Opinión
Mentir es delito de 'rojos'

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Una juez ha abierto una causa contra Santos Cerdán por haber mentido en una comisión de investigación del Senado, la del caso Koldo. Lo han denunciado los ultraderechistas de Hazte Oír para ver si colaba y coló. Al fin y al cabo, Cerdán no es un presunto corrupto de derechas, sino del PSOE de Pedro Sánchez, que es el peor de los PSOEs, como constata que, a pesar de los GAL, el de González sí tenga un pase para el PP y sus esquejes fascistas. Para la ultraderecha misógina, homófoba, xenófoba, tránsfoba, racista y aporófoba, Cerdán es un corrupto sin pedigrí; ni siquiera es “presunto corrupto”, sino corrupto con todas las de la ley, la de Hazte Oír y otros entes siniestros, la única válida.
Hay un informe de la UCO que sostiene que Cerdán y Koldo García se reunían de forma constante, mientras que el exsecretario de Organización del PSOE aseguró en la Cámara Alta que sólo se vieron dos o tres veces y eso ha bastado a la jueza para aceptar la denuncia de la ultraderecha contra Cerdán por falso testimonio. Da igual que el informe de la UCO sea eso, un informe policial; hace demasiado tiempo que los informes de la policía judicial dictan sentencia por el mero hecho de ser de la Guardia Civil… menos cuando los acusados son otros, del PSOE hacia la izquierda.
Las hemerotecas guardan auténticas joyas sobre las mentiras en comisión parlamentaria -y no solo-, por ejemplo, del expresidente del Gobierno, José María Aznar, sobre los atentados islamistas del 11-M o la financiación ilegal del PP; del ídem Mariano Rajoy sobre las cloacas muñidoras de la operación Catalunya o contra Podemos; del exministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, también sobre la operación Catalunya o la Kitchen; de la exsecretaria general del PP, exministra de Defensa y expresidenta de Castilla La-Mancha, Dolores de Cospedal, sobre sus reuniones con Villarejo para buscar munición contra los adversarios políticos (en su caso, enemigos), o del asimismo exministro de Defensa, Federico Trillo, sobre el accidente del Yak-42. En un intento por saltarse la ley de Hazte Oír, Podemos denunció a Aznar por mentir en el Congreso, pero la Audiencia Provincial de Madrid dictaminó que lo del expresidente eran "opiniones" nada más, y eso que ya estaba sentenciada la existencia de una caja B en el PP; que no se trataba de un informe policial que no prueba nada y, mucho menos, condena.
En definitiva, Cerdán puede darse por jodido, con perdón, y no solo porque sea un presunto corrupto, sino porque es un mentiroso del PSOE y eso es delito en el manual de la ultraderecha, el que manda. El mismo que explica también que el director de Gabinete de la presidenta Ayuso se ha de librar de delito por lanzar públicamente un bulo contra el fiscal general del Estado y mentir como testigo ante un magistrado obediente con la ley del delito para rojos. Como en su día se libró Rajoy con sus mentiras de testigo ante el juez Hurtado -sí, el mismo juez de la Gürtel que lo es también en la causa del novio de Ayuso contra el fiscal general- al negar la probadísima caja B del PP. Así lo confirmó el Tribunal Supremo en octubre de 2020, pero a Rajoy no le pasó nada; ni a Cascos ni a Arenas ni a García-Escudero, otros que tal mintieron, según el Supremo.
La Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, en su artículo 502.3 es bastante clara y recoge que: "El convocado ante una comisión parlamentaria de investigación faltare a la verdad en su testimonio, será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o multa de seis a doce meses". Asimismo, los testigos de un juicio -y no los acusados- tienen obligación de decir la verdad, según el artículo 458.1 del mismo Código Penal. Ambos artículos, no obstante, olvidaron el decisivo componente ideológico del delito (o no) de mentir; menos mal que en esta España nuestra, hay jueces que nos lo recuerdan constantemente.
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