miércoles, 20 de febrero de 2019

Hablando de homeopatía, que es también, hablar de humanidad, empatía y sabiduría terapéuticas. Hoy es el Doctor Jorge Manresa quien nos pone al día en el tema candente de lucha de un sector cavernario del poder y el dinero, contra la homeopatía y las medicinas que la OMS califica de Tradicionales y Complementarias, a las que potencia y valora por su condición benefactora y curativa demostrada a lo largo de los siglos. No como otros métodos tan protocolario-terminators, y no miro a nadie...






¿Qué dice la OMS sobre la homeopatía?


 
Las siglas MTC (Medicina tradicional y complementaria), así definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), fusiona los términos “medicina tradicional” y “medicina complementaria”, y abarca productos, prácticas (homeopatía, acupuntura, quiropráctica, osteopatía…) y profesionales que las practican.

Con el fin de desarrollar una estrategia que acerque a la mayoría de la población de todos los países a los servicios sanitarios; la OMS desarrolló una  estrategia sobre medicina tradicional y complementaria a implementar entre los años 2002 y 2005.

Posteriormente, en respuesta a las conclusiones de la Asamblea Mundial de la Salud sobre medicina tradicional (WHA62.13) adoptada en 2009 que solicita se actualice el plan estratégico 2002-2005 de la OMS; esta reevalúa su estrategia y señala el deseable rumbo de la MTC para el próximo decenio en su  Estrategia sobre Medicina Tradicional 2014-2023, “sobre la base de los progresos realizados por los países y los nuevos problemas que se plantean actualmente en el campo de la medicina tradicional ya que la MTC, practicada en casi todos los países del mundo y cuya demanda va en aumento,  es una parte importante y con frecuencia subestimada de la atención de salud”.

Para la OMS, la Medicina Tradicional “es la suma total de losconocimientos, capacidades y prácticas basados en las teorías, creencias y experiencias propias de diferentes culturas, bien sean explicables o no, utilizadas para mantener la salud y prevenir, diagnosticar, mejorar o tratar enfermedades físicas y mentales”.
El término “Medicina complementaria” o “Medicina alternativa” alude, según la OMS,  a un amplio conjunto de prácticas de atención de salud que no forman parte de la tradición ni de la medicina convencional de un país dado ni están totalmente integradas en el sistema de salud predominante. 

Parte de la base de que muchos países reconocen en la actualidad la necesidad de elaborar un enfoque coherente e integral de la atención de salud, que facilite a los gobiernos, profesionales sanitarios y, muy especialmente, a los usuarios de servicios de salud, el acceso a una  MTC de calidad, segura, respetuosa, asequible y de eficacia comprobada.
Esto se consigue mediante la reglamentación de productos, prácticas y profesionales.
Los objetivos estratégicos de la OMS para el desarrollo de la Estrategia 2014-2023 pasarían por:

1.- El desarrollo de medidas políticas de integración de la MTC en los sistemas nacionales de salud mediante el desarrollo y la aplicación de políticas y programas nacionales sobre medicina tradicional.
 
2.- Promover la seguridad, eficacia y calidad de la medicina tradicional mediante la ampliación de la base de conocimientos y el asesoramiento sobre normas legales y de garantía de la calidad.
 
3.- Mejorar la disponibilidad y asequibilidad de la MTC a toda la población.

4.- Promover el uso terapéutico racional de la medicina tradicional entre los profesionales y los usuarios.
 
Estas directrices que resultarían obvias a cualquier lector son también denostadas, rechazadas y criminalizadas desde los sectores más sectarios e integristas de la sanidad de algunos pocos países.
Cuando viene bien para el discurso político-sanitario, echamos mano de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y sus directrices a la hora de reforzar nuestra argumentación aupándola al pedestal de máxima autoridad mundial en materia de salud, que lo es. En otras ocasiones y según intereses espurios, se rechaza de plano la opinión de los expertos sanitarios, científicos, epidemiólogos, expertos en salud pública, etc. que la componen, cuando no comparten nuestro criterio.

En esto los homeópatas tenemos experiencia en los últimos tiempos. Lo mismo se ataca a un médico homeópata con 30 años de ejercicio que a un premio Nobel, a un catedrático de universidad o a un periodista. Los argumentos en muchas ocasiones suelen ser zafios y desprovistos de la más mínima educación o consideración profesional; extrapolando el caso particular a una generalización de la clase sanitaria que la practica y estableciendo comparaciones del todo inasumibles por quienes utilizamos los medicamentos homeopáticos para enriquecer nuestra clínica diaria.

Aunque la tendencia social derive cada vez mas hacia una vida sana en la que la alimentación ecológica, el ejercicio físico y la prevención de las enfermedades se tiene mas presente; todo aquello que suene a “tradicional”, “natural” es atacado como poco científico por mucho que millones de personas a lo largo de la historia lo hayan puesto en práctica con buen resultado.
Resulta increíble desde cualquier punto de vista ver cómo la Organización Médica Colegial (OMC) que agrupa a los Colegios de Médicos de España,  con mas de 250.000 colegiados, cree en 2017 un Observatorio para “luchar de forma activa contra estas prácticas engañosas, fraudulentas y contrarias a la medicina científica, procedan de donde procedan y las oferte quien las oferte (médicos, otros sanitarios, charlatanes e intrusos)”; y que el Ministerio de Sanidad español presente un plan de lucha contra las que denomina pseudoterapias, sin que en ninguno de los dos estamentos (OMC y Ministerio de Sanidad) se haya consultado o planteado reuniones con los profesionales sanitarios interesados ni con sus usuarios; sino con asociaciones en supuesta defensa de los pacientes en las que no existe ni un solo profesional sanitario.
Entiendo perfectamente, como he escuchado en más de una ocasión a compañeros, que haya profesionales sanitarios que no tengan el más mínimo interés en completar su formación sanitaria con otras terapias o metodologías diagnósticas, pero de ahí al ataque desproporcionado y la negación sistemática a cualquier tipo de diálogo, hay un espacio de intolerancia sectaria impropio del tema de que se trata y de las instituciones que los representan.

Cuando a un Colegio de Médicos se le ha visto el más mínimo interés en perseguir el intrusismo. ¿Por qué la ministra de Sanidad se muestra tan sorprendida de que la mayoría de usuarios de homeopatía corresponda a mujeres con formación universitaria y que diga que es una situación que hay que corregir?, ¿alguna de ellas se lo ha solicitado?
No nos cansaremos de reclamar: educación, proporcionalidad, equidad, diálogo, respeto y ausencia de dudas sobre la capacitación de los profesionales debidamente formados.

Al margen de los países europeos en que los medicamentos homeopáticos están implantados, incluso dentro de los servicios sanitarios públicos,  y de la reiterada confirmación al gobierno español por parte de la Agencia Europea del Medicamento, de que no tiene la más mínima intención de modificar la situación legal de los mismos; nuestro Ministerio de Sanidad parece olvidar que en países nada sospechosos de ser descuidados con sus sistemas de salud (Alemania, Suiza, Francia, etc.) también cuentan con asesores científicos, expertos y ministros de sanidad que avalan el uso e inclusión de los medicamentos homeopáticos en la sanidad pública.

Basta ya de una actitud quijotesca totalmente desprovista de sentido y de una visión miope de la situación. Basta ya de aludir a informes como el del gobierno australiano en contra de la homeopatía, denunciado en los tribunales y sancionado como totalmente irregular en su factura. Basta ya de aprovechar cualquier irregularidad en el marco sanitario como cruzada contra la homeopatía; tienen ustedes problemas mucho más acuciantes que éste que solo ustedes y sus corifeos pretenden presentar como el gran problema de la salud pública española.

No amigos, no, no todo es placebo


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Si la mayoría de defensoras de la homeopatía son mujeres y universitarias no es por casualidad. La feminidad, -la energía Yinn, para los orientales-,  tiene bastante más desarrollado que la energía Yang (la masculinidad) el sentido común de la utilidad vital cotidiana, la sensatez, y más facilidad para pisar el suelo directamente sin que la seduzca con facilidad el look pavo real fashion de las apariencias, tambores y trompetas, a las que el Yang es bastante más proclive. Valoran sobre todo, los resultados in situ,  a toca teja, mucho más que las marcas y la publicidad o lo que que les cuentan y no conocen. Si además ese Yinn, ha estudiado, ha ido a la universidad y ha aprendido investigando lo que es una ciencia que se estudia desde la observación del experimento directo, es completamente natural que comprendan y asimilen mucho mejor las virtudes curativas del sistema homeopático, que yo preferiría llamar homeoterapia, porque es mucho más terapéutico que "pático", -un sufijo griego que significa dolor, padecimeinto, enfermedad. La idea de esa especialidad médica ya practicada y recomendada por Hipócrates, viene de su origen: que el principio dañino se convierta en medicina curativa, el mismo, por cierto que el de la vacuna, pero como en el caso de la homeología es en diluciones casi inapreciables, solo produce beneficios sin efectos secundarios molestos y mucho menos peligrosos.
Una mujer despierta y culta que descubre e investiga en sí misma esos beneficios, está claro que sabe lo que dice y lo que hace. Lo preocupante es que médicas como Montón y la actual ministra de Sanidad se emperren en negar la cara de la realidad que, no se sabe por qué, las fastidia de ese modo. Eso nos lleva a pensar qué tipo de estudios y de investigaciones habrán hecho, que tan poco las ha ayudado a madurar como científicas y estudiosas, yo diría que hasta como personas pues es imposible 'trocearnos' en los procesos intelectivos que son globalizantes en la mente y en el ánimo, es decir, en la conciencia, e  incapaces de desarrollar la más mínima curiosidad investigadora hacia esa parte de la ciencia que desprecian sin conocerla ni haberla experimentado, -de no ser así, no estarían en el plan que están: o bien cegadas por prejuicios que son el opuesto a la mera curiosidad analítica de la ciencia o bien, cegadas por el interés y la influencia dominante en el mercado de la enfermedad, donde el dolor y el sufrimiento son una gran inversión empresarial-. Y por ello hay tanto interés  económico en desprestigiar y desacreditar e incluso suprimir desde el poder político una ciencia que sana sin enfermar con secuelas, y por ello no incrementa el consumo de fármacos con efectos secundarios, y para colmo son unos preparados que cualquier médico o farmacéutica puede producir en su laboratorio, justamente a la medida y necesidad, dilución y dosificación personlizadas. Un verdadero regalo de la sabiduría universal y jamás un engaño ni una pseudociencia.
Para pseudociencia, la que nos vende gato por liebre, prometiendo salud y devolviendo enfermedad ampliada, con remedios tóxicos y solo eficaces de entrada con los síntomas hasta que saturan el organismo y bloquean sus defensas y su fortaleza natural y hasta creando adicción.
No es extraño, señora Ministra de Sanidad, que mujeres universitarias suelan darse cuenta de esos procesos y elijan después de experimentados diversos métodos, el que mejor las trata y las mantiene sanas. Y encima, sin arruinarles la salud, la dignidad, la autoestima ni el bolsillo.

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