domingo, 3 de febrero de 2019

O sea, España misma, Isaac Rosa: el pozo sin fondo en su propia salsa. Por eso engancha tanto, claro; es una mayoría absoluta frikipocera de sí misma y cuando se ha visto retratada mediáticamente en la tele, no ha habido forma de despegarla de la pantalla. En este plan está para Proyecto Hombre, colgada absolutely de su propio pozo sin fondo ni sustancia rentabilísimo (Villarejo, por ejemplo, sabe muy bien lo que vale un pozo canalizado desde los bajos fondos). Ains! Menos mal que para evitar "el mono" están los Goya como suplentes. Y si no, ¡siempre nos quedará Caracas! Por falta de pozos y de medios no será. Arrancar cuesta, pero cuando nos ponemos, nos ponemos a tutiplén, y a lo que sea, hasta el disparate más hipertrofiado si espreciso ¡faltaría más! Que no se diga que por nosotros no queda, xd!

En el pozo

Mineros, perforaciones, microvoladuras, horas agónicas hasta el rescate. Y todo en riguroso directo. No se lo pierdan



eldiario.es
En el pozo. RIKI BLANCO. En el pozo. RIKI BLANCO.
Sesenta centímetros. Esa es la distancia que a esta hora separa a los mineros de su objetivo, tan solo faltarían sesenta centímetros para completar el rescate. Han conseguido excavar ya más de tres metros de tierra, pero el último tramo se está resistiendo más de lo previsto. La aparición de otro bloque de cuarcita y pizarra ha obligado a una nueva microvoladura, lo que retrasará aún más el momento que millones de españoles aguardamos en vilo, con la respiración contenida, todos pendientes de ese pozo.
Recordemos que cada microvoladura supone añadir otras dos horas de trabajo, pues los artificieros deben preparar el explosivo, y después esperar a que se ventile el conducto. En este vídeo facilitado por la Guardia Civil pueden ver cómo es una microvoladura, un trabajo de gran precisión. De modo que las previsiones del equipo de rescate han vuelto a modificarse debido a la extrema dureza del suelo. La montaña manda, repiten una y otra vez, pero esos sesenta centímetros nos permiten albergar esperanzas. Son ya veinte horas de esfuerzo titánico, veinte horas lleva ese equipo de valientes mineros avanzando milímetro a milímetro, en condiciones muy difíciles, en un espacio reducido, trabajando con sus propias manos, y están cada vez más cerca de vencer la última pared. Aprovechamos la espera para hablar con un geólogo, que nos puede explicar cómo es el suelo en esa zona, por qué tanta dureza

Cincuenta centímetros. Fuentes del equipo de rescate nos confirman que se ha producido otro pequeño avance en la última hora, se encuentran ya a solo cincuenta centímetros, medio metro. Parece que esta puede ser la noche definitiva, nos encontraríamos por tanto en las últimas horas de una larga espera que, recordamos, empezó hace cuatro días, cuando se produjo el desgraciado accidente.
¿Llegarán a tiempo? Esa es la gran pregunta, para la que los expertos no se ponen de acuerdo. Los más pesimistas opinan que han pasado demasiados días, que una persona no puede aguantar tanto tiempo sin agua, y tampoco sabemos con cuánto oxígeno cuenta, ni si sufrió daños en el accidente. Los más optimistas hablan de la increíble capacidad que tiene el cuerpo humano para sobrevivir, adaptarse a las circunstancias más adversas, administrar sus reservas y agarrarse al mínimo hilo de vida. Sobra decir que nosotros estamos del lado de los optimistas, convencidos de que se va a producir el milagro, porque es muy fuerte, va a conseguir salir con vida y pronto estará con nosotros, en este mismo plató, para relatarnos su vivencia y recibir todo nuestro cariño.
Seguimos a la espera de novedades, aunque los responsables prefieren no dar más estimaciones de tiempo dada la dureza de la operación. Mientras los mineros hacen su trabajo, empujados por millones de personas que no dejan de enviar mensajes de ánimo por redes sociales, continúa la polémica sobre las circunstancias en que se produjo el accidente. Hay quien nos acusa de imprudencia, otros señalan a las autoridades por no haber clausurado el pozo, y la familia ha denunciado la tardanza en iniciar las tareas de rescate, la falta de medios en las primeros instantes, así como los bulos que ponían en duda que se encontrase en el interior del pozo.
Cuarenta centímetros. El delegado del gobierno acaba de confirmar un nuevo avance, nos encontramos cada vez más próximos al desenlace, que esperamos feliz y podría ser ya cuestión de muy pocas horas. Acabamos de saber también que un juzgado malagueño ha abierto una investigación sobre lo sucedido, y ha requerido a nuestra cadena para que le entreguemos el vídeo del momento en que se produjo el accidente, cosa que por supuesto haremos.
Por su parte, la federación de asociaciones de periodistas ha emitido un comunicado donde expresa todo su apoyo a la familia, y el deseo de que el rescate se complete pronto. Pero en el mismo aprovechan para lanzar una dura crítica hacia “ciertas prácticas periodísticas muy cuestionables, alejadas de los principios éticos y deontológicos propios del periodismo, y que no podemos aceptar pues además ponen en riesgo la vida de profesionales. No todo vale por conseguir audiencia”. No sé qué opinarán nuestros tertulianos, pero quizás no es el momento más adecuado para reprimendas, cuando todavía no sabemos en qué estado se encuentra una compañera que, recordemos, se limitó a hacer su trabajo, que no es otro que estar allí donde se produce la noticia, allí donde hay una historia que contar, para ofrecerles a ustedes, espectadores, la información más rigurosa. Ella hizo lo que cualquier otro profesional habría hecho: periodismo. Ni más, ni menos. Solo periodismo. Y por eso ahora está donde está.
Treinta centímetros, tan solo treinta centímetros pero un nuevo imprevisto puede prolongar un poco más esta agónica espera. Parece que va a ser necesaria otra microvoladura, lo que nos condena a otras dos largas horas de sufrimiento. Mientras tanto les contamos que la guardia civil, siguiendo órdenes del juez, va a tomar declaración al cámara que estaba con nuestra compañera cuando tuvo lugar el accidente. Suponemos que les contará lo mismo que ya relató en este mismo programa días atrás: que el derrumbe se produjo en el momento en que ella había conseguido llegar hasta el hueco donde en su día estuvo aprisionado el pequeño Julen. Nuestra compañera tenía medio cuerpo metido en el hueco, y el cámara se encontraba algo más atrás, al pie del estrecho túnel abierto por los mineros. “Graba aquí, corre, graba aquí”, fueron sus últimas palabras justo antes de que el techo del conducto se viniese abajo, bloqueando con un tapón rocoso la salida. Nuestro cámara no sufrió daños y pudo llegar a la superficie, mientras ella sigue atrapada allí desde entonces, a la espera de un milagro en el que no dejamos de creer.
Veinte centímetros, el avance es cada vez más lento, la tierra se resiste a soltar a nuestra compañera. Mientras esperamos nuevas informaciones desde la zona de operaciones, vamos a mostrarles una vez más la grabación de los instantes previos al accidente. Ahí pueden ver el momento en que nuestro equipo, ayudado por una retroexcavadora, aparta la plancha de seiscientos kilos con la que el pozo había quedado sellado tras el rescate del pequeño Julen. Las imágenes no son de gran calidad por la falta de luz, ya que era de noche y nuestros compañeros intentaban no llamar la atención, pero se aprecia claramente cómo los dos, periodista y cámara, se colocan los arneses de seguridad. Observen que también llevaban casco, pues las medidas de seguridad fueron máximas. Insistimos en ese punto frente a quienes acusan a nuestra cadena de temeridad y dicen que estamos dispuestos a todo por ganar un punto de audiencia. No es cierto, la seguridad de nuestros compañeros fue siempre la prioridad.
No solo iban protegidos con un arnés, y contaban con un equipo de cinco experimentados escaladores que dirigieron el descenso desde la superficie. Además, habían ensayado la maniobra previamente, en un pozo similar donde practicaron los movimientos de bajada y subida hasta dominarlos por completo, como pueden ver en este otro vídeo.
Estas imágenes corresponden al descenso definitivo, más de sesenta metros verticales hasta llegar al punto donde los mineros abrieron un mes antes la vía que comunicaba ese conducto con el pozo en que cayó el niño. Ahí pueden ver el angosto acceso, por el que nuestra periodista se desliza reptando, micrófono en mano, mientras el cámara aguarda detrás. “Graba aquí, corre, graba aquí”, dice cuando alcanza por fin el hueco, y es en ese momento cuando se viene abajo el techo levantando esa polvareda.
Diez centímetros, tan solo diez centímetros nos separan de reencontrarnos por fin con nuestra compañera. Aprovecho estos minutos de incertidumbre para preguntar a los tertulianos de nuestra mesa qué opinan de esas desafortunadas palabras de la ministra portavoz acusando a nuestra cadena de amarillismo. Supongo que coincidiréis conmigo en que son unas palabras inaceptables, que demuestran una total falta de sensibilidad hacia sus familiares y compañeros cuando estamos viviendo unos momentos tan duros. Es cierto que después ha intentado matizar sus palabras, pero no es la única que en las últimas horas ha criticado el comportamiento de nuestra compañera. ¿Qué opináis?
Traslado también la pregunta a nuestros espectadores, que pueden enviar sus mensajes y participar en la encuesta. ¿Es amarillismo querer mostrar aquello que las autoridades ocultan? ¿Por qué el gobierno no hizo público el vídeo del rescate de Julen, lo que habría hecho innecesario que tuviésemos que ser los periodistas quienes mostrásemos el interior del pozo? ¿Pretenden convencernos de que no tiene interés informativo? La mejor prueba de lo equivocados que están es el dato de audiencia de nuestro programa en las últimas horas. Hemos superado nuestra mejor marca histórica, gracias a ustedes, que están ahí y no se han separado de la pantalla desde hace cuatro días. Es innegable el interés que tiene para ustedes, y por eso nuestra compañera se ha jugado la vida: por ustedes. Podía haberse limitado a meter una cámara robótica en el pozo, como ya hizo otra televisión antes, y hoy estaría cómodamente sentada a esta mesa, pero ella quiso estar ahí, en primera línea, como siempre ha hecho, allí donde se produce la noticia. Se llama periodismo, y por eso está ella hoy donde está. En el pozo.
Pero nos vamos en directo a Totalán, donde ahora sí, nos comunican que los mineros han conseguido por fin abrir el último tramo de pared y por tanto habrían llegado hasta ella. Ahí tienen esas imágenes en directo del exterior del pozo, por donde esperamos ver salir a nuestra compañera en cualquier momento.

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