasiones en que resulta imprescindible entrar ahí. Claro que es pertinente informar sobre el fraude y las comisiones millonarias de la pareja de Isabel Díaz Ayuso, la persona que paga la casa de lujo donde vive la presidenta de Madrid; igual que lo fue, décadas atrás, publicar los tejemanejes del hermano de Alfonso Guerra –que también fue condenado por un delito de fraude fiscal–. No seré yo quien no defienda el derecho constitucional a la información. Pero subrayo esa palabra: información. Que no es lo mismo que los bulos, las mentiras y las medias verdades que tanto abundan hoy. 

Se ha abusado tanto del victimismo en política que es inevitable desconfiar. No conozco a ningún corrupto que, pillado in fraganti, no proclame sufrir una persecución mediática y judicial. Empezando por el propio Donald Trump, que es quien más ha utilizado esa vía para eludir cualquier responsabilidad, y ha creado, para toda la extrema derecha del mundo, un manual. 

No sé si Pedro Sánchez dimitirá. Hoy creo que no, pero solo él lo sabe con certeza. Sí estoy plenamente convencido de que la denuncia contra Begoña Gómez, más tarde o más temprano, se archivará. Porque a pesar de la pulsión reaccionaria que late en algunos juzgados –imprescindible para explicar buena parte de las cacerías contra políticos de izquierda– me niego a creer que una acusación tan endeble pueda prosperar.

Pero volvamos a la pregunta inicial de esta carta. ¿Merece la pena? La terrible respuesta es que no, que no sale a cuenta. Que hace mucho que no merece la pena, si solo se mide desde el punto de vista personal. 

¿Merece la pena que llamen “Begoño” a tu mujer?, ¿que la arrastren de los pelos por el barro de los juzgados con una denuncia basada en bulos?, ¿que acosen a tu hermano, a tu padre o a tu suegro con mentiras y falsedades? ¿Merece la pena que machaquen a las personas que quieres?

Un ejemplo: ¿cuántas veces has escuchado lo de “la sauna del suegro de Pedro Sánchez”? 

Este miércoles, Ester Muñoz, diputada y vicesecretaria del PP, insistía en esa misma acusación: “Tenemos los escándalos que rodean al presidente del Gobierno, ahí tenemos a su suegro que se enriquece con esas saunas, todos sabemos a qué tipo de saunas me refiero”.

Al día siguiente, la periodista Silvia Intxaurrondo preguntó a esta dirigente del PP qué pruebas tenía para sus acusaciones. “Están publicados en los medios y que todo el mundo... Es que yo no he acusado absolutamente de nada a nadie. He dicho cosas que están publicadas en los medios”, respondió.

Hoy en elDiario.es explicamos el origen de una de estas “cosas que están publicadas en los medios”. El Gobierno de Rajoy encargó al comisario Villarejo espiar al padre de Begoña Gómez. Según el entonces número dos del Ministerio del Interior, Francisco Martínez, serviría para “matar políticamente a Sánchez”. “Esto lo revienta”, decía también. 

¿La verdad de la historia? Que las famosas saunas ni siquiera eran del suegro de Sánchez. Son de sus hermanos. Pero decir que “los hermanos del padre de la mujer de Pedro Sánchez” tienen una sauna quedaba peor en el titular.

Todo esto pasó hace ya diez años, en 2014. A los pocos meses de que Pedro Sánchez llegara por primera vez a la secretaría general del PSOE. Tras este encargo del Gobierno de Rajoy a Villarejo, la historia de la sauna del suegro de Pedro Sánchez se multiplicó por varios medios de comunicación. Tal vez algún día también descubramos el origen de las mentiras que se publican hoy. Aunque para entonces será como con este bulo de la sauna: una calumnia cuyo daño será imposible de reparar.

¿Es humano tener la tentación de rendirse, para proteger a los que más quieres? Claro que lo es. Por duro que seas. Por fuerte que te creas. Supongo que a mí me cuesta algo menos empatizar con lo que pasa por la cabeza de Pedro Sánchez porque, a una escala mucho menor, también he sufrido episodios similares. Titulares infectos de medios aún más deleznables contra quien entonces era mi pareja. O acoso e insultos en redes sociales contra mi actual mujer. Me he tirado más de un año imputado por el delito de “revelación de secretos”, por informar del máster fraudulento de Cristina Cifuentes. Me toca pasar por los juzgados casi cada mes, para defenderme de demandas injustas contra elDiario.es. Y hay barrios de Madrid –esos en los que arrasa Vox– por los que prefiero no ir, porque no es plato de gusto que te insulten cuando paseas con tu mujer y tus hijos, como me ha ocurrido en demasiadas ocasiones. 

Cualquier persona de izquierdas mínimamente conocida sabe de qué hablo porque todos lo sufrimos, especialmente las mujeres. Son problemas de país rico, me suelo consolar –en otros lugares del mundo, los periodistas incómodos acaban muertos, en el exilio o en prisión–. Pero es un desgaste constante, agotador, que impacta en tu vida y te cambia el humor. Hubo una temporada que me daba miedo salir a comer o a cenar en sitios públicos porque casi siempre terminaba mal. 

El acoso contra la izquierda siempre ha existido. Pero en los últimos años ha ido a peor. La derecha ha logrado convertir la vida pública en un lodazal, una estrategia deliberada para igualar la reputación de todos: la gente honesta y la que no lo es. Y que en demasiadas ocasiones cuenta con la imprescindible colaboración de algunos jueces afines. Y de muchos medios de comunicación. 

¿Todos los políticos son iguales? ¿En serio? ¿Por qué entonces el gobierno de Zapatero no tuvo ningún gran caso de corrupción y el de Aznar ha acabado con tres de sus ministros en prisión? 

¿Qué dirían, qué escribirían, si Begoña Gómez se hubiera llevado 234.000 euros de comisión de una adjudicación del Gobierno, como hizo el hermano de Ayuso? ¿Dónde estaría hoy Pedro Sánchez si su pareja hubiera defraudado 350.000 euros a Hacienda tras cobrar un pelotazo de dos millones, como ha pasado con la presidenta de Madrid?

Es la misma derecha que, hace veinte años, alimentó una teoría de la conspiración sobre los muertos del peor atentado terrorista de la historia de España. La misma que, hace diez años, utilizó los fondos reservados y la cloaca policial para destrozar a sus rivales políticos. Los mismos que ahora han convertido el “que te vote Txapote” en un lema electoral. Los mismos que llaman “hijo de puta” al presidente del Gobierno y, en vez de disculparse por el exabrupto, lo convierten en una chanza más. Los mismos que se jactan de controlar la Justicia “desde detrás” y que por eso mantienen secuestrada desde hace más de un lustro la renovación del Consejo General del Poder Judicial. 

¿La izquierda ha contribuido a que el espacio público se haya deteriorado tanto? Creo honestamente que sí, que una parte de la izquierda cometió el error, años atrás, de validar los escraches, que nunca se debieron producir. Esa agresividad le volvió a la izquierda multiplicada por mil. El famoso escrache a Soraya Sáenz de Santamaría en la puerta de su casa fue pacífico, duró 20 minutos y pasó una sola vez. No hay punto posible de comparación con lo que Iglesias y Montero padecieron durante meses. Y la manifestación frente a la sede de Génova también ha pasado apenas una vez, y no es equiparable a lo que ocurre desde hace meses en Ferraz y otras sedes de partidos de izquierdas por toda España. Hace mucho tiempo que es la derecha, no la izquierda, quien ha cruzado todos los límites y está fuera de sí.

¿Merece la pena? No. A nadie le sale a cuenta vivir así. Y de eso se trata. Este envenenamiento constante y sistemático tiene un objetivo deliberado: destrozar a cualquiera que asome la cabeza, para que sea insoportable estar ahí.

No merece la pena. Pero hay que resistir. Para lograr, entre todos, un debate público menos tóxico, y que nunca más vuelva a ser necesario enfrentarse a un dilema así. Estoy seguro de que Pedro Sánchez y su familia serían más felices si dejan La Moncloa. Pero también espero que no dimita, porque las consecuencias para España y nuestra democracia serían nefastas. 

viernes, 26 de abril de 2024

La Misión- Tema Principal

¡¡¡Bravo, Pedro Sánchez!!!

 

Ya está bien, querid@s fachas, herman@s del resto de la especie, a pesar vuestro, obviamente. La humanidad es una familia, a pesar de todos los pesares... Sin duda, es vuestro retraso evolutivo impuesto como sistema, la causa de que este mundo sufra tanto y mejore tan despacio y con tanta marcha atrás. Una prueba inocultable es el pifostio que habéis montado con las ganas de lapidar a Pedro Sánchez, a Mónica Oltra, a la jueza Victoria Rosell,  y a cualquier trabajador/a de la gestión pública que dé señales de tener conciencia y humanidad suficiente como para hacerse responsable de sus deberes éticos por encima de sus intereses personales y de partido -en el reino podrido de fachilandia ambas cosas son inseparables, por eso estamos como estamos-. 

Como ciudadana de la polis española quiero hacer público mi apoyo total a Pedro Sánchez, más allá de ideologías, lo primero como ser humano  en el momento que está afrontando y padeciendo a causa de ser un defensor total del Bien Común, desde el principio de su andadura política, hasta ahora. Una virtud que nos encantaría ver también en el PP y en Vox, pero que según está el patio, se encuentra aún a millones de años luces, nunca mejor dicho y peor sucedido. Y lo segundo como presidente del Gobierno de estas Españas desgarradas histórica e histéricamente por  manipulaciones y estupideces cronificadas en un sentido ppatriótico tan inútil como cegato y desgarrador, que ha hecho del enfrentamiento civil y político, una profesión y un negocio de aquí te (des)espero, mientras me forro. 

Lo peor que le puede ocurrir a un pueblo, a una nación, a un Estado, es no aprender nada, durante siglos y siglos, de su propia historia y, para colmo, hasta sentirse orgulloso(¡😱!) de sus barbaridades, en vez de reconocer los errores para no repetirlos enrabietándose con todo lo que no es "lo suyo" como estrategia electoralista y depredadora, cuando alguien o álguienes, lo hacen, como es, por ejemplo, lo que la derechona escupe y berrea por Bildu y el pueblo euskaldún, justamente por haber evolucionado y crecido, superando el horror de la ETA, una madurez social y política que ni el pp ni vox alcanzarán jamás si siguen como van, cuesta abajo y sin frenos psicomorales, eliminando cualquier atisbo de alma y de conciencia, de ética y humanidad, de, como diría Jane Austeen: sentido y sensibilidad,  e incluso de inteligencia, que confunden sin parar con la manipulación y el sistema "celestina" y "lazarillo de Tormes" como base picaresca y delincuente, tan política como económica y social...El ambiente ppeppero/voxciferante no conoce otros métodos, es obvio, que la reproducción interminable del modelito heredado de una miseria secular, una herida  profunda, crónica y empeñada en ser eterna, tan caralsol, como de espaldas a la conciencia ...Ufff, ,menudo, marrón.

Pedro Sánchez, al contrario de la afirmación de Ayuso y su modo ideoilógico de gobernar, sí tiene sentimientos. No está dividido entre intereses y carnavales. Vive y comparte sin disfraces lo que piensa y siente. Por encima del politiqueo está su conciencia, su sentido de la responsabilidad y su humanidad. El no poder ni querer "triunfar" a costa del sufrimiento de cualquier ser humano. En este caso de su compañera de vida y de familia, a la que la mafia derechista lleva años persiguiendo y acusando de absurdos y majaderías increíbles, que para colmo, en su locura, dejan cristalino el origen del que provienen, y que canta La Traviata: una mediocridad absoluta, que una vez llegada al poder, acaba invadiendo Irak y provocando un atentado terrorista en Atocha, como consecuencia del disparate invasor sin más sentido que seguir como un borrego a un mediocre e irresponsable presidente del disparate como lo fue George Bush jr, una 'desalma' gemela de Aznar, sin duda,..que acabó por encalomar a ETA el atentado de Atocha, así, sin más. A tanto llega esa mediocridad, que siguen empeñados en que ETA siga viva, cuando la propia ETA, se deshizo a sí misma, por el trabajo de Zapatero junto al ministro de Interior  Pérez Rubalcaba, incluyendo previamente el gobierno de coalición del Psoe en tiempos de Patxi López y de Basagoiti, en el pp de Euskalherría,   el propio terrorismo -hace ya 13 años- entendió lo absurdo de su continuidad y públicamente dio testimonio de su finiquito total, en una sociedad donde la violencia y el fanatismo ideológico habían perdido toda razón de ser y estar. Un proceso que el pp jamás supo poner en marcha y mucho menos, resolver. Para la ideología fanática y cerrada sobre sí misma, la escucha y la cooperación, los valores como la ética y la responsabilidad humana, el diálogo y el acuerdo entre las diversidades, son defectos y debilidades, sólo la brutalidad, la imposición, la fuerza más bruta y retorcida, los insultos y las calumnias, son "virtudes".

No es nada extraño que Pedro Sánchez se vea incapaz de asumir una barbaridad como el sistem in failure pepero. Eso es lo  lógico en un ser humano sano, responsable y lúcido, que conserva su humanidad y su inteligencia consciente en buen estado. Pedro Sánchez nunca haría lo que hace el pp para conseguir mandar. Al contrario, prefiere, como Alberto Garzón, no perder el norte de su conciencia aunque eso signifique renunciar a cargos políticos, como hizo Mónica Oltra también. Un ser humano agredido profundamente, lacerado y agotado por tanta basura en un país donde la justicia está descaradamente en manos de la corrupción, es irrenovable, se compra y se vende como un cupón de la ONCE, o donde un rey dimite y se larga con un pastón al reino de las mil y una noches, se pasea por SanXenxo, como si tal cosa, y aquí no pasa ná, de ná...porque ante él la Justicia simplemente es la flauta de Bartolo, con un agujero solo, que por supuesto es el ojo del pp...

¿Cómo olvidar la brutal falta de respeto, consentida y ninguneada en la TV privada, claro, por los moderadores del cotarro informativo, en el debate(¿?) de las últimas elecciones, entre Pedro Sánchez y Feijóo, que no dejó hablar a su supuesto contrincante electoral ni para decir ¡hola!? Fue horrible y vergonzoso. ¿Quiénes mueven sin parar la manivela de la manipulación ad hoc? ¿Quienes están cocinando el menú del desastre en el fogón de las basuras? 

El problema de fondo es que Pedro Sánchez es más humano que animal, más persona que aparato manejable por la ppasta y el ppoderío. Y como no es comprable, estorba. Personalmente yo, como ciudadana, siempre daré mi voto a un ser humano consciente, bondadoso, generoso y desapegado de las bajezas morales, responsable de sí mismo y capaz de abandonar puestos ilustres, jefaturas de gobierno y de partido, antes que corromperse y mantenerse en un poder asqueroso, que en realidad destruye todo aquello por lo que ese ser ha trabajado y se ha esforzado hasta el heroísmo durante toda su faena política, de años y años, al servicio del Bien Común y de la conciencia social y personal. Un Sócrates político, capaz de tomarse la cicuta como le exige la democracia orientada absurdamente contra sí misma por y para quienes la ética, el diálogo y la construcción de la humanidad, sólo son problemas y no soluciones ni caminos acertados en nuestra evolución.

Beneficios del crecimiento espiritual  


Curiosamente hoy aparece en la prensa, al mismo tiempo que el shock sanchista, una noticia inesperada: España ya no es el país europeo con más crecimiento laboral, sino que presenta un bajón impresionante, así, de golpe y porrazo y lo publican en masa, a lo bestia...como suelen hacer con la dinamita desinformativa  cloaquil. En fin, querida fachosfera, trata de entender, si puedes, claro, que aunque seamos comprensiv@s, repetuos@s y pacientes contigo, no significa que seamos imbéciles. A ver si te autocontrolas, con menos trolas, claro...

jueves, 25 de abril de 2024

Grândola Vila Morena Zeca Afonso Letra 25 DE ABRIL C. L. S.

Grândola Vila Morena - Flashmob em Berlim

  

¡Feliz aniversario, querida y ejemplar revolución portuguesa y queridos hermanos y hermanas que la hicísteis posible! Para la vecina España fue y sigue siendo un acontecimiento admirable e inalcanzable, desde el final del franquismo hasta hoy, heredera de una dictadura pegajosa, que ni siquiera terminó con la muerte de su promotor, sino que se sigue pudriendo en el sótano del basurero histórico y forrístico de las Hisppanias... Parece mentira que teniendóos ahí al lado este país no se plantee el estado comatoso  de su miserable democracia...Basta leer la prensa o escuchar las noticias, para comprobarlo. Alemania estará encantada de escucharos y acogeros, amorosa Terra da fraternidade, Grândola Vila Morena! A ver si España aprende de vosotr@s y revisa su esperpéntica y oximorónica democracia(¿?)...

¡Gracias, familia portuguesa, por vuestro ejemplo y vuestra conciencia! ¡Cumpleaños feliz, herman@s! 

                              Whatsapp Individual Emojis Para Copiar Y Pegar - m-i-s-s-l-o-l-i-t-a

miércoles, 24 de abril de 2024

Ludwig van BEETHOVEN.- Sinfonía núm. 9 "Coral" - Oda a la alegría

Me parece que este artículo del profesor Javier de Lucas, publicado por InfoLibre, es de imprescindible lectura para tod@s, en el momento histórico que estamos padeciendo. Dar un buen repaso a Kant, para celebrar el 300 aniversario de su nacimiento, no sólo puede instruirnos, sino que sobre todo, puede despertarnos y hacernos descubrir un panorama distinto y posible, para cambiar las rutinas suicidas de nuestra especie, automatismos que nosotr@s mism@s afianzamos y perpetuamos resignadamente, porque aún no hemos trabajado a fondo la relación entre alma, mente, instintos, emociones, conciencia e inteligencia, todo ello aplicado a nuestro presente, a la temporalidad directa mediante un Derecho mucho más consciente, vivo y sano, haciendo que la Ley, combinando amor, luz y vida, como camino integrativo de nuestra especie se convierta en el alimento de nuestra evolución. No podemos seguir en el mismo plan que en los imperios padecidos a lo largo de milenios y sus consecuencias, repitiéndose con un automatismo tóxico tan demencial, beligerante y destructivo como intenso. Ahora es nuestro momento para el cambio a mucho mejor para todos y todas, sin excepciones, haciendo del Planeta nuestra Casa Común.Gracias, hermano Javier de Lucas e Infolibre por compartir este chispazo tan necesario de lucidez y de humanitaria responsablidad, cada día más urgentes y necesarias. De UCI antropológica.

 

Una propuesta para leer a Kant 🤩🤗👍👍👍👏👏👏🙏🙏🙏

Derecho y paz en Kant 

InfoLibre

Estamos acostumbrados a imaginar a Kant como el pensador ilustrado que pone las bases de la emancipación mediante la razón, la crítica, como el filósofo que asienta principios básicos de una ética universal y racional, aspectos abundantemente glosados con ocasión del tercer centenario de su nacimiento, que se cumple hoy, 22 de abril de 2024.

Quiero proponer al lector que considere otro aspecto menos trillado de la obra de Kant, el que sugería Jean Lacroix cuando le definió como “un hombre de Derecho”. Créanme, nada más cierto, ni más pertinente en este momento. Porque es precisamente su preocupación por garantizar la libertad y la paz a través del Derecho (el aspecto de su legado que recogió en buena medida el gran jurista Kelsen), lo que hace rabiosamente actual a Kant. Lo es, en un contexto tan dilemático y atribulado como el nuestro, marcado por el retorno a un discurso belicista que subraya la ineficacia de una comunidad y de un orden internacional como el onusiano (heredero de las propuestas kantianas), incapaz de encontrar una voluntad política común que ofrezca respuesta eficaz a lo que parece el eterno retorno de la guerra. Esa incapacidad, ese sentimiento de impotencia ante la imágenes de destrucción en Ucrania y Gaza, ha dado alas a un pragmatismo bajo el que resurge, más o menos descarnado o encubierto, una nueva ola de belicismo.

Por eso, aunque siempre hay muchas buenas razones para volver a leer a Kant, la que propongo es la actualidad del propósito que preside la última etapa de su obra, de carácter marcadamente filosófico jurídico y político. En efecto, en sus últimos años reivindica el papel central del Derecho para garantizar esos dos objetivos que consideraba fundamentales, la libertad y la paz. Es lo que desarrolla en dos trabajos capitales de esa última etapa: el panfleto sobre La paz perpetua (1795), en el que explora las soluciones para superar la guerra, y la Metafísica de las Costumbres (1797), cuya primera parte está dedicada a la Doctrina del Derecho, una indagación de carácter filosófico jurídico, nada abstracta, muy vinculada a los cambios trascendentales que se vivían en las últimas décadas del XVIII, marcadas por las revoluciones americana y francesa y también, claro, por la omnipresencia de la guerra. 

Hobbes y Kant: un antagonismo simplista

Es evidente el peso que tienen en nuestra visión del mundo dos guerras, las que se libran en Ucrania y Gaza. Ambas, dominadas por esa niebla de la guerra de la que se sirven cada vez más los contendientes para manipular la realidad, mucho más allá de lo que teorizó Von Clausevitz cuando acuñó la expresión. 

En el marco de este regreso a la guerra como horizonte existencial, hay quien ha hablado de una nueva victoria del momento hobbesiano sobre el kantiano, acudiendo a lo que, a mi juicio, es una tan fácil como simplista contraposición entre estos dos gigantes del pensamiento

Un ejemplo de ello, a mi juicio, es cómo se ha presentado el lanzamiento de drones y misiles desde la república fundamentalista islámica de Irán contra territorio de Israel, información que en la mayoría de los medios apenas hace referencia a que se trata de una respuesta del régimen totalitario de los ayatollah frente a la destrucción por Israel de su consulado en Damasco, que causó la muerte de trece personas, entre ellos su cónsul y el jefe del servicio de inteligencia y otros altos mandos de la Guardia revolucionaria iraní que asesoran al régimen sirio. Un ataque de ese tipo, evidentemente, constituye una agresión a los principios básicos de soberanía y respeto a las sedes diplomáticas, mucho más grave que la entrada de la policía en la embajada de México en Quito, que suscitó con toda justicia la prácticamente unánime condena internacional. Pero es interesante pensar en las características y consecuencias del ataque iraní –quizá también prevista por el gobierno israelí, cuando destruyó el consulado de Damasco–, neutralizado eficazmente por los sistemas israelís de defensa, con colaboración, entre otros, de los EEUU y Jordania. Lo cierto es que, pese a la enorme dimensión cuantitaviva del ataque, quizá fue en realidad una respuesta calculada, pensando más en la imagen de fuerza del régimen y no tanto en causar daños relevantes (lo que sería una prueba del realismo de ese régimen, como ha argumentado Sami Nair). En todo caso, lo que parece evidente es que la respuesta de Irán ha devuelto al gobierno de Israel un apoyo internacional que perdía a chorros y ha actuado como pantalla para continuar con su programa de destrucción implacable en Gaza y su horrible coste para la población civil palestina. Y todo ello mientras asistimos casi indiferentes a las otras guerras, que no afectan tan directamente a nuestros bolsillos.

Vuelvo al interés de leer a Kant en nuestro contexto inmediato. Parecería que estas dos guerras en Ucrania y Gaza han vuelto a decantar el delicado equilibrio entre principios y pragmatismo en las relaciones internacionales del lado del belicismo, una versión radical de la tradicional reivindicación del pragmatismo (“realismo”) como condición del buen gobernante: me refiero a la concepción expresada en la metáfora admonitoria, atribuida a Bismarck, sobre la necesidad de evitar el idealismo propio del político que sólo se pertrecha de principios para realizar su tarea, a quien el canciller de hierro compara con el ingenuo que se adentra en un bosque infestado de ladrones, con un palillo entre los dientes. Una versión radical que inspiraba, por cierto, la pragmática concepción de Kissinger –continuada por la muy influyente Madeleine Allbright– acerca de la prioridad de disponer de una posición de fuerza en las relaciones internacionales y ejecutarla, al precio que fuere.

Los partidarios del nuevo pragmatismo nos dicen que debemos abandonar el wishfull thinking y reconocer que, a la hora de la verdad, ni la diplomacia, ni las normas del Derecho internacional, ni ninguna autoridad superior (esto es, la fuerza de la razón jurídica y política, la fuerza del Derecho) nos protegerán frente a la razón de la fuerza. Sólo ser capaces de oponer una fuerza mayor –la amenaza verosímil de recurrir a ella– nos ofrece esa garantía. Ergo, ante las amenazas de Putin, sólo cabría confiar en la existencia de esa amenaza mayor, una capacidad de respuesta bélica superior a la de Putin (sobre ello). Hoy, buena parte de los gobernantes europeos (de Donald Tusk y Kaja Kallas, a Von der Leyen y, en alguna medida, el propio Borrell) multiplican las advertencias a los ciudadanos europeos para que seamos conscientes de que vivimos en situación prebélica y debemos armarnos para poder esgrimir esa amenaza. Cuanto más, mejor.

¿Y qué tiene que ver todo esto con leer a Kant? Pues resulta que, en el marco de este regreso a la guerra como horizonte existencial, hay quien ha hablado de una nueva victoria del momento hobbesiano sobre el kantiano, acudiendo a lo que, a mi juicio, es una tan fácil como simplista contraposición entre estos dos gigantes del pensamiento. En efecto, suele presentarse a Kant como el gran contrapunto de Hobbes, precisamente a propósito de la guerra y de la paz. Con la crítica al idealismo kantiano, los pragmáticos se cobrarían una nueva victoria sobre los ingenuos pacifistas.

A mi juicio, hay que empezar por leer con un poco de detenimiento, más allá de los tópicos. Kant no es en absoluto un ingenuo idealista encerrado en su torre de marfil: el gran filósofo alemán , un voraz lector de las noticias de todo el mundo, no se aleja en realidad del modo de concebir la guerra como nuestro horizonte existencial que propone Hobbes, sino que la comparte, aunque llegado un momento se pone a la tarea de ofrecer una respuesta a esa realidad muy distinta de la de Hobbes (el gran Leviathan): la necesidad de superar ese destino fatal, mediante el Derecho y la federación de Estados, en aras de otra manera de entender la paz.

Kant, como Hobbes, explica que, si se atiende a lo que podríamos llamar la experiencia histórica de los pueblos, la guerra es algo natural, un recurso de la naturaleza para obtener sus fines, o incluso un instrumento de progreso cultural de la humanidad (no tan lejos de lo que luego sostendrá Hegel). Esas tesis se encuentran en su ensayo de 1784, Ideas para una historia universal en clave cosmopolita, o en el de 1786, Probable inicio de la historia humana. Pero Kant, como decía, era un ávido lector y observador de cuanto acontecía en el mundo. Por eso, como han explicado muy bien entre otros los profesores Roberto Rodríguez Aramayo y Teresa Aguado, su concepción de la guerra experimenta una profunda transformación cuando, siempre atento a la realidad internacional, tiene noticia de los acontecimientos que abocan a la Paz de Basilea de 1795: me refiero a los dos tratados firmados en esa ciudad suiza por la recién nacida República francesa y el reino de España, que ponen fin a la denominada “guerra de la Convención”, el frente pirenaico de la coalición de las monarquías europeas contra el régimen revolucionario francés, un acuerdo forzado en buena medida por la ruina económica que causaba en la monarquía española. Es cuando Kant decide escribir La paz perpetua. Un diseño filosófico, el trascendental opúsculo en el que sentará las bases de su proyecto jurídico y político con el que trata de transformar ese horizonte inevitable de la guerra. La guerra, sostendrá Kant, es un grave obstáculo para el progreso moral de la humanidad. Por eso, propone su prohibición, como un imperativo de la razón práctica: debemos prohibir el recurso a la guerra porque, de no hacerlo, estaríamos yendo en contra de nuestra propia condición de humanos.

Ese es el legado de Kant que me interesa subrayar. Tal y como argumenta la profesora Aguado, Kant sienta así las bases jurídicas, éticas y políticas para una filosofía cosmopolita de las relaciones internacionales, que se resumen en una nueva formulación del derecho de gentes y una teoría de la gestión de relaciones pacíficas entre los Estados, a través de un federalismo internacional. Sus ejes son la garantía de la paz y del respeto de los derechos humanos, en el marco de lo que con Habermas podríamos denominar una esfera pública y, junto a ellos, la propuesta de una sociedad civil global, garantizada por un Derecho cosmopolita. Por eso, para Kant, lo que podríamos llamar un Estado cosmopolita de Derecho, aunque sería más exacto denominarlo Federación cosmopolita de Repúblicas, que es lo que imagina Kant, no puede no ser sino un Estado de paz, en el que ninguna guerra debe ser permitida. De ahí que, como se ha escrito, el núcleo de las tesis de Kant sobre guerra y Derecho se puede resumir en estos términos: donde impera el Derecho no puede haber ninguna guerra y donde hay guerra no cabe el imperio del Derecho. Kant, por cierto, nunca llegó a imaginar el Derecho internacional humanitario, que trata de autodisciplinar la guerra.

Para salir del atolladero en el que nos encontramos, creo que el Kant radicalmente ilustrado de la 'Doctrina del Derecho' y de 'La paz perpetua' vuelve a aparecer hoy como referente ineludible

Un matiz: espero que cuando sostengo la validez de las propuestas kantianas sobre la exigencia prioritaria de la paz a través del Derecho y del modelo de negociación multilateral para tratar los conflictos, en el marco de una federación de Estados, se me conceda desde el lado de los pragmáticos que no postulo la estupidez de prescindir de la política de defensa. Mi reflexión se encamina a una prudente interpretación del manido lema de los Epitoma rei militaris de Vegetius, un clásico de los estudios militares que, frente a la interpretación habitual, no ordena taxativamente prepararse para la guerra si uno quiere la paz (si vis pacem, para bellum). Su apotegma es bastante menos asertivo: igitur, qui desiderat pacem, praeparet bellum, esto es, “por tanto, quien deseara la paz, debería prepararse para la guerra”.

Lo que propongo, con Kant y con el kantiano Kelsen que escribe La paz a través del Derecho, pero también, desde luego, con Gandhi y con el Mandela que sale de la cárcel tras haber sostenido la lucha armada y se transforma en defensor de la negociación con el enemigo, no es la simpleza de prescindir de la política de defensa y transformar en arados las espadas. Se trata más bien de recordar que armarse hasta los dientes, amenazar con guerra sin cuartel, no es la vía aúrea para la paz: hay que entender el manido lema de Gandhi según el cual la paz es el único camino. A mi juicio, su significado es que, para lograr la paz, lo prioritario no es tanto amenazar al enemigo con un arsenal mayor, sino trabajar en las condiciones de la negociación, del arreglo pacífico sometido a las reglas de esa concreción de lo que Kant llamaba Derecho cosmopolita que son las normas y la jurisprudencia propias de la legalidad internacional. Y que ello no obsta para exigir responsabilidades a quienes violen las normas del Derecho internacional humanitario en el curso de la guerra.

El Derecho, piedra maestra de la obra de Kant

Pues bien, ese Derecho cosmopolita que propone Kant encuentra su armazón teórica en la referida Doctrina del Derecho, a la que, como he recordado, dedica la primera parte de su gran obra final, la Metafísica de las Costumbres. Y aquí viene mi recomendación al lector, que no es otra que sugerir que lea las penetrantes páginas del ensayo con el que Manuel Jiménez Redondo introduce la magnífica edición de la Metafísica de las costumbres que se acaba de publicar en castellano, traducida por él mismo, y que lea asimismo el sustancioso prólogo escrito para esa edición por nuestro añorado Tomás Vives.

El profesor Jiménez Redondo, en efecto, explica cómo en este ensayo, centrado en la discusión sobre las relaciones entre Derecho y ética y en el que Kant rehace los conceptos y principios de su filosofía jurídica, ética y política, Kant está profundamente marcado por el impacto que en él ha provocado la revolución de 1789, cuyos acontecimientos sigue con muchísima atención y muy concretamente por el debate en torno a los principios que inspiran la "Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano". De manera tan brillante como convincente, Jiménez Redondo hace ver que la Doctrina del Derecho no es otra cosa sino un análisis de esa Declaración de derechos de 1789, a la que convierte en una teoría del Derecho perfectamente articulada, basada en la libertad.

El Derecho que nos presenta Kant es un orden esencialmente tripartito, que parece particularmente adecuado en este momento de nuestra existencia marcado por la experiencia de la globalidad, por la conciencia de que formamos parte de una casa común, la Tierra y, por tanto, por la conciencia creciente acerca de que la interrelación, la interdependencia de esa morada y todos los que la habitan no sólo los seres humanos, añadimos hoy exige la garantía de un orden efectivo de Derecho. Un orden compuesto por el Derecho de los Estados de Derecho, el Derecho que ha de regular las relaciones entre los Estados de Derecho y el Derecho que exige la red cada vez más densa e inextricable de relaciones cosmopolitas; "si falla una de estas tres partes, necesariamente tienen que fallar las otras dos”, escribe Kant.

El siglo XXI parecía haber dejado atrás la catástrofe de un orden internacional como sistema de Estados conformado con arreglo a la relación amigo-enemigo, como proclamó también el fin de la historia, al entender derrotado el modelo de socialismo de Estado, y el final del orden de la posguerra. Pero lo cierto es que pronto hemos comprobado que no se ha abierto un orden multilateral basado en la negociación y el imperio de la legalidad internacional.

Para salir del atolladero en el que nos encontramos, creo que el Kant radicalmente ilustrado de la Doctrina del Derecho y de La paz perpetua vuelve a aparecer hoy como referente ineludible. Como lo ha sido para los principales teóricos del último tercio del siglo XX, que buscan asentar las bases de un orden justo en las relaciones internacionales, como Rawls o Habermas. Más en concreto, si pretendemos un orden internacional que no renuncie a ser justo por ser eficaz, me parecen irrenunciables las tres propuestas de Kant, en parte matizadas por Kelsen, como ha explicado mi compañera, la profesora Cristina García Pascual: un Derecho cosmopolita dotado de Tribunales de justicia con capacidad sancionadora, un orden multilateral bajo la forma de federación de Estados (no de un Estado o imperio mundial), y la paz como valor superior, tal y como enunciara la Carta de las Naciones Unidas.

Quiero concluir. Como muestra de esa actualidad de Kant, no me resisto a transcribir un rasgo de la aportación de Kant sobre el que escribe Tomás Vives en su prólogo: “Kant postula un derecho de ciudadanía mundial del que se desprende como mínimo el derecho de hospitalidad”. Y cita a Kant: “No se trata aquí de un derecho por el cual el recién llegado pueda exigir el trato de huésped –que para ello sería preciso un convenio especial benéfico que diera al extranjero la consideración y el trato de un amigo o convidado–, sino simplemente de un derecho de visitante, que a todos los hombres asiste: el derecho a presentarse en una sociedad”. Por eso, concluye Vives: “Ese derecho se funda en la común posesión del suelo de la tierra. Estas ideas van ya mucho más allá de los postulados actuales de los Estados liberales de Derecho y contrastan con el inaceptable trato que recibe la emigración. Lo que sigue a ese punto de partida es la igualdad postulada de todos los pueblos en el marco de un Derecho público universal. Es decir, en el marco de un Derecho público cosmopolita común a todos y aceptado por todos como garantía de la paz perpetua. Ese objetivo está muy lejos; pero el día que se lograse, el mundo se hallaría en una situación mucho mejor que la actual para todos los individuos y se habría asegurado la paz perpetua. Tender a ese objetivo, por dificultoso que sea, es para Kant una obligación”. A pocos días del, a mi juicio, fallido pacto europeo de inmigración y asilo, estas palabras continúan siendo un aldabonazo.

Por eso, si queremos celebrar a Kant, si queremos entender por qué vale la pena leerlo, sugiero comenzar por leer esas páginas introductorias de los profesores Vives y Jiménez Redondo sobre el gran proyecto de Kant, el Derecho cosmopolita, al servicio de la libertad y de la paz. Creo que, si algún lector me hace caso, me lo agradecerá.

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Javier de Lucas es catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía Política en el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de València.