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¿Cuál es la mejor manera de comunicarse con los pacientes?

¡Buenas noticias desde México! El Dr. Guillermo Basauri y yo hemos sido invitados a participar en el IVXL Congreso de Medicina Homeopática de México que este año se celebra en la ciudad de Querétaro. Además, impartiremos también el Curso precongreso y lo haremos con un tema especialmente querido por nosotros: cómo desarrollar las habilidades comunicativas para mejorar la consulta médica con el paciente.

Es este un asunto que en este blog hemos tratado de forma profusa, directa o indirectamente, por todos nosotros pero al que siempre va bien volver para añadir alguna información o matizar alguna otra.

Veamos, pues, en este post a definir qué es la comunicación médico-paciente, por qué es tan importante y cuáles son las habilidades necesarias para que se produzca de la mejor manera.

¿Cómo debe ser la relación médico paciente?

Las asociaciones mundiales de médicos de familia (AMM, WONCA) subrayan la importancia de esta relación y que debe ser un vínculo basado en la confianza, el respeto mutuo, la comunicación efectiva y la participación activa del paciente en la toma de decisiones sobre su salud.

Si analizamos detenidamente lo que significa cada uno de estos aspectos nos daremos cuenta de cómo deberían ser, idealmente, una consulta médica y lo que es en realidad.

Hay mucho factores que pueden explicar esta diferencia pero aquí vamos a centrarnos en los que puramente tienen que ver con el médico.

¿Por qué es tan importante la comunicación con el paciente?

Por múltiples y varias razones que no por conocidas vale la pena repetir de nuevo:

  • para disminuir el incumplimiento terapéutico.

Recordemos que de un 40 a 70% de pacientes (o sea más de la mitad de los pacientes) no siguen las indicaciones del médico y, esto, la mayor parte de veces, se debe a una comunicación y relación deficientes.

  • para establecer un ambiente óptimo de empatía y confianza
  • para que el paciente pueda expresarse libremente no solo sus síntomas sino la manera en cómo los está viviendo.
  • porque la comunicación efectiva con el médico es uno de los aspectos q más valoran los pacientes
  • porque la comunicación efectiva con el paciente es una de los aspectos que más valoran los médicos
  • porque la  consulta médica es un encuentro de personas y no de cifras, analíticas, informes o pruebas complementarias (por muy importantes que estas sean)
  • porque mejora el diagnóstico, el seguimiento y el tratamiento
  • porque, en una palabra, contribuye a mejorar el bienestar y la salud del paciente

¿Cómo se enseña esta comunicación en las Facultades de Medicina?

Pues muy fácil, no se enseña.

Sí, es realmente sorprendente que no haya un contenido reglado en los programas de formación del futuro médico, pero así es. En los últimos años, empieza a despertarse un cierto interés pero marginal, y solo en algunas facultades, en el conjunto de materias del Grado.

Serán, después, los propios médicos los que tengan que formarse por sí mismos cuando al ejercer su profesión se dan cuenta de la importancia de este tema y de sus carencias.

¿Cómo se enseña esta comunicación en los cursos y másteres de homeopatía?

Pues muy fácil, no se enseña.

Muchos homeópatas piensan que el propio método homeopático, como por arte de magia, les dará las habilidades necesarias. Y esto no es así, más allá de la enseñanza que te da la experiencia del trato con los pacientes.

Una de las iniciativas que puse en práctica e mi etapa de Director del Máster universitario de Homeopatía fue la introducción en la docencia de unos modestas horas de clase de comunicación que fueron muy bien aceptadas y valoradas por el alumnado (médicos y veterinarios). Desgraciadamente, los nuevos responsables docentes enseguida lo suprimieron porque “eso no era homeopatía”.

Quizás no entendimos bien a Hahnemann, el fundador de la homeopatía, cuando en el parágrafo 104 del Órganon dice que

“…cuando el cuadro de la enfermedad está trazado… la parte más difícil del trabajo está concluida”.

O sea, que lo más difícil para él no era repertorizar bien, estudiar la materia medica, analizar el caso por cualesquiera de los métodos existentes, hacer un buen diagnóstico y pronóstico homeopáticos, elegir la dosis y dinamización adecuadas sino “trazar el cuadro de la enfermedad”, lo cual difícilmente se puede hacer de manera correcta si no hemos logrado una buena comunicación con el paciente.

Así, vemos, pues, que los prejuicios, la desidia o el abandono en este tema son transversales y generales, no solo en medicina convencional sino también en homeopatía.

No sé bien por qué sucede esto. Quizá por la complejidad de su enseñanza (porque no es tanto racional sino práctica), quizá porque involucra el hacer de cada uno, o sea a “nosotros”, quizá la rutina y las resistencia a cualquier cambio. Sí, quizá sea algo de eso pero, en todo caso, las verdaderas razones, si las hay, se me escapan.

¿Qué factores tenemos que tener en cuenta al iniciar la comunicación con el paciente?

Fundamentalmente, el lenguaje no verbal.

Antes de empezar a hablar ya estamos comunicándonos con el otro.

En los primeros segundos, ya hemos producido lo que se denomina efecto primera impresión durante los cuales ya nos hacemos una idea, un juicio, de nuestro interlocutor. Un juicio del otro de forma más o menos inconsciente. Este efecto es de primordial importancia porque luego, pase lo que pase en la entrevista, no es nada fácil de cambiar.

Así pues, nuestra forma de vestir, semblante, nuestros movimientos de manos o cabeza, nuestra mirada, sonrisa, voz, etc. ya han determinado, casi sin saberlo, una atmósfera en la consulta y unas sensaciones y sentimientos concretos.

Esto es lo primero que debe saber un médico. Bueno, un médico, un terapeuta, un sanitario, un tendero, un taxista o cualquier persona que esté interaccionado (ya no digo ni tan siquiera hablando) con otra.

Después hay que practicar. Sí, hay  que practicar los movimientos, la sonrisa, la mirada (fluctuante y no directamente a los ojos como habitualmente se lee), la voz y sus inflexiones y sus silencios, la postura, la actitud…  Durante el curso lo vamos a especificar con todo detalle.

Si alguien cree que esto suena “artificial” y que él lo que quiere es “naturalidad” es que todavía es demasiado ingenuo para saber que su presunta “naturalidad” no es tal sino que se ha ido construyendo a base de modelos inconscientes que ha ido incorporando a lo largo del tiempo.

Así pues, del conjunto de estos factores dependerá que consulta médica sea la óptima para generar confianza, respeto y empatía.

El momento de hablar

Lo mejor para cuando llega el momento de las palabras, el hablar, es escuchar. Parece una paradoja pero uno de los aspecto más importante de la comunicación es escuchar.

En el caso de la consulta médica repetidos estudios muestran cómo los médicos interrumpen a sus pacientes en los primeros segundos desde que estos empiezan a hablar. Y esto es un muy mal comienzo porque el paciente no se siente escuchado ni respetado.

Como tantas veces hemos repetido en nuestros cursos sobre comunicación hay que recordar que el resultado de la comunicación no es lo que dice el emisor sino lo que entiende el receptor.

Así que no importa si creemos que hemos “bordado” nuestro discurso, que lo hemos hecho fantásticamente bien, si el interlocutor no ha sentido lo mismo (cosa que sucede con mucha frecuencia).

El paciente, por tanto, debe sentir que le estamos escuchando y para eso podemos parafrasear, resumir, hacer gestos de asentimiento o monosílabos que así lo confirmen.

También en nuestras prescripciones y recomendaciones, sobre todo las finales, deberemos corroborar que el paciente también nos ha entendido y ha podido aclarar todas sus dudas. Y este sí será el momento de mirar directamente a los ojos y repetir lentamente, con cuidado, de forma casi hipnótica, las indicaciones.

Hablar el lenguaje del paciente

Con lo dicho hasta ahora vamos entrando, casi sin darnos cuenta, en el mundo del otro, en el mundo del paciente en este caso. Esto es imprescindible si quisiéramos cambiar un hábito nocivo o un comportamiento.

Algo que los médicos no acaban de entender es que el lenguaje indicativo, los argumentos “racionales”, los de la lógica, no contribuye a hacer cambiar a las personas. En mi experiencia, como médico y como terapeuta estratégico, yo diría que como mucho un 10-15%.

Cuando tú le dices a una persona de forma bienintencionada, para mejorar su salud, que debería dejar de fumar, que debería hacer ejercicio, etc. y le explicas lo de su tensión, su índice glucémico, su colesterol, etc. quizá creas que con eso ya es suficiente pero la realidad es que las personas no somos lógicas. No, las personas somos predominantemente ambivalentes y contradictorias y todo eso que le estás diciendo al paciente él ya se lo ha dicho a sí mismo con parecidos argumentos y no le ha dado resultado, así que habría que pensar otra cosa.

Y esa otra cosa empieza por hablar su mismo idioma (en el sentido amplio del término), su lenguaje, sus predicados, su estructura, la construcción de su pensamiento, la ideología, las emociones, en una palabra, entrar en el mundo del paciente para hablarle desde ahí, desde su propia manera de entenderlo todo.

Eso tiene más probabilidades de funcionar. Y si en la parte analógica del principio de la consulta, o sea, los gestos, la mirada, la primera impresión, también hemos acertado las posibilidades de un cambio real y efectivo se multiplican.

Y es que, como repetimos tantas veces, “antes de convencer al intelecto hay que tocar y predisponer el corazón” (Pascal)

Ni que decir tiene que al comunicarse desde el mundo del paciente, para cada uno de ellos, los “argumentos” y, sobre todo, la manera de hablar serán diferentes y eso es lo más difícil pero también lo más bonito de una consulta así entendida.

¿Cuál es el resultado final de una buena comunicación con el paciente?

El resultado de una buena relación y comunicación entre el médico y el paciente será una evidente mejoría de todos los ítems expuestos al principio del artículo donde el paciente se sentirá escuchado, respetado, confiado, activo y motivado a las indicaciones del médico (previamente consensuadas con él).

El medico, por su parte, se sentirá útil y satisfecho y, de modo más sutil, se irá volviendo más flexible, comprensivo y tolerante al ir entrando y saliendo de mundos tan sorprendentes y variados, siempre únicos, como diversa y única, y siempre sorprendente, es el alma humana.

Ni que decir tiene que todo lo dicho no solo vale para una consulta médica sino para cualquier interacción en la vida cotidiana

Un mundo mejor no se construye sino así, con los pequeños actos de cada uno de nosotros.

Espero vuestros comentarios sobre este tema tan apasionante y animo a nuestros compañeros mexicanos a participar activamente en el curso precongreso.